FUTURO. Más del 50 % de carburantes deberían permanecer bajo tierra para aumentar las posibilidades de cumplir con el objetivo de que el planeta no continúe calentándose más. .

Combustibles fósiles: investigación plantea limitar extracción para frenar el calentamiento global

Combustibles fósiles: investigación plantea limitar extracción para frenar el calentamiento global

FUTURO. Más del 50 % de carburantes deberían permanecer bajo tierra para aumentar las posibilidades de cumplir con el objetivo de que el planeta no continúe calentándose más. .

Foto: Andina / Carlos Lezama

El último reporte del Panel Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC) alertó que se necesitan implementar importantes cambios para mantener la temperatura del planeta por debajo del umbral crítico de 1,5 ºC de calentamiento. En esa línea, un reciente estudio estimó que casi el 60 % del petróleo y del gas natural y el 90 % del carbón deben permanecer bajo tierra para tener el 50 % de probabilidades de lograr este objetivo. Aunque necesaria, la transición hacia energías renovables implica una reducción en el consumo de combustibles fósiles que puede afectar la economía de los países que dependen de estos ingresos, como ocurre con Perú.

17 Octubre, 2021

El aumento de la temperatura del planeta está obligando a los países a adoptar medidas como la reforestación, el uso de vehículos eléctricos y el impulso de proyectos de energías renovables, en un intento por estabilizar el clima. En este contexto, un reciente estudio científico ha concluido que más de la mitad de las reservas de combustibles fósiles deben permanecer bajo suelo para evitar cambios extremos en el planeta. La investigación, publicada en la revista “Nature”, determinó que la cantidad de petróleo inextraíble a nivel mundial es del 58 %, de gas natural del 59 %, y de carbón del 89 %. 

Si estos combustibles fósiles no se mantienen intactos, señalaron los investigadores, las probabilidades de permanecer en el umbral de 1,5º C de calentamiento global para el 2050 se vuelven cada vez más lejanas. Las consecuencias negativas podrían implicar eventos climáticos extremos más frecuentes e intensos, como lluvias torrenciales, sequías y olas de calor, de acuerdo con el último reporte del Panel Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC). 

Según los autores de este nuevo estudio, los países que poseen grandes reservas de combustibles fósiles deben reevaluar seriamente sus perspectivas de producción, para que no se vean tan afectados por la transición hacia otras fuentes de energía. “Eventos recientes han demostrado que una dependencia excesiva de los ingresos por combustibles fósiles puede tener consecuencias económicas devastadoras si la demanda global y, por lo tanto, el precio del petróleo caen repentinamente”, dijo Daniel Welsby, investigador principal del estudio, a este medio. 

Los resultados sobre los combustibles fósiles no extraíbles para América Central y del Sur son superiores a los del promedio mundial".

Para los especialistas en combustibles fósiles y gestión ambiental consultados por este medio, el artículo elaborado por los científicos de la University College London (UCL) proporciona una vía para lograr lo pactado en el Acuerdo de París en 2015 —reducir las emisiones de carbono y limitar el incremento de la temperatura, principalmente—, que hasta ahora no se está cumpliendo. 

“Lo que hace [la investigación] es decir ‘a lo mejor hay muchas maneras de no superar este presupuesto de carbono, pero siendo que la energía es la fuente principal de emisiones, tendríamos que estar transitando hacia una generación de electricidad más limpia y, con todo, se tendría que dejar de extraer combustibles fósiles del suelo’. Por eso, el planteamiento de limitar la extracción”, explicó Andrés Flores, director de Cambio Climático y Energía del World Resource Institute (WRI) de México, a OjoPúblico.

Esos hallazgos también evidencian —según Pedro Gamio, exviceministro de Energía de Perú— que, de continuar en el escenario actual, superaremos el límite 1,5º C de temperatura global y, por eso, se requieren grandes modificaciones en los sistemas energéticos y el sector transporte, entre otros. “El cambio radical va de la mano de la reducción del 50 % del consumo derivado del petróleo a nivel global y de otras medidas importantes, como hacer un gran programa de reforestación, que recupere áreas degradadas”, señaló.

Implementar estos cambios en las matrices energéticas supone retos importantes a nivel político y económico. En este sentido, el artículo reconoce que reducir la producción de combustibles fósiles provocaría que muchos de los proyectos extractivos que actualmente se encuentran en operación y otros planificados resulten inviables. 

