Covid-19: cementerios y crematorios del norte revelan más muertes que cifras oficiales

La costa norte del Perú es el segundo mayor foco de la pandemia al concentrar casi el 40% de los decesos por coronavirus, según el Ministerio de Salud. Sin embargo, la información de los cementerios, crematorios y nosocomios en Piura, Lambayeque, La Libertad y Áncash recolectada por OjoPúblico señala que las cifras de decesos superan los 1.300 fallecimientos oficiales. Solo en Piura, por ejemplo, el Minsa reporta 205 muertes por esta enfermedad, mientras que los cementerios y crematorios registran 376 fallecidos asociados a Covid-19.

LA DESPEDIDA. Entierro de una víctima de Covid-19 en el cementerio Mapfre de Piura, bajo estrictas medidas de seguridad

LA DESPEDIDA. Entierro de una víctima de Covid-19 en el cementerio Mapfre de Piura, bajo estrictas medidas de seguridad

Foto: Sebastián Enriquez / OjoPúblico.

Actualizado: 27 de mayo (12:30 p.m.)

Por: Ralph Zapata (Piura), Alicia Tovar (Lambayeque), Claudia Chávez (La Libertad) y Magali Estrada (Áncash)

 

Perú tuvo su primer fallecido por Covid-19 el 19 de marzo. Dos meses después, y con más de 3.700 muertos, son evidentes los tres focos de la pandemia a nivel nacional: Lima y Callao, la costa norte (Áncash, La Libertad, Lambayeque, Piura y Tumbes), y las regiones amazónicas de Ucayali y Loreto. Precisamente, la semana pasada, OjoPúblico detalló que las cifras de muertes recogidas por las autoridades sanitarias en esta última región eran superiores a las estadísticas oficiales del Estado.

Desde abril parece ocurrir lo mismo en las regiones del norte que hace solo tres años sufrieron los impactos del fenómeno del Niño costero. Por ejemplo, en Piura, la Dirección Regional de Salud, así como las empresas que operan como crematorios y sitios de entierro tienen un registro con mayor cantidad de fallecidos que los reportes del Ministerio de Salud (Minsa). Mientras que este sector reporta 205 muertes por esta enfermedad,  los cementerios y crematorios registran 376 fallecidos asociados a Covid-19.

El candidato a doctor en Ciencias Políticas por la Universidad de Pittsburgh, José Incio, dijo a OjoPúblico que en todos los países que combaten a la enfermedad se ha detectado un subregistro en las cifras de decesos. “Depende del criterio para contar a los fallecidos, pero lo que no se puede hacer es cambiar la metodología para ocultar muertos”, dijo además de destacar la importancia de que el Perú abriera sus datos sobre la pandemia.

Empresas que operan como crematorios y sitios de entierro tienen registro de fallecidos mayor que los reportes del Ministerio de Salud

Luego del caso de Loreto, OjoPúblico se centró en los decesos de la costa norte (39% del total, según las estadísticas de Minsa al 26 de mayo) para establecer la divergencia de las cifras locales y las nacionales. Además, elaboró una radiografía que revela cómo la escasa infraestructura de salud, junto a la informalidad laboral, la ausencia de servicios básicos y falta de liderazgo de sus autoridades, convirtieron a la extensa área entre Lima y la frontera con Ecuador en el segundo foco mortal del Perú con casi 1.400 muertos.

Entierro de fallecido por Covid-19 en Piura

ETERNO DESCANSO. Trabajadores del cementerio Mapfre de Piura descansan luego de enterrar a una víctima de Covid-19. Este es uno de los dos camposantos que firmó convenio con la Diresa de Piura para realizar este tipo de labores.
Foto: Sebastián Enriquez.

 

Cifras oficiales versus los reportes de los cementerios

En Piura, por ejemplo, el problema de las cifras es visible apenas tomamos un período de la pandemia como muestra. En este caso, del 21 de marzo –cuando murió la primera persona por Covid-19 en esta región– hasta el 6 de mayo. En ese tiempo, el Minsa registró 205 fallecidos y la Dirección Regional de Salud (Diresa Piura) estableció 184 muertos. Sin embargo, la cifra de fallecidos cremados y enterrados con los protocolos de Covid-19 en Mapfre y Jardines Celestiales en Piura, suman los 376.

