De Brasil a Perú: el avance de la contagiosa variante identificada en Manaos

Desde que el Ministerio de Salud confirmó la presencia de la variante de Manaos del Sars-CoV-2 en nuestro país, el número de casos ha crecido en la triple frontera de Perú, Colombia y Brasil. Un reciente estudio realizado por investigadores del Instituto Oswaldo Cruz (Fiocruz) de Brasil señala que los adultos contagiados con la variante identificada en Manaos tienen una carga viral diez veces mayor que los adultos infectados con otras variantes del virus.

ALTO RIESGO. Las comunidades indígenas de Loreto solicitaron envío de medicinas y médicos para atender casos de Covid-19.

ALTO RIESGO. Las comunidades indígenas de Loreto solicitaron envío de medicinas y médicos para atender casos de Covid-19.

Foto: OjoPúblico/ Sebastián Castañeda

En la ciudad brasileña de Manaos, ubicada en la capital del estado de Amazonas, la aparición de la variante local del SARS-CoV-2 (P.1) originó el colapso del sistema sanitario. Desde que comenzó este año, cientos de personas mueren por falta de oxígeno en los hospitales, y otras decenas son trasladadas a ciudades vecinas debido a la falta de cama disponibles en los nosocomios. 

El rápido incremento de casos desde diciembre del 2020 ya había alertado a los médicos de Manaos: luego de atender a varios pacientes que se enfermaban por segunda vez de Covid-19, sospechaban del surgimiento de una nueva variante. Sin embargo, la confirmación demoraría unas semanas más. El 12 de enero, investigadores del Imperial College de Londres, la Universidad de Oxford y el Instituto de Medicina Tropical de la Universidad de Sao Paulo publicaron un artículo en Virological.org y describieron los hallazgos preliminares de un nuevo linaje emergente.

La variante P.1 circulaba hace varias semanas en territorio brasileño. Uno de los primeros lugares donde se identificó fue en Tabatinga, ciudad brasileña ubicada en la frontera con Colombia y Perú, a 37 horas de de Manaos en barco y a 30 minutos de Santa Rosa, el distrito peruano limítrofe. El río Amazonas separa esta triple frontera: Tabatinga (Brasil), Santa Rosa (Perú) y Leticia (Colombia). En enero, la Fundación Oswaldo Cruz (Fiocruz), del gobierno de Brasil, detectó en Tabatinga la nueva variante del virus, y desde entonces esta comenzó a extenderse con rapidez a los territorios vecinos de Colombia y Perú. 

Desde enero el único hospital de Tabatinga comenzó a llenarse de pacientes con Covid-19; mientras que a 1.100 kilómetros de allí, en Manaos, las autoridades locales decidieron trasladar a los enfermos a estados vecinos, como Acre, que a su vez limita con la región peruana de Madre de Dios. El domingo 7 de febrero, todas las camas UCI ya estaban ocupadas y los casos aumentaban exponencialmente. 

En la actualidad, aunque la cantidad de hospitalizados y fallecidos en el estado de Amazonas ha descendido, en Acre los casos continúan en ascenso. Pero hay otras crisis que golpean en esta frontera: el dengue, las inundaciones y una crisis migratoria de ciudadanos haitianos que buscan salir de Brasil. 

Un reciente estudio realizado por investigadores del Instituto Fiocruz señala que los adultos contagiados con la variante identificada en Manaos tienen una carga viral diez veces mayor que los adultos infectados con otras variantes del virus. De esa manera, también ocasiona que el virus se propague mucho más rápido.

 

La puerta de acceso del virus

 

La ciudad de Tabatinga está unida a Manaos y a Iquitos por el cauce del río Amazonas, que -como en la primera ola- ha sido también la ruta del contagio y transporte del virus, debido al intenso flujo de embarcaciones y pasajeros. Esta ciudad, Leticia (Colombia) y Santa Rosa (Perú) mantienen, históricamente, un flujo comercial bastante dinámico que no se detuvo ni en pandemia. Con las personas circulando, el virus también se desplazó libremente por las fronteras. 

De los 62 municipios del estado brasileño de Amazonas, solo la capital (Manaos) dispone de unidades de cuidados intensivos. Se trata de un estado de 1.571 millones de km2, un área comparable a los territorios de Perú y Ecuador juntos. Para Jesem Orellana, investigador de Fiocruz, pese a que la nueva variante se presenta más contagiosa, la situación en la triple frontera es menos preocupante que en Manaos. 

