Cuando Diana pidió conocer a su bebé se lo trajeron envuelto en mantas, con una lata de leche Enfamil al costado. "Ni bien nació le dieron esa leche, nunca me consultaron. La enfermera me dijo que esa era la marca con la que trabajaban”, cuenta la madre de 36 años que dio a luz en una clínica de Pueblo libre que prefiere no mencionar. Aquello fue hace tres años, y durante este tiempo visitó diferentes pediatras porque el alimento en polvo le generaba molestias a su hijo.
Una doctora le recomendó seguir con el producto si el niño tenía hambre, otro le sugirió probar nuevas marcas, pero un tercero se molestó con ella. "Me explicó que en el futuro mi niño podía tener alergias o subir mucho de peso, pues la fórmula no tenía las proteínas que da la leche materna. Él me enseñó a manejar mi postura y relajarme, en vez de angustiarme porque no me salía leche", recuerda Diana, quien finalmente abandonó el alimento en polvo.
Las fórmulas lácteas son sustancias derivadas de la leche modificada de vaca que no poseen los nutrientes ni anticuerpos que provee la leche materna, según la Organización Panamericana de la Salud (OPS). Por eso, su consumo en recién nacidos es recetado en casos específicos en que la madre no puede dar de lactar o cuando, por ejemplo, son portadoras de VIH o llevan quimioterapia.
En Perú, el precio de cada lata fluctúa entre los S/60 y S/200, es decir, unos 18 a 60 dólares, y se pueden encontrar en cualquier centro comercial, supermercados, farmacias y plataformas de compras en Internet. La industria que los produce mueve una estrategia millonaria para llegar a más hogares: según el estudio Don’t Push it, publicado el 2018 por la ONG Save the Children, las seis principales compañías que comercializan leche de fórmula en todos los continentes -entre ellas Mead Johnson, Abbott y Nestlé- gastan 5.600 millones de euros cada año en publicidad. Unos 40 euros por cada bebé nacido en el mundo.
Durante la pandemia por el coronavirus, la campaña de comercialización de fórmulas lácteas no se ha detenido, por el contrario, ha incluido en sus promociones mensajes que prometen reforzar las defensas del bebé. A través de redes sociales y páginas web como Mastemamá y Enfabebe, se comparten consejos para madres primerizas, videos de estimulación temprana, entrevistas a nutricionistas y artículos bajo el rótulo “Durante la lactancia, cuida a tu bebé y extrema precauciones frente al COVID-19”.
Todo ello junto a anuncios publicitarios con frases como “Es tiempo de que tu pequeño esté más protegido que nunca” o “Dale Enfagrow Premium, que le brinda los nutrientes necesarios para reforzar su sistema inmunológico”. María Ibarra, obstetra y consultora de la Red Peruana de Lactancia Materna (LactaRed) advierte que esta desinformación está propiciando nuevas generaciones de niños y niñas propensos a alergias y enfermedades infecciosas.
“Hemos visto que las empresas están promocionando los componente de inmunidad de sus fórmulas infantiles, pero ninguna de estas se compara en propiedades nutricionales e inmunológicas a la leche materna, sin contar con vínculo emocional que necesita el niño al lactar . Por eso se recomienda la leche materna hasta los dos años, pero se considera prioritario en los primeros seis meses de vida”, añade Ibarra.
CLUB.Durante la pandemia, Mead Johnson también ha apelado a mensajes alusivos a cuidar y reforzar el sistema inmunológico de los bebés.
Foto: Facebook Enfabebe
Las empresas de la alimentación artificial
El mercado de fórmulas lácteas en el Perú está liderado por la corporación Mead Johnson Nutrition, una división estadounidense del grupo británico Reckitt Benckiser, que concentra el 39% de todas las importaciones de fórmulas lácteas que se hicieron entre enero del 2012 y marzo del 2020. Sus productos estrella son Enfagrow (para mayores de 2 años) y Enfamil (para recién nacidos), que en dicho periodo ingresaron latas por un total de US$199 millones, provenientes de su filial en México.
