ADVERSIDAD. Los indígenas de la Amazonía sobreviven a la Covid-19 con escasos recursos económicos.

El golpe de la crisis: comunidades indígenas sin ingresos económicos y con escasez de alimentos

El golpe de la crisis: comunidades indígenas sin ingresos económicos y con escasez de alimentos

ADVERSIDAD. Los indígenas de la Amazonía sobreviven a la Covid-19 con escasos recursos económicos.

Foto: OjoPúblico/ Sebastián Castañeda

A siete meses y medio del inicio del Estado de Emergencia por la Covid-19 en Perú, solo dos gobiernos regionales amazónicos (Loreto y Ucayali) han incluido en sus planes de reactivación económica a las comunidades indígenas. Los líderes locales demandan políticas inclusivas e incentivos para reflotar la agricultura como opción al turismo y evitar una crisis alimentaria. Los artesanos también se han quedado sin ingresos económicos.

3 Noviembre, 2020

Es mediodía y Manuela Fernández Maynas -conocida como “La Yanasita” (que significa mujer trabajadora en shipibo)- mira con asombro a la gente que camina por el puerto de Pucallpa, en Ucayali. Lleva cinco horas andando a paso lento con la ayuda de su nieta, Juana Mendoza, ofreciendo collares de semillas y huesos de pescado; y no ha vendido ninguno. A sus 89 años, la artesana shipiba más longeva del Perú -reconocida por el Ministerio de Cultura- ha superado múltiples dificultades. Hace unos meses, incluso venció a la Covid-19. Pero ahora se enfrenta al hambre.  

Antes de la pandemia, la familia de "La Yanasita" obtenía ingresos de S/120 semanales por la venta de collares y ropa con diseños shipibos a los turistas. Ese dinero les permitía subsistir. Sin embargo, con la llegada del SARS-CoV-2 al Perú, todo se complicó: hoy es una de las miles de indígenas que enfrenta la crisis sanitaria con sus ingresos económicos desplomados. 

OjoPúblico identificó que, de cinco gobiernos regionales de la Amazonía, solo dos han considerado de manera muy escueta a las comunidades indígenas en sus planes de reactivación económica, mientras las medidas del gobierno central tampoco contemplan a dichos pueblos de manera específica. 

Manuela Fernández es una de las miles de indígenas que afronta la crisis sanitaria sin dinero ni ayuda estatal". 

San Francisco, la comunidad donde vive La Yanasita -una de las más visitadas de Ucayali- se encuentra en las inmediaciones del puerto de Yarinacocha. Esta localidad es una de las 74 de la Amazonía peruana que se dedican a la venta de collares, según la base de datos del Ministerio de Cultura

“La pandemia está afectando a los pueblos indígenas, no solo en el tema de salud, sino también en nuestra economía porque no tenemos ingresos (...) Con el confinamiento nos pusimos a buen recaudo y cerramos nuestras fronteras, pero eso afectó la forma de vida diaria en las comunidades, perjudicó nuestro sistema familiar. Sin turistas no tenemos ingresos”, cuenta el líder indígena Berlín Diques, presidente de la Organización Regional Aidesep de Ucayali.

A siete meses y medio del inicio del Estado de Emergencia, la situación económica de los pueblos indígenas es especialmente delicada, sostiene Aurelio Chino, presidente de la Federación Indígena Quechua del Pastaza (Fediquep). “¿Cómo impulsar la reactivación económica para los pueblos indígenas, si ni siquiera existen registros oficiales de las actividades económicas?”, cuestiona el apu. 

El antropólogo Alberto Chirif, por su parte, señala que es fundamental que los pueblos indígenas participen en la elaboración de sus propias políticas de desarrollo. “El gobierno debe coordinar, conversar y trazar junto a las comunidades un plan que les permita tener un orden y adecuado desarrollo”, propone.

