INMUNIZACIÓN. La cifra global de vacunación nacional, con 85% de la población con dos dosis, oculta brechas en la cobertura alcanzada en grupos específicos.

Vacunación con brechas: comunidades indígenas y población infantil con escasa cobertura contra la covid-19

Vacunación con brechas: comunidades indígenas y población infantil con escasa cobertura contra la covid-19

INMUNIZACIÓN. La cifra global de vacunación nacional, con 85% de la población con dos dosis, oculta brechas en la cobertura alcanzada en grupos específicos.

Ilustración: OjoPúblico / Claudia Calderón 

La cobertura de vacunación covid-19 en las comunidades indígenas de Amazonas, Loreto, Madre de Dios y Ucayali es crítica: menos del 53% de la población objetivo ha recibido dos dosis y, en el caso del refuerzo, los avances oscilan entre el 11,5% y el 28%. En el ámbito nacional, mientras tanto, menos del 60% de los niños de entre 5 y 11 años tienen el esquema completo. Especialistas remarcan la necesidad de replantear la estrategia de vacunación, crear alianzas con organizaciones sociales y campañas de comunicación dirigidas a estos grupos específicos.

21 Agosto, 2022

Actualización: 2 de setiembre de 2022 -  11:06 am

En diciembre de 2021, a un año de la aprobación de la primera vacuna contra la covid-19, Perú fue uno de los primeros países en alcanzar el 70% de su población nacional vacunada con dos dosis en América Latina. Más de un año después, las naciones de la región han alcanzado cifras similares en la aplicación de primeras y segundas dosis, mientras Perú empieza a mostrar un estancamiento en grupos específicos de la población.

Hasta fines de agosto, Perú tiene más del 90% de la población total con una dosis, más del 85% con dos y más del 70% con tres. Sin embargo, las cifras globales ocultan brechas en la cobertura alcanzada en grupos específicos, como la población indígena e infantil.

Una revisión realizada por OjoPúblico de los datos abiertos del Ministerio de Salud (Minsa) e información proporcionada por la Dirección de Pueblos Indígenas o Nativos de dicha entidad reveló, de forma preliminar, que cuatro regiones (Amazonas, Loreto, Madre de Dios y Ucayali) concentran coberturas menores al 53% en la vacunación con dos dosis dentro de comunidades indígenas amazónicas.

Además, la población infantil de entre 5 y 11 años, que empezó a ser inmunizada en enero pasado, apenas superó el 70% de cobertura con una dosis a fines de agosto. En paralelo, menos del 60% de ellos tenía el esquema de dos dosis.

La falta de información constituye un obstáculo para avanzar con la vacunación”, señaló Amalia Pesante.

El lento avance de la vacunación en el país también se evidencia en la existencia de vacunas que aún no han sido aplicadas y están por vencer. Un informe de la Contraloría General de la República alertó, el pasado 16 de agosto, que más de 10 millones de dosis contra la covid-19 caducarán en los meses de setiembre, octubre, noviembre y diciembre. La pérdida de estos biológicos implicaría un perjuicio económico al Estado de S/ 921,5 millones.

Especialistas consultados por este medio coinciden en la necesidad de repensar las campañas de comunicación del Minsa y las estrategias utilizadas para incentivar la vacunación. “La estrategia en la población adulta [que condiciona el acceso a diversos servicios a la vacunación] ha sido muy punitiva y eso no ha funcionado con los niños porque no les puedes negar el acceso a la educación, y no tienen la necesidad de ir a bancos. Necesitamos otra forma de mostrar la necesidad de la vacuna”, explicó Camila Gianella, psicóloga y experta en salud pública.

El pasado 7 de agosto, el Gobierno informó sobre la hospitalización de 10 niños a causa de la covid-19 y, tres días después, anunció un proyecto de ley que amplía las causales de deportación de migrantes, e incluye como una de estas no contar con la tercera dosis de la vacuna. Pero, en lugar de estos anuncios que apelan al miedo, las expertas resaltan la importancia de proporcionar información clave y facilidades logísticas (recursos humanos, presupuestos para traslados y un amplio horario de atención) para que las comunidades indígenas, migrantes y menores de edad accedan a la vacunación.