Un poco más lejos, con el 19% de importaciones, aparece la farmacéutica estadounidense Abbott, que ingresó al país el alimento en polvo Similac, valorizado en US$ 97 millones. Le sigue el grupo holandés Ausnutria Hyproca y su línea BabyLac, con más de US$ 66,9 millones en latas importadas en esos años (13,1%). En el cuarto puesto encontramos a la compañía de capitales suizos Nestlé, fabricante de las fórmulas NAN y Nido, y dueña de la marca S-26, con los cuales logró ingresar al país productos por US$ 53 millones.
Este cuarteto de empresas concentra el 82,7% del monto total de importaciones de fórmulas lácteas que ingresaron al Perú los últimos ocho años, los mismos que alcanzaron los US$ 508 millones en valor FOB, como se denomina al costo con el que ingresan a Aduanas, sin añadir seguros, traslados ni ganancias del distribuidor.
Los datos de la Dirección General de Medicamentos, Insumos y Drogas (Digemid), entidad adscrita al Ministerio de Salud (Minsa), indican que estas corporaciones empezaron a incrementar sus oferta el 2010, año en que incrementaron en 700% los volúmenes de venta respecto al 2005, convirtiéndose en uno de los productos farmacéuticos más vendidos.
Las fórmulas infantiles que están en el mercado son de dos tipos: los suplementos para niños de 2 años a más; y los denominados sucedáneos de la leche materna, que están indicados de manera excepcional para recién nacidos. Para evitar que la industria realice prácticas publicitarias agresivas, que atenten contra la nutrición básica de los niños, la Unicef y la Organización Mundial de la Salud (OMS) aprobaron el Código Internacional de Comercialización de Sucedáneos de la Leche Materna, un documento que prohíbe cualquier forma de promoción de fórmulas lácteas en los primeros seis meses de vida.
El Código está vigente desde 1981 y cuenta con la adhesión de Perú. En este se impide la entrega de muestras gratis y regalos a los profesionales de la salud. Es más, los envases no deben mencionar supuestas propiedades nutricionales ni imágenes que lo idealicen. “Por el contrario, el etiquetado debe incluir mensajes relativos a la superioridad de la leche materna sobre los sucedáneos, y los riesgos que supone no practicar la lactancia materna”, subraya la OMS en un informe publicado en mayo pasado.
El Código de Comercialización de Sucedáneos prohíbe la entrega de muestras gratis de fórmulas a las madres y al personal médico.
Pero la industria ha sorteado estas restricciones con una estrategia denominada “promoción cruzada”. Una técnica de ventas que la OMS describe como aquella donde el fabricante promueve productos nuevos, o diferentes, relacionándolo con otro ya existente. De esta manera el consumidor asume que se trata de igual categoría de productos o les atribuye los mismos beneficios.
La empresa Mead Johnson, por ejemplo, ha copado su publicidad en medios de comunicación y en redes sociales con la imagen de Enfagrow, su producto dirigido a mayores de 2 años. A estos anuncios les añade imágenes de bebés, peluches, familias felices y recomendaciones de pediatras. Su marca hermana, Enfamil, dirigida a recién nacidos, no aparece. Sin embargo, en los anaqueles de los supermercados y páginas web de venta se pueden ver que ambos productos comparten etiquetas y envases con la misma tipografía, diseño, colores y logos similares.
PROMOCIÓN CRUZADA. La OMS define esta estrategia publicitaria a darle similares características de empaque y diseño a productos que son indicados para bebés y niños.
Composición: OjoPúblico
Lo mismo sucede con las fórmulas infantiles que comercializa Nestlé, a cuyos empaques se les añade pequeñas variaciones en el nombre: Nan Crecimiento, Nan Optipro 1, Nan Optipro 3, entre otros; al igual que las marcas de Abbott, que son Similac 1, Similac 2 y Similac 3, y más. En todos los casos, las fórmulas sobre las que no pesan restricciones indican en su etiquetado que “el consumo en bebés menores de 2 años debe ser recomendado por un pediatra”.
Los datos del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI) muestran que entre el 2013 y 2018 la tasa de bebés amamantados hasta los seis meses se redujo en 4,4%. Si revisamos la data rural, vemos que ocho de cada diez mujeres optan por la lactancia exclusiva, pero en el área urbana la tendencia se reduce a seis de cada diez, es decir, el 40% opta por las fórmulas. Las cifras del INEI señala que en todo el Perú la lactancia materna exclusiva alcanza el 64%, una cifra alta si se compara con el promedio en América Latina que es del 38%.