Luis Chirinos, ingeniero mecánico peruano con especialidad en Gestión Ambiental, añadió que esos planes no serían posibles de llevar a cabo, si no se ajustan con los objetivos de crecimiento de cada país. Es decir, si una nación está incrementando su producción de combustibles fósiles y se le pide que haga esa reducción será muy complicado que lo aplique rápidamente. “Qué tanto pueden cambiar estos proyectos va a depender muchísimo de la flexibilización que se tenga”, advirtió.

El análisis publicado en “Nature” sugirió que, para lograr el objetivo climático, los países deben disminuir la producción de petróleo y gas en un 3 % cada año a nivel mundial hasta el 2050. Este cálculo coincide con el estimado en el Informe sobre la Brecha de Producción 2020, el cual estableció que la producción mundial de carbón, petróleo y gas tendría que disminuir anualmente en un 11 %, 4 % y 3 %, respectivamente para mantenernos dentro del umbral de 1,5º C para el 2030. 

 

Sin embargo, los países parecen no estar orientando sus esfuerzos hacia esa reducción. El informe, que mide la brecha entre los objetivos del Acuerdo de París y la producción planificada de combustibles fósiles, concluyó que los países planean producir más del doble de carbón, petróleo y gas en 2030. “Los países están planeando y proyectando un aumento anual promedio del 2 % que, para 2030, resultaría en más del doble de la producción consistente con el límite de 1,5 ° C”, indicó el documento.

Las estimaciones planteadas por el nuevo estudio parecen aún más difíciles de cumplir si se toma en cuenta que, a nivel mundial, la demanda actual de energía basada en combustibles fósiles es superior al 81 %. Tan solo el consumo de petróleo es de más de 90 millones de barriles al día (99 mb/d en el 2019) y, según el artículo, Estados Unidos, Medio Oriente, Rusia y otros estados exsoviéticos, América Central y del Sur, y África son las cinco principales regiones productoras de petróleo con un total de 78,1 millones de barriles al día.

Las decisiones de implementar o no los cambios en las matrices energéticas afectan de manera diferenciada a cada uno de los países. Por ello, los científicos de la University College London (UCL) establecieron estimaciones desagregadas por regiones sobre la cantidad de combustibles fósiles que deben permanecer bajo tierra en un escenario de 1,5 º C para el 2050. Para Estados Unidos, las reservas de petróleo no extraíbles son del 31 %; para Medio Oriente, 62 %; para Rusia y otros estados exsoviéticos, 38 %; mientras que para África son del 51 %  y para América Central y del Sur del 73 %.

Los investigadores británicos utilizaron un modelo de sistemas energéticos globales para estimar las reservas de combustibles que deben permanecer bajo tierra. Estos cálculos estuvieron determinados por el costo de producción de combustibles fósiles, la intensidad de carbono de la producción y el costo de las tecnologías bajas y cero en carbono en cada región. 

Sin embargo, una de sus limitaciones reside en que la interpretación de los resultados no tuvo en cuenta los impactos sociales, como aseguró el autor principal del estudio. “El modelo no considera cuestiones de economía política, geopolítica, equidad, etc., que somos plenamente conscientes de que son cruciales para esta discusión”, explicó Welsby a OjoPúblico a través de un correo electrónico.

 

Los retos para la región

 

Los resultados sobre los combustibles fósiles no extraíbles para América Central y del Sur son superiores a los del promedio mundial, según el estudio. Para 2050, los investigadores calculan que el 73 % del petróleo, el 67 % del gas natural y el 84 % de carbón de esta región deben permanecer sin extraer, para mantenernos dentro del límite máximo del incremento de la temperatura del 1,5º C.

 

Foto: Andina

CAMBIOS. América Latina y el Caribe es una de las regiones que deben empezar a realizar modificaciones para que la transición hacia fuentes de energías renovables no afecte su economía.
Foto: Andina

 

Luis Chirinos, especialista que ha trabajado en el desarrollo de proyectos de investigación vinculados con la contaminación atmosférica por el uso de combustibles fósiles, sostuvo que el impacto de aplicar esos cambios va a depender de los planes que tienen los países para 2050. Es decir, si planean transitar hacia energías renovables será más fácil adoptar estas modificaciones relacionadas a la extracción de combustibles fósiles. 

Al respecto, Daniel Welsby mencionó que algunos países de la región podrían verse más afectados que otros, debido a las proporciones de combustibles fósiles que poseen. Por ejemplo, añadió, del 70 % de petróleo que aconsejan no extraer, aproximadamente, el 50 % se encuentra en Venezuela. Algo similar ocurre con Colombia, cuya producción de carbón representa el 90 % de toda Latinoamérica. 

