Bosques y tierras de cultivo arrasadas por las llamas, animales calcinados y, al menos, 18 fallecidos y 165 heridos en los incendios forestales de Perú. Este mes, mientras el gobierno de Dina Boluarte minimizaba la emergencia, los focos se extendieron a 24 regiones del país, alimentados por una sequía que, además de afectar la vegetación, ha disminuido el caudal de diversos ríos amazónicos hasta dejar embarcaciones varadas y comunidades desabastecidas.
Solo entre el 1 de enero y el 16 de setiembre pasado, se contabilizaron 3.411 alertas de incendio en reportes de alta confianza en el ámbito nacional, según Global Forest Watch. Eso ocurre en un contexto en el que Perú carece de un plan de prevención y reducción de riesgos para estas emergencias desde 2022.
La cifra es 32% superior a lo detectado en el mismo periodo de 2023. Y, aunque faltan tres meses para que culmine el año, ya han superado las alertas de todo el 2023 (3.331) y del 2021 (3.336). Además, si se compara el área de bosques afectada por incendios de 2019 con la de 2023, se observa un incremento del 62%.
Sandro Chávez Vásquez, exdecano del Colegio de Biólogos del Perú, explicó que la crisis climática está generando temporadas muy húmedas, y otras extremadamente secas, como la que atraviesa actualmente la región. “Todo eso se convierte en un caldo de cultivo para los incendios forestales”, añadió.
Solo entre el 1 de enero y el 16 de setiembre, se contabilizaron 3.411 alertas de incendio en reportes de alta confianza".
En Ucayali, con 572 alertas por estos eventos en lo que va del año, la situación es crítica. Algo similar ocurre en San Martín (459), Huánuco (444), Loreto (242), Cajamarca (226), Áncash (191) y La Libertad (129).
Cuatro de ellas —Cajamarca, Áncash, La Libertad y Loreto— han tenido indicadores inusualmente altos durante el último mes, en comparación a su registro histórico. Lo mismo ocurrió con Amazonas y Lima. A estas se suman Ucayali, Lambayeque y Ayacucho, que también registran cifras anómalas, aunque en menor proporción.
Los datos de Global Forest Watch son más conservadores que los incendios contabilizados por las autoridades de varias de estas regiones. Aún así, contrastan con las cifras oficiales del Instituto Nacional de Defensa Civil (Indeci): el pasado 20 de setiembre, este organismo señaló ante la Comisión Especial de Cambio Climático del Congreso que solo se habían dado 268 eventos en lo que va del 2024.
Miguel Oscco Abarca, director de Gestión del Riesgo de Desastres y Seguridad del Cusco, advierte que solo esa región ha reportado 283 incendios forestales al Centro de Operaciones de Emergencia Nacional (COEN) en lo que va del año, pero los datos del organismo solo contabilizan 41. “Nosotros verificamos cada alerta de incendio con las municipalidades y comisarías. No entendemos por qué difiere la información”, dijo a OjoPúblico.
INCONTROLABLES. Incendios se han expandido a casi todo el país y solo tres regiones han sido, hasta el momento, declaradas en estado de emergencia: Amazonas, San Martín y Ucayali.
Foto: Andina
Aunque, días atrás, la Mancomunidad Regional Macro Nor Oriente le solicitó al Ejecutivo la declaración de emergencia de Piura, Lambayeque, Cajamarca, Amazonas y San Martín, y la Mancomunidad Regional Amazónica —integrada por Cusco, Amazonas, Huánuco, Loreto, Madre de Dios, San Martín y Ucayali— hizo lo mismo, la medida solo se ha dado para tres de ellas: Amazonas, San Martín y Ucayali. Esto ocurrió, además, después de diversas negativas a evaluar el tema.
Ahora, la Facultad de Ciencias Forestales de la Universidad Nacional Agraria La Molina se ha sumado al pedido, pero para el ámbito nacional. Docentes, egresados y alumnos de esta institución también le han solicitado al gobierno de Dina Boluarte, la derogación de la Ley 31973, en un comunicado público.
Esta norma, que modificó la Ley Forestal, permite otorgar títulos habilitantes con menos exigencias y exonera a los predios privados de la clasificación de tierras por su capacidad de uso mayor.
“Lo que hace es generar un incentivo perverso [para la expansión de la frontera agrícola]. El mensaje es ‘Deforesta, tumba y quema para que te puedas hacer de tierras y, luego, titular’. No importa si son zonas de protección o bosques”, dijo César Ipenza, abogado especializado en delitos ambientales a OjoPúblico.
Chávez Vásquez, biólogo a cargo del consorcio que administra el Bosque de Protección San Matías San Carlos, en Pasco, asegura que a la zona han llegado personas extrañas para talar, quemar árboles y sembrar café y kion, que necesitan campo limpio.