La industria captó al personal de salud
“¿Sabías que el 85% del cerebro se desarrolla en los 5 primeros años? Es tu oportunidad de apoyarlos. Por eso los pediatras recomendamos Enfagrow. Con DHA y nutrientes esenciales, preparan a tu hijo para un mejor aprendizaje (...) Solo tienes una oportunidad para darles lo mejor". Con estas palabras, el pediatra José Francisco Recoba Martínez aparecía en comerciales de televisión promocionando el alimento en polvo de la empresa Mead Johnson, el mismo que -en letras diminutas- aclaraba que “las habilidades de desarrollo mental se logran a través de una nutrición y estimulación adecuadas”.
Recoba, excandidato a regidor por Lima en la lista de Fuerza Popular del 2018 y conductor de programas médicos, considera que no hay margen a confusión en los comerciales que protagonizó para la fabricante Mead Johnson. “Está bastante explícito que [el desarrollo del cerebro] no tiene relación con el producto en sí y que este podría favorecer a ese desarrollo en la medida que sea un consumo responsable”, dijo a OjoPúblico.
El pediatra tampoco considera que el riesgo de promoción cruzada esté presente en esta marca. “Mientras se especifique en la lata que es para niños de 2 años a más, y mientras se haga ese énfasis al momento de la comercialización, no podría decir si el color o aspecto de la lata podría jugar a favor o en contra de la confusión”, dijo. Además pidió entender las consideraciones específicas en que sus colegas pueden prescribir el uso de sucedáneos de leche materna a bebés menores de un año, cuando la madre no puede dar de lactar.
Recoba acaba de estrenar un programa de televisión para informar sobre el impacto del coronavirus y dice que ya no trabaja con Mead Johnson. Ahora está vinculado a otra marca de fórmulas infantiles, “pero por una cuestión de confidencialidad no me está permitido decirlo”, añadió. Él ejerce su profesión en el sector privado y asegura que transparenta este conflicto de interés a las madres que acuden a su consulta.
Un estudio realizado por la Escuela de Salud Pública Bloomberg de la Universidad Johns Hopkins, una de las más prestigiosas instituciones de medicina en Estados Unidos, da señales de la infiltración de la industria de fórmulas lácteas entre el personal de salud peruano. El 2016 y 2017 sus investigadores analizaron los hábitos de lactancia de 214 madres de Villa el Salvador, el quinto distrito con mayor índice de pobreza de Lima, y encontraron que casi la mitad abandonó la lactancia exclusiva de sus recién nacidos por recomendación de sus médicos. Incluso el 39% de ellas recibió recetas con el nombre de la marca de fórmula que debían comprar.
El informe se reveló en junio del 2019 y contiene entrevistas a médicos y enfermeras que cuentan cómo los representantes de estas empresas recorren sus consultorios regalando calendarios, muestras de sus productos, y ofreciéndoles conferencias y viajes. “Sé que les dan [a los médicos] un bono por cada venta. No necesariamente en efectivo, pero sí en cursos y viajes científicos. Enfamil viene aquí, NAN viene. Nos orientan, hablan con nosotros”, dijo una de las enfermeras que no es identificada en el informe.
De 214 madres monitoreadas en Villa el Salvador, casi la mitad abandonó la lactancia exclusiva por recomendación de sus pediatras.
La autora del estudio, Jessica Rothstein, considera que los intereses de estos negocios colisionan la salud pública cuando involucran al personal médico en la promoción de sus productos. “No es ético. Estas familias creen firmemente lo que el médico les dice. Las madres tienen derecho a decidir la alimentación de sus hijos, pero que se les permita tener na decisión informada, completa e imparcial”, señaló en entrevista con OjoPúblico.
El informe Don´t Push it de Save The Children también cuenta las presiones que recibe el personal de salud de Chile y Ecuador por parte de las distribuidoras de estas fórmulas. A través de encuestas, los profesionales de ambos países confirmaron que los representantes de las compañías les ofrecieron materiales promocionales y muestras de leche, pero también donaciones de equipo e invitaciones a eventos fuera del establecimiento de salud. Los nombres en común que surgieron fueron de Nestlé y Abbott, y en Ecuador se sumó Mead Johnson.
