
En el local del colegio privado Cristiano Shalom, de San Juan de Lurigancho, funcionaba una iglesia. En ese espacio de 250 metros cuadrados y cuatro pisos —similar a una vivienda— estudian niños y adolescentes de inicial, primaria y secundaria. Dadas sus características, las clases de educación física se realizan en un campo externo. Los padres —en su mayoría, comerciantes— acceden a descuentos si matriculan a más de un niño.
En ese plantel la educación cuesta S/250 al mes y sus estudiantes se alistan para comenzar clases el lunes 17 de marzo, fecha programada para el inicio del año escolar 2025 en todo el país.
En Perú, más de 43.000 locales educativos ofrecen el servicio en primaria y secundaria, según el último padrón oficial del Ministerio de Educación (Minedu). De ellos, 9.252 son privados —como el Cristiano Shalom— y atienden a 1,5 millones de alumnos. Esto representa el 21% de la oferta nacional.
Desde la década de los noventa, se ha registrado una expansión significativa y poco regulada en la oferta privada, lo cual ha agudizado otro fenómeno: la desigualdad en la educación. Ahora, las escuelas particulares ya no solo son distintas a las públicas, sino que también tienen grandes diferencias entre sí: las pensiones, los tamaños —algunas son creadas en cocheras o viviendas— y los niveles socioeconómicos de los escolares.
Estas diferencias no son menores: impactan en los aprendizajes de miles de niños y niñas peruanos. Los estudiantes en escuelas con una menor pensión —fuente principal para su financiamiento— han alcanzado resultados similares o incluso inferiores en las evaluaciones censales de aprendizaje que sus pares de escuelas públicas, advierte un estudio del Minedu.
“Es decir, son los estudiantes en condiciones económicas más vulnerables los que encuentran más limitaciones para poder alcanzar aprendizajes esperados”, refirió la publicación de 2018.
A partir del análisis de múltiples fuentes —el padrón de instituciones educativas (2025), el último censo escolar y el reporte de pensiones (2024), así como la Encuesta Nacional de Hogares (Enaho)—, OjoPúblico determinó que de 8.647 escuelas privadas que brindan educación primaria, 3.080 son de bajo costo (36%). En estos locales estudian más de 250.000 alumnos.
En secundaria, en tanto, la proporción varía: de 5.277 escuelas privadas, más de 1.265 son de bajo costo (24%). Allí atienden a alrededor de 97.000 estudiantes.
Las escuelas de “bajo costo” tienen las pensiones más bajas en el sector privado: en Lima Metropolitana, cobran hasta S/290. En ese grupo se encuentran aquellas que, según estudios del Minedu y otras instituciones como Grade, tienen prácticas pedagógicas poco adecuadas para los aprendizajes, docentes con condiciones laborales precarias y varios de ellos sin título profesional o pedagógico. Otros reportes, como los de la Dirección Regional de Educación de Lima (2017) señalan que cuentan con infraestructura originalmente construida como viviendas. Suelen ser locales pequeños y tener una reducida cantidad de alumnos por aula.
INFRAESTRUCTURA. Las escuelas con menores pensiones en la educación privada operan, muchas veces, en locales construidos originalmente como viviendas.
Foto: OjoPúblico / Gabriel García
En Lima Metropolitana se concentran, principalmente, en las zonas norte, sur y este. Entre los distritos con más de 80 escuelas primarias de bajo costo solo en 2024 figuran San Juan de Lurigancho, Ate, San Martín de Porres, Puente Piedra, Comas, Carabayllo, Villa María del Triunfo y Villa El Salvador.
Para la doctora en políticas educativas e investigadora principal de Grade, María Balarín Bonazzi, la principal responsabilidad de la presencia de estas escuelas —más que de los promotores— recae en el Estado. Entre los factores, señala la ausencia de liderazgo en el Ministerio de Educación (Minedu) para recuperar la rectoría y regulación del sector privado, así como la falta de una estrategia para expandir y mejorar la oferta pública.
“Hay un grupo poblacional que no se siente bien atendido porque no existe la oferta o porque considera que la oferta no es buena en sus necesidades (...). La pregunta es si estos colegios deberían existir. ¿Deberíamos permitir que haya colegios que eduquen a estudiantes con una inversión de S/200 al mes? ¿Cuál es lo mínimo que se debe invertir en un estudiante para una educación de calidad? (...) ¿El Estado debería dejar que esto exista?”, señala Balarín Bonazzi.
Al año, los colegios de bajo costo cobran menos de lo que el Estado invierte por alumno. En 2023, por ejemplo, el gasto público en primaria fue de S/4.286.
¿Dónde están esas escuelas?
OjoPúblico elaboró una base de datos con información oficial de 9.252 locales educativos particulares —de primaria y secundaria— que figuran activos hasta enero de 2025, ubicados en el área urbana y rural del Perú. Con base a una metodología aplicada por el Minedu, se consideró colegios de bajo costo a aquellos cuya pensión es menor al 15% del ingreso promedio por trabajo en cada región. En Lima Metropolitana, por ejemplo, la cifra no debe superar los S/294.