“El virus circula con más fuerza en ciudades con más de 100 mil habitantes, por medio del transporte colectivo y los centros comerciales. Por más que esté desorganizada [la triple frontera], uno no verá un patrón tan explosivo como en Manaos. El virus no tiene fuerza para circular en lugares así. Ese es un factor protector de las ciudades más pequeñas”, explicó a OjoPúblico

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FLUJO COMERCIAL. Jorge Pérez Rubio, de Orpio, contó que el tránsito fluvial en la triple frontera con Brasil y Colombia no se detuvo en pandemia. 
Foto: OjoPúblico/ Sebastián Castañeda

 

Sin embargo, Jorge Pérez Rubio, presidente de la Organización Regional de Pueblos Indígenas del Oriente (ORPIO), cree que esta situación podría ser diferente en unas semanas. “Las embarcaciones fluviales siguen operando sin control. Eso debe cambiar, debe haber mayor vigilancia, para cortar el flujo del virus que viaja con las personas. Esa zona es la puerta de acceso del coronavirus y su nueva variante”, dijo a OjoPúblico.  

En el Datem del Marañón, el apu kichwa Jaime Hualinga, de la comunidad indígena Nuevo Andoas, señaló que los contagios crecieron luego de que los habitantes fueron a las ciudades de Yurimaguas, Caballococha e Iquitos a cobrar su fondo de la AFP. “La mayoría ha trabajado en la petrolera [del lote 192] y han ido allá y se han contagiado. Además recibimos personas que ingresan por la frontera con Ecuador”, indicó.  

Los enfermos se atienden en casa, porque no hay lugares de aislamiento en la comunidad de Nuevo Andoas. “Queremos que nos atiendan”, pidió el apu kichwa. Otras etnias afectadas, precisó, son los achuar y los kandozi. “Hemos pedido a Perupetro que ponga en funcionamiento la planta de oxígeno del lote 192, pero hasta ahora no lo han hecho”, añadió. 

Los enfermos se atienden en casa, porque no hay lugares de aislamiento en Nuevo Andoas".

El apu Hualinga está asustado porque, durante la primera ola de la pandemia, se trataban con hierbas medicinales y sentían mejoría. Pero ahora, cuenta preocupado: “la Covid-19 es una enfermedad más letal; ya no la podemos combatir con nuestras hierbas”. En las últimas semanas de enero, aseguró Hualinga, murieron dos de sus habitantes, uno en Iquitos y otro cuando era trasladado de urgencia a San Lorenzo, la capital de la provincia del Datem del Marañón.   

“Necesitamos que nos envíen personal de salud especializado en casos de Covid-19, medicinas y oxígeno”, solicitó Hualinga a través del teléfono. El líder conversó con OjoPúblico y confirmó que los pueblos indígenas de Loreto vienen enfrentando una dura segunda ola de la pandemia. 

El 4 de febrero, la ministra de Salud, Pilar Mazzetti, confirmó que la variante brasileña del SARS-CoV-2 se encuentra en Huánuco, Loreto y Lima. De las muestras que recogió personal del Instituto Nacional de Salud (INS) en varias regiones del país, 12 contenían la nueva variante: seis de ellas correspondían a casos en Loreto, cuatro a Caballococha y dos a Iquitos. Otros cinco casos se identificaron en Huánuco y uno en Lima. Aunque, este último era un paciente de Caballococha que fue trasladado a la capital peruana.  

Las provincias con mayor cantidad de casos en Loreto son Maynas, Alto Amazonas y Ramón Castilla".

La provincia de Maynas, con su capital Iquitos, en Loreto, se encuentra con nivel de riesgo extremo y adopta estrictas medidas sanitarias. Del 1 de enero al 16 de marzo la Dirección Regional de Salud (Diresa) reportó en Loreto 11.920 contagios, la mitad de los cuales corresponde a adultos, de 30 a 59 años. En este mismo período, además, se registraron 710 fallecidos por el nuevo coronavirus. 

Las provincias que actualmente concentran la mayor cantidad de casos positivos en esta región amazónica son Maynas, Alto Amazonas y Ramón Castilla. Los contagios se incrementaron desde mediados de enero, con picos de más de 250 nuevos casos al día. “Las fiestas de fin de año, la Navidad, las visitas de familiares [en la triple frontera] hicieron que se desatara un incremento fuerte de casos”, explicó Carlos Álvarez, director de Epidemiología de la Diresa. 

 

Preocupación en los pueblos indígenas

 

En el Perú existen 55 pueblos indígenas: 4 en los Andes y 51 en la Amazonía. Según el Ministerio de Cultura, hay una población indígena total de 2’014.534 personas, agrupada en uno de los sectores con menos acceso a los servicios básicos: menos de la mitad (el 48%) tiene conexión a un sistema de desagüe, más del 30% no cuenta con agua potable permanente y de calidad y el 75,4% no tiene acceso a servicios de salud. 