Dina Boluarte, en cambio, ha hecho referencias a “prácticas ancestrales” de quema de pastos. Es decir, una actividad, generalmente, realizada por habitantes de esas mismas zonas.
La afirmación de la mandataria ha sido rechazada por la Asociación Interétnica de Desarrollo de la Selva Peruana (Aidesep). Wilfredo Tsamash Cabrera, presidente de la Codepisam, organización indígena de San Martín y base regional de Aidesep, asegura que los incendios “son provocados por terceros ajenos a las comunidades”.
Las regiones con más incendios
Entre 2019 y 2024, San Martín, Amazonas, Áncash, Loreto y Cajamarca tuvieron un incremento en la cantidad de alertas de incendio en reportes de alta confianza de entre 92% y 326%, según la plataforma Global Forest Watch. Estos datos contemplan únicamente la información contabilizada entre el 1 de enero y el 16 de setiembre de cada año.
Cajamarca, la región con más variación, pasó de 53 a 226. En otras palabras, las cuadruplicó. Le sigue Loreto, que pasó de 86 a 242 registros. O, dicho de otro modo, casi triplicó sus cifras de 2019. A pesar de eso, hasta el último 20 de setiembre, la región no figuraba en los registros de incendios del gobierno central para 2024.
El mensaje es ‘Deforesta, tumba y quema para que te puedas hacer de tierras y, luego, titular’", dijo César Ipenza.
Solo un día antes, la Reserva Nacional Pacaya Samiria tuvo un incendio forestal que fue controlado, informó el Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas por el Estado (Sernanp) a OjoPúblico. A este se añaden otros focos, en las jornadas previas, en la carretera Iquitos - Nauta y en el distrito loretano de Contamana, según la misma fuente.
Otra región con incrementos significativos en sus alertas de incendios entre 2019 y 2024 es Áncash. Esta pasó de 80 a 191 registros en el periodo analizado (los duplicó). Completan la lista Amazonas, que varió de 32 a 76 (el doble), y San Martín, que pasó de 239 a 459 (92% más).
El 19 de setiembre, mientras las redes sociales de Presidencia difundían imágenes de Dina Boluarte supervisando acciones para controlar los incendios en San Martín, Wagner Achayap Sejekam, jefe de la comunidad awajún de Shampuyacu, pedía atención del gobierno para apagar el foco que, según dijo, llevaba más de una semana activo en su comunidad.
“El fuego ya alcanzó a [la comunidad vecina] Alto Naranjillo. Pedimos que vengan las autoridades, somos una comunidad que está perdiendo su bosque”, dijo a este medio.
BOSQUES CALCINADOS. Miles de hectáreas de bosque y de cultivos se han perdido en pocas semanas. La presidenta responsabilizó a "prácticas ancestrales" por los incendios.
Foto: Ministerio de Defensa
En paralelo, al analizar los datos de pérdida de cobertura arbórea a causa de los incendios, se observa que Ucayali, Loreto, Cajamarca y Piura registran un incremento de entre 171% y 506% entre 2019 y 2023, según datos de Global Forest Watch. A diferencia del caso anterior, los datos analizados contemplan los registros completos de cada año.
Piura, la región más afectada en este aspecto, sextuplicó las hectáreas perdidas: pasó de 130, en 2019, a 788, en 2023. Cajamarca, en tanto, las cuadruplicó (de 154 a 654 hectáreas).
Loreto, mientras tanto, perdió 2.570 hectáreas en 2019. El año pasado casi las triplicó: 7.590 hectáreas. Ucayali, por último, pasó de 2.650 hectáreas quemadas, en 2019, a 7.170, en 2023 (170% más).
Hasta el 20 de setiembre último, los incendios forestales de Amazonas y San Martín seguían activos, de acuerdo a datos oficiales. Ambas regiones registraron fallecidos a causa del fuego: uno y cuatro, respectivamente, según el Indeci. Otras regiones que han reportado muertos son Áncash (4), Piura (3), Ayacucho (3), Cusco (1), Junín (1) y Lambayeque (1).
Entre los fallecidos se encuentra un menor de 16 años, de la provincia piurana de Ayabaca, que llegó al hospital de Sullana con quemaduras múltiples. OjoPúblico pidió al COEN y al Ministerio de Salud sus registros históricos de decesos por incendios forestales. Sin embargo, indicaron no tenerlos disponibles.
Aidesep informó a este medio que, desde el 12 de agosto hasta el 20 de setiembre, han sido afectadas por lo menos 22 comunidades indígenas en Ucayali (7), Loreto (6), San Martín (5), Amazonas (3), y Junín (1). El Ministerio de Cultura, en cambio, apenas tiene en sus registros una perjudicada: Puerto Firmeza, una comunidad shipibo-konibo, en Ucayali, que perdió sus sembríos.