“La estrategia de meter miedo y de enfrentar a la gente como irresponsable no ha estado bien. Los padres no están convencidos de vacunar a sus hijos, entonces, habría que entender cuál es la razón”, sostuvo Camila Gianella. “En la población indígena, en general, hemos dejado de informar y educar sobre vacunas, cuando hacerlo genera confianza. Y, en la población migrante, es un escándalo. Primero, les pusieron barreras para vacunarse; segundo, pararon con estas vacunatones, y, tercero, criminalizan el no tener la tercera dosis”, agregó.

En este contexto, Gabriela Salmón, especialista en salud pública, remarcó la necesidad de realizar un balance que permita evaluar las medidas adoptadas a lo largo de la pandemia, y actualizarlas según la evidencia científica disponible hasta el momento, y de acuerdo con las necesidades. “Tenemos los mismos protocolos desde inicios de la pandemia”, subrayó.

vacunación niños infantil covid-19 Ilustración: OjoPúblico / Claudia Calderón

 

Brechas en la vacunación de comunidades indígenas

Hace más de un año que inició la vacunación contra la covid-19 en comunidades indígenas y altoandinas en Perú, pero aún existen cuatro regiones con una cobertura menor al 70% en primeras dosis y menor al 53% en el esquema completo. Un análisis preliminar realizado por OjoPúblico, en base a la información disponible del Minsa sobre las dosis aplicadas e información proporcionada por el responsable de la Dirección de Pueblos Indígenas u Originarios de dicha entidad sobre la población objetivo, reveló que Amazonas, Loreto, Madre de Dios y Ucayali son las regiones que agrupan los menores avances en la vacunación en las comunidades indígenas amazónicas.

Hasta el 11 de agosto, la región Amazonas tenía al 48,2% de la población indígena con una dosis. A la vez, Loreto (57,2%), Madre de Dios (62,6%) y Ucayali (65,5%) presentaron coberturas menores al 70%, la cual fue propuesta como meta. En el avance con segundas dosis el panorama es aún más preocupante: Amazonas tiene al 33,3% de la población indígena inmunizada, Loreto al 40,7%, Madre de Dios al 52,2% y Ucayali al 49%.

La situación se agrava todavía más si se observa la aplicación de refuerzos. Hasta ese misma fecha, las regiones con menor cobertura en terceras dosis fueron Amazonas (11,5%), Loreto (17,9%), Madre de Dios (28%), Ucayali (21,5%), Cusco (33,5%), Junín (42,4%), Pasco (46,6%) y San Martín (52,9%).

Los datos que maneja la Dirección de Pueblos Indígenas u Originarios del Minsa sobre la cobertura de vacunación no abarcan a las comunidades altoandinas, puesto que, según explicó Julio Mendigure —responsable del área— a OjoPúblico, dicha población forma parte de la contabilidad de la población general.

No hay un plan de atención a los indígenas y nunca ha existido", dijo Tabea Casique.

De acuerdo con Mendigure, las razones que explican el lento avance en la aplicación de dosis se vinculan a tres factores: la dispersión geográfica, la parte logística (disponibilidad de recursos para alquilar botes, adquirir combustible, viáticos, pasajes y alimentación del personal de salud), y la necesidad de difundir mensajes que sean culturalmente pertinentes en su lengua y a través de promotores. A pesar de que ha pasado más de un año desde el inicio de la inmunización en este grupo, el representante del Minsa indicó que necesitan más tiempo y articulación con las organizaciones indígenas para revertir los temores ocasionados por la desinformación.

Además, aseguró que la vacunación no está rezagada en este grupo poblacional, sino que tiene formas diferentes de funcionar. “Lo que pasa es que en la población indígena hay procesos que hay que respetar. Primero, hay que coordinar con el jefe de la comunidad, hay que coordinar un día, sensibilizarlos y obtener el consentimiento. Una vez que se obtiene el consentimiento recién se procede con la vacunación”, dijo.

