Banco Mundial advierte que el 50% de peruanos no tiene acceso a agua segura

El Perú es el octavo país del mundo y tercero en Latinoamérica con mayor reserva de agua dulce. Sin embargo, solo la mitad de su población tiene acceso adecuado a este recurso esencial. Entre los principales factores de este problema destaca la mala distribución regional, la contaminación y la baja fiscalización del uso de los recursos hídricos. Ante ello, el Banco Mundial recomienda que se independice la Autoridad Nacional del Agua (ANA) —que está adscrita al Ministerio de Desarrollo Agrario y Riego— y sugiere que pase a ser una entidad autónoma, porque actualmente son diferentes sectores los que toman decisiones en temas relacionados al agua y no hay una coordinación adecuada que dificulta la gestión.

ACCESO LIMITADO. Pese a ser uno de los países con mayor cantidad de reserva de agua, la mitad de los peruanos no tiene acceso a ella.

ACCESO LIMITADO. Pese a ser uno de los países con mayor cantidad de reserva de agua, la mitad de los peruanos no tiene acceso a ella.

Imagen: Andina

El agua es vida” es una frase muy escuchada que trae una realidad privilegiada. Y es que, pese a ser un recurso esencial y vital, su acceso no está garantizado para todos. En el Perú, por ejemplo, la mitad (50%) de la población no tienen acceso a agua potable segura, con lo que millones de personas enfrentan la inseguridad hídrica, según revela un último informe del Banco Mundial. 

Malva Baskovich, especialista sénior en agua y saneamiento del Banco Mundial, enfatiza que el término “agua segura” implica que haya disponibilidad en cantidad de horas al día, cercanía para el abastecimiento y calidad del recurso, entre otras importantes condiciones. 

Esta realidad agudiza su disparidad al analizarlo por regiones. Mientras que en la costa el 90% tiene cobertura de saneamiento, en la selva y sierra esta desciende a solo el 51% y 65% respectivamente. 

Así, las personas de la selva amazónica son las más impactadas con los efectos de los servicios inadecuados de agua y saneamiento, ya que reportan el doble de fallecimientos relacionados a esta condición: 14,3 muertes por millón de personas, frente a las 7,4 por millón de la costa. 

El término agua segura implica la disponibilidad, cercanía y calidad del recurso". 

El informe del Banco Mundial enfatiza también que 2 millones de peruanos carecen de servicios básicos de agua potable. Esto se da pese a que el Perú es el octavo país del mundo y tercero en Latinoamérica con mayor reserva de agua dulce; el problema recae en la mala distribución entre las tres principales regiones hidrográficas. 

Esta mala distribución hace que las cuencas hidrográficas de la costa experimenten el mayor déficit hídrico porque se ubican en las zonas más pobladas y productivas del país. Por ejemplo, la cuenca del Rímac, que abastece a los 11 millones de habitantes de Lima, proporciona menos de 100 metros cúbicos de agua por persona al año. Este es el nivel más bajo de recursos hídricos por persona del país y denota una escasez absoluta de agua. 

“A pesar de ser un país muy bien dotado de agua en general, está muy mal distribuido geográficamente: el agua está en un lugar donde no lo necesitamos. En la costa está la mayor parte de la población y es donde hay menor cantidad de agua. Lima es la segunda ciudad capital más seca del mundo, después de El Cairo”, explicó David Michaud, gerente de la Práctica del Agua del Banco Mundial para América Latina y el Caribe. 

Al respecto, Laureano del Castillo, director ejecutivo del Centro Peruano de Estudios Sociales (CEPES) precisó que —según datos de la Autoridad Nacional del Agua (ANA)— en la vertiente del Pacífico (costa) hay una disponibilidad de agua de 2,18% y concentra al 65% de la población en el país; mientras que en la vertiente del Atlántico (selva) hay un 97% de disponibilidad del agua y solo concentra al 31% de la población.

Por su parte, en la vertiente del Titicaca la disponibilidad es menor, pero en ese caso concentra poca población. 

Fuente: ANA/Banco Mundial
REGIONES HIDROGRÁFICAS. En Perú hay tres grandes cuencas: del Pacífico, del Atlántico y del Titicaca. 
Imagen: Banco Mundial tomado de la Autoridad Nacional del Agua (ANA). 