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LORETO. Los líderes indígenas de esta región reclaman una estrategia económica específica para las comunidades. 
Foto: OjoPúblico/ Sebastián Castañeda

 

Sin planes específicos de reactivación

 

La Amazonía peruana está conformada por 12 regiones: Amazonas, San Martín, Ucayali, Loreto, Huánuco, Pasco, Junín, Cusco, Madre de Dios, Cajamarca, Puno y Ayacucho, con una población total de 470.591 personas. Allí se encuentran, además, 51 pueblos indígenas distribuidos en 2.703 comunidades. 

Según el Censo de Comunidades Nativas y Campesinas 2017, las actividades económicas predominantes en dichas comunidades son la agricultura (74%), pesca (55%), caza (53%) y, con una menor proporción, la artesanía (22%).

OjoPúblico consultó a la oficina de prensa del Ministerio de Cultura sobre los planes de reactivación económica para los pueblos indígenas de la Amazonía, pero informaron que no responderían nuestras preguntas. Este medio solicitó, además, la misma información a los gobiernos regionales de Loreto, Ucayali, Amazonas, Madre de Dios y San Martín. Así, se identificó que solo dos regiones amazónicas (Ucayali y Loreto) integran a los pueblos indígenas en sus planes de reactivación de manera específica. 

Solo Ucayali y Loreto integran a los pueblos indígenas en sus planes de reactivación económica de manera específica". 

En el caso de Ucayali, el plan considera un financiamiento de S/1 millón en proyectos de apoyo para los artesanos indígenas, como única medida económica. El documento no precisa la reactivación de actividades como la agricultura o el turismo en los pueblos indígenas, debido a que “no se tienen identificadas cuántas comunidades trabajan estas actividades”, dijo a OjoPúblico el gerente de Desarrollo de Pueblos Indígenas de la región, Harold Salcedo. 

En Loreto, el área con  mayor cantidad de comunidades indígenas del Perú, el gobierno regional aportará S/20 millones para la reactivación económica de dichos pueblos. Este medio intentó comunicarse con las autoridades regionales para conocer mayores detalles del programa. Sin embargo, hasta el cierre de este artículo, no se obtuvo respuesta. 

Por otro lado, San Martín -con 1.341 comunidades indígenas en su territorio- no las incluye de manera específica en el plan de reactivación económica. Aunque el gerente de Desarrollo Económico de esta región, Daniel Vásquez, dijo a OjoPúblico que estos pueblos están incluidos "implícitamente" y que "hacer la distinción sería discriminatorio".

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LARGA ESPERA.Desde marzo, los pueblos indígenas reclaman mayor atención del gobierno peruano. 
Foto: OjoPúblico/ Sebastián Castañeda

En el sur, la región de Madre de Dios no cuenta, hasta la fecha, con un plan de reactivación. Al respecto, Héctor Sueyo, subgerente de participación ciudadana y comunidades nativas del Gobierno Regional, dijo que la reactivación económica estará dirigida a las grandes empresas. 

En Amazonas, mientras tanto, este tipo de programas tampoco considera a las comunidades indígenas. Según Jaime Puicón Carrillo, gerente de Desarrollo Económico, dicho plan está diseñado para toda la región y no contempla a las comunidades indígenas de manera segmentada.

 

Impulsar la agricultura

 

Salomón Awananch, presidente de la Organización Regional de Pueblos Indígenas de la Amazonía Norte del Perú (Orpianp) explicó a OjoPúblico que las actividades económicas del pueblo awajún y wampis también se han visto afectadas por la cuarentena. A ello se suma que no hay iniciativas para reactivar los ingresos de estos pueblos.

“La mayoría de las comunidades se dedicaba a la venta de plátanos, yuca y a pequeñas empresas de artesanía (...) Como organización hemos visto que la reactivación económica a nivel nacional solo está dirigida a las grandes empresas, más no a las pequeñas, de artesanía o de productos agropecuarios, en las comunidades”, dijo. 