“Para aquellos países donde los ingresos por combustibles fósiles aportan proporciones significativas a la economía nacional —por ejemplo, Venezuela, Trinidad y Tobago—, la disminución en el consumo global de petróleo y gas tiene enormes implicaciones e indica una necesidad urgente de diversificación de economías alejadas de los combustibles fósiles”, aseguró. Pero, en general, es muy difícil pedirle a un país que no use los recursos que tiene. “Lamentablemente, se prioriza la cuestión económica sobre lo ambiental”, dijo Luis Chirinos. 

Por otro lado, Andrés Flores, representante del WRI en México, destacó que independientemente de lo que los países desean, la economía del mundo se está orientando hacia la producción de energías más limpias. Esto generará una reducción en la demanda de combustibles fósiles de las grandes potencias y, a la vez, impactará en los proyectos de exportación de la región. 

 

 

El caso de Estados Unidos es, quizás, uno de los más emblemáticos. Si este país empieza a cambiar sus fuentes de energía hacia renovables —a través de medidas como la meta de descarbonización de la economía para 2050, electrificación de todos su transporte nuevo al 2030 y 50 % de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero—, las naciones a las cuales este país compra carburantes fósiles se verán irremediablemente afectadas. “Eso va a impactar en nuestros países y en otras regiones productoras en las que EE. UU. compra el petróleo, gas y carbón”, subrayó.

De acuerdo con el estudio científico, América Latina y el Caribe debería disminuir en 1,1 % por año su producción de combustibles fósiles hasta el 2025 y, luego, en 3,5 % hasta 2050. Para lograr esa reducción, muchas naciones deberán evaluar las inversiones planificadas para la extracción de petróleo y gas, como gasoductos, oleoductos y refinerías. “En algunos países son inversiones que habrían que cuestionarse y ver si es el mejor uso de los recursos”, dijo Flores.

El especialista mexicano considera que en la región es viable empezar a transitar hacia energías más limpias, puesto que América Latina y el Caribe cuentan con potencial para producir energías renovables, como la solar y geotérmica, y que posee una generación de energía hidroeléctrica de casi el 60 %. “Tendríamos que ir pensando hacia dónde está yendo el mundo —planteó—. No deberíamos quedar aislados de esta tendencia global, que está transitando hacia economías con bajas emisiones”.

Daniel Welsby coincidió con esas afirmaciones y puso como ejemplo a Brasil, país en el que la capacidad eólica casi se triplicó en solo seis años, entre 2014 y 2020, y a Costa Rica, nación que ha sido clave en la fundación de la alianza “Más allá del petróleo y el gas” (BOGA, por sus siglas en inglés), que tiene como objetivos asegurar una transición equitativa hacia energías renovables y detener la producción de combustibles fósiles. “Existe un enorme potencial para las energías renovables en América Central y del Sur”, subrayó.

 

¿Cómo afecta a Perú?

 

En Perú, la demanda de combustibles se centra principalmente en el diésel, que se utiliza en el sector transporte, y el gas natural, utilizado en ese sector, además de en la industria y el hogar (tanto el de los balones, que está combinado con petróleo, como el que pasa por las tuberías). Luis Chirinos explicó que el diésel es un producto que se importa, pues no se produce en Perú y que le cuesta al país S/ 60 millones al día, aproximadamente. Pedro Gamio —exconsultor del Banco Mundial en temas de energía y medioambiente— advirtió, por su parte, que en Perú “el 72 % de la economía todavía depende de los derivados del petróleo”.

 

El avance hacia energías renovables no convencionales se ha congelado en 5 %", explicó el exviceministro de Energía, Pedro Gamio.

 

En ese sentido, implementar los cambios propuestos por el artículo científico supondría una modificación casi total de las fuentes principales de energía. Por ello, Chirinos destacó la importancia de que estos cambios se realicen de manera progresiva, asegurando que se lleve a cabo una real transición de una fuente energética a otra. De lo contrario, si se sigue manejando los recursos como se viene haciendo, enfatizó Gamio, el índice de desastres naturales va a aumentar.  

Frente a este panorama, el actual presidente Pedro Castillo se pronunció sobre la crisis climática y los compromisos del país en la 76° Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). El jefe de Estado dijo que Perú tiene la meta de convertirse en un país de carbono neutral para 2050 y de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) entre 30 % y 40 % para 2030. “Como expresión de su compromiso con la salud del planeta, mi gobierno declarará la emergencia climática nacional”, afirmó.

