PROTECCIÓN. Enfermera del centro de salud 6 de octubre, del barrio de Belén, en Iquitos, vacuna a los menores en la misma posta y en sus casas.

Caso de polio en Perú expone la fragilidad del sistema de salud y las bajas coberturas de vacunación

Caso de polio en Perú expone la fragilidad del sistema de salud y las bajas coberturas de vacunación

PROTECCIÓN. Enfermera del centro de salud 6 de octubre, del barrio de Belén, en Iquitos, vacuna a los menores en la misma posta y en sus casas.

Foto: OjoPúblico / Xilena Pinedo

El caso de un bebé diagnosticado con polio en la Amazonía peruana ha puesto en evidencia las deficiencias en la vigilancia ante eventuales brotes, la falta de claridad en la información proporcionada por el sector salud y las brechas en la vacunación regular. Desde Loreto, OjoPúblico reconstruye lo ocurrido con el menor, que no contaba con vacuna antipolio y ha sido traslado a Lima tres meses después de haber presentado parálisis flácida en las piernas. En el distrito de Manseriche, donde vive la familia, hay centros de salud que registran 0% de cobertura de vacunación contra esta enfermedad. En Perú, más de 90.000 menores de seis meses no recibieron su vacuna antipolio.

2 Abril, 2023

El 24 de diciembre de 2022, los padres del bebé de iniciales K.S.R.C., de la comunidad awajún de Nuevo Belén, en la región Loreto, notaron que su hijo tenía fiebre, tos y que ya no podía mover las piernas. “No se movía ni un poquito, ni siquiera se podía sentar”, cuenta su padre, de 27 años, quien pidió mantener su identidad en reserva.

Entonces, lo llevaron al Centro de Salud San Lorenzo, en el Datem del Marañón, y, luego, el 28 de diciembre, fue referido al Hospital Regional de Loreto. Ahí permanecieron más de un mes hasta que decidieron retornar a su comunidad. El pequeño no había recibido la vacuna contra la poliomielitis, ni otras del esquema regular.

Casi tres meses después de la aparición de esos primeros signos, el 22 de marzo pasado, el Ministerio de Salud (Minsa) lo reportó como un caso de poliovirus derivado de vacuna tipo 1 con síntomas de parálisis flácida aguda. Este hecho ha puesto en evidencia las deficiencias en la vigilancia epidemiológica, en la capacidad de respuesta ante eventuales brotes y las brechas en la vacunación regular, además de la falta de claridad en la información proporcionada por el sistema de salud pública. 

En el Perú no hay poliovirus salvaje desde 1991, pero no podemos decir que no han habido casos de polio”, afirmó Edson Aguilar.

Mientras que el Minsa señala que se trata de un caso aislado de un niño sin vacuna, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) lo ha notificado como un caso confirmado y ha subrayado la importancia de alcanzar y mantener una cobertura de vacunación contra la poliomielitis superior al 95% en cada distrito o municipio para minimizar el riesgo de un brote.

Desde el 1 de enero hasta el 17 marzo de este año, el Perú ha registrado 12,89% de avance con las tres dosis primarias de la vacuna antipolio inyectable (conocida como IPV), que se aplican a los dos, cuatro y seis meses de edad, según información preliminar enviada por el Minsa a este medio. 

Vacuna contra la polio
GRATUITA. El esquema nacional de vacunación en el Perú incluye cinco dosis contra la poliomielitis.
Foto: OjoPúblico / Xilena Pinedo

 

El año pasado, mientras tanto, cerró con una cobertura de la vacuna antipolio oral de 81,6%, según el Repositorio Único Nacional de Información en Salud (Reunis). Esto significa que, de más de 494.000 bebés que debían recibir esta dosis de acuerdo al padrón nominal, 91.213 no lo hicieron.

Precisamente por este y otros indicadores —como la capacidad de vigilancia y la preparación para enfrentar brotes—, en 2022, la Comisión Regional para la Certificación de la Erradicación de la Poliomielitis en la Región de las Américas clasificó al Perú como país de riesgo alto de transmisión de polio. Lo mismo ocurrió con Brasil, República Dominicana y Haití.

Hasta diciembre pasado, entre las regiones del país con menores tasas de vacunación con las tres primeras dosis antipoliomielíticas figuraban Lima, Arequipa, Puno, Huancavelica y Loreto. Esta última, situada en la selva, alcanzó un 81,5% de cobertura en 2019. Sin embargo, a partir de la pandemia de covid-19, la cobertura comenzó a decaer, alcanzando el 64%, en 2020; 68,5%, en 2021, y 74%, el año pasado. 

