Emergencia silenciosa: servicios de salud mental para niños y adolescentes al límite

La interrupción de las clases presenciales, la dependencia a dispositivos electrónicos y la pérdida de familiares son los principales factores que aumentaron la vulnerabilidad de los menores a presentar problemas como depresión y ansiedad. En los primeros ocho meses del año, el Ministerio de Salud registró más de 950.000 atenciones a menores de 18 años. Esta cifra equivale al 82% de lo registrado en todo el 2021. Al aumento de la demanda se suma la poca cantidad de profesionales capacitados para la atención de esta población y las demoras en la asignación de citas.

SALUD MENTAL. En los primeros ocho meses del 2022, el Minsa registró más de 950.000 atenciones a menores de edad.

SALUD MENTAL. En los primeros ocho meses del 2022, el Minsa registró más de 950.000 atenciones a menores de edad.

Ilustración: Shutterstock

*Con colaboración de Alexander Lavilla

 

Desde que se han restablecido las consultas externas en los centros de salud, existe una sobredemanda de atención para afecciones distintas a la covid-19. Enfermedades, como el cáncer y la diabetes, se agudizaron en aquellas personas que no recibieron un diagnóstico temprano o descontinuaron sus tratamientos. Esta situación también se replicó en pacientes con trastornos mentales o afectivos.

“La realidad es un poco cruda. Las tasas de los principales problemas de salud mental, como ansiedad, depresión, trastorno de estrés postraumático, maltrato y abuso, han incrementado. Hay una demanda insatisfecha la mayor parte del tiempo, a pesar de que últimamente se le ha dado más preponderancia a la salud mental”, explica José Pablo Arias, psiquiatra especializado en niños y adolescentes del Instituto Nacional de Salud Mental Honorio Delgado – Hideyo Noguchi.

Más de tres meses en estricto confinamiento, una educación virtual accesible solo para quienes tienen los recursos y la muerte de familiares cercanos o que estaban a cargo de su cuidado constituyen un escenario que genera mayor vulnerabilidad para desencadenar problemas de salud mental en niños y adolescentes, agrega Dajhana Gómez, neuropsicóloga del Instituto Nacional de Salud del Niño (INSN).

En ese contexto, la cantidad de diagnósticos de trastornos de salud mental en menores de edad aumentó en 38% entre 2021 y el año previo. De acuerdo con información proporcionada por el área de Niñas, Niños y Adolescentes de la Dirección de Salud Mental del Ministerio de Salud (Minsa), la cantidad de pacientes menores de 18 años con algún tipo de diagnóstico de este tipo pasó de 267.061, en 2020; a 368.968, en 2021, y 307.997 hasta agosto de este año.

A pesar de esta tendencia ascendente, si se comparan las cifras con las registradas en 2019, se evidencia que los casos identificados son notablemente inferiores: hace tres años, el total de pacientes diagnosticados con algún trastorno fue de 597.018. Esto demuestra que la capacidad de diagnóstico del Minsa aún no alcanza los niveles previos a la pandemia. El ministerio ha reabierto los servicios, pero aún no está teniendo el alcance que debería.

Los datos del Minsa muestran que, hasta agosto de 2022, el 8,3% de los casos atendidos en niños y adolescentes estuvieron relacionados a síntomas depresivos, el 7,3% a síntomas ansiosos, el 3% acudieron por estrés y el 16,6% por maltratos y agresiones. Estas cifras son superiores a las registradas antes de la emergencia sanitaria. Del total de casos de menores de edad atendidos en 2019, el 5,8% fueron por síntomas depresivos, el 5,5% por síntomas ansiosos, el 1,5% por estrés y el 12,1% por maltratos y agresiones.

“La pandemia ha sido como una especie de olla a presión. Es innegable que los problemas de salud mental en la niñez y en la adolescencia estaban presentes desde antes y, quizás, han sido un poco subestimados en términos de cifras. Pero la emergencia sanitaria ha generado más demanda, tanto para adultos cuidadores como para niños y adolescentes”, afirmó María Lourdes Tavera, psicóloga y consultora de salud adolescente en Unicef.