RECOMENDACIONES. La industria de fórmulas lácteas incluye en la publicidad la frase "recomendado por pediatras" para impulsar la decisión de compra en las madres.
Foto: Facebook Nestlé
En Perú, el vínculo entre esta industria y la salud no son recientes. En agosto del 2011, el Minsa, la OPS y Unicef se unieron para investigar el lobby empresarial en los establecimientos de salud y encontraron que en 17 de 29 centros de Lima, Ayacucho, Huancavelica y Loreto se recibían regalos de este tipo.
“Las principales empresas que entregan donaciones y/o muestras de sucedáneos de la leche materna a los establecimientos de salud monitoreados son Mead Johnson, Abbott, Nutricia, Ordesa, Nestle, Wyeth y Bagó”, indica el informe. Se detectó, además, charlas organizadas por las compañías sobre cómo preparar los alimentos en fórmula, y una serie de obsequios con sus logos impresos.
“Se vieron ambientes remodelados, relojes de pared, calendarios, cenefas decorativas, carteles para colocar nombres de consultorios, pañaleros, tallímetros, tarjetas para identificación de cunas, móviles, todos con publicidad de leches de fórmula y mandiles con promoción de marcas de fórmula. Las compañías donantes son Abbott, Wyeth, Ordesa y Mead Johnson”, se lee en el documento.
La Sociedad Nacional de Pediatría indicó que no podría pronunciarse para este reportaje por falta de tiempo. A través de un correo electrónico, su presidente, Herminio Hernández, indicó que estaban abocados a colaborar con el Minsa en la atención de menores de edad con Covid-19.
Un reglamento sancionador que no se aplica
El asesor del despacho Viceministerial de Salud Pública del Minsa, Mario Tavera, confirmó que en supervisiones posteriores hechas en hospitales de Lima se encontraron los mismos regalos y muestras gratis de fórmulas lácteas. “Nos preocupa también el uso de los profesionales. Lo que hacen es darles cursos y financiamiento de congresos, viajes; es muy difícil de controlar. Establecen relación directa con ellos”, señaló en entrevista con este medio.
“La publicidad de Enfagrow, que habla sobre el desarrollo del cerebro la hemos considerado publicidad engañosa y lo presentamos así en los eventos de capacitación al personal de salud (...) La principal transgresora es Mead Johnson, con estas formas de actuar poco transparentes. Esto no va a acabar mientras exista libre mercado en este negocio”, añadió el asesor viceministerial.
El Reglamento de Alimentación Infantil, aprobado con el Decreto Supremo 009-2006 del Minsa, en concordancia con el Código Internacional de Comercialización de Sucedáneos de la Leche Materna, recoge las prohibiciones que rodean a las fórmulas indicadas para bebés de 0 a 6 meses y estipula sanciones. De acuerdo a este documento, el personal de salud, público o privado que reciba dádivas, regalos o incentivos financieros de la industria láctea será sancionado de manera administrativa “de acuerdo a la normatividad vigente y a la gravedad de la falta (...) sin perjuicio de la denuncia penal que pudiera corresponder”.
LACTANCIA. La OMS sostiene que la lactancia exclusiva es primordial en los primeros seis meses de nacido, y es recomendable hasta los dos años de vida.
Foto: Andina.
Además, se prohíbe que los establecimientos de salud y farmacias entreguen muestras gratis de cualquier tipo de fórmula infantil; y que los fabricantes incluyan en su publicidad imágenes de bebés, médicos, mascotas o vegetales que alienten el consumo de este alimento en polvo u otra sustancia que requiera el uso biberón en los 2 primeros años de vida. Las empresas que sean encontradas ofreciendo dádivas, obsequios o fórmulas a las madres o al personal de salud, serán multadas con hasta 50 UIT (US$ 65 mil) y se podrá suspender la comercialización de sus productos. Sin embargo, ante las infracciones detectadas, la reacción del Estado fue enviar exhortos.
“Hemos llamado la atención a las empresas a través de comunicaciones. La entidad [el Minsa] no tiene facultad para imponer multas. Susalud (Superintendencia Nacional de Salud) es quien puede sancionar a los establecimientos que incumplen el reglamento; mientras que, desde el punto de vista de la propaganda, el actor es el Indecopi (Instituto Nacional de Defensa de la Competencia y de la Protección de la Propiedad Intelectual). Sabemos que hubo denuncias contra esta industria, pero no prosperaron”, asegura Tavera.
