
DESTRUCCIÓN. La minería ilegal arrasa con ríos y bosques de regiones como Amazonas, Loreto y Madre de Dios.
La minería se extiende en un contexto de creciente violencia y avance del crimen organizado en Perú. La superficie impactada por esta actividad creció un 2.325% en las últimas cuatro décadas, señala la Colección 3 de MapBiomas Perú, un proyecto de recolección de datos sobre cobertura y uso del suelo.
La Amazonía —que representa el 61% del territorio nacional— es el ecosistema donde más se ha extendido la actividad: pasó de 619,7 hectáreas, en 1985, a más de 97.000 hectáreas, en 2024. En otras palabras, se multiplicó 157 veces.
En 2024, solo Madre de Dios —la región megadiversa afectada por la deforestación y por la extracción ilegal del oro— concentraba más del 50% de la superficie minera nacional. Le siguieron Puno, Arequipa, Ica, Cajamarca y La Libertad, entre otras.
“Hay una transición entre cobertura natural y un uso que podría estar asociado a una presión [sobre los ecosistemas amazónicos], a una amenaza (...) La minería es el uso antrópico [actividad humana] predominante en cuestión de impactos”, explicó Andrea Bravo, coordinadora técnica de MapBiomas Perú, a OjoPúblico.
EXTRACCIÓN. En el río Santiago, región Amazonas, las dragas succionan el lecho de los ríos en busca de oro.
Foto: OjoPúblico / Renato Pajuelo
Aunque las imágenes satelitales analizadas no distinguen la minería formal, informal o ilegal, existen múltiples evidencias sobre el creciente avance de la extracción ilícita en la Amazonía, donde las dragas han tomado ríos como el Santiago y el Cenepa (Amazonas), el Nanay (Loreto) y arrasado con bosques en Madre de Dios. Al menos, 30 distritos de cinco regiones de la selva reportan esta actividad.
Madre de Dios concentraba más del 50% de la superficie minera nacional hasta el año pasado".
Renzo Piana, director ejecutivo del Instituto del Bien Común (IBC), subraya que la expansión de la minería ilegal ocurre en un escenario de incremento del precio del oro y la falta de gobernanza y control de estas actividades, como ocurre con el Registro Integral de Formalización Minera (Reinfo).
“[Hay una] altísima probabilidad de que [esto] se deba a la coyuntura política, impulsada desde diferentes instancias del Gobierno y el impacto nulo en el control de la minería ilegal, particularmente, en Madre de Dios (...) La deforestación ocasionada por el incremento de actividad minera continúa de forma acelerada”, explica.
Pérdida de vegetación
Perú perdió 4,1 millones de hectáreas de vegetación natural en los últimos 40 años. La cifra equivale a una reducción del 4% respecto a su extensión en 1985. Las actividades humanas, en contraparte, se extendieron a 4,6 millones de hectáreas, lo que representa un aumento de 44% respecto a la superficie inicial, según la Colección 3 de Cobertura y Uso de suelo de MapBiomas Perú.
El análisis —realizado por la Red MapBiomas Perú, iniciativa liderada por el Instituto del Bien Común (IBC)— precisa que el 79,1% del territorio nacional aún está cubierto por vegetación natural: bosques, manglares, pastizales y matorrales. El 32,5% restante presenta actividades humanas, como agricultura, pasto, plantaciones forestales, minería, al igual que áreas urbanas.

REPORTE. MapBiomas Perú identificó que, en 40 años, el país perdió 4,1 millones de hectáreas de vegetación natural.
Captura: MapBiomas Perú
Para el análisis, los especialistas segmentaron el territorio peruano en cuatro ecosistemas, a los que denominan biomas: Amazonía, Andes, Bosque Seco Ecuatorial y Desierto Costero.
La Amazonía es uno de los más afectados por el cambio en el uso del suelo: perdió 3 millones de hectáreas de vegetación natural, si se compara lo registrado en 1985 con lo de 2024.

IMPACTO. La Amazonía es el bioma con más superficie de vegetación perdida. El Bosque Secto Ecuatorial sufrió una pérdida superior de acuerdo a su tamaño.
Captura: MapBiomas Perú
El Bosque Seco Ecuatorial, pese a ser el bioma menos extenso, sufrió la mayor pérdida en relación a su territorio: 4,2% de su superficie. “A pesar de ser el más pequeño —solo abarca el 3% del país— es el que más ha perdido proporcionalmente”, señala Andrea Bravo, de MapBiomas Perú. Este bioma abarca la costa norte: Tumbes, Lambayeque y Piura.
Los Andes, mientras tanto, perdieron 1,2% de su vegetación natural y el Desierto Costero —principalmente, toda la franja costera— tuvo una reducción de 2,6%.
Los cultivos
En 2024, las áreas agropecuarias abarcaron 14,2 millones de hectáreas en el país. Esto equivale al 11% del territorio. Entre los cultivos que experimentaron mayor crecimiento, según MapBiomas Perú, figuran la palma aceitera, cuya extensión aumentó 1.062%, en comparación con 1985.
El crecimiento acelerado de esta actividad económica ha generado alertas por su vínculo con la pérdida de bosques. Desde hace más de 15 años, la fiscalía ambiental investiga presunto tráfico de tierras y daños ambientales en regiones como Ucayali.