Contactado por OjoPúblico para este reportaje, un representante de Mapfre de Piura, que pidió no ser identificado, dijo que tuvieron 226 muertos por Covid-19 (157 enterrados y 69 cremados) entre fines de marzo y el 6 de mayo. En tanto, la administradora de Jardines Celestiales de Piura, Esmeralda Sánchez, dijo que desde el inicio de la pandemia entierran un promedio de entre 5 y 6 personas al día, víctimas de la enfermedad, lo que hace un total de 150 fallecidos en un período similar al anterior.

En Piura, según la Diresa fallecieron 184 personas hasta el 6 de mayo; pero el reporte de cementerios y crematorios indican 376 en ese mismo período

En resumen, según las cifras sumadas de Mapfre y Jardines Celestiales, en Piura fallecieron 376 personas desde el primer deceso ocurrido el 21 de marzo en la región. Estas cifras contrastan con las 205 muertes del Minsa y los 184 fallecidos de la Diresa, reportados en el lapso señalado anteriormente.

Otras fuentes de información que corroboran el desfase de la data del Minsa y la Diresa Piura son los reportes sumados de decesos elaborados en el hospital Santa Rosa de Piura (para casos de Covid-19), el hospital de Apoyo de Sullana, el hospital Regional de Essalud, el hospital Reátegui, así como los nosocomios privados.

La contradicción de cifras se suma a la falta de transparencia de las autoridades sanitarias de Piura. Pedimos comunicarnos con el director regional de Salud, Víctor Távara, y con el director regional del hospital Covid-19 Santa Rosa de Piura, Edwin Chinguel, para recoger sus versiones en este reportaje, pero no obtuvimos respuestas al cierre de esta edición.

 

Entierro de una víctima de Covid-19 en Piura

ARDUA TAREA. En el cementerio Mapfre de Piura se enterraron a 157 personas y se cremaron a otras 69 entre fines de marzo y el 6 de mayo, informó el administrador a OjoPúblico para la elaboración de este reportaje.
Foto: Sebastián Enriquez

 

El exdirector regional de Salud de Piura, Jesús Juárez, quien actualmente es médico del hospital Santa Rosa, dijo a OjoPúblico que el Minsa y la Diresa “no están considerando a los fallecidos en sus comunidades, en sus casas o en clínicas privadas. Tampoco a los que presentan síntomas y fallecen sin que se les realice una prueba [rápida o molecular]. En la época del cólera el registro fue por clínica y síntomas, no se hizo pruebas del hisopado rectal. Eso ayudó a enfrentar mejor la pandemia. En Piura no se han sincerado las cifras para establecer una mejor estrategia”.

El decano del Colegio Médico de Piura, Arnaldo Lachira, coincidió con su colega Jesús Juárez y dijo que los decesos por “insuficiencia respiratoria” son presentados por la Diresa en calidad de “infección no confirmada por Covid-19”. Según Lachira, estos casos no son considerados como fallecidos por el nuevo coronavirus, aun cuando todo su cuadro clínico evidencia la presencia de la enfermedad.

En Lambayeque, La Libertad y Áncash ocurre algo similar al desfase en las cifras de muertos de Piura.

En Lambayeque, según su Gerencia Regional de Salud, se reportaron 191 decesos desde el primer fallecido el 26 de marzo hasta el 30 de abril; mientras que el Minsa informó 194 fallecidos. Sin embargo, OjoPúblico confirmó que los dos camposantos autorizados para casos de Covid-19 recibieron 1,140 muertos en el mismo lapso. El Ángel, que reportó alrededor de cuatro cremaciones y diez entierros diarios, recibió un total de 420 muertos hasta el 30 de abril. En tanto, el cementerio Jardines de la Paz, que informó de cuatro cremaciones diarias y 20 entierros, tuvo 720 fallecidos en dicho período. 

 

 

En Lambayeque, La Libertad y Áncash ocurre algo similar al desfase en las cifras de muertos de Piura

Consultado para este reportaje, el gerente regional de Salud de Lambayeque, Jorge Ordemar Vásquez, reconoció esta diferencia en las cifras. Además, dijo que los cementerios tendrán mayor cantidad de decesos en sus reportes porque contabilizan a los fallecidos oficiales por Covid-19 como a los muertos en calidad de casos sospechosos de padecer la enfermedad.

“Todo el mundo ponía sospechoso cuando morían en casa o incluso cuando llegaban al hospital [y fallecían sin un] diagnóstico por prueba molecular o prueba rápida. Por eso no van a coincidir las cifras. Una cosa son los casos confirmados, los cuales nosotros informamos y otra [las cifras] de los crematorios, en donde encuentras un número mucho mayor porque son casos sospechosos. Eso último no entra en la estadística del Minsa”, dijo Ordemar.