En conversación con OjoPúblico, Milagros Sandoval Díaz, directora de Mitigación de Gases de Efecto Invernadero del Ministerio del Ambiente (Minam), aseguró que es posible reducir las emisiones de GEI en todos los sectores. La especialista señaló que el estudio “Costos y Beneficios de la Carbono Neutralidad en Perú - Una Evaluación Robusta” evidencia que al hacer cambios en la generación de electricidad y en la electrificación de la flota vehicular se alcanzaría las cero emisiones netas de carbono al 2050 y un beneficio estimado de USD 140 mil millones.

Para cumplir con los objetivos de reducción de GEI, además de la implementación de cambios en las fuentes de energía —los combustibles fósiles representan, aproximadamente, el 35 % de las emisiones de CO2—, será necesario adoptar políticas de forestación y reforestación, planteadas por los científicos del IPCC. “Perú está entre los 10 países más vulnerables al cambio climático y el cuadro se puede complicar muchísimo, si no avanzamos en la diversificación de la matriz energética, en un progreso acelerado y extraordinario de la reforestación y también en una radical reforma en la manera en cómo se trata el suelo, el agua y el aire”, aseguró Gamio.

Sin embargo, los especialistas consultados por OjoPúblico coinciden en que las políticas propuestas por Perú para conservar el medioambiente no se han puesto en práctica, a pesar de que estas se reiteraban en eventos internacionales como las Asambleas de la ONU. “Las autoridades hacen bonitos discursos, pero la realidad dista mucho de lo que esperamos. Otros expresidentes también han dicho cosas que no se han cumplido”, añadió Gamio y recordó la promesa hecha por Alan García de que, para el año 2021, la matriz energética peruana sería 40 % basada en energías renovables.

En ese sentido, Luis Chirinos resaltó que el Estado peruano tiene planes para seguir trabajando con combustibles fósiles. Esto se evidencia, por ejemplo, en proyectos como el Gasoducto Sur Peruano. El docente de ingeniería de la Pontificia Universidad Católica del Perú también indicó que, actualmente, el crecimiento económico está relacionado con el incremento en la producción y la demanda de energías basadas en combustibles fósiles. “Si tú [como país] quieres crecer 6 %, debes desarrollar un 9 % en el tema de energía, son tres puntos más”, explicó. 

 

Foto: Andina

DIVERSIFICACIÓN. Los autores del estudio señalan que una dependencia excesiva del ingreso por los combustibles fósiles puede ser perjudicial para la economía. 
Foto: Andina

 

Pedro Gamio considera que no hay voluntad política para llevar a la práctica promesas de este tipo. “En el papel nos hemos comprometido, pero eso no se traduce en una hoja de ruta que esté avanzando en la utilización de energías renovables o en la reforestación. Es decir, hay una una situación particular porque el Perú no está trabajando como corresponde la agenda interna para tener capacidad de resiliencia frente al calentamiento global '', sostuvo. 

Un ejemplo de esa falta de compromiso, según señaló, reside en que el avance hacia energías renovables no convencionales se ha congelado en un 5 %. “El problema de Perú es que la crisis política y la falta de meritocracia en la administración pública hacen más fuerte a los lobbies de intereses particulares”, dijo.

Por eso, y teniendo en cuenta  que en noviembre se llevará a cabo la Conferencia de las Partes (COP26), evento en el que se adoptan acuerdos relacionados a la crisis climática, es de crucial importancia cuestionar cuáles son los cambios que se harán en la práctica para reducir las emisiones de GEI y frenar el aumento de la temperatura global. “Para los países de bajos ingresos, el desafío de recaudar capital para pagar proyectos de generación de energía con bajas emisiones de carbono debe ser un punto de discusión clave en la COP26, involucrando a los gobiernos nacionales y las instituciones financieras”, aseguró Welsby a OjoPúblico.

Su estudio, publicado a inicios de setiembre en “Nature”, plantea una posibilidad no contemplada antes para frenar el calentamiento del planeta en los próximos 25 años. Con información como esta, los países deben decidir cuál será el camino que tomarán para cumplir con los objetivos climáticos y alinearlo con sus expectativas de crecimiento económico nacional. 

“Los planes de Perú tienen que conciliarse con estas nuevas propuestas que están apareciendo. Nosotros hemos firmado todos los acuerdos ambientales y nuestra matriz debería reflejar esa postura de cuidado del medio ambiente”, remarcó Luis Chirinos.

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