Fernando Tuesta: "Si hay elecciones ajustadas de todas maneras van a hablar de fraude"

En las próximas elecciones generales participarán 43 partidos. Las instituciones a cargo de organizarlas han adelantado que serán unas de las más desafiantes de nuestra historia, entre otras razones, por el alto número de candidaturas. Pero pueden aparecer dificultades adicionales en el camino, advierte Fernando Tuesta Soldevilla, politólogo y docente de la Pontificia Universidad Católica del Perú. Por ejemplo, que se retomen —tal como ocurrió en 2021— las acusaciones sin sustento de fraude, si los resultados son estrechos. El exjefe de la ONPE también responde sobre los señalamientos de un sector político que lo responsabilizan a él y a la comisión de reforma política que lideró por el actual descontrol partidario.

CONVENIENCIA. Para Tuesta, los actuales congresistas diseñaron la bicameralidad a su medida, con el fin de garantizar su propia postulación.

Video: OjoPúblico / Giuseppe Vicente

El presidente del Jurado Nacional de Elecciones, Roberto Burneo, ha dicho que el proceso electoral del 12 de abril de 2026 estará entre los más complejos de la historia peruana, debido al alto número de partidos inscritos —43— que participarán en la competencia. Sin embargo, podrían surgir complicaciones adicionales. 

Por ejemplo, en 2021, el sector político que perdió en segunda vuelta —el fujimorismo y sus satélites— alegó, sin pruebas, un supuesto fraude electoral para desconocer los resultados y cambiarlos vía impugnaciones. Si los resultados del próximo año fueran estrechos, se presentaría un escenario similar, advierte el politólogo y exjefe de la ONPE, Fernando Tuesta Soldevilla.

Tuesta Soldevilla también responde a quienes lo culpan a él y a la comisión de reforma que presidió por el actual descontrol partidario. Señala que su labor fue la de sugerir propuestas y que fue el Congreso el que seleccionó cuáles implementar. “Se aprobaron muy pocas”, dice. Incluso, advierte que una de ellas, la bicameralidad, terminó siendo diseñada para favorecer la postulación al Senado de los actuales parlamentarios. 

Puede revisar la entrevista completa en nuestro canal de Youtube y en este enlace. 

La bicameralidad ha sido diseñada a medida de los actuales congresistas". 

Hay 43 partidos inscritos para las elecciones generales del próximo año. No recuerdo una cantidad tan grande. ¿Cómo llegamos a este número? 

Nunca ha habido un número tan alto en la historia. El año 2006 llegaron a inscribirse hasta 26 partidos, un pico bastante alto, pero a 43 nunca nos habíamos acercado. Podía pensarse que la oferta iba a crecer. El tema es que había medidas, dentro del paquete de reformas, para que el número se redujera el día de la elección. 

¿Con las primarias?

Claro. Entonces, la idea de la reforma era: si tú tienes un menú de 10 partidos en el Congreso que la gente rechaza, entonces haz crecer el menú. Y ahí venía el tema de las PASO [Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias], que tenían distintas funciones, entre ellas la capacidad reductiva. 

Porque, si los partidos no alcanzaban un umbral de participación en esas primarias obligatorias, perdían su inscripción.  

De 43, no hubieran pasado de 15 [que mantengan su inscripción]. Y de esos 15, hubieran ingresado seis u ocho partidos al Congreso.

Lo que ocurrió es que el Congreso, en la práctica, anuló las PASO. No las ha eliminado, pero las convirtió en optativas. 

En realidad, son un adorno. Y es bueno explicar por qué. El día que les toque seleccionar la manera de elegir [a sus candidatos], todos los partidos van a escoger la modalidad de delegados, por supervivencia. La ley dice que el umbral de participación es de 10%. Si un partido tuviese 30 delegados, les bastaría con tres delegados [para llegar al umbral mínimo].  

La gente, muchas veces, prefiere crear partidos que incorporarse a alguno".

¿No es contradictorio que la gente no crea en los políticos ni en los partidos, pero tengamos 43 de ellos inscritos?

