Dentro de sus objetivos de responsabilidad social, la industria de ultraprocesados y bebidas azucaradas (gaseosas) dona productos de bajo valor nutricional a poblaciones que se encuentran en riesgo de obesidad y diabetes. La Red Investigativa Transfronteriza de OjoPúblico y PopLab (México), ha expuesto en una serie de investigaciones cómo en Brasil, Colombia, México y Perú la industria de la comida chatarra usa en realidad estas donaciones como una estrategia de publicidad y luego, además, solicita la deducción de impuestos.
La Organización Mundial de la Salud recomienda que los adultos no consuman más de 30 gramos de cucharaditas de azúcar por día. Pero un solo vaso de 200 mililitros de gaseosa o jugo envasado contiene 5 cucharaditas de azúcar. Además, en América Latina y el Caribe hay 5,7 millones de niños y niñas menores de 5 años con retraso en el crecimiento, mientras que el 8,6% de ese grupo está afectado por sobrepeso.
Durante casi un año, equipos periodísticos en México, Colombia y Perú entrevistaron a expertos en salud pública, marketing, representantes de Bancos de Alimentos y lideresas comunitarias para conoce lo que está detrás de la supuesta filantropía de la industria de la comida chatarra. El resultado es este corto documental dirigido por OjoPúblico y PopLab; Mariano Carranza en la edición y guión, con la investigación de Kennia Velázquez y Elena Miranda, y Nelly Luna Amancio, en la producción ejecutiva.
Entre 2021 y 2023, la industria donó 35.000 toneladas de productos en Colombia y 67’200.000 millones de productos en México; en Brasil los principales donantes fueron Nestlé, Bimbo y Burguer King; y en Perú, el banco de alimentos local tiene de aliados a empresas como Oxxo, Mondelez o PepsiCo.
Otro dato que muestra el interés corporativo por las donaciones es el privilegio fiscal que adquieren por esta actividad y les posibilita deducir el pago de sus impuestos. La Red Investigativa Transfronteriza de OjoPúblico, halló que mientras que Brasil coloca un tope del 2% para estas deducciones, Colombia permite hasta un 37%. En México es 7% y en Perú, 10%.
El investigador del Instituto Nacional de Salud Pública en México, Simón Barquera, sostiene que esta política de las compañías tienen un trasfondo donde se puede detectar un uso de las donaciones para "mantener su prestigio, poder e influencia sobre los consumidores" y que se debería evitar para —en el caso mexicano— “disminuir las enfermedades crónicas de nuestro país”.
Mira todo el corto documental completo en nuestro canal de Youtube: Las dos caras de la filantropía aquí.