En la población en general (niños, adolescentes, adultos y adultos mayores), la cantidad de atenciones no han recuperado el ritmo registrado previo a la pandemia. En 2019, los establecimientos de salud del Minsa atendieron 1’333.876 consultas considerando solo casos de trastornos mentales y del comportamiento, síndrome de maltrato y lesiones autoinfligidas. En 2020, en cambio, los casos atendidos fueron solo 979.121 y, entre enero y setiembre de 2021, apenas 960.285, según información proporcionada por la Asociación de Psiquiatras del Perú.

“Vemos que la recuperación ha sido lenta y que, durante los primeros años de la pandemia, no hubo una intervención oportuna. La tendencia a tener más pacientes se va a retomar. Eso se debe a que el sistema comienza a trabajar en su máximo de capacidad, pero no significa que estemos resolviendo más problemas, porque hay porcentaje de la población que tiene problemas de salud mental y no va a acudir a un establecimiento de salud”, precisó Juan Carlos Ocampo, psiquiatra especializado en niños y adolescentes de la Asociación de Psiquiatras del Perú.

Nos falta todavía fortalecer equipos, incrementar centros de salud mental y los centros del primer nivel”, dijo July Caballero.

Al incremento de diagnósticos y consultas registrados en los últimos dos años y el lento restablecimiento de las atenciones en salud mental durante la pandemia, se suma los recursos aún escasos con los que cuenta el Minsa.

Entre enero y agosto de 2022, se han realizado más de 3 millones de atenciones a personas de todas las edades por consultas externas en los establecimientos de dicha entidad y en los gobiernos regionales. Esta alta demanda de atenciones recayó en solo 4.132 psicólogos y 593 psiquiatras que trabajan en el sector público, de acuerdo con información proporcionada por Yuri Cutipe, director de Salud Mental del ministerio.

A nivel nacional existen más 40.000 profesionales registrados en el Colegio de Psiquiatras del Perú. Aunque muchos de ellos trabajan en establecimientos de salud del Minsa, EsSalud y de las Fuerzas Armadas, la mayoría se encuentran en las grandes ciudades del país y trabajan en el sector privado, donde las consultas superan los S/100.

Si bien en la última década el Estado ha realizado esfuerzos para mejorar la atención de la salud mental, los especialistas en psicología aseguran que se necesita más inversión. Este año, el país ha invertido, en promedio, USD 5 por cada habitante para la atención de su salud mental, según información proporcionada por Yuri Cutipé.

Dicho monto es más del doble del destinado en 2013 (USD 1,9) y está por encima del promedio invertido en los países de ingresos medios-altos (USD 3,3). Pero aún es inferior a la media del continente americano (USD 7,8), de acuerdo a la Organización Mundial de la Salud.

Especialistas consultados por OjoPúblico coinciden en la importancia de dar prioridad a la salud mental especializada en niñas, niños y adolescentes. “Un elemento importante es la disponibilidad de las atenciones adaptadas a menores de edad. Los servicios de salud tienen que estar preparados para recibir las distintas demandas y con un enfoque en el ciclo de vida. No es lo mismo atender a un adolescente que atender a un niño”, remarcó María Lourdes Tavera.

 

Aumenta la demanda

La salud mental, en general, está en emergencia. Los especialistas consultados aseguran que la incidencia de problemas de salud mental en la población se ha incrementado a más de dos años de pandemia. Esta percepción coincide con los datos recabados en investigaciones realizadas en el país durante los últimos años.

En 2011, un estudio del Instituto Nacional de Salud Mental Honorio Delgado – Hideyo Noguchi encontró que uno de cada ocho niñas, niños y adolescentes podría sufrir un problema de salud mental en algún momento de su desarrollo. Si entonces, la cifra parecía preocupante, el problema se ha agravado: otro estudio, realizado en 2020 por el Minsa y Unicef, encontró que uno de cada tres menores de entre 6 y 17 años presentaba algún problema de salud mental en el contexto de la pandemia por covid-19.

El aumento de este tipo de afecciones también se refleja en el incremento en las atenciones realizadas entre 2021 y 2022. Solo en los ocho primeros meses de 2022, el Minsa ha realizado 950.190 atenciones de salud mental a menores de 18 años en los servicios de consulta externa del Minsa y los gobiernos regionales del país. Esta cifra equivale al 82,3% de las atenciones realizadas en todo el 2021 (1’153.494), de acuerdo con información proporcionada por el ministerio.