En ese sentido, el líder indígena Aurelio Chino, de la Federación Indígena Quechua del Pastaza de Loreto, pidió que “el presidente Vizcarra se reúna con los líderes de cada etnia para que escuche sus necesidades, y que seamos los apus quienes formulen los planes para determinar qué programas implementar”.

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PROPUESTA. Los especialistas dijeron que en la Amazonía se debe impulsar la agricultura como una actividad para enfrentar la pandemia. 
Foto: OjoPúblico/ Sebastián Castañeda

El antropólogo Wilson Atamaín señaló que el Gobierno ignora el rol de los pueblos indígenas en el cuidado de la naturaleza y los bosques. “Es un problema histórico. Cada vez que hubo epidemias, los pueblos indígenas han estado desatendidos por el Estado (…) El pensamiento colonizador ve a la Amazonía como una zona llena de recursos para explotar”, dijo.

En este sentido, el especialista propone impulsar la economía de los pueblos indígenas invirtiendo en actividades agrícolas orgánicas y el manejo de bosques. “Los productos de los indígenas tienen el valor orgánico, pero no se llevan al mercado directamente sino que se venden a otros intermediarios a precios bajos, cuando podrían tener mercados exclusivos. No se hace porque no hay respeto hacia el mundo indígena”, aseguró.

 

Turismo vivencial paralizado

 

Pese a que las comunidades indígenas fueron las primeras en aislarse de manera voluntaria, el virus los alcanzó, y en la actualidad reportan 22.727 casos positivos de Covid-19 y 156 muertes, según el Ministerio de Salud. La pandemia obligó a paralizar todas las actividades económicas, incluso el turismo vivencial, que era una fuente de ingreso importante para estos pueblos. 

No existe un registro específico de cuántas comunidades se dedican a esta actividad, informó a OjoPúblico el Ministerio de Comercio Exterior y Turismo (Mincetur). Sin embargo, se conoce que las etnias Amarakaeri, en Madre de Dios; los Boras, en Iquitos; los Yaneshas, en la Selva Central; y los Asháninkas, en Cusco, ofrecían este servicio a los visitantes.

En San Martín, por ejemplo, hace cinco años, las mujeres de la comunidad Shapuyacu decidieron frenar la deforestación de una manera novedosa: emprendieron un proyecto de turismo rural para proteger nueve hectáreas de bosque en el Alto Mayo (provincia de Rioja) y conservar su conocimiento sobre las plantas medicinales.

No existe un registro específico de cuántas comunidades indígenas se dedican al turismo vivencial".

El Bosque de la Nuwas (mujer en awajún) es un proyecto gestionado por 70 mujeres indígenas que, antes de la pandemia, recibía hasta tres grupos de turistas al mes. En febrero de este año, antes de la llegada del SARS-CoV-2 al Perú, se capacitaron para mejorar los servicios de guía y alimentación. Pero, un mes después, todos sus proyectos quedaron en el aire. 

Uciela Ayachap, vicepresidenta del comité de gestión del bosque, contó que por cada grupo de visitantes extranjeros (entre 10 y 20) ganaban entre S/5 mil y S/7 mil, y cada madre recibía entre S/70 y S/100, pues el dinero era distribuido de manera equitativa. “En marzo esperábamos recibir turistas extranjeros, pero con la cuarentena todo se paralizó. Hasta ahora no reactivamos el servicio. Necesitamos capacitaciones para adecuarnos a los nuevos protocolos de bioseguridad”, dijo y añadió que el bosque era el único ingreso económico de las mujeres awajún.

La situación es similar en la región Loreto, donde se ubica la reserva nacional Pacaya Samiria, la segunda zona protegida más extensa del Perú, con 2’080.000 hectáreas, y una de las más visitadas del país. En 2017, por ejemplo, esta reserva acogió a más de 11,9 mil turistas. Allí los visitantes solían ser recibidos por indígenas Kukama-Kukamia, quienes les brindaban hospedaje, alimentación y los guiaban por los lagos de agua dulce.