En el distrito ucayalino de Nuevo Requena, un incendio reportado el 17 de setiembre, que también abarcó una parte de la región Loreto, dejó una cicatriz de 4.219 hectáreas, según un reporte del Serfor.
El humo del incendio se extendió hasta la ciudad de Pucallpa y provocó, durante algunas horas, la suspensión de vuelos debido a la escasa visibilidad en el aeropuerto. De acuerdo al portal IQAir, que monitorea la calidad del aire, al 21 de setiembre, las regiones de Ucayali, Madre de Dios, una parte de Junín y otra de San Martín registraban niveles perjudiciales para la salud.
Patrich Pantoja Vargas, director regional de salud de Ucayali, informó que se han conformado brigadas para asistir a las personas afectadas en el lugar de los incendios.
Respecto a la fauna, el Serfor aún no tiene cifras oficiales de los daños causados por los incendios. Evelyn Pinedo Cisneros, especialista de la Gerencia Regional de Desarrollo Forestal y de Fauna (Gerfor) de Loreto, explicó que se está haciendo más común ver a osos perezosos y otras especies salir del bosque hacia las áreas urbanas, tanto en busca de refugio por los incendios, como de agua debido a la sequía.
Además, Jorge Luna Tupayachi, director de la Oficina de Asesoría Jurídica del Comando Nacional del Cuerpo General de Bomberos Voluntarios del Perú, alertó sobre la falta de equipos de protección para el personal que trabaja en la zona. Lo mismo ocurre con vehículos y otros equipos para áreas de difícil acceso, “como los aviones cisterna, que tienen países como Chile”.
Los bomberos forestales que trabajan en terreno aseguran que los focos atendidos superan ampliamente los reportados por el gobierno central. De acuerdo a Luna Tupayachi, el país cuenta con 18.000 bomberos voluntarios, de los cuales 1.500 están especializados en la atención de incendios forestales.
COMUNIDAD INDÍGENA. En San Martín, los incendios han alcanzado a comunidades indígenas, que aparecen en datos de la organización Aidesep, pero no en los registros del Mincul.
Foto: Comunidad de Shampuyacu
Pese a que el año pasado también se vivió una situación con víctimas mortales, daños al bosque, la fauna y los cultivos, el Perú no cuenta con un plan vigente de prevención y reducción de riesgos de incendios. Aunque estaba previsto su aprobación para diciembre del año pasado, esto no ocurrió. “Está en elaboración” dijo el Serfor al ser consultado por el tema.
El 18 de setiembre pasado, el gobierno anunció que en Consejo de Ministros había aprobado una propuesta de Ley de Prevención y Control de Incendios Forestales. La misma, según explicaron, está enfocada en la asistencia técnica, capacitación y sensibilización a los pequeños agricultores y pobladores que realizan quemas de pastizales, como parte de sus actividades agrícolas.
La sequía: otra emergencia que alimenta al fuego
A inicios de setiembre, Marcos Paredes Riveros, jefe zonal del Servicio Nacional de Meteorología e Hidrología del Perú (Senamhi) advirtió que el caudal del Amazonas estaba a punto de superar el mínimo registrado en cuatro décadas. La sequía se ha replicado en muchos otros ríos, como el Itaya, Huallaga, Marañón, Ucayali, Ampiyacu y Yahuasyacu.
Robert Velásquez, profesor de la comunidad Boras de Brillo Nuevo en el distrito loretano de Pebas, explica que, aunque el transporte fluvial es cada vez más difícil en la zona, deben asumir el riesgo. “Por el desabastecimiento [de productos básicos] tenemos que hacer todo lo posible para salir del distrito. Para hacer las compras”, cuenta.
Los impactos también abarcan a la educación básica regular. Kelvin Jose Corimanya Ortega, gerente de Educación de Loreto, asegura que el bajo nivel de los ríos ha ocasionado que alrededor del 40% de maestros no puedan llegar a las escuelas del área rural. “La situación es más crítica en las zonas de frontera como Yaquerana, en la provincia de Requena [cuenca del Yavarí, cerca a la frontera con Brasil]”, precisó.
PELIGRO. Ríos se han convertido en innavegables en regiones como Loreto, lo que afecta el abastecimiento de las comunidades en las zonas más alejadas.
Foto: Comunidad Boras de Brillo Nuevo
De acuerdo al climatólogo Jhan Carlo Espinoza Villar, del Panel Científico por la Amazonía, en la zona se ha dado un déficit de lluvias desde fines de 2022. Esto ha generado estrés hídrico en el bosque, lo que aumenta su inflamabilidad. “Recordemos que 2023 fue el año más caliente para la Amazonía”, dijo.