Foto: Minsa

INCREMENTO. Entre 2020 y 2021, la cantidad de diagnósticos vinculados a trastornos aumentó 38%.
Foto: Minsa

 

Durante la pandemia, el Minsa implementó, además, un servicio telefónico de orientaciones en salud mental, conocido como la línea 113 opción 5. La entidad informó a OjoPúblico que, desde enero a agosto de 2022, recibieron 1.613 consultas sobre menores de entre 0 y 17 años. La cifra representa el 54,2% de las llamadas recibidas en todo el 2021 (2.973).

Los principales motivos de las consultas telefónicas fueron el estrés, síndrome depresivo y/o ansioso y conflicto. A nivel general, de acuerdo con los registros de llamada del servicio, las consultas vinculadas a menores de edad representan el 2,63% del total de consultas recibidas en 2021 y el 3,21% de las del 2022, si se comparan con otros grupos etarios. Esta proporción es significativamente menor a la registrada en las consultas presenciales de los establecimientos del Minsa y de los gobiernos regionales, donde la población menor de edad representó el 27,3% en 2021 y el 30,4% en 2022.

 

Recursos insuficientes

Es innegable que el Estado ha reforzado sus capacidades de atención en salud mental. En el país, actualmente hay 208 centros de salud mental comunitarios (CSMC) en funcionamiento. Es decir, nueve veces más que los que existían en 2015 (23). Además, otros 40 centros de este tipo se encuentran en proceso de implementación.

A la fecha, también existen 30 unidades de hospitalización y 56 hogares protegidos. Estas cifras implican el doble de los hospitales (14) y más de nueve veces la cantidad de hogares (6) que había hace siete años en el país. Sin embargo, los avances son muy inferiores a lo esperado.

En 2015, el Minsa anunció que, para 2021, tendrían 281 CSMC. Pero, a un año de esa fecha, todavía presentan un déficit de 73 centros. Por eso —señala July Caballero, representante del Minsa—, la oferta es insuficiente.

“No se dan abasto porque deberían ser 280 [centros]. Eso se planteó antes de la pandemia y antes de que la prevalencia de problemas de salud mental se incrementara. Definitivamente, nos falta todavía fortalecer equipos, incrementar centros de salud mental y no solo eso, sino también los centros del primer nivel”, afirmó. No obstante, la especialista destacó que la creación de los CSMC ha ayudado a acercar la atención a las regiones, donde antes el servicio era muy precario.

Lima y Callao concentran el 36,4% de psicólogos que atienden a los pacientes del Minsa”, sostuvo Risof Solis.

Aunque los CSMC en las regiones representan un gran avance, la llegada al público aún no es homogénea. Según información del Minsa, si se toma en cuenta la cantidad de centros de salud comunitario y la de habitantes por región, solo en siete zonas del país más del 60% de su población tiene acceso a un centro comunitario: Amazonas, Madre de Dios, Junín, Huancavelica, Apurímac, Moquegua y Tacna.

En otras 14 regiones (Tumbes, Piura, Lambayeque, La Libertad, Loreto, Ucayali, Huánuco, Pasco, Lima, Ica, Ayacucho, Cusco, Puno y Arequipa), mientras tanto, entre el 30% y el 59% puede acceder a estos establecimientos. Y, por último, hay cuatro regiones (Cajamarca, San Martín, Áncash y Callao) donde menos del 29% de los habitantes tienen la posibilidad de atenderse en los CSMC.

De hecho, el acceso a los centros comunitarios muchas veces requiere de otro trámite burocrático: la transferencia desde un centro de salud de primer nivel de atención. El pasado martes 13 de setiembre, Salonidas, un vecino de San Martín de Porres, se acercó al Instituto de Salud Mental Noguchi para sacar una cita para su sobrina. Luego de un intercambio de palabras con el personal de seguridad, salió del establecimiento con un papel en mano.

