Emergencia educativa: el cierre de aulas devastó el aprendizaje en América Latina

La pobreza en el aprendizaje de los escolares más pequeños crece en América Latina por el cierre de aulas en la pandemia, incluso más que en África y Asia. El 79% de los niños en edad de terminar la escuela primaria en Latinoamérica no pueden comprender un texto simple. Así lo asegura un informe del Banco Mundial, que pronostica una histórica crisis de aprendizaje para este continente. La falta de infraestructura y cobertura ha perjudicado a cientos de niños para quienes las clases virtuales no eran una opción y han dejado un vacío gigantesco en los estudiantes.

TAREA URGENTE. La educación retrocedió por la pandemia y atenderla debería ser la prioridad de los gobiernos..

TAREA URGENTE. La educación retrocedió por la pandemia y atenderla debería ser la prioridad de los gobiernos..

Foto: ANDINA/Carla Patiño.

Los profesores, estudiantes, padres y expertos están preocupados. Luego de dos años de pandemia y meses de aulas cerradas, el nivel de aprendizaje que están mostrando los alumnos, especialmente los más pobres, es alarmante. “La mayoría de los alumnos de 10 años no están leyendo comprensivamente un texto para su edad. Si tenemos suerte, leen e identifican letras”, señala con frustración una profesora chilena de una escuela pública en Santiago de Chile. 

Los impactos en el aprendizaje en toda América Latina han sido desastrosos, coinciden todos los expertos consultados por OjoPúblico. Para Leoncio Ávila Fernández, director del colegio público Sebastián Lorente, de la ciudad de Huancayo, en Perú, los problemas en el aprendizaje son más notorios en los estudiantes de primero, segundo y tercer grado, por la ausencia de clases presenciales. “A diferencia de otros años, los docentes no podían asistir de cerca al alumno y estar al pendiente”, dice el director.

Un informe del Banco Mundial, publicado a finales de junio de este año, asegura que la educación es una de las áreas más afectadas en América Latina y el Caribe por la pandemia. Así lo asegura Halsey Rogers, jefe del área de Práctica Global de la educación del Banco Mundial y uno de los autores del reporte.

“Antes de la pandemia ya veíamos señales de un problema enorme en el aprendizaje de América Latina. El sistema no estaba entregando a los niños habilidades cruciales para su progreso educativo. La pandemia intensificó eso. Hemos observado grandes pérdidas de aprendizaje, como en algunas partes de Brasil, por ejemplo, donde se han perdido 10 a 15 años de progreso porque los niños han olvidado lo que aprendieron y no han tenido la oportunidad de aprender”, explica Rogers OjoPúblico.

El 79% de los niños en edad de terminar la escuela primaria en Latinoamérica no pueden comprender un texto simple.

Y el impacto fue más fuerte en Latinoamérica, incluso por delante de lugares de África y Asia. El 79% de los niños en edad de terminar la escuela primaria en Latinoamérica no pueden comprender un texto simple: 20 puntos porcentuales más que antes de la pandemia. Mientras que gran parte de África aumentará en 10 puntos porcentuales, ajustándose al promedio global del 60%. Estas cifran implican que ahora los niños del cuarto grado de educación primaria tienen los conocimientos de los del segundo grado.

“Se ven dificultades importantes, una tiene que ver con el desarrollo de habilidades de lectoescritura, especialmente en aquellos niños que se encuentran más o menos entre los niveles de primero a cuarto básico”, dice Jorge Ibáñez Carvallo, subdirector de la ONG chilena Educación 2020.

Índice de pobreza en el aprendizaje del Banco Mundial.

REGIÓN MÁS GOLPEADA. El continente pasó de estar por bajo de la media global a superarla por casi 10 puntos.
Gráfico: Banco Mundial.

 

Esta situación se replica en todos los países que tuvieron cierres prolongados, especialmente en los que tienen ingresos medios –Colombia, Ecuador, Bolivia, Perú y Argentina, entre otros–, donde los esfuerzos por ampliar el aprendizaje a distancia fueron insuficientes para compensar los efectos del cierre de las escuelas.

El cierre de los colegios fue uno de los principales factores de este retroceso en el aprendizaje. América Latina fue una de las regiones que mantuvo a sus niños sin clases presenciales. Fue la segunda región que tuvo las escuelas cerradas por más tiempo. Un promedio de 225 días, tras Asia del sur (273 días) y antes que África Central (183 días). El promedio global fueron 141 días.

Entre cierres por la covid-19, interrupciones y aperturas parciales se llegó a perder 775 días en Ecuador, 750 en Bolivia, 742 en Perú, 716 en Argentina, 701 en México, 666 en Colombia, 630 en Chile y 520 días en Uruguay.

