
INICIATIVA. Los padres de la Institución Educativa 133, en el distrito de Curasco, Apurímac, han implementado bibliotecas en aulas y en sus casas con libros donados.
Nancy Huarachi, subdirectora de la escuela El Gran Amauta, en Arequipa, recuerda que la última vez que el Ministerio de Educación les entregó libros para la biblioteca escolar fue hace 10 años. Desde el 2015, el colegio solo recibe los textos de la educación regular para cada alumno.
Dos estantes en la oficina de dirección albergan cerca de 100 libros, en su mayoría cuentos infantiles. Están distribuidos en ese espacio porque no existe un ambiente adecuado para implementar una sala de lectura. El área es tan reducida que apenas pueden ingresar tres adultos al mismo tiempo.
En 2022, más de 600 estudiantes de este colegio fueron trasladados a aulas prefabricadas, luego de que el Gobierno Regional de Arequipa anunciara la reconstrucción del edificio principal, en el distrito arequipeño de Miraflores.
Desde entonces, las clases se desarrollan en espacios provisionales, mientras la obra permanece inconclusa, pese a que su entrega estaba prevista para diciembre de 2023. Según un informe de la Contraloría, la obra —ejecutada de forma directa por el gobierno local— se aplazó más de dos años y medio.
Menos del 8% de colegios públicos tienen una biblioteca escolar. En los privados, la situación es peor: menos del 1% cuenta con una".
La precariedad se repite en las bibliotecas de la mayoría de los colegios peruanos. De acuerdo al Censo Educativo de 2024, solo el 8% de colegios públicos tiene una biblioteca escolar. En los privados, la situación es peor: menos del 1% cuenta con una.
Ante la carencia de espacios de lectura en las aulas, las bibliotecas municipales deberían ser una alternativa para los estudiantes, pero la situación se repite: según el Registro Nacional de Municipalidades (Renamu), en 2022, solo el 23% de las municipalidades distritales y provinciales contaban con alguna biblioteca implementada.
Desde 2016, estos espacios se han reducido en casi 14 puntos porcentuales. En 2024, el 95% de los municipios declararon no contar con una biblioteca, según el Renamu. En otras palabras, apenas el 5% de gobiernos locales contaban con espacios de ese tipo hasta el año pasado.

PRECARIO. La estantería de la Institución Educativa El Gran Amauta de Arequipa muestra los escasos libros con los que cuestan sus estudiantes.
Foto: OjoPúblico / Fiorella Montaño
Las bibliotecas y la comprensión lectora
Carmen Concha Tenorio, directora general de la Dirección General de Educación Básica Regular del Ministerio de Educación (Minedu), explica que los estudiantes con mayores oportunidades de lectura tienen más predisposición para los aprendizajes.
Una de las principales estrategias del Minedu para promover este hábito es el Plan Lector, creado en 2006. Entre sus componentes, se encuentran las bibliotecas de aula y las bibliotecas escolares.
En las primeras, por lo general, se emplean cuadernos de trabajo repartidos por el ministerio. Las bibliotecas escolares, en cambio, tienen diversos tipos de libros, recursos audiovisuales, digitales y materiales didácticos, que están disponibles tanto para estudiantes como para docentes.
La implementación de las bibliotecas escolares está, principalmente, a cargo del Minedu. La Biblioteca Nacional del Perú (BNP) y el Ministerio de Cultura (Mincul) también tienen responsabilidades en la definición de lineamientos y el fortalecimiento del sistema nacional de bibliotecas escolares. La BNP, adscrita al Mincul, es el ente rector del Sistema Nacional de Bibliotecas.
En las escuelas públicas con biblioteca, casi el 99% cuenta con áreas menores a los 72 m2".
Desde 2019, según el Decreto de Urgencia 003-2019, se destina un presupuesto anual de S/16 millones para implementar bibliotecas. Sin embargo, este no siempre se emplea con esa finalidad, de acuerdo a información oficial.
Por ejemplo, en 2024, la inversión en textos escolares fue de S/9'980.837. Poco más del 70% de ese dinero se usó en la compra de textos que se reparten entre los escolares; el 24%, en libros para las bibliotecas de aula; y el 5% se destinó a la implementación de textos para las bibliotecas escolares.
Para este año, se prevé una inversión mayor: S/17'447.468. Aunque la mayoría de los recursos corresponden a textos escolares (alrededor del 52%), el monto destinado a las bibliotecas escolares ha aumentado a un 35%. El 12% restante corresponde a la implementación de textos en las bibliotecas de aula.
Carmen Concha explica que, a veces, no se concretan las compras de libros que están estipuladas en la norma porque surgen otras demandas urgentes, como la habilitación de colegios. Solo en Lima más de 400 locales educativos son catalogados como de alto y muy alto riesgo, según la Defensoría del Pueblo.
“Ahorita, por ejemplo, hay mucha demanda en cuanto a infraestructura. Necesitas tener las condiciones para tener una biblioteca: si no va a haber el espacio físico ni las condiciones, los materiales se van a deteriorar con mucha facilidad”, señala.
Aunque cerca del 8% de los colegios públicos y el 1% de los privados declararon tener una biblioteca, las condiciones de estos espacios son, en su mayoría, reducidas.
En las escuelas públicas con biblioteca, por ejemplo, más del 98% cuenta con áreas menores a los 72 m2; cerca del 2% tiene espacios mayores a 90 m2 y el 0,14% superiores a los 120 m2.
La situación es similar en las escuelas particulares. Alrededor del 85% de ellas tienen espacios de menos de 72 m2; solo el 12% tiene áreas de 90 m2 o más, y apenas el 2%, espacios de 120 m2 en adelante.