El mencionado reglamento no precisa quién es el responsable de aplicar y hacer cumplir estas sanciones. En su artículo 56 apenas se indica que el Ministerio de Salud, “a través de sus órganos competentes y las Direcciones Regionales de Salud, aplicará la regulación sanitaria nacional vigente”.
La normativa nacional sanciona la promoción de fórmulas para recién nacidos y toda sustancia que requiera el uso de biberón.
Para tratar de cubrir este vacío, el 2016 se realizó una mesa de trabajo entre la Alta Dirección del Minsa y Susalud para que este último incluya en su reglamento cuatro tópicos sobre los cuáles sancionar a los establecimientos de salud. Primero, que los hospitales y clínicas no cuenten con un comité de lactancia materna operativo; segundo, que se detecte donaciones no autorizadas; tercero, encontrar propagandas de fórmulas lácteas; y, por último que la historia clínica del bebé no especifique por qué está recibiendo este alimento en polvo.
El superintendente de Susalud, Carlos Acosta Saal, confirmó que estos cuatro tópicos fueron incluidos “en la interpretación del Reglamento de Inspecciones y Sanciones" de su institución, pero no han logrado amonestar a ninguna clínica u hospital por estos hechos. Según el funcionario, el Decreto Supremo 009-2006 (Reglamento de Alimentación Infantil) no incluye los elementos probatorios para configurar cada falta, lo que dificulta sostener estos casos en el sistema procesal.
"Nos dicen que están promocionando un producto, pero cuando uno va a indagar no se encuentra nada. Esto se desarrolla en un contexto privado en que el personal [de salud] le promociona [la fórmula láctea] a alguien en un momento no podemos atestiguar ni grabar. Lo que sí ha desaparecido a la fecha son los carteles de propaganda o material que le hacían llegar al consumidor (...) Antes era frecuente que les obsequiaran latas, los llevaran a domicilio o les dieran cupones de descuento” añade Acosta.
Tanto Susalud como Indecopi han solicitado al Minsa que se actualice el Reglamento de Alimentación Infantil. A través de un escrito enviado a OjoPúblico, esta última entidad informó que en diciembre del 2017 presentó un proyecto para crear la Ley de Alimentación Infantil a fin de reforzar las prohibiciones establecidas en el reglamento. “Se identificó la necesidad de dotar a nuestro sistema jurídico con una norma con rango de ley que tenga como finalidad regular la promoción, protección y apoyo de la lactancia materna y orientación de prácticas adecuadas de alimentación complementaria”.
El documento fue entregado a la Comisión Multisectorial de Promoción y Protección de la Lactancia Materna -presidida por el Viceministerio de Salud Pública del Minsa- durante la gestión del ministro Fernando D'Alessio Ipinza, y hasta la fecha no ha sido debatido ni enviado por el Ejecutivo como una propuesta legislativa.
En la base de datos de Indecopi existe un solo proceso confirmado por publicidad engañosa contra la industria de fórmulas lácteas. Ocurrió el 2018 y fue contra Aspen Perú S.A, a quien multaron con 29,1 UIT (US$ 36 mil) por difundir una campaña publicitaria donde se afirmaba falsamente que su producto no contiene azúcar. La fórmula infantil sobre la que cayó la sanción es Progress Gold, indicado para mayores de 2 años, y se comercializa en menor medida en el país en la cadena de boticas Inkafarma. La sanción fue producto de una denuncia que interpuso su competidor, Mead Johnson.
En la base de datos de Indecopi existen al menos cuatro investigaciones realizadas contra esta industria por presunta publicidad engañosa que no prosperaron, pero corresponden a otras ramas de producción: alimentos en polvo para diferentes edades. Estas empresas tiene una gama de fórmulas que ofrecer desde el nacimiento hasta la adultez y vejez, y en todas aplica las mismas estrategias comerciales.