La gente, muchas veces, prefiere crear partidos que incorporarse a alguno. Hace décadas, no solamente en Perú sino en América Latina, tú tenías que pasar por un partido. En 1990, con Alberto Fujimori, se demostró que eso terminó. Y, entonces, hemos tenido presidentes como Alejandro Toledo con su partido Perú Posible, que ya no existe. 

O Pedro Pablo Kuczynski con Peruanos con el Kambio, que ya no existe. O a Ollanta Humala con el Partido Nacionalista, que tampoco existe. En los últimos 30 años, el único que ha tenido un partido tradicional fue Alan García, pero el APRA no es el mismo de antes. 

Un sector político lo culpa a usted y a la Comisión de Reforma que lideró de la situación actual. ¿Se siente responsable? 

Me causa asombro que nos otorguen un poder tan grande, que carecemos. Yo no soy parlamentario, yo no voto. Nada. Lo único que proponemos son ideas, planteamientos. En segundo lugar, quien aprobó [las reformas] fue el Congreso. Veo a congresistas que me atacan en medios de comunicación, pero cuando veo el diario de debates resulta que votaron por lo que ahora critican. 

¿Quién los mandó a votar, si todo era tan malo? Cuando los cuestiono y les pregunto cuáles son aquellas medidas que, supuestamente, llevaron a esto, no responden. Lo único que hacen es repetir una historia creada para responsabilizar a terceros. De todas las propuestas que hicimos, se aprobó muy poco. 

Cuando veo el diario de debates resulta que votaron por lo que ahora critican. ¿Quién los mandó a votar, si todo era tan malo?". 

Bueno, pero la bicameralidad sí se aprobó. 

Yo estoy a favor de la bicameralidad desde que hubo el golpe [de 1992]. Soy una persona que apuesta por la bicameralidad, es un mejor diseño. Sin embargo, hay una serie de problemas que, espero, en el futuro se puedan arreglar. Por ejemplo, ha sido diseñada a medida de los actuales congresistas. 

Miremos el requisito de la edad. Son 45 años. En ninguna parte del mundo la edad mínima para ser senador es de 45 años. En ninguna parte. En Italia es de 40.

Y eso ya es bastante. 

En el Perú, por tradición era 35.

Que es la edad mínima para ser presidente. No tiene mucho sentido que pidan más edad para ser senador, ¿cierto?

¿Cómo vas a exigirle a un senador 10 años más que a un presidente? Mientras más se eleve la edad, sobre todo en un país con pirámide poblacional joven, muchos no van a poder acceder. Claro, uno podría decir: los congresistas también se van a perjudicar. Pero ahí viene el rabito de la norma: son 45 años de edad mínima o haber sido congresista. 

Son 36 los congresistas que no tendrán 45 años el 2026 y, sin embargo, podrían postular. Eso no lo ves en ninguna Constitución del mundo y, de verdad, es hasta vergonzoso. 

No somos un país de alianzas. Cada uno quiere ser cabeza de ratón".

¿Qué dice de nuestra democracia este número tan alto de partidos?

Es una democracia, evidentemente, precaria. Los partidos no solamente son intermediación sino son representación. Creer que tener mucho es mejor, no es cierto.

Acá funciona la máxima de “menos es más”. 

Claro. En realidad no hay un número de partidos ideal. 

De acuerdo, pero 43 está lejos de serlo. 

Claramente, 43 no lo es. Si se observa América Latina, en todos los países hay fraccionamiento. O, mejor dicho, ha aumentado el fraccionamiento. En el Perú, sin embargo, se añade que no hemos sido un país que haya manejado la política en términos de coaliciones. No somos un país de alianzas. Cada uno quiere ser cabeza de ratón. 

Y ese es uno de los  problemas que están enfrentando los partidos hoy. ¿Cuántas coaliciones entre los 43 partidos se vislumbran o ya están más o menos consolidándose?

Hay conversaciones, algunas públicas, incluso, aunque nada se ha consolidado. 