Arvildo Uraco Canaquiri, expresidente del Comité de Gestión de la Reserva Nacional Pacaya Samiria, informó que hay 23 emprendimientos indígenas de turismo vivencial. Sin embargo, hasta ahora, ninguno ha recibido ayuda económica para reactivar su negocio.

Indígenas Loreto

INCIERTO. Antes de la pandemia, las comunidades indígenas recibían visitantes; ahora no se sabe cuándo se reiniciarán las actividades de turismo vivencial. 
Foto: OjoPúblico/ Sebastián Castañeda

El Mincetur precisó que, desde 2017, el programa Turismo Emprende –que financia proyectos a través de concursos– ofrece apoyo económico a ocho proyectos de comunidades indígenas de Loreto, Puno, Pasco y Madre de Dios. Pero, en el Concurso 2020-II para la reactivación de negocios tras la cuarentena, aún no hay empresas de turismo seleccionadas.

En Madre de Dios el panorama es similar. La comunidad de Infierno, del pueblo Ese Eja, extraña los días previos a la pandemia, cuando recibían turistas. Muchos de los visitantes llegaban a casa del maestro en ayahuasca Ignacio Duri Palomeque, quien falleció en junio pasado, a los 84 años, tras luchar contra la Covid-19. 

María Cordero, presidenta de Infierno, explica que debido a la paralización del turismo, las personas han regresado a la agricultura, como actividad de subsistencia. Además, realizan trabajos de mantenimiento en Posada Amazonas, un lodge administrado por la comunidad, que ahora se encuentra vacío.

De las 37 comunidades indígenas de Madre de Dios, ocho se dedican al turismo rural comunitario".

"Nosotras, 174 mujeres, trabajábamos en el albergue. Ahora nos organizamos para darle mantenimiento porque sino vienen los animales y lo malogran’’, cuenta. Antes de la pandemia, cada trabajadora -según Cordero- tenía un ingreso anual de S/6.000; y ahora, de enero a octubre, apenas han logrado S/900. 

De las 37 comunidades indígenas que viven en la región de Madre de Dios, ocho se dedican al turismo rural comunitario. Jimmy Layche Bardales, director regional de turismo, explicó a OjoPúblico que han promovido la venta por internet de telares  tradicionales del pueblo Harakmbut y Yine, así como tallados del pueblo Ese Eja. Sin embargo, hasta el momento -lamentablemente- no han vendido sus productos. 

 

Artesanía sin compradores

 

El valor de la artesanía radica en la belleza de los detalles y en la elaboración hecha a mano, dice la artista shipibo-konibo Miriam Soria. Ella es una de las 2.448 artesanas indígenas identificadas por la Dirección Regional de Comercio Exterior y Turismo de Ucayali. La mujer percibía ingresos por más de S/5 mil mensual, pero la pandemia impidió que continuara trabajando. Ahora se ha reinventado y ofrece sus productos por las redes sociales.

En todo el Perú hay 85.410 artesanos registrados en Mincetur, pero se desconoce la cifra de los que son indígenas. “Es un aspecto importante que será integrado a los nuevos formatos de inscripción del Registro Nacional de Artesanos”, dijo el área de prensa del Mincetur. 

OjoPúblico estima, a partir de información de las direcciones regionales de Comercio Exterior y Turismo, que hay por lo menos 2.935 artesanos indígenas en Ucayali, San Martín, Amazonas y Madre de Dios. En el caso de Loreto, no pudimos precisar la cifra porque no respondieron nuestra solicitud de información. 

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APUESTA. Ante la crisis económica, las artesanas de Madre de Dios venden sus productos mediante las redes sociales.
Foto: OjoPúblico/ Pavel Martiarena  

“La invisibilización del Estado hacia los pueblos indígenas parte desde no tener datos específicos de las actividades que realizan. Si no los identificamos, no podremos generar políticas públicas de desarrollo”, explicó el antropólogo Wilson Atamaín a nuestro medio.