Entierro de víctimas Covid-19 en Lambayeque

DESBORDADOS. En Lambayeque, la segunda región con más fallecidos después de Lima y Callao, también se detectaron cifras de fallecidos superiores a las oficiales. Así lo comprobó OjoPúblico tras recoger los reportes de los crematorios locales, entre ellos El Ángel. 
Foto: Alicia Tovar / OjoPúblico

 

El funcionario de salud de Lambayeque también indicó que su región no tuvo suficientes pruebas moleculares o rápidas para aplicar a los pacientes que finalmente fallecieron en los últimos meses. Este inconveniente, según dijo, se presenta no solo en Lambayeque, sino en otras regiones del país. “Siempre se va a mantener (la diferencia de cifras) porque hay pacientes que van a morir en casa o en establecimientos de salud, adonde llegan tarde y en donde no se les puede hacer la prueba”, aseguró.

En La Libertad las cifras contradictorias tienen un patrón semejante al caso de Lambayeque. OjoPúblico consultó con representantes de los dos únicos crematorios de la región: Los Ángeles, ubicado en el distrito de La Esperanza; y El Remanso, en el distrito de Huanchaco. Sus voceros nos dijeron que solo en la ciudad de Trujillo, entre el 24 de marzo (cuando falleció la primera persona por Covid-19 en esta región) y el 6 de mayo, realizaron un total de 77 cremaciones por Covid-19. Sin embargo, el reporte del Gobierno Regional de La Libertad indica 63 defunciones por el nuevo coronavirus en toda la región en ese período; y el Minsa informaba de 67 muertes.

Al respecto, el gerente regional de Salud de La Libertad, Constantino Vila Córdova, nos dijo que la cifra de fallecidos difundida por dicha autoridad comprende a casos confirmados como a sospechosos de Covid-19. Sin embargo, no descartó que pueda existir un desfase en las cifras. “Habría que mirar la información [de los crematorios], cotejarla. Seguramente hay una explicación. Pero descarto cualquier situación que haga pensar que alguien no comunique (las defunciones). Se ha actuado de acuerdo a las normas”, dijo Vila.

“Habría que mirar la información [de los crematorios], cotejarla. Seguramente hay una explicación", dijo el gerente de Salud de La Libertad 

Algo semejante ocurre en Áncash. En esta región, según el Minsa, hubo 65 fallecidos desde la primera víctima el 28 de marzo hasta el 6 de mayo. Sin embargo, la Dirección Regional de Salud (Diresa Áncash) reportó 92 víctimas en el mismo período. Estas cifras quedan cortas cuando se suman los reportes de muertes por Covid-19 en los nosocomios de la región: el hospital “Eleazar Guzmán Barrón” informó de 65 decesos; el hospital Víctor Ramos Guardia de Huaraz, 7; y el Hospital III de EsSalud de Chimbote, 46. En total, los tres hospitales tuvieron 118 fallecidos por el nuevo coronavirus hasta el 6 de mayo, según indicaron a OjoPúblico.

 

 

Hospitales colapsados desde El Niño costero del 2017

El norte concentra alrededor del 40% de los 3,788 fallecidos por Covid-19 en Perú. Estas cifras solo reflejan la débil infraestructura hospitalaria de la región antes de la pandemia. Un sistema de salud que apenas se estaba recuperando del destructivo Fenómeno El Niño costero del 2017, que dejó 34 establecimientos de salud inhabitables en Piura, Tumbes, Lambayeque, La Libertad y Áncash, y otros 622 afectados según el consolidado final del Instituto Nacional de Defensa Civil (Indeci).

Se trata de infraestructura hospitalaria que, cuando llegó la pandemia en marzo último, aún no había sido reconstruida plenamente por el Estado. Las cifras elevadas de fallecidos en el norte responden a la falta de contención de dicho sistema de salud, indicó el investigador José Incio. “Lambayeque solo tenía 32 camas UCI. La tasa de mortalidad aumentó por esa fragilidad”, dijo a OjoPúblico.

De esas deficiencias también es consciente el vicedecano del Colegio Médico del Perú, Ciro Maguiña, quien considera que el sistema sanitario del norte atraviesa una crisis desde hace 40 años. “Hospitales antiguos y azotados por las lluvias de El Niño costero, sin recursos y sin especialistas. Por eso se enviaron médicos a Loreto y ahora al norte, porque no hay intensivistas, urgenciólogos”, indicó.