Sin embargo, las especialistas consultadas por OjoPúblico señalan falencias en el desarrollo de la campaña de vacunación para esta población en específico, que explican el lento avance. En principio, identifican la falta de información con enfoque intercultural como uno de los obstáculos para que las personas muestren intención de vacunarse.

Tabea Casique, índigena asháninka responsable de los programas de salud intercultural de Aidesep, dijo que es necesario que la información sobre los beneficios y los efectos secundarios de las vacunas se difundan en coordinación con las organizaciones locales y regionales y, sobre todo, con los jefes de las comunidades. “No hay un trabajo articulado. Muchas veces están ingresando sin [difundir] información previa, solamente están llevando las vacunas y, obviamente, no encuentran la acogida de la población”, señaló.

A la falta de información oficial se suma la difusión de desinformación durante la pandemia en torno al virus y a los productos biológicos. Tabea Casique explica que la información falsa llega a las comunidades a través de la televisión y redes sociales, como Facebook. De hecho, en noviembre de 2021, OjoPúblico documentó la existencia de 30 actas en las que algunas comunidades awajún, ashéninka, wampis, asháninka, achuar, kichwa y quechua de Amazonas, Loreto, Ucayali, Junín y Huancavelica rechazaban las vacunas debido a versiones falsas y engañosas sobre estos productos.

Al respecto, Gabriela Jiménez, especialista en salud y quien entonces se desempeñaba como directora de Inmunizaciones del Minsa, dijo a este medio que esa respuesta está vinculada también con la falta de trabajo por parte del ministerio. “Ese rechazo comunicacional tiene que ver con cómo estamos llegando a explicar. El abordaje necesariamente tiene que ser comunicacional”, afirmó.

Otro de los obstáculos para cerrar las brechas de vacunación consiste, de acuerdo con los expertas, en la falta de confianza histórica por parte de las comunidades hacia el Estado. Tabea Casique destacó que la atención sanitaria de los pueblos indígenas es precaria desde antes de la emergencia sanitaria. “No hay un plan de atención a los indígenas y nunca ha existido —remarcó—. Yo creo que es momento de trabajar, ver mecanismos y hacer seguimiento a las prioridades, como la atención de madres gestantes y niños menores de 5 años”.

En esa misma línea, Amalia Pesantes, antropóloga médica e investigadora del Dickinson College, destacó que la histórica relación distante entre la población indígena y los servicios de salud se agudizó con la pandemia, pues el personal sanitario no estaba preparado para apoyarlos en el manejo de los contagios y las muertes. “Para entender esas brechas, pensando desde la mirada de la población indígena, creo que hay que entender cómo fue su relación [con el sistema de salud] en esos momentos tan críticos, tristes y desesperantes”, concluyó.

 

Lentos avances en la vacunación de los niños

En enero de 2022 se empezó con la vacunación del grupo etario de 5 a 11 años. En esa fecha, la entonces directora de inmunizaciones, Gabriela Jiménez, anunció que esperaban llegar al 80% de cobertura con una dosis para mediados de marzo. Sin embargo, hasta agosto, eso no ha ocurrido.

Los datos proporcionados por el Minsa dan cuenta de que, al 31 de agosto, solo el 72,1% de los menores recibieron la primera dosis y el 58,7%, la segunda. “Por debajo de 70% calificamos como muy deficiente”, explicó Jiménez en comunicación con OjoPúblico.

Hasta finales de agosto, los menores avances en primera dosis se concentraban en seis regiones del país: Ucayali (59,8%), Arequipa (59,1%), Tacna (50,6%), Madre de Dios (49,2%), Puno (48,3%) y Amazonas (46,7%).

vacunación niños infantil covid-19
NIÑOS EXPUESTOS. Menos del 53% de la población objetivo de 5 a 11 años ha recibido dos dosis.
Ilustración: OjoPúblico / Claudia Calderón 

 

En lo que respecta a segundas dosis, las regiones con tasas de inmunización menores al 60% ascienden a 15. Dentro de ellas, destacan Apurímac (57,4%), Cajamarca (55,9%), Loreto (49,8%), Huancavelica (49,1%), San Martín (49,1%), Moquegua (48,6%), Huánuco (48,5%), Ayacucho (46,1%), Cusco (45,5%), Arequipa (43,9%), Ucayali (43,7%), Amazonas (39,1%), Tacna (37,9%), Madre de Dios (31,8%) y Puno (31,4%) por tener los menores avances.