Por ejemplo, la familia Soria Gonzales, de Pucallpa, se dedica al arte. Las mujeres realizan trabajos textiles que, antes de la pandemia, vendían hasta por S/3 mil. Sin embargo, no lograron presentarse al programa Turismo Emprende, en el rubro de artesanía. “Los requisitos eran muy complicados. Lo que buscamos es asistencia técnica para formular los planes que piden o que el Ministerio simplifique sus procesos”, explicó Miriam Soria.

Para salir de esta crisis, en Amazonas “las mujeres indígenas buscan otras estrategias para reactivar la economía”, dijo Agustina Maya Apikai, coordinadora de la ONG Cooperacción. En esta región hay 362 comunidades indígenas con una población de más de 58 mil habitantes. De esta cifra, solo 143 personas están registradas como artesanos por la Dirección Regional de Comercio Exterior y Turismo de los pueblos Awajún y Wampis. 

 

Incertidumbre ante la escasez de alimentos

 

Si bien el turismo ha sido una de las actividades económicas más afectadas por la pandemia, las comunidades indígenas tiene otra preocupación: la escasez de alimentos. En abril de este año, la crisis sanitaria obligó a miles de personas a retornar al campo, ante la falta de trabajo en las ciudades.

Julio Cusurichi Palacios, presidente de la Federación Indígena del Río Madre de Dios (Fenamad) explicó a OjoPúblico que la escasez de alimentos pone en riesgo la seguridad alimentaria de los pueblos indígenas. “Algunos artesanos indígenas que vendían sus productos para comprar alimentos, han dejado de percibir un ingreso económico, y no han podido asegurar la alimentación de su familia”, contó. 

En ese contexto, algunas comunidades de Madre de Dios han decidido instalar huertas familiares con papa, zapallo, tomate, pepino, berenjena y otros productos de la zona. “La economía se ha visto afectada por la pandemia, pero más importante que eso, es la afectación a la alimentación (...) Cuando vino el Premier le pedimos que vea el fortalecimiento de la agricultura y las piscigranjas, pero hasta ahora no hemos tenido ninguna respuesta”, explicó el dirigente. 

Indígenas Loreto

DESAFÍOS. Unas de las mayores preocupaciones de los líderes indígenas, durante esta pandemia, es la escasez de alimentos. 
Foto: OjoPúblico/ Sebastián Castañeda

Para abordar la escasez de alimentos, el Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social (Midis) informó a Ojo Público que desde fines de octubre comenzó la entrega del segundo bono familiar -y continuará hasta diciembre- a 117.780 familias indígenas de la Amazonía, con un total de 264.416 beneficiarios. 

“Creemos que las familias indígenas no solo viven del campo, sino que necesitan el fondo para realizar la compra de productos necesarios para la canasta familiar y medicamentos”, dijo el viceministro de Prestaciones Sociales, Richar Ruiz. El funcionario precisó que, a través del programa Qali Warma, vienen entregando alimentos a los comedores populares cercanos a las comunidades indígenas.

El antropólogo Alberto Chirif, en cambio, cree que las organizaciones indígenas deben asegurar sus alimentos. “No pueden seguir dependiendo del mercado. Deben fijarse la meta de producir con sus propios recursos, para no depender de una economía tan frágil”, recomendó.

Por su parte, Alicia Abanto, adjunta para el Medio Ambiente, Servicios Públicos y Pueblos Indígenas de la Defensoría del Pueblo dijo que la agricultura ha caído durante la pandemia, pero no se ha paralizado completamente como el turismo. “Es razonable que la población indígena reoriente sus esfuerzos hacia actividades con una recuperación más rápida, como la agricultura”, señaló. 

La especialista remarcó, por último, que los gobiernos locales y el gobierno nacional deben brindar asistencia y financiamiento a las familias agricultoras. Al haber disminuido sus ingresos, necesitan préstamos para garantizar una campaña agrícola. “Los agricultores deben tener un respaldo económico que les permita continuar con esta actividad”, propuso.

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