 

El problema del bajo acceso al agua segura en Perú no parte del precio que se le cobra a los usuarios, ya que —específicamente en Lima— este es calificado como de muy bajo precio comparado con las grandes capitales en el mundo. Sin embargo, según Zael Sanz Uriarte, especialista sénior en agua y saneamiento del Banco Mundial, esto limita el mejoramiento de la calidad de servicio que brindan las empresas prestadoras de servicio de saneamiento a la población.

Para cubrir esas deficiencias, se transfieren fondos fiscales al sector, pero estos no se traducen en las mejoras que se esperan. “Eso también implica que cuando destinen fondos fiscales se haga bajo un criterio basado en sus resultados y no hacer una transferencia sin ningún tipo de evaluación del gasto”, apuntó Sanz.

Una limitación identificada a la dotación de agua disponible a la población es la contaminación: solo la cuarta parte (25%) de los cuerpos de agua monitoreados en el Perú tienen calidad de agua ambiental “buena”, es decir, que no son perjudiciales para el consumo humano y los ecosistemas. 

En las zonas urbanas el principal factor de contaminación es el vertido de aguas residuales domésticas a los ríos, el cual se ha visto más concentrado a lo largo de la costa del Pacífico.

En general, otras fuentes de contaminación incluyen los efluentes mineros, el uso de agroquímicos en la agricultura intensiva y la producción de petróleo.

En las regiones, el impacto más sustancial en la calidad del agua se debe a la contaminación agrícola, es decir al escurrimiento de nitrógeno, sedimentos y pesticidas en grandes áreas río arriba. 

Otro problema identificado es que el almacenamiento natural del agua subterránea se utiliza de manera no sostenible. Y es que del total de 95 acuíferos existentes, la Autoridad Nacional del Agua (ANA) monitorea solo 47 de ellos, los cuales representan menos del 1% del agua subterránea total. 

Sumado a todo ello, el Banco Mundial advierte que el cambio climático reducirá todavía más la disponibilidad del recurso y aumentará la incertidumbre social, lo que a su vez amenaza el crecimiento económico y el desarrollo del país. 

 

Grandes avances estancados

En las últimas dos décadas, el Perú fue uno de los países que registró los mayores avances relacionados a fortalecer el sector del agua; desarrolló políticas de gestión de recursos hídricos, prestación de servicios de agua y saneamiento, riego y mitigación del riesgo de desastres. 

Por ejemplo, la Autoridad Nacional del Agua (ANA) fue la primera de su tipo en la región, y las instituciones sectoriales como la Superintendencia Nacional de Servicios de Saneamiento (Sunass) y el Organismo Técnico de la Administración de los Servicios de Saneamiento (Otass) también fueron en su momento ejemplos para los países vecinos.

Sin embargo, en los últimos años se ha visto muy bajos niveles de implementación que impiden aprovechar los beneficios de estos cambios regulatorios, con lo que quedamos retrasados frente a otros países que están implementando medidas, incluso replicadas a Perú. 

“Lo que estamos diciendo es que el país tal vez ha descansado en sus laureles: de haber logrado ser de los primeros [en este campo], descansó un poco, y hoy en día es importante retomar la efectividad de esas estructuras de gobernanza”, enfatizó Michaud. 

Imagen: Andina
CRISIS.El Perú ya enfrenta una grave escasez de agua en la región de la costa, advierte el Banco Mundial. 
Imagen: Andina.

El funcionario del Banco Mundial recalcó que las actuales gestiones del agua de Perú no están alineadas con los retos del siglo 21, con el cambio climático, factor que está evidenciando la necesidad de modernización.

En ello coincide el especialista en recursos hídricos, Pavel Aquino, quien señala que las infraestructuras hidráulicas para almacenamiento urbano están diseñadas para un periodo de 20 años, fueron construidas en los años 80 o 90 y actualmente ya están caducas. “Es decir, no están diseñadas para poder contener estos fenómenos del cambio climático”, apuntó. 

Agregó que se prevé que, en una situación muy grave por la alta variabilidad climática, la costa será la más golpeada —en el norte por las intensas lluvias y en el sur por la sequía—. “Es donde tenemos más de 65% al 80% de nuestro PBI que se genera. Si se golpea esta franja, la crisis económica del país va a ser muy fuerte, y  no estamos listos para afrontarlo ante la falta de una autoridad fortalecida”. 