Estas bajas coberturas no se corresponden con la intención de los padres de vacunar a sus hijos contra la covid-19. De acuerdo con un estudio publicado en la revista Vaccine: X, 9 de cada 10 padres en Perú y Colombia tienen la intención de inmunizar a su hijo o hija menor de 18 años. Diego Urrunaga-Pastor, uno de los autores, explicó a OjoPúblico que esta investigación permite identificar los factores que pueden estar asociados a una mayor o menor intención de vacunación.

Algunas de las principales características asociadas a una mayor intención fueron pertenecer al género femenino, cumplir con el distanciamiento físico, el uso de mascarillas, tener inseguridad económica, tener una condición crónica o más comorbilidades, haber tenido covid-19 y estar vacunado. En contraparte, el estudio encontró que vivir en zonas rurales se asoció con una reducción en la intención de vacunar a los niños y adolescentes. Moquegua, Madre de Dios y Puno fueron las regiones con las menores tasas de intención de vacunación.

“Esto podría darse debido a la falta de información en estas regiones, así como a la falta de acceso a los sistemas de salud, el uso de automedicación y la falta de mensajes claros”, explicó Urrunaga-Pastor. En esa línea, el epidemiólogo de la Universidad Científica del Sur señaló que uno de los objetivos de la investigación consiste en orientar las campañas de vacunación. “Las estrategias de comunicación tienen que ser personalizadas, tratando de cerrar las brechas en los grupos en los cuales aún no se ha llegado a cubrir de manera tan amplia”, señaló.

Hasta el momento, el Minsa se ha enfocado en proporcionar información sobre cómo está afectando el virus a la población infantil en el ámbito nacional. A inicios de este mes, el dicho ministerio informó sobre la hospitalización de 10 pacientes pediátricos a causa de la infección por el Sars-cov-2. “No esperemos que nuestros hijos lleguen a estar en una cama UCI pediátrica. Autoricemos [la vacunación de los niños]”, dijo el ministro de Salud, Jorge López. Sin embargo, Camila Gianella indicó que este tipo de mensajes no permiten entender los bajos avances en la vacunación ni por qué los padres no están firmando el consentimiento.

De acuerdo con la especialista, existe una sensación de seguridad de que la covid-19 no afecta de manera grave a los niños. “Digamos que los padres no ven una necesidad tan seria de vacunarlos”, explicó. No obstante, la evidencia científica muestra que es posible que los menores se enfermen de manera grave. Un estudio sobre niños que desarrollaron covid-19 grave en Canadá, publicado en The Lancet, encontró que la edad media era de 1 a 9 años y que podría ocurrir en menores con o sin comorbilidades.

Además, aunque es poco frecuente que un niño se enferme de gravedad, la información disponible demuestra que contraer la infección podría traer otros efectos contraproducentes para ellos. Un estudio publicado en la revista Nature enumeró, entre otras consecuencias, la posibilidad de desarrollar síndrome inflamatorio multisistémico, long covid, y diversas afectaciones, como el aislamiento social y la interrupción de la educación.

En esa línea, Gabriela Salmón destacó que el Minsa no está brindando información actualizada sobre las características de las personas más afectadas por el virus, el número de muertes de manera concreta, ni la tasa de hospitalización de población sin vacuna. “Los mismos protocolos que se usan están muy desvinculados de la evidencia que se tiene actualmente. No es que la gente esté en contra de vacunar a sus hijos, pero prefiere esperar un poco a que la información sea difundida”, detalló.