 

En el distrito de Manseriche, donde vive el menor afectado por la polio —una enfermedad infecciosa que ataca principalmente al sistema nervioso—, las tasas apenas llegaron al 33,8%, en 2021, y al 43,6%, durante el año pasado. 

Sin embargo, información desagregada a la que accedió este medio demuestra que, en 2022, se registraron coberturas, incluso, de 0% en cinco establecimientos de salud de Manseriche. Uno de ellos es el de Chapis, donde también ha vivido la familia del menor K.S.R.C.

Ante esta situación, un equipo de OjoPúblico viajó a la ciudad de Iquitos, en Loreto, y pudo reconstruir lo ocurrido con el bebé, que ahora tiene un año y cuatro meses. En la última semana, el menor fue trasladado, junto a sus padres, al Instituto Nacional de Salud del Niño de Breña, en Lima, donde permanece internado para ser sometido a una serie de exámenes médicos.

Vacunación
PREVENCIÓN. En los centros de salud de Loreto, se han reportado faltas de vacunas como la que protege contra la influenza.
Foto: OjoPúblico / Milagros Berríos

 

Los hechos recientes evidencian demoras en la atención del sistema de salud ante casos de poliomielitis y frente a un eventual riesgo de brote, intensificado por las bajas coberturas de vacunación regular. 

En centros de salud de Iquitos, como Moronacocha y 6 de octubre, las madres de familia y personal de salud advierten que hay problemas vinculados a la falta de vacunas —como la que protege contra la influenza, enfermedad respiratoria que puede complicarse hasta llegar a neumonía—. También reportan deficiencias en la logística y falta de recursos humanos para inmunizar fuera de los establecimientos de salud. 

 

Respuesta tardía

El caso del bebé diagnosticado con poliovirus derivado de vacuna expone la fragilidad del sistema de salud. Los datos recopilados por OjoPúblico demuestran que el menor nació por parto domiciliario y solo contaba con la vacuna contra la hepatitis, que se coloca a los recién nacidos dentro de las primeras 24 horas de vida.

La reconstrucción de los hechos evidencia que el sistema de salud ha llegado tarde a la atención del caso. “Ir ahora, para una situación de posible transmisión, ya es tarde. Se debió ir en enero. [La respuesta] es tan tardía que el escenario ya no es el mismo, lo tienen que hacer porque hay figuras políticas. Si yo me voy a dar cuenta tres meses después, eso no es vigilancia. El sistema debe mejorar”, enfatizó César Ramal, infectólogo del Hospital Regional de Loreto. 

Los especialistas sostienen que la movilización de recursos y personal a la provincia del Datem de Marañón (Loreto), desde el pasado 22 de marzo, llegó dos meses tarde, pues las sospechas de que se trataba de un caso de polio fueron consideradas por el Hospital Regional de Loreto desde mediados de enero.

Hospital regional
ATENCIÓN. Durante más de un mes, el bebé de un año estuvo internado en el Hospital Regional de Loreto.
Foto: OjoPúblico / Xilena Pinedo

 

Frente a los síntomas que presentaba el niño en diciembre —fecha en la que tenía un año y un mes—, él ingresó a la Unidad de Cuidados Intensivos y permaneció allí hasta mediados de enero cuando mejoró de sus problemas respiratorios. 

Posteriormente, los médicos le realizaron un seguimiento y plantearon una serie de posibles diagnósticos sobre la causa de la flacidez en las piernas.

“Si yo soy una persona a la que le han dicho que no hay polio, y veo alguien que tiene parálisis, no se me ocurre que es polio. Eso pasó en un primer momento”, contó César Ramal, colega de los especialistas que atendieron al menor en el Hospital Regional de Loreto.

En efecto, una primera consulta, atendida el 16 de enero por un pediatra, propuso como posible causante de los síntomas a la enfermedad de Guillain-Barré. Sin embargo, ese mismo día, una segunda opinión de un infectólogo señaló como una de las causas probables a la poliomielitis y recomendó una serie de análisis.

Para la polio, un [caso] es brote. En una enfermedad declarada como erradicada aparece uno, eso ya es epidemia”, dijo César Ramal.

El 18 de enero, el hospital notificó al sistema de vigilancia sobre el caso del menor con probable parálisis flácida aguda (PFA). Ese día, además del envío del reporte, los médicos tomaron muestras y las remitieron al Instituto Nacional de Salud (INS). Posterior a ese hecho, en febrero, los padres solicitaron el alta voluntaria.