“Hace unos meses, la atendieron acá por emergencias. Ahora he venido a sacar cita con el doctor para que siga con su tratamiento, pero me dicen que tengo que ir a la posta y pedir una referencia”, contó a OjoPúblico. La hoja que llevaba describía los pasos que deben seguir los pacientes que requieren atención en el hospital de salud mental.

Para acceder a los servicios, las personas que tienen el Seguro Integral de Salud (SIS) deben pasar, primero, por consulta externa en una posta médica. Luego, de ser necesaria la atención en salud mental, los transfieren a un CSMC. Y, finalmente, si requieren de un tratamiento especializado, los refieren a uno de los grandes hospitales de salud mental, como el Instituto Nacional de Salud Mental Noguchi.

Foto: Minsa

INSUFICIENTE. A la fecha, no se ha cumplido el objetivo de contar con 281 centros de salud mental comunitarios.
Foto: Minsa

 

En el caso de personas que cuentan con un seguro diferente al SIS, como EsSalud, deberán sacar cita directamente a los CSMC y pagar un monto que oscila entre los S/8 y S/15 dependiendo del tipo de atención (psicología, psiquiatría, terapia del lenguaje o terapia ocupacional).

De acuerdo con el psiquiatra Juan Carlos Ocampo, a pesar de que los centros de salud ayudan a aliviar la carga que llega a los hospitales, el primer nivel de atención puede representar un obstáculo. “Ese trayecto de ir de un centro de salud [del primer nivel] a un centro de salud comunitario y a un hospital es engorroso en algunos aspectos, pues toma tiempo por el tema de la referencias”, detalló.

Recientemente, OjoPúblico informó, además, que el personal de las postas médicas es insuficiente para atender la demanda. Esto se replica, también, en los grandes hospitales de salud mental. Según Miguel Ángel Vallejos, decano del Colegio de Psicólogos del Perú, debido al aumento en la necesidad de atención, las citas se brindan con una espera de entre un mes, y un mes y medio.

José Pablo Arias confirmó esta situación y explicó que, actualmente, en el instituto Noguchi las citas se dan para noviembre. El especialista detalló que la atención para lo que resta de setiembre y octubre ya está copada, pero resaltó que sí atienden los casos que ingresan por emergencias.

“Ahorita, manejamos 12 camas para hospitalización en caso de urgencia y, sí, estamos completamente copados, pero no hay una lista de espera de pacientes que requieran ser hospitalizados. Estamos a tope, pero no estamos desbordados. Si damos de alta a un adolescente, seguro que ya está entrando uno nuevo”, dijo.

La demora en las citas expone a las personas a buscar otros servicios de atención, como los centros de salud privados. Sin embargo, el acceso a los mismos se ve restringido por los altos costos. Dajhana Gómez, especialista del INSN, explicó que las tarifas de la atención psicológica privada varían según la preparación y la especialización del profesional que ofrece el servicio.

En esa línea, indicó que las tarifas pueden variar entre los S/80 y S/100 soles en psicólogos recién egresados y entre S/150 y S/250 entre aquellos que cuentan con una formación especializada. OjoPúblico corroboró que la atención en establecimientos de salud privados cuesta alrededor de S/100. Por ejemplo, en la Clínica Internacional la cita cuesta S/118 y se realiza en cualquiera de sus dos sedes de San Borja y Surco.

En paralelo, la modalidad de telemedicina proliferó durante la pandemia como una respuesta al aislamiento social y el riesgo de contagio de covid-19. Sin embargo, a más de dos años de emergencia sanitaria y con la mayoría de actividades normalizadas, existen centros de salud que no han retomado la atención presencial en psicología. Tal es el caso de la Clínica Delgado, de la red Auna, en donde la consulta en dicha especialidad solo se ofrece de manera virtual por el costo de S/250.

 

Personal insuficiente

Más de 300.000 niñas, niños y adolescentes diagnosticados con algún tipo de trastorno dependieron de la atención del área de salud mental del Minsa en los primeros ocho meses del 2022. Esta cantidad de pacientes es 70 veces superior a la profesionales disponibles en el sector, incluso si se considera a los especialistas que atienden a todas las edades.