Entre 2000 y 2020, el acceso a los servicios de agua subió del 70% al 93% y el acceso a los servicios de saneamiento pasó del 54% al 79%, impulsados por el aumento significativo en la inversión estatal en el sector.

No obstante, el cierre de brechas fue mucho más lento en las áreas rurales y periurbanas, debido a las condiciones geográficas, socioculturales y políticas, así como a la baja densidad de población y las dificultades logísticas. 

 

Autonomía de la ANA

En Perú son por lo menos cinco los ministerios que manejan la gestión sobre temas del agua, pero —según identifica el Banco Mundial— estos no coordinan entre sí. Eso dificulta un adecuado manejo y es justamente la raíz de ello que no se logra implementar los avances regulatorios que se lograron en las últimas dos décadas. 

Sobre este punto crítico, tanto el informe del Banco Mundial como los especialistas consultados por OjoPúblico coinciden en que hay una deficiencia de gestión de los recursos hídricos porque hay muchos actores involucrados.

La receta en la que concuerdan es que haya una entidad única, es decir, que se debe independizar a la Autoridad Nacional del Agua (ANA), darle autonomía, tal como se estableció en la ley 29338, Ley de Recursos Hídricos aprobada en el año 2008. 

Fuente: Gobierno del Perú

PRINCIPIOS. La ley 29338, Ley de Recursos Hídricos dispuso que la gestión del agua sea a través de una autoridad única y autónoma. 
Fuente: Gobierno del Perú. 

 

“Normativamente el país tiene un marco regulatorio muy bueno, que ha sido utilizado de ejemplo para otros países, pero ese paso a la implementación es lo que falta. Y el informe da una recomendación muy clara en el sentido de impulsar esta visión común del agua, porque son muchos actores involucrados y se requiere un esfuerzo más intenso en la coordinación vertical entre los diferentes niveles de gobierno, y también diálogo horizontal entre las diferentes instituciones del sector”, advirtió por su parte Malva Baskovich, del Banco Mundial. 

Por un lado, el Ministerio del Ambiente (Minam) se encarga de evaluar la calidad del agua en los vertimientos; por su parte, el Ministerio de la Producción (Produce) mide el uso económico del agua; en tanto el Ministerio de Desarrollo Agrario y Riego (Midagri) se encarga del uso agrícola, el Ministerio de Vivienda, Construcción y Saneamiento (MVCS) se encarga de la parte del servicio para uso doméstico; y el Ministerio de Energía y Minas (Minem) revisa fuentes hidráulicas relacionadas a la energía eléctrica. 

“Entre ellos [los ministerios] no se hablan mucho, y la ANA —que supuestamente debería de reunir a todos ellos— no tiene el poder o de independencia que le permita hacerlo. Entonces, si realmente el tema de agua es un tema de seguridad nacional para el desarrollo del país a futuro, tenemos que ver cómo el gobierno se organiza para manejarlo como tal”, manifiesta Michaud, y agrega que en otros países las agencias del agua reportan directamente al Consejo de Ministros o la Presidencia. 

Imagen: El Peruano
FENÓMENO. En eventos severos de El Niño, la agricultura en el sur del país se ve afectada con periodos de sequía.
Imagen: El Peruano

 

En esa línea, el organismo internacional recomienda al Perú fortalecer y establecer la autonomía de la Autoridad Nacional del Agua (ANA), ya que el hecho de que la entidad esté actualmente adscrita al Ministerio de Desarrollo Agrario y Riego (Midagri) limita su capacidad para operar de manera independiente con pleno reconocimiento de todos los usuarios del agua y todas las instituciones gubernamentales. 

“La ANA es una buena herramienta, pero no se le brinda la importancia que le corresponde, porque es una dependencia del Midagri. Cuando la ley 29338 [Ley de Recursos Hídricos] se preparaba, una de las ideas que teníamos era que esta autoridad a cargo del agua no debería depender ni siquiera de un ministerio, la propuesta era que fuera un órgano autónomo”, acotó Laureano del Castillo. 

Justamente, para ese fin en el año 2019 el gobierno peruano formó una comisión interinstitucional del agua como parte de un diálogo de gobernanza sobre el recurso basado en las recomendaciones de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) y se le encargó redactar un plan de implementación.

“El proceso, sin embargo, no ha continuado debido a la inestabilidad política. Se necesita voluntad política y un compromiso firmes para superar este desafío fundamental”, enfatiza el Banco Mundial. 

 

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