El círculo que promueve esta industria es perverso. Ibarra, consultora de la Red Peruana de Lactancia Materna (LactaRed) señala que desde el momento que se usa el biberón, el bebé empieza a perder la habilidad de succionar y ya no quiere lactar. En tanto, las madres dejan de producir leche por la falta de estímulo. “Se debe reforzar la educación en lactancia a las madres primerizas, y a aquellas que recurrieron a la fórmula y desean volver a amamantar. No es un proceso fácil para muchas. Deben saber que en los tres primeros días algunas no producirán suficiente leche porque sus hormonas se están habituando”, sostiene.
A esto se suma que algunas fórmulas infantiles tienen alto contenido de maltodextrina, una sustancia azucarada derivada del maíz que lo obligaría llevar los octógonos de advertencia que señala la Ley de Alimentación Saludable. Sin embargo, dos días antes que la norma entre en vigencia, el Minsa aprobó un reglamento (Decreto Supremo 015-2019-SA) que excluye del etiquetado a los alimentos de regímenes especiales sujetos al Codex Alimentarius, es decir, las fórmulas infantiles.
Como parte del programa “Amigos de la Madre, de la Niña y el Niño”, desde el 2018 el Minsa certifica los establecimientos de salud, en el sector público y privado, que respeten el Reglamento de Alimentación Infantil y prueben no recibir dádivas de la industria de fórmulas. Hasta julio del año pasado eran 17 los centros acreditados, entre ellos, el Instituto Nacional Materno Perinatal y el Hospital Cayetano Heredia, y solo uno privado, la Clínica Internacional sede San Borja.
Sin censura a la promoción cruzada
Del 24 al 29 de noviembre del 2019 se realizó la sesión 41 de la Comisión del Codex Alimentarius, un organismo intergubernamental que define las políticas de inocuidad de alimentos en el mundo y es abierto a todos los países que son miembros de la OMS y de la FAO (organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura). La cita se desarrolló en Alemania bajo la temática "Nutrición y Alimentos para Regímenes Especiales" y, entre otros puntos, se discutió la necesidad de prohibir la publicidad engañosa en este sector e incluir en el Codex la siguiente frase: “no se permite la promoción cruzada entre categorías de productos en el etiquetado”.
La delegación peruana estuvo encabezada por la entonces titular de la Dirección General de Salud (Digesa), Mirtha Trujillo Almandoz, quien asumió el cargo en junio del 2019 y lo dejó en marzo de este año. Ella presidió el denominado Pleno del Comité Nacional del Codex Alimentarius, integrado por miembros de diversos ministerios, un delegado de la academia y otro de la industria. Precisamente, el representante de este sector es Ernesto Dávila Taboada, quien acudió a la cita internacional como asesor técnico de la Asociación de Exportadores (ADEX).
El tercer integrante de la delegación que viajó a Alemania fue Robinson Cruz Gallo, presidente del IIDENUT (Instituto de Nutrición), una organización que se define en su página web como “una red permanente de comunicación e intercambio de información científica que reúne a más de 200 mil profesionales de la Nutrición de toda Iberoamérica”, y que se registró en el evento como miembro del equipo de Regímenes Especiales del Codex Nacional.
CUMBRE. En noviembre pasado se realizó en Alemania la sesión 41 del Codex Alimentarius, donde se debatió la necesidad de restringir la publicidad engañosa que emplea la industria de fórmulas lácteas.
Foto: FAO
Las actas de la reunión indican que Perú estuvo de acuerdo en que estos productos sean “etiquetados de manera diferenciada, evitando cualquier riesgo de confusión entre preparados para lactantes” y niños de otras edades. Sin embargo, también consideran que “la promoción cruzada es un tema de ‘familia de marcas’ y de marketing, que no corresponde a la competencia del Codex”, por lo que decidieron votar en contra de prohibir la promoción cruzada.
Con este argumento se alinearon a las posturas de la Unión Europea, Estados Unidos, Brasil y otros, sobre todo las instituciones International Dairy Federation (IDF) y International Special Dietary Food Industries (ISDI) que representan a los grupos empresariales lácteos en el mundo, y cuyos voceros también asistieron a la mencionada cumbre. Durante las últimas semanas buscamos una entrevista con voceros de Digemid, a través de su equipo de prensa, pero no emitieron una respuesta.