“Los doctores me dijeron que no había resultado y que debía esperar cuatro o cinco meses. Si no lo iban a tratar con medicamentos, nosotros ya no podíamos quedarnos, así que nos regresamos. Casi dos meses después, me informaron de la polio. Yo no sabía nada de eso. Hoy [jueves 30 de marzo] me han dicho que su columna está inflamada”, contó a OjoPúblico el padre del paciente, quien necesita ayuda debido a que esta emergencia de salud le impide encontrar un trabajo como docente y continuar con sus estudios técnicos.

De acuerdo con Edson Aguilar, vicepresidente de la Iniciativa Regional Voces Ciudadanas, con el reporte de sospecha, el Minsa debió activar el Comité Nacional de Parálisis Flácida, una comisión de especialistas de neurología, infectología y epidemiología. 

“Lo ideal hubiera sido que, de inmediato, también se envíe el mismo equipo que está ahora en la zona. Ese equipo debió llegar en enero”, resaltó. El infectólogo Juan Celis también consideró que este primer reporte debió servir para iniciar la vigilancia epidemiológica. 

“La parálisis es un síntoma, no es un diagnóstico definitivo. Por eso, [después de las opiniones de los especialistas del hospital regional], la muestra y la ficha se enviaron a epidemiología, que es la encargada de hacer la vigilancia de la parálisis flácida aguda. Desde el momento en que tú has reportado la ficha y has mandado la muestra al INS, quiere decir que ellos [el personal del Minsa] ya sabían que había un caso sospechoso [de polio]”, dijo.

Juan Celis
CRÍTICA. El infectólogo del Hospital Regional de Loreto, Juan Celis, cuestiona las demoras en la vigilancia epidemiológica.
Foto: OjoPúblico / Xilena Pinedo

 

La alerta epidemiológica publicada por el Centro Nacional de Epidemiología, Prevención y Control de Enfermedades (CDC) también señala que, en el nivel de establecimiento de salud local y asistencial, la presencia de un caso probable implica que se empiece con la vacunación de bloqueo a todo menor de cinco años dentro de las siguientes 48 horas, y que no se esperen los resultados de laboratorios para efectuar dichas acciones. Sin embargo, esto no ocurrió. 

Consultado sobre la lenta respuesta del Minsa, el gerente de la Gerencia Regional de Salud (Geresa) de Loreto, José Salinas, esbozó algunas hipótesis que explican la demora. 

“Mientras no haya el diagnóstico por medio de laboratorio, a veces, no se actúa. Y otra posible causa es que los médicos tratantes del niño, al escuchar a su papá decir que no se va a curar, capaz no han coordinado con la Geresa, o capaz han coordinado y no se ha hecho nada”, dijo.

La primera comunicación del Minsa a la Geresa de Loreto se dio recién el 21 de marzo pasado. La información se hizo pública un día después. Es decir, más de un mes después del regresó del bebé a su comunidad, donde estuvo sin recibir atención.

Este medio conoció que, el pasado martes 21 de marzo, el CDC informó al área de epidemiología de la Gerencia Regional de Salud (Geresa) de Loreto sobre el resultado del análisis que coincidía con un poliovirus tipo 1, conocido por generar parálisis con más frecuencia que los tipos 2 y 3. Un día después se publicó la alerta epidemiológica en la que precisaron que la enfermedad fue causada por el poliovirus derivado de la vacuna.

En el documento se detalló, además, que la demora en el diagnóstico responde al traslado de las muestras a Brasil, donde se encuentra el laboratorio regional que le corresponde al Perú para estos casos. “El proceso de diagnóstico se realiza en el Instituto Oswaldo Cruz/FioCruz y los resultados pueden demorar hasta tres meses”, indicaron en una primera versión del documento.

A partir de la publicación de la alerta, un equipo conformado por personal del Minsa, la Geresa y la Red de Salud del Datem del Marañón se desplazó a Nuevo Belén, la comunidad en la que vive el menor. 

El miércoles 22 de marzo iniciaron su viaje, desde Iquitos hacia Tarapoto, como corroboró OjoPúblico con fuentes oficiales. De ese punto, se trasladaron a Datem del Marañón y, desde allí, hasta la comunidad awajún. Los profesionales llegaron a la zona el pasado sábado 25 marzo e iniciaron con la vigilancia epidemiológica y las intervenciones de vacunación.

Personal del Minsa en comunidades
TRASLADO. Casi tres meses después de los síntomas del menor, personal de salud llegó a la comunidad donde vivía.
Foto: Geresa de Loreto

 

Las acciones desarrolladas en Nuevo Belén comprendieron la investigación del caso, el rastreo y la recolección de muestras de los contactos. Además, a nivel local, incluyó la detección y la verificación de que no haya otros posibles casos de niños con parálisis, y el barrido para la aplicación de la vacuna contra la polio y otras del esquema regular. 