APOYO. La biblioteca de la comunidad de Bena Jema, en Ucayali, ha sido implementada con donaciones.
Foto: OjoPúblico / David Díaz
La información es declarada por los directores de las instituciones. Esta, en opinión de Carmen Concha, es una deficiencia del censo, pues los resultados dependen de su percepción. Para 2025, el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI) estará a cargo del recojo de datos.
Otra falla que dificulta el diagnóstico del estado de las bibliotecas escolares en el ámbito nacional es la falta de definición clara de estos espacios. Recién en marzo de 2025, la Biblioteca Nacional del Perú aprobó los lineamientos para la implementación y funcionamiento de las bibliotecas escolares en todos los colegios de Educación Básica Regular.
Lucio Castro, secretario general del Sindicato Único de Trabajadores en la Educación del Perú (Sutep), señaló que el espacio de las bibliotecas escolares se ha ido reduciendo, al igual que las plazas asignadas al personal encargado de atenderlas. “Actualmente, hay pocas personas dedicadas exclusivamente a las bibliotecas. Cuando fallecen, no se nombra a nadie en su reemplazo”, dijo.
Resultados generales y esfuerzos particulares
Para medir los resultados de comprensión lectora se utiliza la Evaluación Nacional de Logros de Aprendizaje (ENLA). En 2024 hubo un descenso en la comprensión lectora de menores de cuarto y sexto de primaria. También hubo un retroceso en aprendizaje de escolares de colegios privados.
En Apurímac, donde los resultados regionales señalan que la mayoría de los estudiantes no alcanza un resultado satisfactorio (menos del 34% obtuvo ese nivel), el docente de inicial Danny Bernales Sotomayor, de la Institución Educativa 133 del distrito de Curasco, ha implementado una biblioteca de aula con libros donados.
La expresividad de sus alumnos ha mejorado con la lectura, gracias a la implementación de la biblioteca, comenta el docente: “Ahora [los niños] recomiendan libros, también hablan sobre los mensajes que aprenden”, cuenta Bernales Sotomayor, quien escucha las evaluaciones que sus estudiantes realizan tras finalizar la lectura de un texto.
Además de la implementación de la biblioteca de aula, la estrategia diseñada por el docente, denominada Ayllupi ñawinchay (Lectura en familia), busca involucrar a la familia en la práctica de la lectura, explicó. Cada miércoles, los padres asisten al colegio y leen con sus hijos. También visitan la radio comunal para hablar sobre su lectura.
“Estamos haciendo ese proceso porque no solamente basta con implementar una biblioteca, sino que tenemos que ver de qué manera hacemos que los niños se acerquen a los libros”, reflexiona el profesor.
La deficiencia en la implementación de bibliotecas escolares en zonas rurales ha generado la movilización de docentes como Danny Bernales y de otras instituciones. Es el caso de la Organización Intercultural Bari Wesna, de Ucayali, que ha implementado una biblioteca bilingüe en la comunidad Bena Jema, en el distrito de Yarinacocha, cuyos miembros son de origen shipibo-conibo.
Evany Díaz, parte del equipo técnico de Bari Wesna, indicó que han reunido más de 1.000 libros donados en la biblioteca, a la que acuden, principalmente, niños. Ahora, la meta es lograr que un docente trabaje de forma permanente en este espacio, para que el tiempo de atención sea mayor.

DEFENSORA. La biblioteca de Bena Jema tiene libros en español y en shipibo-conibo. Atiende, principalmente, a niños de la comunidad.
Foto: OjoPúblico / David Díaz
Decisiones políticas
Iniciativas como Ayllupi ñawinchay han buscado el apoyo de gobiernos locales sin buenos resultados. Danny Bernales contó que, el año pasado, durante una sesión de concejo en Curasco, se aprobó implementar kioscos de lectura en la plaza del distrito para acercar la lectura a la comunidad. El presupuesto ya estaba destinado, pero la iniciativa no se ejecutó.
Depende del interés personal del alcalde de turno que las bibliotecas públicas se implementen y garanticen su continuidad en cada gestión. Muestra de ello es que, en 2024, el 95% de municipios declararon no contar con una, según el Renamu.
Narvi Valencia Boja, encargada de la Biblioteca Municipal de Arequipa, dice que, en sus 40 años como trabajadora municipal, le ha tocado ver cómo bibliotecas de municipios distritales abrían y cerraban sus puertas, dependiendo de quién ingresaba a la alcaldía.
Depende del interés personal del alcalde de turno que las bibliotecas públicas se implementen y garanticen su continuidad".
“Hay distritos que tienen biblioteca, otros no. Si al alcalde que ingresa le gusta la biblioteca, la hace funcionar. Luego, viene otro alcalde al que no le gusta, y la cierra. Generalmente, eso sucede: funcionan una vez, otra vez las cierran. A veces, hasta con la lluvia se mojan los libros. Eso ha pasado un montón de veces”, contó.
En 2022, el diagnóstico de la Política Nacional de la Lectura, el Libro y las Bibliotecas al 2030 sobre la situación de la lectura ya advertía sobre este descenso en las bibliotecas públicas. La contracción de estos espacios “condicionan la motivación lectora y reafirman la baja valoración social y cultural de la lectura como un derecho”, señalaba la evaluación.
De acuerdo con este documento de gestión, en el país hay únicamente 1.798 bibliotecas públicas en funcionamiento para un aproximado de 31 millones de personas.