La sequía se ha presentado, sobre todo, en la selva norte del país y se debe también a lluvias por debajo del promedio en los Andes. Es decir, cursos de agua que, en contextos de vaciante regular, contribuyen recursos significativos para la cuenca amazónica.
Por un lado, la situación se vincula a transiciones abruptas entre el Fenómeno de El Niño (asociado a fases cálidas del Pacífico Ecuatorial) y La Niña (a las etapas frías del mismo sector), con periodos neutrales muy cortos, que inciden en la escasez de precipitaciones. A esto se añadieron, precisa Grinia Ávalos —subdirectora de predicción climática del Senamhi— condiciones excepcionalmente cálidas en el Atlántico Tropical Norte, durante 2023.
“[Escenarios como estos, con] lluvias escasas, mayor temperatura y alta evaporación pueden configurar sequías agrícolas e hidrológicas, que es lo que estamos viendo ahora”. La sequía no se limita a Perú ni a la Amazonía en su conjunto. Argentina, Bolivia, Ecuador, Brasil y Colombia reportan, al igual que otros países de América del Sur, escenarios similares. “Es una seguía regional”, remarca la especialista.
Por el desabastecimiento [de productos básicos] tenemos que hacer todo lo posible para salir del distrito. Para hacer las compras”, cuenta Robert Velásquez.
Sin embargo, hay áreas del bioma amazónico con un rol significativo en la regulación del clima global en inminente peligro. Un informe del Panel Científico para la Amazonía, publicado en julio pasado, señala que las sequías en este territorio han aumentado en frecuencia e intensidad, en un contexto de crisis climática y creciente deforestación.
Todo esto aumenta “el riesgo de incendios, con impactos directos como emisiones de carbono y pérdida de biodiversidad y de servicios ecosistémicos, además de poner en riesgo a la salud humana y a la seguridad alimentaria, retroalimentando de esta manera al calentamiento global”, describen los autores.
¿Cuál es la relación de los incendios con las sequías? Grinia Ávalos explica que el déficit de lluvias no genera por sí solo estos eventos. “Lo que hace es favorecer la propagación de focos de calor y, para que esto ocurra, tiene que haber una intervención humana que genere la combustión”, dijo la especialista.
Lo que se viene
En las últimas semanas, la preocupación por los incendios forestales ha generado campañas ciudadanas de acopio de alimentos, ropa e insumos médicos para atender a las personas y animales afectados. También protestas contra el Ejecutivo y marchas en reclamo de la declaración de emergencia.
Aunque, para estos días, están previstas algunas ventanas de lluvias en parte de la Amazonía y los Andes, que podrían ayudar a mitigar los focos de fuego, serán muy localizadas. “Luego, va a venir un periodo de sequedad y, después, una nueva venta de lluvia” explica Grinia Ávalos. Esta alternancia, añade, es parte de la transición hacia la época de lluvia.
Sin embargo, este periodo no será homogéneo. Para la sierra norte occidental (Cajamarca, Lambayeque, La Libertad y la sierra de Piura), por ejemplo, se esperan precipitaciones por debajo de lo normal entre octubre y diciembre, según el pronóstico del Senamhi.
PRECIPITACIONES. Aunque se esperan lluvias en parte de la Amazonía y los Andes, que ayudarían a apaciguar los incendios, estas serán aisladas.
Foto: Ministerio de Defensa
En la sierra central occidental (Lima, Ica, Huancavelica y la sierra de Áncash) están previstas lluvias entre inferiores al promedio y normales. En la costa norte (Tumbes, Piura, Lambayeque, La Libertad) y en la selva norte alta (San Martín, selva de Amazonas y Loreto), por último, se esperan precipitaciones entre normales a por debajo de lo habitual.
En cuanto a las temperaturas máximas para el último trimestre del 2024, se pronostican valores por encima de lo normal en la selva norte baja (San Martín y Loreto), en la sierra norte oriental (Lambayeque, La Libertad, sierra de Cajamarca, Amazonas y San Martín) y en la sierra norte occidental.
Para la sierra central occidental, la sierra central oriental (Huánuco, Pasco, Junín, Huancavelica y sierra de Áncash), la selva norte alta, y la selva sur (Puno, Madre de Dios y la selva de Cusco) se esperan valores máximos entre normales y por encima de lo normal.
Lo mismo está previsto para la selva central (Pasco, Junín, Ucayali y la selva de Huánuco), la sierra sur occidental (Ayacucho, Arequipa, Moquegua y Tacna) y la sierra sur oriental (Ayacucho, Apurímac, Cusco, Arequipa y Puno).