El estudio realizado en Perú y Colombia también recomienda una mayor difusión de información científica con el fin de impulsar la vacunación. Los autores aconsejan abordar temas como la confianza en las vacunas y las nuevas variantes de preocupación, incluida Omicron. “Un grupo de padres informados y que confíen en las vacunas, al notar que son seguras en niños y que generan una respuesta inmune positiva, podrían optar tranquilamente por vacunar a sus niños y adolescentes”, planteó Urrunaga-Pastor.

Por último, Gabriela Jiménez considera que una de las fallas radica en que no se ha logrado establecer una buena alianza estratégica entre el Minsa y el Ministerio de Educación. La especialista destacó que ambos sectores deberían estar en la capacidad de identificar a los menores que no han recibido las dosis y, de esa manera, acudir a las instituciones educativas donde las coberturas de vacunación sean más bajas.

 

Inmunización en migrantes

A pesar de que, en 2021, el Minsa indicó que la población migrante podría recibir las dosis contra la covid-19 solo con mostrar un documento de identidad, este grupo enfrentó algunas barreras para acceder a la vacunación covid-19. OjoPúblico informó sobre casos puntuales en los que se les impidió el acceso a dosis con requisitos no contemplados oficialmente.

A casi un año de estos incidentes, el actual Gobierno anunció un proyecto de ley que propone expulsar del país a personas extranjeras con situación migratoria irregular y a aquellas que no cuenten con las tres dosis. Esta propuesta se da sin un verdadero sustento que evidencié que hay una baja cobertura de vacunación en esa población y en un contexto en el que se busca vincular la inseguridad con la población migrante.

OjoPúblico solicitó información al Minsa sobre la población objetivo de este grupo. Sin embargo, hasta el cierre de este informe no se obtuvo respuesta. Al respecto, Camila Gianella considera que no se puede insinuar que la población migrante no desea vacunarse cuando no se cuenta con data abierta sobre cuál es la cobertura actual.

La estrategia de meter miedo y de enfrentar a la gente como irresponsable no ha estado bien”, afirmó Camila Gianella.

“No sabes si es que, en verdad, no se están vacunando. Si no se tiene la data, cómo es posible que hayan sacado este proyecto de ley, y en base a qué dicen que no se están vacunando”, cuestionó. Además, la especialista se mostró en contra de criminalizar una conducta para un grupo específico. “En los nacionales no es un delito no tener la tercera dosis, solo te limita el acceso a ciertas cosas, pero nadie se va a la cárcel”, enfatizó.

En otro pedido de información realizado por este medio, el Minsa dio a conocer la cantidad de dosis aplicadas en personas migrantes hasta el 21 de junio. La información proporcionada da cuenta de que los extranjeros de nacionalidad venezolana, colombiana y china registran la mayor cantidad de dosis aplicadas.

En la población venezolana que se encuentra en el país, se han inoculado 681.164 primeras dosis, 564.525 segundas y 330.423 terceras dosis contra la covid-19. En la población colombiana, se inocularon 18.042 primeras dosis, 16.082 segundas y 13.006 terceras. Por último, en la población china se aplicó 9.681 primeras dosis, 6.157 segundas y 5.095 terceras. Sin embargo, como se señaló previamente, no es posible saber qué porcentaje de avance representan esas cifras.

Amalia Pesantes, quien ha trabajado en un proyecto sobre acceso a la salud sexual en población migrante durante la pandemia, destacó que el desconocimiento constituye un obstáculo para avanzar con la inmunización. La falta de información, precisó, puede partir del propio personal de salud, cuando no tienen claro a quiénes vacunar ni qué tipo de documento necesitan, y también puede originarse en la población migrante, cuando no saben que tienen derecho a acceder a los servicios de salud.

Camila Gianella señaló, además, que la suspensión de las vacunatones redujo los horarios disponibles para que las personas acudan a los vacunatorios y que, actualmente, la franja horaria de atención muchas veces coincide con las horas en las que esta población se encuentra trabajando, principalmente, de manera informal.