Aunque una parte del equipo se quedó en la zona para continuar con las actividades, Miguel Rodríguez, director de la Red de Salud del Datem del Marañón, inició con el traslado del menor al Instituto Nacional de Salud del Niño de Breña, en la capital peruana. 

“El mismo director ha evaluado al niño en la comunidad y lo está acompañando a Lima. Además, hay otro grupo de personas que se ha quedado acá y que está trabajando en el barrido de vacunación, que tienen que hacer en todos los distritos del Datem del Marañón”, dijo a este medio Neiser Satalaya, director adjunto de la Red del Datem, quien quedó a cargo del establecimiento.

En esa línea, el director de la Geresa de Loreto, José Salinas, informó a OjoPúblico que el traslado del menor se realizó, principalmente, para identificar que la parálisis flácida aguda no haya comprometido otras partes del cuerpo. “Lo transfieren para ver si hay alguna lesión en la médula. Le tienen que hacer resonancia y unas pruebas especiales”, precisó. 

El especialista indicó, además, que en Nuevo Belén no cuentan con profesionales de la salud, lo que dificulta realizar el seguimiento del caso. “En esa zona no hay vigilancia epidemiológica. Al no haber personal, no hay vigilancia”, agregó. 

Por ello, César Ramal sostuvo que la intervención del Minsa realizada este mes no tiene el fin de tratar al menor, sino, principalmente, corroborar que no haya otros posibles casos y vacunar a los demás menores. “Si ahora intervienen es para evitar que otro niño se enferme. Hemos dejado una ventana de tres meses de riesgo y eso no está bien”, reconoció.

 

Posibilidad de un brote

La confusión en torno al caso se generó cuando, luego de la alerta del CDC, el Minsa emitió un comunicado en el que afirmó, en reiteradas ocasiones, que el niño no tenía poliovirus salvaje y que este tipo de infección es la que ocasiona brotes y epidemias. 

Aunque es cierto que el bebé no contrajo ese virus en específico, sino el poliovirus derivado de la vacuna, ambos causan los mismos síntomas y tienen la capacidad de generar brotes. 

“Para mí no tiene importancia que sea poliovirus salvaje o poliovirus derivado [de la vacuna] porque igual [el niño] puede quedar paralítico. Es como si el virus derivado de la vacuna fuera el bueno. No es así, simplemente es que está en una población con muy baja tasa de vacunación y puede encontrar otro niño [al cual infectar]”, resaltó Juan Celis.

En principio, la poliomielitis —conocida como polio— es una infección aguda caracterizada por síntomas como fiebre, cansancio, náuseas, dolores en la garganta, cabeza y estómago. Además, algunas personas desarrollan parálisis o pérdida de movilidad en las extremidades o, con menor frecuencia, una infección de la médula espinal o del cerebro —denominada clínicamente como meningitis—. 

“En 1 de cada 200 casos el virus destruye partes del sistema nervioso, ocasionando la parálisis permanente en piernas o brazos”, detalla la Organización Panamericana de la Salud (OPS).

Los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos precisan que la polio se define como una enfermedad inhabilitante. Por lo que solo se considera que alguien tiene poliomielitis, si es que presenta parálisis. 

En esa zona no hay vigilancia epidemiológica. Al no haber personal, no hay vigilancia”, explicó José Salinas.

La gravedad de ese síntoma está relacionada a si se trata del poliovirus tipo 1, 2 o 3. El primero ocasiona parálisis y genera epidemias con más frecuencia que los otros dos, de acuerdo con la OPS. En el caso confirmado el pasado 21 de marzo en Perú, se identificó el primer tipo de poliovirus.

En paralelo a esa información, es importante precisar que esta infección puede ser causada por poliovirus salvaje o el poliovirus derivado de la vacuna (VDPV, por su sigla en inglés). Este último término hace referencia a que el virus atenuado usado en la vacuna oral ha mutado y ha vuelto a adquirir su virulencia y transmisibilidad. 

En el comunicado del Minsa aclararon hasta en tres ocasiones que el presente caso no se trata de la versión salvaje del virus, sino de la derivada de la vacuna. Además, afirmaron que se trató de un caso aislado.

Sin embargo, los especialistas consideran que esta definición no debió darse sin antes haber visitado la comunidad de Nuevo Belén. “Lo más preocupante para mí es que decir [que es un caso] aislado es prematuro. Primero, hay que ir al lugar de los hechos”, precisó el infectólogo Juan Celis. 

Además, en opinión de César Ramal, el solo contagio del menor de un año ya es un brote. “Para la polio, un [caso] es brote. En una enfermedad declarada como erradicada aparece uno. Eso ya es epidemia porque un brote es la presencia de una enfermedad en cantidades inusualmente altas”.