 

UCI Hospital Santa Rosa

DEFICIENCIAS. En la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) del hospital Santa Rosa de Piura, afectado por el Niño costero del 2017, faltan ventiladores mecánicos y camas UCI para pacientes Covid-19.   
Foto: Jaime Rivas 

 

En ese contexto, era fácil saber que el sistema de salud del norte no iba a aguantar una pandemia que se expandía tan rápido, dijo Maguiña. “Era fácil prever, pero no se hizo. Una pandemia no se contiene en los hospitales, sino en los centros de salud de atención primaria. Hay que reforzar estos centros de salud con medicamentos para terapia, hacer cercos comunitarios e intervenir los mercados que ya sabíamos que eran focos de infección”, indicó el médico.

Frente a esta situación, Incio dijo que se deben redireccionar los recursos médicos (camas UCI y los respiradores) de las zonas con menos casos para que sean destinados a las regiones del norte y oriente del país, que viene sufriendo lo peor de la pandemia. De igual forma, Maguiña considera que ambas deben ser regiones prioritarias para el Estado.

 

Informalidad laboral: salir a la calle por necesidad

La enfermedad no solo ha expuesto el frágil sistema de salud pública de la costa norte, sino también el real estado de la situación laboral de su población, a la que el Estado diariamente le pide permanecer en casa. Por ejemplo, en Piura y Tumbes la tasa de informalidad laboral oscila entre 50% y 58%, según el Colegio de Economistas de Piura; mientras que en Lambayeque este indicador alcanza el 70%, indica la Gerencia Regional de Trabajo.

Los ciudadanos viven con escasos recursos económicos y por ello necesitan acudir a los bancos a recibir los bonos que dispuso el Estado o a ganarse la vida en actividades vinculadas al comercio informal. “Muchos han insistido en salir a la calle a vender guantes, mascarillas de tela, alcohol en gel, productos de limpieza e incluso alimentos”, dijo Abel Gonzales Sánchez, titular de la Gerencia Regional de Trabajo de Lambayeque.

En Áncash, con un nivel de pobreza monetaria por encima del 21%, el Observatorio Socioeconómico Laboral de la Dirección Regional de Trabajo indica que ocho, de cada diez personas, tiene un empleo informal. El decano del Colegio de Economistas de dicha región, Jorge Alva Fructuoso, considera que la población se vio obligada a salir a trabajar porque no recibió la ayuda oportuna del Estado. “Hay personas que viven el día a día, que si no trabaja no come, y si no llega la ayuda qué van hacer, salen a buscarse el pan”, dijo.

Los ciudadanos viven con escasos recursos y por ello necesitan acudir a los bancos a recibir los bonos que dispuso el Estado o a ganarse la vida en el comercio informal.

En las regiones del norte los puntos de mayor concentración de la gente en las calles son los mercados y los bancos. En los primeros realizan comercio informal y en los segundos para el pago de los bonos del Estado. Las autoridades han comenzado a hacer pruebas en los centros de abasto en el norte y al menos la mitad de los comerciantes han dado positivo al Covid-19. Por esta realidad, el economista Alva dijo que el gobierno debió prever mejores estrategias para evitar aglomeraciones en este tipo de centros públicos.

 

Mercado de Piura_Covid-19

FOCO INFECCIOSO. Los mercados son los principales centros de contagio, dijeron las autoridades sanitarias. En el complejo de mercados de Piura la mitad de los comerciantes dio positivo para Covid-19
Foto: Sebastián Enriquez

 

En La Libertad ocurrió algo similar. El incumplimiento del aislamiento obligatorio ordenado por el Estado es notorio cuando se revisan las elevadas cifras de detenciones policiales. Por ejemplo, en un solo día se llegó a intervenir a 1,300 personas en la región. En la actualidad las cifras han caído, pero aún se observa a gente en las calles.

Para el antropólogo Juan Gamarra Nieto este incumplimiento de las recomendaciones sanitarias está relacionado directamente con las costumbres locales en La Libertad, pero también con el temor a la escasez de víveres. “Influye el clima, la cultura del norteño. Pero también hay un grueso porcentaje que sale porque vive del día a día. Es la necesidad de supervivencia”, dijo a OjoPúblico.

El presidente del Instituto Peruano de Economía (IPE), Francisco Huerta Benites, dijo que, dadas las condiciones de desempleo y pobreza en el norte, la población acaba saliendo a las calles por necesidad de alimento. “Hay una realidad económica. La gente sale sí o sí, así le digas que no por la presión de los ingresos. Hay que evitar ese desborde con salidas ordenadas y graduales”, precisó.