Al final, pueden terminar haciendo coaliciones, ¿pero de qué tipo? Vamos a sincerar las cosas. En Perú, por más que quieran revestirlas de ideología y otros, en las coaliciones lo que se discute, al final de cuentas, son puestos en la lista presidencial y parlamentaria. Eso es. Y, una vez que llegan al Congreso, probablemente esas coaliciones se rompan. 

Es el fraude adelantado: 'si no gano, es por fraude'. Eso también lo hizo Bolsonaro en Brasil y se replicó en toda América Latina".

¿Le preocupa que en las siguientes elecciones regrese el tema del fraude electoral para tratar de desconocer los resultados?

Siempre es una preocupación.

Es una tendencia mundial. En Ecuador está ocurriendo lo mismo. 

Esto se inicia con Donald Trump. Es el fraude adelantado: “si no gano, es por fraude”. Eso también lo hizo Bolsonaro en Brasil y se replicó en toda América Latina. Se facilita cuando los resultados son más estrechos. Y eso ha roto, en el Perú, una suerte de acuerdo explícito, que además es democrático, de respetar el resultado y reconocer al ganador.

Un acuerdo que ya habíamos asumido durante varias elecciones.

Claro que sí. El 2001, el 2006, el 2011 y el 2016. 

El 2016 con las justas. 

Claro, aunque no se llegó a tanto [como en el 2021]. Lo curioso es que el 2022, en la campaña municipal y regional, el actual alcalde de Lima, Rafael López Aliaga, también hablaba de lo mismo, de fraude. Y él terminó ganando con menos del 1% de diferencia, con las mismas reglas, con los mismos organismos electorales, y, claro, después ya no dijo nada. 

Hay un doble rasero que está plasmado ahí. Si es que hay elecciones ajustadas en segunda vuelta —o incluso en primera vuelta—  de todas maneras van a hablar de fraude. Lamentablemente, nuestros políticos sacan lecciones de los aspectos negativos, no de los aspectos positivos. 

Porque su calidad también ha bajado. Esperemos que en estos 43 partidos haya un cambio generacional, algunas nuevas figuras. Siempre una elección —y esto es fe— representa una oportunidad, pero también el Perú es el país de las oportunidades perdidas. 

Boluarte es otra. Se acomoda. Ella está a gusto con el poder. Saborea el poder, le gusta".

Estuvo en el Congreso respondiendo por el tema del expresidente del Jurado Nacional de Elecciones, Jorge Luis Salas Arenas, y su contratación como consultor. Está en calidad de testigo. ¿Qué responde sobre estas imputaciones?

Se imputa una suerte de contratación irregular porque, frente a una cantidad de dinero que en el Estado no puede pagarse en un contrato, alegan que este se fraccionó. Lo que no se dice, no sé si por desconocimiento o mala fe, es que para cada proceso electoral se dan normas de excepción de contrataciones de bienes y servicios, porque en un proceso electoral —y va a ocurrir lo mismo ahora— se tiene que contratar a cientos, incluso a miles de personas. 

La segunda acusación es que yo no cumplía el requisito de ser un experto electoral con mínimos tres años de experiencia. Una barbaridad. Fui jefe de la ONPE por cuatro años. Después de dos años, recién me han dado la oportunidad de levantar los cargos. Se ha hecho una campaña de desprestigio contra mi imagen y reputación. 

Se me puede criticar de cualquier cosa, pero, sobre el tema electoral, yo no creo que nadie haya dedicado tantos años de su vida profesional. 

Más que usted, el objetivo es Salas Arenas. 

Sin duda. En realidad, a mí no me va a pasar nada. El argumento es que como éramos amigos, me tenía que beneficiar con contratos. Yo ni lo conocía de antes. A mí me han llamado, aquí y afuera, y lo siguen haciendo, porque trabajo en este tema por años. 

No solamente hay un vaciamiento de la democracia. A niveles institucionales es una captura en un nivel no visto".

La presidenta Dina Boluarte promulgó, arropada por congresistas, la ley que afecta el trabajo de las ONG. Desde distintas organizaciones se ha denunciado que lo que se busca es callarlas. ¿Está de acuerdo? 