César Ramal
POSICIÓN. Para el infectólogo César Ramal, el reciente caso de polio en Loreto ya configura un brote.
Foto: OjoPúblico / Milagros Berríos 

 

La determinación de si se trata de un brote o no está relacionada con el hecho de que, dentro de la categoría de poliovirus derivado de la vacuna, hay también tres tipos diferentes de VDPV a partir de los cuales se desarrolla la enfermedad. 

Una de ellas es cuando un menor recibe la vacuna antipolio oral (APO) —que en Perú se utiliza como refuerzo a los 18 meses y a los cuatro años— y por deficiencias en su sistema inmunitario desarrolla la enfermedad. A este tipo se le conoce como poliovirus derivados de vacuna relacionados a inmunodeficiencia (iVDPV).

El segundo tipo se genera cuando un menor recibe la vacuna oral, desecha partes del virus en sus excreciones fecales y otro menor, principalmente uno no inmunizado, entra en contacto con los desechos del virus atenuado y se contagia. Esta modalidad es denominada como poliovirus derivado de vacuna circulante (cVDPV). 

De acuerdo con la Directiva sanitaria para la vigilancia epidemiológica de poliomielitis/parálisis flácida aguda en Perú, el cVDPV está asociado con brotes de polio en áreas con baja cobertura de vacunación. 

En cuanto al tercer tipo, se origina cuando un menor contrae la enfermedad, pero no está claro si fue a través de personas sin inmunodeficiencia conocida o de fuentes de aguas residuales contaminadas. Por ello, esta última se denomina como poliovirus derivado de vacuna ambiguo (aVDPV). “Para entrar en esta clasificación, no debe haber más casos de PFA relacionadas con un poliovirus derivado en la comunidad”, precisó la OPS.

En el caso del menor de iniciales K.S.R.C., la visita del personal de salud a la comunidad de Nuevo Belén se llevó a cabo con el fin de descartar otros contagios, determinar la fuente de transmisión y, con ello, el tipo de poliovirus derivado de vacuna. 

“Acá la evidencia más notable es que se trata de un niño no inmunizado”, dijo Hermann Silva, decano de la facultad de Medicina de la Universidad Nacional de la Amazonía Peruana. Sin embargo, hasta el cierre de este informe, no existe información oficial pública que confirme la fuente de contagio ni el tipo de VDPV.

En la semana en la que se conoció el caso, el director del Centro Nacional de Epidemiología, Prevención y Control de Enfermedades (CDC), César Munayco, afirmó que anteriormente se han reportado otros casos de poliomielitis derivada de la vacuna. Sin embargo, la información a la que accedió OjoPúblico evidencia que el presente contagio en el menor de un año tiene diferencias marcadas con los ocurridos años atrás. 

En principio, se trata de un menor que no recibió ninguna dosis de la vacuna antipoliomielítica. Los ocho casos reportados entre 2003 y 2013 agrupan a cuatro niños que completaron las tres dosis primarias de la vacuna contra la polio, y otros cuatro que solo recibieron la primera dosis. 

 

“Es preocupante que el niño haya contraído el virus sin que haya recibido la vacuna oral porque significa que otro niño sí había estado vacunado, se dio la mutación y es el que le contagió. Eso es más preocupante de que a él lo hubieran vacunado y [el virus] lo tenga él”, dijo el infectólogo Juan Celis. 

Una segunda diferencia reside en que el caso reciente se reportó en una comunidad nativa alejada de la ciudad, mientras que los casos anteriores se han identificado en entornos urbanos, como Lima. 

Hermann Silva destacó que en zonas donde no hay alcantarillado ni agua potable es posible que las fuentes de agua se contaminen con las heces que excretan el virus. “Este caso se da en una comunidad nativa, donde los padres no vacunan a los niños y donde, probablemente, las condiciones sanitarias no son las mejores”, precisó.

El representante de Voces Ciudadanas dentro del grupo de trabajo de Inmunizaciones de la Mesa de Concertación para la Lucha contra la Pobreza (MCLCP), Edson Aguilar, enfatizó en que la polio es una enfermedad que sí se ha reportado en el territorio peruano. 

“Es cierto que en el Perú no hay poliovirus salvaje desde 1991, pero no podemos decir que no han habido casos de polio, porque sí hemos tenido por virus derivados de la vacuna”, remarcó.

 

Bajas tasas de vacunación contra la polio

A las diferencias ya existentes entre el caso actual y los anteriores, se suma el hecho de que una alta proporción de niños que viven en Manseriche —distrito al cual pertenece la comunidad de Nuevo Belén— no cuentan con la vacuna antipolio. 