En la última reunión del Codex Alimentarius, Perú votó en contra de incluir textualmente la prohibición de la promoción cruzada de fórmulas infantiles.
OjoPúblico también se contactó por correo electrónico con Mead Johnson, Abbott y Nestlé para conocer sus descargos. Al cierre de edición solo obtuvimos respuesta de esta última empresa, que a través de un escrito aseguró tener “el firme compromiso de promover y proteger la lactancia materna como alimento primordial y prioritario para los bebés recién nacidos”.
Nestlé sostiene que en el Perú no distribuyen muestras de productos destinados a bebés menores de 2 años, ni a los pediatras ni a las madres, pero indican que al Reglamento de Alimentación Infantil les permite "compartir información científica basada en evidencia, exclusivamente, con profesionales de la salud". "Ello incluye el dar soporte continuo en su educación médica", añaden.
La empresa, dueña de la marca NAN, fue consultada por el estudio de la Universidad John Hopkins que la menciona como una de las compañías que visitó con dádivas personal médico de Villa el Salvador. Además, sobre las prácticas de promoción cruzada que realiza la industria láctea. Al respecto indicó lo siguiente: "Nestlé no reparte regalos ni envía muestras gratis de fórmulas a ningún profesional de la salud (...) Cumplimos con el Código de Comercialización de Sucedáneos de Leche Materna de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y las resoluciones de la Asamblea Mundial de la Salud, tal como lo implementan los gobiernos nacionales en todo el mundo, incluyendo el Perú".
CUIDADOS. La OMS, Unicef y el Minsa recomiendan continuar con la lactancia durante la pandemia, pues no hay estudios que indiquen que esta es una vía de transmisión del Covid-19.
Foto: Andina.
Un reciente informe de la OMS, UNICEF y la Red Internacional de Grupos pro Alimentación Infantil (IBFAN) alerta sobre la necesidad de proteger a las familias contra afirmaciones falsas sobre la inocuidad de los sucedáneos de la leche materna y sus prácticas comerciales agresivas durante la pandemia.
“La comercialización inapropiada de sucedáneos continúa socavando los esfuerzos por mejorar las tasas de lactancia materna, y la crisis de la Covid-19 agrava la amenaza. Las medidas de prevención de infecciones, como el distanciamiento físico, dificultan la continuidad del asesoramiento comunitario y los servicios de apoyo entre madres, lo que abre un hueco para que la industria de los sucedáneos de la leche materna se aproveche de la crisis y disminuya la confianza en la lactancia materna”, sostienen.
Todo indica que eso es lo que ha estado ocurriendo los primeros meses de la cuarentena. Mientras los centros materno infantil estaban cerrados, las redes de obstetras capacitadas en lactancia empezaron a recibir por WhatsApp casos de pacientes que habían dado a luz en hospitales, pero al salir lo hicieron con una lata de fórmula gratis. "Les han estado regalando esa leche. Son mamás de escasos recursos, y ahorita, por la crisis, están en extrema pobreza. Imagine usted que salgan con fórmula del hospital. ¿Quién va a sostener ese gasto? Se lo recetan sin saber si pueden costearlo", señala Ibarra.
Durante los primeros meses de la pandemia se reportaron casos de pacientes que dieron a luz en hospitales y recibieron una lata de fórmula gratis.
El Colegio de Obstetras, el Minsa y la OMS recomiendan continuar con la lactancia durante la pandemia, siempre portando mascarilla y previa desinfección de manos; y advierten que el consumo de fórmula no exime el riesgo de contagio de Covid-19, pues en la preparación y manipulación del biberón hay posibilidad de propagación.
Pero estas alertas parecen no haber llegado a todo el personal de salud de Perú. El 11 de abril, a casi un mes de iniciado el Estado de Emergencia, el gerente de la Red Asistencial del Hospital Almenara de EsSalud, Jorge Amorós Castañeda, anunció el caso de una recién nacida que fue infectada con Covid-19 y dijo que, como medida de prevención la habían separado de su madre para darle fórmula. Incluso le dieron de alta recetando esta leche artificial.
El hecho causó polémica en el sector salud y motivó que el responsable del componente neonatal del Minsa, Mario Izquierdo, saliera a precisar a su colega que, hasta el momento, ningún estudio demuestra que el virus se transmite por la leche materna.