De acuerdo con información proporcionada por Yuri Cutipé, hay 4.132 profesionales de psicología que trabajan en las instituciones del ministerio y los gobiernos regionales. “Todavía el país tiene que hacer mayores esfuerzos para dotar de profesionales de psicología a los centros de salud” dijo el representante del Minsa a OjoPúblico.

Si se suma los recursos disponibles en EsSalud, Fuerzas Armadas y establecimientos de salud privados, el escenario es más esperanzador. El Colegio de Psicólogos del Perú registra 47.615 profesionales colegiados dedicados a la atención de pacientes en general.

Foto: Andina

DEMANDA. Solo 4.132 psicólogos y 593 psiquiatras estuvieron a cargo de las más de 3 millones de atenciones realizadas por el Minsa en lo que va de 2022.
Foto: Andina

 

El decano Miguel Ángel Vallejos remarcó, además, que existen alrededor de 200.000 estudiantes de Psicología que egresarán en los próximos años. “De acá a cinco años, por lo menos, la cantidad de colegiados se duplicará porque Psicología se ha convertido en una carrera importante”, dijo.

Aún así el Perú tiene una de las tasas más altas de psicólogos por cada 100.000 habitantes de todas las edades en la región: 17,5 de estos profesionales. Esta cantidad es 84% mayor a la media registrada en América del Sur al 2020 (4,6), según la Organización Mundial de la Salud.

Sin embargo, los profesionales se encuentran mal distribuidos a lo largo del país, de acuerdo con Risof Solis, epidemiólogo de EsSalud. El especialista explicó, en la presentación del libro Estado situacional de la depresión en el Perú, que Lima y Callao concentran el 36,4% de psicólogos que atienden a los pacientes (niños y adultos) del sistema público. Además, como ejemplo de la disparidad entre regiones, comentó que Arequipa cuenta con 58,2 psicólogos por cada 100.000 habitantes, mientras que Loreto solo con 8,4.

La situación se repite en otras 10 regiones, donde, según información del Minsa, la cantidad de psicólogos por cada 100.000 habitantes de todas las edades está por debajo del promedio nacional de 17,5 profesionales. Cusco (14,5), Lambayeque (13,3), Piura (13,3), Puno (13,1), Ucayali (13), La Libertad (11,1), Ancash (10,5), Cajamarca (10), Loreto (9,4) y San Martín (9,3) son los departamentos con menor cantidad de especialistas.

Estas disparidades, explicó la representante del Minsa July Caballero, pueden ocasionar que haya centros comunitarios de salud mental en algunas regiones que no cuenten con personal para atender servicios específicos, como el de prevención y control de problemas y trastornos de la infancia y adolescencia. “En las regiones más alejadas, hay más carencia [de profesionales]. Hay zonas donde, con las justas, hay un psiquiatra para el [centro] comunitario”, señaló.

Precisamente, si se analiza la cantidad de psiquiatras en el país, el escenario es más crítico. Según información brindada por Yuri Cutipé, hay 593 psiquiatras trabajando en los establecimientos de salud del Minsa para atender al público en general: 14 en el primer nivel de atención, 239 en los 208 centros de salud comunitarios, 93 en los niveles de segundo nivel y 247 en el tercer nivel.

La alta demanda de atenciones recayó en solo 4.132 psicólogos y 593 psiquiatras que trabajan en el sector público".

Esta cantidad representa una tasa de 3,5 psiquiatras por cada 100.000 habitantes de todas las edades, una cifra superior al promedio de América del Sur (1,9). No obstante, como destacó Risof Solis, tres hospitales de Lima (el Instituto de Salud Mental Noguchi, el Hospital Hermilio Baldizán y el Hospital Víctor Larco Herrera) concentran al 48,2% de dichos profesionales en el sector público.

“La mayoría de ellos están concentrados en las grandes ciudades, principalmente, Lima y Trujillo”, explicó Juan Carlos Ocampo. Además, el especialista destacó que es más difícil encontrar profesionales enfocados en la atención especializada en menores de edad.

“Avanzar en infraestructura de por sí tampoco ayuda si no tienes personal. Hay brechas en recursos humanos, pues todos los centros de salud mental no tienen psicólogos, terapeutas ni psiquiatras generales, y ni hablar de psiquiatría de niños y adolescentes porque es una vergüenza”, remarcó.

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