La alerta epidemiológica publicada por el CDC de Perú especificó que los padres del menor de un año y cuatro meses “optaron por postergar la vacunación”. Sin embargo, el especialista Juan Celis no está de acuerdo con que se haya afirmado eso sin antes haber realizado la visita al pueblo, ni conversado con los padres.

“No sabemos si han decidido poner en pausa la vacunación [de su hijo], si la han rechazado o si, simplemente, no ha llegado a su pueblo. Por eso, no me atrevería a decir que han postergado”, dijo a este medio durante la entrevista realizada en el departamento de infectología del hospital en el que se atendió al menor. 

Para mí, no tiene importancia que sea poliovirus salvaje o poliovirus derivado [de la vacuna] porque igual [el niño] puede quedar paralítico”, aclaró Juan Celis.

OjoPúblico confirmó con el padre del bebé que, contrario a lo afirmado por el CDC de Perú, no se trató de una “postergación” de la vacuna, sino que la misma no llegó al distrito de Cahuapanas, en el Datem del Marañón, zona en la que el padre trabajaba.

“Yo me encontraba en un pueblo bien lejos, donde no se podía llevar el control. A veces, me atrasaba. Nadie va a ese lugar, no había ni puestos de salud”, señaló. Aclaró, además, que en su caso no se trata de miedo a las vacunas, dado que su otra hija de cinco años sí ha recibido las del esquema regular.

De acuerdo con los especialistas, la baja cobertura de vacunación constituye el escenario ideal para que enfermedades como la polio reaparezcan. “No hay riesgo de brote, mientras estén vacunados los demás niños”, afirmó José Salinas, director de la Geresa Loreto. Sin embargo, este no es el caso. 

Cartilla de vacunación
CARTILLA. El esquema regular incluye 18 vacunas, de las cuales 15 deben ser aplicadas en los primeros cinco años de vida.
Foto: OjoPúblico / Milagros Berríos

 

Este medio confirmó que, hasta finales de 2022, solo el 45% de los niños del distrito de Manseriche completaron las tres dosis primarias de la vacuna antipolio. Eso representa a 160 menores de seis meses expuestos al virus, de los 291 que el Minsa debió inmunizar. 

Por ello, Juan Celis destacó que, en una población con esa cobertura, hay más de un 50% de niños a los que el virus puede infectar. “Te puede ocasionar un brote, a pesar de que sea un virus derivado de la vacuna”, añadió. 

En cuanto a los refuerzos en esa zona, solo el 34% de los menores de 18 meses recibieron el primero, y apenas el 28% de los niños de cuatro años se aplicaron el segundo. 

En el Centro de Salud Saramiriza —capital del distrito de Manseriche— no se cuenta con información sobre la cobertura de vacunación regular de niños de los últimos meses. Es decir, no sabían a qué niños faltaba vacunar, según informó el jefe de la oficina defensorial de Loreto, Abel Chiroque, tras una supervisión realizada por la institución, el último 26 de marzo.

A esto se suma la información desagregada a la que accedió este medio sobre los 13 establecimientos de salud que existen en Manseriche. En esta se evidencia que, en 2022, se registraron coberturas de las tres dosis primarias contra polio de 0% en Chapis, Santa Rosa de Saramiriza, Palestina, Nuevo Alegría y Sinchi Roca. 

En tanto, en los ocho centros restantes las cifras fueron en ascenso, aunque algunos de ellos todavía muestran cifras preocupantes: Borja (4%), Sacha Papa (9%), Felix Flores (18%), Atahualpa (23%), Ajachim (40%), San Juan del Marañón (69%), Saramiriza (90%) y Nuevo Jerusalén (370%). 

Sobre estas estadísticas, especialistas subrayan la existencia de subregistros. Y, por otro lado, la posibilidad de que los padrones nominales; es decir, donde figura la población a vacunar, no estén completos, por lo que luego se ve un aparente exceso en la cobertura de uno de los centros.

 

Asimismo, los datos más recientes que OjoPúblico obtuvo sobre vacunación en las ocho provincias de Loreto son de mediados de marzo de este año. Los mismos muestran avances por debajo del 20%. 

El Datem del Marañón —provincia en la que se identificó el reciente caso de polio— reportó la cobertura más alta con 18,09%. A la misma, le siguen Requena (15,61%), Alto Amazonas (14,57%), Ucayali (13,76%), Maynas (13,4%), Loreto (12,46%), Putumayo (9,09%) y Mariscal Ramón Castilla (8,05%). 