PRODUCCIÓN. Entre 1985 y 2024, los cultivos de palma aceitera aumentaron un 1.062%, en comparación con 1985.
Foto: OjoPúblico / Aramís Castro
Otro cultivo cuya extensión se ha elevado es el arroz. En los últimos 40 años, pasó de 76.041 a 222.658 hectáreas. Es decir, 193% más que en 1985. Su distribución geográfica también ha cambiado de manera significativa.
En 1985 —año de inicio del análisis— el 54% de los cultivos estaba en el Desierto Costero. En 2024, en cambio, este bioma fue superado por la Amazonía, que concentró el 35% de la producción.
Perú perdió 4,1 millones de hectáreas de vegetación natural en los últimos 40 años".
César Santisteban Pérez, director general de Estadística, Seguimiento y Evaluación de Políticas del Ministerio de Desarrollo Agrario y Riesgo, refiere que la reducción de la superficie de arroz en la costa está vinculada a la disponibilidad del recurso hídrico.
“Los últimos años hemos pasado por microprocesos de sequías (...) Al haber menos agua, el productor decide sembrar menos arroz. Y el excedente de agua en la selva explica cómo hubo un proceso de reducción en la costa y un incremento o sostenimiento de la superficie sembrada de arroz [en la selva]”, dijo a este medio.
RIESGOS. La Amazonía tiene como principal amenaza el avance de la minería ilegal, que se ha extendido en, al menos, 30 distritos de cinco regiones.
Foto: OjoPúblico / Marco Garro
Según Andrea Bravo, ingeniera forestal de MapBiomas Perú, las amenazas pueden variar de acuerdo a cada bioma. “Vemos datos resaltantes del crecimiento urbano en el Desierto Costero. En la Amazonía, básicamente, es uso agropecuario y no se queda atrás la minería por su crecimiento exponencial”, añade.
“Una de las grandes diferencias entre el impacto de la minería —como se practica en Madre de Dios— frente a otras actividades que también producen cambio en la cobertura vegetal, como la agricultura, es que no solamente destruye la vegetación, sino, además, destruye el suelo por la forma en que se practica. Y, cuando se destruye el suelo, la posibilidad que tiene el bosque de recuperarse desaparece”, añade el ecólogo Renzo Piana.
Mirada regional y distrital
El análisis también presenta pérdidas de vegetación natural por región. Loreto (-613.000 hectáreas), Ucayali, (-595.000 ha) San Martín (-504.000 ha), Huánuco (-406.000 ha) y Madre de Dios (-296.000 ha) encabezan la lista con mayor pérdida en términos absolutos, si se compara 1985 y 2024.
Si se toma en cuenta la pérdida proporcional con relación al tamaño de cada región, las más afectadas son: Huánuco (-12,7%), San Martín (-11,6%), Cajamarca (-9,5%), Lambayeque (-7,6%) y Pasco (-6,3%). Entre las actividades asociadas a esta pérdida de cobertura vegetal destaca la agropecuaria.
“Es un mix entre temas agrícolas, pasturas y otros cultivos. Hay, también, ciertas limitaciones con los satélites que utilizamos, que son de Landsat de 30 metros para poder discriminar en algunos cultivos. Hemos logrado avances con cultivo de arroz, palma aceitera o plantaciones forestales. Todavía tenemos limitaciones para entrar a más detalle a otros cultivos”, cuenta Andrea Bravo.

CAMBIOS. En 479 distritos del Perú ya no predomina la vegetación natural, luego de que se elevará la superficie agropecuaria.
Captura: MapBiomas Perú
El cambio del uso del suelo también se refleja a nivel distrital, refiere el informe. En 1985, el 43% de los distritos eran principalmente agropecuarios. Sin embargo, esta cifra se elevó veinte puntos porcentuales (63%), el año pasado. Bajo esa línea, en 479 distritos ya no predomina la vegetación natural.
Un factor determinante en la transformación del territorio —detalla el informe— es la infraestructura urbana, la cual se expandió 236.353 hectáreas, entre 1985 y 2024. El Desierto Costero es el bioma con mayor expansión urbana. En este bioma, la vegetación con mayor presión es la de las lomas costeras: perdieron cerca de 23.000 hectáreas.
“Así como pasa en los humedales costeros, las lomas son ecosistemas frágiles que sufren cambios, pérdidas, producto de la expansión urbana y agrícola”, concluye William Llactayo León, director de monitoreo y evaluación de los recursos naturales del territorio del Ministerio del Ambiente.