“Nuestras estimaciones muestran que los niños, básicamente, aprendieron poco y nada en este período”, dice el funcionario del Banco Mundial, agregando que “esto es una crisis educativa extrema y si no se ayuda a estos niños va a ser un costo severo para varias generaciones. Será realmente un obstáculo para toda su vida a menos que actuemos rápidamente. Calculamos que serán 11 mil millones de dólares que no tendrán a lo largo de su vida, porque tienen menos aprendizaje y menos habilidades. Así que es un coste enorme para ellos y una gran parte está en América Latina”, concluye.

Chile: elevada deserción escolar, deterioro en algunos casos de la salud mental y baja asistencia.

Varios expertos consultados por OjoPúblico dijeron que era muy difícil enfrentar y mitigar estos efectos, debido a la falta de infraestructura y otros problemas más sistemáticos en los países de la región, como un modelo educativo segregado socialmente, su infraestructura y hasta los efectos de la ruralidad en algunas zonas. 

 

Cierre de escuelas y el fantasma de la deserción

La presencialidad en la educación parece ser la piedra en el zapato para Latinoamérica. Un estudio realizado en agosto de 2020 por el Ministerio de Educación de Chile –con las herramientas de simulación del Banco Mundial, que dieron origen al índice de pobreza en el aprendizaje– mostró que en el peor de los escenarios, los alumnos de los sectores de la población más rica (quintil superior) podrían perder un 64% del aprendizaje, mientras que el impacto en los más pobres alcanzaría el 95%.

El modelo vinculaba el acceso a la presencialidad escolar con la cobertura remota y nivel socioeconómico en cada país. En el primer escenario propuesto por el Banco Mundial se presenta una fórmula “pesimista” del futuro, estimando 10 meses de cierre de escuelas. El segundo escenario tiene una visión más “optimista”, estimando cierres de escuelas por solo 6 meses. Así se pudo simular y pronosticar el índice de pobreza en el aprendizaje hacia finales de 2022.

Esa brecha se observa en la cobertura durante la pandemia en Chile. En la capital, Santiago, el 92% de los alumnos pertenecientes a los sectores más ricos tuvieron “provisión de educación a distancia” durante las cuarentenas más duras, mientras que solo un 29% del quintil más pobre tuvo esa cobertura.

El Presidente de la República, Sebastián Piñera, dando inicio al año escolar 2022 en marzo pasado.

LA PRESENCIALIDAD ES ESENCIAL. En Chile se reabrieron los colegios recién en marzo de 2022.
Foto: Gobierno de Chile.

 

En Aysén, una de las regiones más rurales al sur del continente, se ve la diferencia más grande: Solo un 5% de los niños pertenecientes al estrato social más bajo tuvo cobertura de educación a distancia, cuando la cobertura era total en el estrato más rico.

“En casi todos los países encontramos que el aprendizaje a distancia fue mucho menos eficaz, y eso es cierto en países ricos y en algunos de los países de la OCDE [Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos] también. Aunque, algunos países estaban mejor preparados. Uruguay tenía un sistema en el que estaban bastante bien preparados en comparación con la mayoría de los países, en el sentido de que todos los estudiantes ya estaban conectados y ayudó a limitar las pérdidas de aprendizaje, pero aun así no es tan bueno como el aprendizaje en persona”, dice Rogers del Banco Mundial.

El Banco Mundial hizo una simulación al futuro, basándose en los datos y las pruebas más actualizados sobre el aprendizaje de cada país y sugiere que el aumento en la pobreza en el aprendizaje es especialmente grande en el sur de Asia y en América Latina y el Caribe. Una de las principales razones de esto, dice el informe, es que estas regiones han sido donde las escuelas estuvieron por más tiempo cerradas completamente.

Según la Unesco, en su rastreador de escuelas cerradas global, el país que mantuvo por más semanas sus escuelas cerradas en latinoamérica fue Honduras (67 semanas), seguido de Venezuela (61 semanas), Panamá (55 semanas), México (53 semanas) y El Salvador (53 semanas). En el otro extremo está Uruguay con 10 semanas, Chile con 14, Cuba con 19, Argentina con 22 y Colombia con 23 semanas. En el medio están, Ecuador con 40 semanas, Brasil con 38 y Perú con 34 semanas de colegios cerrados.

 

En Perú, en algunas regiones, las clases presenciales retornan por momentos a la virtualidad, para evitar los contagios entre el alumnado y el personal docente y administrativo. En la institución que lidera el director Ávila Fernández, por ejemplo, tuvo que implementar una semana de cuarentena: “Espero que no se prolongue por más tiempo, pues tenemos mucho trabajo por hacer”, dijo a OjoPúblico. Aunque el panorama va a variar según cada país, este vaivén está provocando retrasos considerables en el currículum educacional.

“Cuando un colegio está parcialmente abierto es una interrupción. No va a ser el aprendizaje normal. Es ciertamente mejor que completamente cerrado, mas no lo mínimo. Imagínate a los maestros que van a empezar una lección, la escuela se cierra una o dos semanas y luego tienen que repetirlo. Así es muy difícil”, asegura Halsey Rogers.