Totalmente. Estamos hablando de organismos internacionales, incluso de embajadas que no pueden ser acusadas de enemigas del régimen. Pero, además, lo que no se dice es que el porcentaje mayor de ese dinero que viene a países como el nuestro se destina, sobre todo, a sectores vulnerables, en todos los sentidos. 

Es muy curioso. Así como el expremier Alberto Otárola se desdice, la presidenta también hace lo mismo. Se desdice de todo lo que hizo antes de ser presidenta. Es otra. Se acomoda. Ella está a gusto con el poder. En realidad, es una persona que, uno se da cuenta, saborea el poder, le gusta.

A todo político le gusta el poder. 

Sin duda, pero en ella hay un nivel de degustación mayor. 

Se decía que ella no llegaría a terminar su gestión porque no contaba con suficiente respaldo. Lo real es que, todo hace suponer, llegará al 2026. Dicho sea de paso, es verdad que los Congresos son impopulares en el mundo, pero, en el caso peruano, la desaprobación es casi unánime. ¿Cómo han conseguido mantenerse todos a pesar de su altísima desaprobación? 

Yo era de los que decía que, si pasaba el primer año, iba a terminar su periodo. En el Congreso se ha llegado a esta lectura: si en el momento más difícil, donde se cargaron a 50 personas, no hubo adelanto elecciones, no hubo renuncia, no hubo nada, entonces no hay nada que los vaya a sacar de allí. De ninguna manera. 

Para empezar, los congresistas ni se lo plantean y, además, creo que ellos ya se sienten seguros de acá en adelante. Pueden hacer cualquier cosa, aprobar cualquier ley incluso por insistencia y, si es inconstitucional, tienen al Tribunal Constitucional, que es su brazo. 

No solamente hay un vaciamiento de la democracia en términos generales, sino que, a niveles institucionales, es una captura en un nivel no visto. No me acuerdo de algo así, salvo en la década de los 90 donde, obviamente, había un Gobierno autoritario. Acá aparentan un juego de equilibrio de poderes. 

Si uno ve América Latina, este es un caso excepcional. Perú es un caso de estudio".

¿Boluarte va a seguir?

Creo que sí. Ella es funcional al Congreso. Está allí. Está en la presidencia, pero no gobierna. Es como un jefe de Estado en un sistema parlamentario. Es algo simbólico, protocolar, se toma fotos, viaja, pero no decide sin la luz verde del Congreso. Sin embargo, ahora viene la campaña y no hay peor cosa que te relacionen con el Gobierno. 

Hay algunos que ya se están desembarcando. Si es que saliera un caso donde ya nadie la pueda apoyar abiertamente, podrían vacarla, pero solo en un extremo.  

Ollanta Humala ha sido el tercer presidente condenado en el Perú, después de Alberto Fujimori y Alejandro Toledo. Desde luego, falta la sentencia en segunda instancia, la más importante. Él fue, en su momento, como otros, una promesa de cambio. ¿Por qué cree que nuestros líderes políticos, que han llegado a ser presidentes, tienen problemas con la justicia?

La mayoría de los presidentes han estado relacionados con problemas de financiamiento de campañas. ¿Por qué? Porque estamos en un país en donde, evidentemente, la política es dependiente de la economía. No hay autonomía de los políticos. 

Y luego, lamentablemente, el deterioro de la calidad de las élites políticas, de la calidad de los políticos es enorme. Por supuesto, esto puede verse de dos maneras. Una vez estuve en Argentina y me preguntaron de dónde era. Cuando les dije que de Perú, me dijeron: “Ah, en Perú los meten presos a todos los presidentes”. 

¿Qué país puede mostrar esas medallas? No deja de ser cierto eso. Dice algo también.

¿Algo bueno?

Algo bueno. Pero está ese otro lado, que casi todos terminan asociados a la corrupción. Si uno ve América Latina, este es un caso excepcional. Perú es un caso de estudio. 

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