 

Piuranos y Covid-19

EN LAS CALLES. En el norte la salida de los ciudadanos a las calles responde a la economía informal y la necesidad de abastecerse diariamente de alimentos y cobrar los bonos, dijeron los economistas locales. 
Foto: Sebastián Enriquez

 

En La Libertad siete de cada 10 trabajadores son informales, ya sea porque pertenecen a una empresa que no está registrada en la administración tributaria, o porque no obtienen beneficios sociales en su lugar de trabajo, como es el caso de las personas que laboran en las industrias del comercio, transporte, construcción y fabricación de zapatos.

Según la Encuesta Nacional de Hogares del 2018, solo el 39.9% de la población de La Libertad tenía acceso a algún servicio del sistema financiero formal, lo que explica las largas colas afuera de los bancos, principalmente en el Centro Histórico de Trujillo.

 

Servicios básicos: sin agua potable o desagüe

A la golpeada infraestructura sanitaria y la informalidad en el empleo en el norte del Perú, se suman las grandes brechas en los servicios básicos. En Piura y Tumbes, el 31% de la población no tiene agua potable, desagüe y energía eléctrica. Distritos de Piura como La Arena, Catacaos, Cura Mori y La Unión, duramente golpeados por el Niño costero del 2017, incluso tienen problemas de desnutrición infantil en menores de 5 años.

Humberto Correa, decano del Colegio de Economistas de Piura, dijo a OjoPúblico que esta región apenas tiene capacidad de enfrentar a la pandemia. “Son años de olvido y de poca inversión en infraestructura, que ahora nos pasan factura. Hay pueblos enteros que no tienen agua ni desagüe”, dijo el especialista. Por este motivo, Piura ocupa el puesto 16 de las 25 regiones del país con menor acceso a servicios básicos.

En Lambayeque solo el 56% de la población tiene una refrigeradora o congeladora en casa, según el Censo Nacional del 2017. Además, unas 21 mil familias de dicha región no acceden todos los días al servicio de agua potable por la red pública, mientras que otro grueso de la población no cuenta con desagüe.

 

Zonas pobres Piura y Covid-19

ENORMES BRECHAS. La pandemia ha expuesto las grandes desigualdades en el país. Muchos pueblos del norte del país no cuentan con agua potable ni alcantarillado. 
Fotos: Sebastián Enriquez 

 

En las semanas de pandemia, los municipios y gobiernos regionales debieron transportar camiones cisternas con agua para atender la necesidad de los asentamientos humanos del norte, mientras la invocación del Poder Ejecutivo es lavarse de manera frecuenta las manos con agua y jabón para evitar el contagio del Covid-19. Incluso en algunas zonas la gente debe comprar bidones de agua, y gasta entre 5 y 10 soles a la semana.

En Áncash además de las brechas en servicios básicos, el director regional de Salud de Luis Huamaní Palomino dijo que hay otro factor clave en la velocidad de los contagios: la alta densidad poblacional. La provincia del Santa, la más populosa en la región, concentra el 71% de todos los casos. “Ahí hay 450 mil habitantes, entonces cualquier infectado es más fácil que contagie a otros. No pasa lo mismo en la sierra de la región, donde están más aislados”, dijo.

 

Sin liderazgo a nivel regional

La ferocidad de la enfermedad también ha expuesto el deficiente manejo de los gobiernos regionales. El decano del Colegio Médico de Piura, Arnaldo Lachira, cuyo gremio se integró al comando Covid regional un mes y medio después de iniciada la emergencia, lo tiene claro: “Tengo que decirlo, aunque es duro, pero en Piura esta pandemia se ha manejado desde el lado político, y no con un criterio técnico”, dijo.

El director del Hospital III de Essalud de Chimbote, Ramón de la Cruz Castillo, consideró además que la enfermedad viene cobrando muchas vidas porque a nivel regional no se ha trabajado con fuerza en el primer nivel de atención. “Tenemos que ser más agresivos en el manejo farmacológico. Si a un paciente lo hospitalizamos cuando tiene una afectación moderada y lo tratamos es más posible que supere la enfermedad, pero si llega cuando el cuadro es severo, ya no se puede hacer mucho”, comentó.

El exdirector regional de Salud de Piura, Jesús Juárez, dijo que la clave es el trabajo en la comunidad. “La respuesta fue equivocada. Si [los gobiernos regionales] sabían que no tenían una buena capacidad ante la enfermedad debieron apelar a otras estrategias. No debieron confiar todo a un sistema de salud colapsado. Se debió organizar a la comunidad, cuidarnos entre nosotros. De lo contrario al llegar al hospital ya puede ser muy tarde”, indicó.

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