Esta intermitencia es la que llevó a Chile a aumentar las vacaciones de invierno en algunas regiones, justificándose en la posibilidad de un aumento en las enfermedades respiratorias de la temporada. 

Patricia Arcos Muñoz, coordinadora del Plan de Mejoramiento Educativo del North American College de Arica en Chile, fue parte del diagnóstico que se realizó a más de 900 niños del primer ciclo educativo que encontró resultados similares a los que pronostica el Banco Mundial y agrega que se está viendo “un elevado número en las tasas de deserción escolar, reducción del apego a la escuela, deterioro en algunos casos de la salud mental y baja asistencia”

Solo en ese colegio del norte de Chile, durante parte del primer semestre de este 2022, el 33% de los estudiantes asistió a menos del 85% de las clases, lo necesario para poder pasar de nivel, y la gran mayoría de inasistentes son los de primero a cuarto básico. “Los niños que yo he visto más afectados son los de tercero básico, que pasaron de estar en el preescolar en 2019 de forma presencial a tener primero básico el 2020 y segundo básico el 2021 con clases en línea”, dice Camila Salazar, psicóloga y parte del Programa de Integración Escolar de un colegio de Santiago.

Regreso a clases en Perú

ATRASO CURRICULAR. Se ven retrasos de hasta dos años pedagógicos en algunos estudiantes.
Foto: Andina Perú.

 

“Lo que vino a hacer la pandemia es a visibilizar y a pronunciar aún más las brechas que tiene el sistema educativo chileno y que se vienen arrastrando desde hace décadas. Entonces, haber implementado acciones al corto plazo para poder adelantarse a estos resultados, la verdad es que hubiese sido difícil, claro, podría haber ayudado contribuir en dispositivos tecnológicos y en conectividad para los y las estudiantes, pero finalmente lo que requiere el sistema educativo es un cambio mucho más profundo”, dice a OjoPúblico Ibáñez Carvallo, de Educación 2020.

Así como baja el nivel de asistencia, aumentan también los reprobados y a medida que los estudiantes se retrasan más en el plan de estudios, aumenta el riesgo de que muchos se desconecten y acaben abandonando la escuela. En el mejor de los casos, esto podría terminar minando la labor pedagógica con una gama mucho más amplia de niveles de aprendizaje en el aula, lo que hace que sea aún más difícil para los profesores satisfacer las necesidades de sus alumnos.

 

La salud mental y volver a socializar

Un estudio de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) de 2022 estimó un aumento de la demanda de atención en salud mental y alertó que en cuatro países de la región se reportaron caídas en las coberturas de los servicios para estas áreas. Entre ellos, Chile fue el que más empeoró con una caída estimada entre el 25% al 49% en los servicios de salud mental.

Al inicio de la pandemia, la ONG chilena Educación 2020 analizó este impacto. En abril de 2020 realizaron una encuesta a más de 3.400 personas, entre estudiantes, profesores, docentes y directivos de escuelas. En solo un mes de pandemia, un 63% indicó sentir aburrimiento, un 41% manifestó sentir ansiedad o estrés, seguido por frustración y molestia (35%); mientras que un 21% dijo sentir tranquilidad y solo un 3% indicó sentirse “feliz” de estar en casa.

"Cuando un colegio está parcialmente abierto es una interrupción. No va a ser el aprendizaje normal"

“Hemos podido observar dificultades importantes a niveles de convivencia escolar donde se ha visibilizado aún más un problema que venía desde antes que tiene que ver con el desarrollo de habilidades socioemocionales en los y las estudiantes que aparentemente”, asegura Ibáñez Carvallo.

En Chile, se ha reportado un aumento de conductas agresivas en escolares, principalmente en los primeros grados. Las conductas que más se repiten son agresiones físicas y verbales entre compañeros. Patricia Arcos Muñoz, funcionaria de un colegio en Arica, señala que se han incrementado las tasas de deserción y el deterioro de la salud mental en los alumnos de enseñanza media.

La funcionaria muestra cifras que no se veían hace tiempo: de los 2.677 alumnos en 2021, 26 no se volvieron a matricular este año y más del 33% del total de alumnos tiene una alta inasistencia en el 2022.

“Es evidente la dificultad por parte de los estudiantes para adaptarse nuevamente al contexto escolar, es decir, respetar normas, seguir instrucciones, retomar hábitos asociados al colegio. Son cosas que olvidaron o nunca se aprendieron, dependiendo del nivel que se encuentren”, sostiene Camila Salazar, psicóloga y parte del Programa de Integración Escolar de un colegio de Santiago.

A pesar del complejo escenario, el experto en educación del Banco Mundial, Halsey Rogers cree que "nos podemos recuperar. Y necesitamos que la gente lo sepa”.

 

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