Aunque la cobertura a nivel nacional contra polio mejora, no alcanza el 95% óptimo propuesto por la OPS para reducir el riesgo de brotes. Hasta 2022, el avance fue de 81,6% para la aplicación de las tres dosis primarias y 53,7% para la protección con los dos refuerzos orales. Estas cifras dejan a 91.213 y 261.214 niños sin vacunar, con las dosis respectivas.

La información por departamentos demuestra que Huancavelica (75,5%), Loreto (74%), Puno (72,9%), Lima (72,4%) y Arequipa (71,5%) tienen las tasas más bajas de inmunización con las tres primeras dosis contra esta enfermedad.

El infectólogo Juan Celis subrayó que, a menor cobertura, hay un mayor riesgo de contagios. “La OMS nos ha catalogado como zona de alto riesgo para rebrote de polio porque han visto que las tasas de vacunación están cayendo. Perú está igual que Burundi, que es uno de los países más pobres de África”, detalló.

Por ello, César Ramal destacó que, con esas tasas de vacunación, se esperaría mayor cantidad de casos. “Por cobertura, hace años, se debería esperar muchos casos de polio. Es un milagro que no haya habido [otros casos como este] antes”, señaló.

 

Enfermedades prevenibles pueden reemerger

En el centro de salud 6 de octubre del popular barrio de Belén, en Iquitos, Erika Olórtegui, de 33 años, con el rostro pálido y algodones en los oídos, espera a que su hijo Chase, de ocho días de nacido, sea examinado y pueda recibir sus vacunas.

Su parto fue domiciliario y sin ninguna asistencia. Eso dificulta, ahora, el registro del menor en la posta, donde solo podrá recibir dos de las tres vacunas que le corresponden: la primera se debió aplicar a las 24 horas de nacido. 

Esta posta, rodeada por la crecida del río Itaya, no cuenta, desde enero, con las vacunas de influenza pediátrica ni las de adultos, y tampoco con la Tdap, que protege a las gestantes contra la difteria, tos ferina y tétanos. 

“Hay gestantes que no están vacunadas y necesitamos esas dosis”, señaló el sábado 25 de marzo el coordinador de inmunización, Walter Escalante. Él, junto a su equipo, realiza visitas diarias a las casas para vacunar con los biológicos, sobre todo, aquellos contra la covid-19, que son los que menos confianza generan en la población a raíz de la desinformación que circula en redes sociales.

Erika Olórtegui
INMUNIZADO. Un bebé que nació en su domicilio recibe sus dos primeras vacunas en el centro de salud de Belén.
Foto: OjoPúblico / Milagros Berríos

 

En el centro de salud de Morococha, Priscila Ramírez, de 24 años, cuenta que, en un mes, debe retornar al establecimiento para que su hijo, de un año y cinco meses, pueda recibir la vacuna contra la influenza. “Lo traje para su control y para que le pongan la vacuna, pero me han dicho que no tienen y que venga el 24 de abril. Siempre es así”, dice. 

Eso también lo ratifica Jessy Pinedo, de 27 años, junto a sus dos hijos de cuatro y siete años, quien agrega que, el año pasado, no encontró vacunas contra el neumococo, polio e influenza. “Se debe buscar en las postas”, señala. 

El esquema regular de inmunización en Perú consta de 18 vacunas, de las cuales, 15 deben ser aplicadas en los primeros cinco años de vida. El esquema tiene el fin de proteger a las personas contra 28 enfermedades. Sin embargo, las coberturas de vacunación en cada una de estas son bajas.

Belén
INUNDADO. En el centro de salud del barrio de Belén no se cuenta con vacunas contra la influenza, ni la Tdap para gestantes, desde enero.
Foto: OjoPúblico / Milagros Berríos

 

Carlos Tello, director del Hospital Regional de Loreto, destacó que la baja inmunización ante las enfermedades causadas por virus preocupa a los profesionales. “Los procesos virales como poliomielitis, rubéola o sarampión son tipos de virus que pueden generar epidemias, pero todas las vacunas que se ponen los niños son necesarias y generan defensas”, enfatizó.

Hasta finales de 2022, cinco vacunas presentaron las menores tasas de vacunación en el país. Las mismas fueron aquellas contra la varicela (57,6%); la fiebre amarilla; el sarampión, paperas y rubéola (53,7%); los refuerzos contra la la difteria, tos ferina y tétanos (54,7%), y los refuerzos orales contra la polio (53,7%), de acuerdo al Reunis. 

Estos avances dejaron expuestos a miles de niños a esas enfermedades: 227.981 menores (para el caso de la varicela), 260.729 (fiebre amarilla), 248.548 (sarampión, paperas y rubéola), 255.530 (difteria, pertussis y tétanos), y 261.214 (polio). 