De las etnias indígenas de Perú, los awajún y los Kichwaruna son los más afectados por la pandemia, hasta el momento. En Loreto hay 1.560 comunidades indígenas repartidas en 32 pueblos originarios. El Centro Nacional de Epidemiología, Prevención y Control de Enfermedades del Ministerio de Salud (Minsa) indicó en su última actualización, al 17 de marzo, que en la provincia de Ramón Castilla se han reportado 692 casos confirmados de indígenas con Covid-19. La mayoría de ellos se localizan en los distritos de Pebas y Yavarí. 

En Ramón Castilla los casos comenzaron a aumentar “desde la tercera semana de enero, cuando llegaban a Caballococha [capital de la provincia de Ramón Castilla] entre 1 y 2 enfermos que requerían ser hospitalizados”, dijo Carlos Álvarez, jefe de Epidemiología de la Diresa Loreto.  

Los awajún y los Kichwaruna son las etnias más afectadas por la pandemia, hasta el momento".

Una de las preocupaciones de Álvarez es que los indígenas -como en la primera ola- acudan a las ciudades para cobrar el bono que les otorgará el gobierno. Por eso, señaló que lanzarán campañas de sensibilización para evitar que las personas se movilicen hasta Caballococha, la ciudad donde hay bancos. 

“Está pasando como en la primera fase, cuando entró el virus y afectó las grandes ciudades primero: Iquitos, Yurimaguas, Caballococha, y de allí se desplazó a las localidades más alejadas, a las comunidades indígenas”, dijo Álvarez. “La diferencia es que ahora los contagios se incrementan con rapidez debido a la variante brasileña”. 

En Caballococha, capital de la provincia de Ramón Castilla, Cristhian Arteaga, gerente de la Red de Salud, dijo que el Minsa sí les informó que habían cuatro casos de la nueva variante en su territorio, pero no le dio nombres ni direcciones. “Ahora ya debe haber más [casos]”, indicó. El reporte del médico señala que a diario reciben entre 2 y 3 pacientes. “Hay 7 pacientes hospitalizados y muchos con tratamiento en sus casas”, añadió. 

Solo en los dos primeros meses de este año, en Caballococha se han detectado 250 positivos de Covid-19 y 14 personas fallecieron por esta enfermedad. “Estamos saliendo a buscar más casos, porque la mayoría de personas prefiere quedarse en sus casa. No viene al hospital”, contó Arteaga. 

 

El reto de inmunizar a las poblaciones indígenas

 

Para el sociólogo del campus Tabatinga de la Universidad Estatal de Amazonas (UEA), Pedro Rapozo, existe poca comunicación sobre la pandemia en las comunidades indígenas. Él integra la Red Transfronteriza Covid-19, conformada por investigadores de Brasil, Colombia y Perú, así como organizaciones indígenas. 

El sociólogo afirmó que en Brasil se han tomado medidas más rígidas en comparación a la primera ola. En Tabatinga, solo el comercio considerado esencial está autorizado. Las reuniones con más de diez personas están prohibidas. 

Raposo resaltó que la vacunación ya ha comenzado entre los indígenas brasileños. Sin embargo, criticó que la campaña del gobierno del presidente Jair Bolsonaro no incluya a indígenas que viven en las ciudades. Otro problema es que existe una corriente de desinformación por parte de pastores evangélicos, quienes alientan a no vacunarse.

La Defensoría solicitó al gobierno garantizar la distribución, entrega y aplicación de las vacunas en los pueblos indígenas". 

El estado de Amazonas tiene una población de alrededor 4 millones. Pero en enero pasado murieron 2.522 personas víctimas de la Covid-19. Fue el mes más trágico desde el inicio de la pandemia. Según el gobierno del estado de Amazonas, la nueva variante ha aumentado el número de hospitalizaciones de personas cuyas edades oscilan entre 20 y 59 años. 

“En marzo, abril y mayo de 2020 estábamos en el primer pico de la enfermedad, y la mayor proporción de los internados era personas mayores de 60 años. En 2021, los pacientes son, sobretodo, hombres más jóvenes”, explicó a OjoPúblico el presidente interino de la Fundación de Vigilancia en Salud, Cristiano Fernandes,quien asumió el cargo en enero  luego de que su antecesor falleciera de Covid-19. 

En Perú, la Defensoría del Pueblo, en su más reciente informe sobre el impacto de la Covid-19 en las comunidades indígenas, solicitó al gobierno garantizar la distribución, entrega y aplicación de las vacunas contra la COVID-19 para la población indígena andina y amazónica. Pidió, además, que la inmunización se realice en coordinación con las organizaciones indígenas; y que el estado garantice la continuidad del plan de intervención contra el coronavirus en zonas indígenas y presupuesto para dicho fin. 

El líder indígena, Jorge Pérez, dijo que el gobierno debe priorizar la vacuna para los pueblos indígenas. Según el cronograma del Ministerio de Salud, las comunidades indígenas serán inmunizadas en la segunda fase, este mes de marzo, pero todo dependerá de la disponibilidad de las vacunas. 

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