 

Repensar y focalizar las estrategias

Las brechas de vacunación en las poblaciones vulnerables, sostienen los especialistas consultados, se pueden cerrar con estrategias de comunicación y campañas de inmunización pensadas para cada uno de estos grupos específicos. En principio, coinciden en la importancia de crear estrategias focalizadas para cada grupo poblacional.

Julio Mendigure destacó como un esfuerzo la elaboración de campañas en 32 lenguas indígenas para incentivar la vacunación en comunidades alejadas. Sin embargo, mencionó la necesidad de que estos productos se difundan a través de perifoneo, puesto que no siempre llegan a todos.

“Estamos pidiendo [al Ministerio de Economía y Finanzas], aproximadamente, S/ 5 millones que serviría para combustible, alimentos, inmobiliaria local de los brigadistas, perifoneo en su lengua originaria y para contratación de los enlaces indígenas”, detalló.

Tabea Casique, responsable de los programas de salud intercultural de Aidesep, también señala que la efectividad de estas campañas depende de su difusión. “Si se ha hecho [las traducciones por parte del Minsa], no se escucha y no están llegando a la población”, indicó. La representante de Aidesep señaló, además, que no se está llegando a los beneficiarios, “porque las emisoras son privadas y no están pagando [el Minsa] para que se pueda difundir”.

En paralelo, Amalia Pesantes y Camila Gianella precisan que no es suficiente con traducir un mensaje de una lengua a otra, sino que hay que asegurar que los conceptos se entiendan de igual manera. “Para comenzar, hay que preguntarnos si existe la palabra ‘vacuna’ o el concepto ‘consentimiento informado’ en otras lenguas. No necesariamente tienen una traducción exacta”, dijo Pensantes.

Ese rechazo [a la vacunación contra la covid-19] tiene que ver con cómo estamos llegando a explicar”, dijo Gabriela Jiménez.

Camila Gianella también planteó la necesidad de sentarse a conversar con las comunidades para entender cuáles son los miedos más frecuentes y dialogar con ellos para tratar que la necesidad de la vacuna se pueda entender en estos saberes. “Traducir no es interculturalidad”, remarcó.

Lo mismo recomiendan ambas expertas para la población infantil y migrante. Gabriela Salmón señaló que no se debe perder de vista el bienestar de los niños. Además, agregó que se debe informar a los padres y conocer los motivos por los que no están llevando  a vacunar a sus hijos. En el caso de la población migrante, Pesantes recomienda crear mensajes particulares para esta comunidad y difundirlos a través de sus organizaciones.

De acuerdo con las especialistas, las agrupaciones que representan a estos grupos poblacionales también juegan un rol fundamental en la difusión de información. En las comunidades amazónicas, explicó Amalia Pesantes, los promotores indígenas fueron importantes para incentivar la inmunización.

“En comunidades indígenas, hay una estrategia que se planificó y se empezó a ejecutar [durante la pandemia] que fue la contratación de promotores activos de las propias comunidades nativas e indígenas y se sacó un presupuesto para que ellos hagan las coordinaciones y acercar las brigadas de vacunación [contra covid-19]. Quizá habría que garantizar las posibilidades de prestación a ese nivel porque sí es importante contar con un actor comunicacional”, explicó Gabriela Jiménez.

Finalmente, una estrategia utilizada para fortalecer lazos de confianza entre el sistema de salud y las comunidades indígenas consiste en acercarles paquetes de atención integral y no solo de vacunación. Julio Mendigure indicó que desde el Minsa están llevando atención obstétrica, psicológica, medicamentos y exámenes de laboratorios a las poblaciones indígenas.

En efecto, Amalia Pesantes dijo que en la zona de Atalaya, en la región Amazonas, miembros de las comunidades indígenas solicitaron que el Estado les garantice una atención integral, previo a aceptar a la vacunación covid-19 y, cuando llegaron con el personal de salud y el equipo para atenderlos, recién permitieron iniciar con la inmunización. “Es importante reconocer que los promotores y las organizaciones representativas tienen un rol político muy importante y que el Minsa debe trabajar de la mano y no pasarlos por alto”, explicó.

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