A nivel regional, las cifras de inmunización son inferiores. Por ejemplo, para el caso de la varicela, Ucayali (34,2%), Arequipa (43,8%) y Callao (44,3%) son las tres regiones que presentaron las tasas más bajas de protección. 

Asimismo, para la vacuna contra la difteria, pertussis y tétanos (conocida como DPT), hay también tres regiones con bajas coberturas: Madre de Dios (28,6%), Ucayali (28,7%) y Loreto (34,5%).

Por ello, los especialistas consideran que los riesgos de que enfermedades inmunoprevenibles reemerjan es latente. “De todo se puede esperar. Por ejemplo, brote de rabia o brote de la malaria, que siempre lo tenemos”, afirmó José Salinas sobre la baja cobertura.

Además de esas vacunas, el biológico contra la fiebre amarilla (AMA) presenta las menores tasas de inmunización en Ucayali (34,3%), Madre de Dios (38,8%), y Arequipa (40,3%). 

Mientras que, para la vacuna contra el sarampión, paperas y rubéola (SPR), tres regiones amazónicas tienen las coberturas más bajas: Madre de Dios (21,4%), Ucayali (26,7%) y Loreto (33,9%).

Las cifras de vacunación a nivel nacional muestran que las regiones de la Amazonía son las que presentan las menores tasas de inmunización dentro del esquema regular. Ese escenario responde a las características geográficas, culturales y presupuestales que enfrenta ese territorio.

El gerente de la Geresa de Loreto informó que existe un déficit de personal, pues los profesionales de la salud no quieren trabajar en zonas alejadas con el mismo salario que reciben al laborar en la ciudad. 

Geresa Loreto
PANORAMA. El gerente de salud de Loreto, José Salinas, señala que se requiere más personal para la vacunación en zonas alejadas.
Foto: OjoPúblico /  Xilena Pinedo

 

“Nadie quiere ir a trabajar allá [a la comunidad Nuevo Belén] porque los sueldos son los mismos, [pese a que esa zona está] a tres días viajando por vía fluvial o dos días y medio, cuando el caudal está bajo, y unas 10 a 12 horas caminando”, contó.

Además, José Salinas explicó que, en Loreto, el 30% de los 456 establecimientos de salud que posee la región no cuentan con conexión a internet ni con transportes, como deslizadores, para movilizarse dentro de la región. 

“En infraestructura, no se ha hecho mantenimiento o reparación en muchos años. Hay puestos y centros de salud que se están cayendo. En resumen, estamos hablando de falta de recursos humanos, zonas alejadas y las comunidades nativas no buscan la vacuna”, dijo. 

En efecto, otras de las dificultades señaladas por el especialistas consiste en la negativa de las comunidades a vacunarse. Miguel Pinedo, decano del Consejo Regional de Loreto del Colegio Médico del Perú, dijo que la desinformación que se ha difundido sobre las vacunas contra la covid-19 ha influido en las bajas tasas de vacunación con las dosis del esquema regular. 

Por eso, Edson Aguilar, de Voces Ciudadanas, resaltó la necesidad de que se difunda información desde el Minsa para impulsar la inmunización y evitar futuros brotes. “Si no hay un trabajo de pertenencia cultural ni un trabajo sostenido con los líderes comunitarios para explicar por qué es importante la vacunación y despejar todas las dudas, van a seguir ocurriendo [contagios]”, advirtió.

Brigadas
CAMPAÑAS. Las brigadas de salud acuden a las casas y buscar reducir la brecha de vacunación en zonas como Belén.
Foto: OjoPúblico / Milagros Berríos

 

Precisamente, la Coordinadora Regional de los Pueblos Indígenas de San Lorenzo (Corpi) refiere que el Minsa, la Geresa y las redes de salud no trabajan de manera articulada con las organizaciones regionales. 

Elaine Shajian, vicepresidenta de Corpi, contó que los representantes estatales tampoco toman en cuenta la pertinencia cultural o la lengua para sensibilizar a la población sobre las vacunas que han generado temor por falta de información o la aparición de efectos secundarios leves, como hinchazón en la zona de la aplicación. 

La líder indígena precisó que el sistema de salud tampoco considera las distancias entre las comunidades y los centros de salud. “¿Cómo la población se puede trasladar a un puesto de salud? Todo tiene un costo. No es como tener un hospital [cerca]. Si acá quieres un hospital, debes pagar pasaje y, si no tienes plata, ¿cómo te trasladas?”, señaló Elaine Shajian. 

La dirigenta espera que escuchen sus voces para proteger la salud de las comunidades más alejadas: “Ahora, nuestra preocupación es que esta enfermedad de la polio se expanda hacia otros niños”.

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