A partir de esta información, el equipo de OjoPúblico visitó las escuelas con bajas pensiones en Lima. Una de ellas es Sarita Colonia, en Comas. Este centro educativo con 36 años de funcionamiento opera en la infraestructura de una vivienda y brinda servicio a escolares de inicial y primaria por una pensión de S/ 200. Ofrece clases presenciales y virtuales.
'Son los estudiantes en condiciones económicas más vulnerables los que encuentran más limitaciones para poder alcanzar aprendizajes esperados', dice un estudio del Minedu".
La pensión y la matrícula son las principales fuentes de financiamiento de estas escuelas. Con esos ingresos, sus promotores pagan a los docentes, las capacitaciones, el equipamiento, el mantenimiento de la infraestructura, los insumos y otros recursos disponibles para los aprendizajes. En Sarita Colonia, por ejemplo, hay en promedio cuatro docentes y las clases de educación física se realizan en un parque.
“La situación en los colegios de esta zona es un poco difícil, sobre todo por la parte económica (...). No tenemos un apoyo al 100% de los padres. Ellos vienen y dejan a sus hijos (...). La mayoría trabaja, sale a las cuatro o cinco de la mañana”, dice el director y promotor Esteban Durán. Sostiene que, en su mayoría, los padres son comerciantes que optan por estas escuelas por el maltrato que pueden recibir sus hijos en las públicas.
La expansión de las escuelas de bajo costo tiene como hito la década de los noventa, durante el gobierno de Alberto Fujimori. El 9 de noviembre de 1996 se aprobó la Ley de Promoción de la Inversión en la Educación, la cual, en la práctica, impulsó la expansión de las escuelas y universidades privadas en el país, pero con escasa regulación. La norma —Decreto Legislativo 882— dispuso beneficios tributarios y la posibilidad de inversiones educativas con fines de lucro.
“Desde el Estado, se promovió la creación de una oferta privada (...). Al precarizarse la oferta pública, hubo años de ‘baches’. En 1996 se liberaliza el mercado y te dice: ‘Tú, que vas a poner una escuela privada, vas a tener un grupo de facilidades. Y te permito que lucres con eso. En lugar de poner una bodega, pon una escuela. De paso, ayudas a que los niños vayan al colegio’. (...). Y mientras lo público estuvo desatendido, lo privado empieza a avanzar rápido”, dice el exministro de Educación e investigador del Instituto de Estudios Peruanos (IEP), Ricardo Cuenca Pareja.
INEQUIDAD. Estudios evidencian que la desigualdad económica es un factor determinante en los aprendizajes de los estudiantes peruanos.
Foto: OjoPúblico / David Díaz
PENSIONES. En Lima Metropolitana, los colegios privados de bajo costo no superan los S/290, de acuerdo a los registros oficiales hasta 2024.
Foto: OjoPúblico / Gabriel García
De acuerdo al análisis por años de creación, OjoPúblico identificó que, desde 1996, los colegios de bajo y medio costo son los que más han crecido en la oferta privada.
En promedio, entre 1996 y 2024 se han creado cada año 73 colegios de bajo costo del nivel primario. El periodo con menos escuelas creadas se dio durante la pandemia: 2020 (27 nuevos colegios), 2021 (21) y 2022 (16) y 2023 (13).
Entre los distritos de Lima con más de 80 escuelas primarias de bajo costo figuran San Juan de Lurigancho, Ate, SMP, Comas, Carabayllo, VMT y VES".
El nivel primario concentra una mayor proporción de colegios de bajo costo frente al secundario: 3.080 locales educativos atienden a 250.517 estudiantes, de acuerdo al reporte de matrículas en 2024.
Las escuelas de bajo costo representan más de la tercera parte del total de centros privados en 10 regiones: Lambayeque (57%), Arequipa (45%), Madre de Dios (44%), Loreto (44%), La Libertad (42%), Junín (41%); Piura (41%). A estos se suman, Callao (39%), Lima Metropolitana (37%), Lima provincias (35%), y Apurímac (33%). Tienen mayor presencia en el área urbana.
En Lima Metropolitana existen 1.369 colegios de bajo costo que brindan educación primaria. Ocho distritos concentran el 74% y se ubican, principalmente, en las zonas norte, sur y este de la capital. Figuran San Juan de Lurigancho (172), Ate (157), San Martín de Porres (143), Puente Piedra (112), Comas (110), Carabayllo (105), Villa María del Triunfo (105) y Villa El Salvador (103).
Años atrás, también fueron denominados “escuelas de garaje”, por su ubicación e infraestructura limitada. OjoPúblico revisó la información de las áreas reportadas por los directores en el Censo Escolar 2024. De las 3.080 escuelas privadas de bajo costo del nivel primario, la mayor proporción (34%) es densamente construida. Es decir, el área techada ocupa, por lo menos, el 90% del terreno total. En estos locales, el área promedio es de 240 metros cuadrados.
En Lambayeque, los colegios de bajo costo concentran más de la mitad de la oferta privada. En Lima Metropolitana, en tanto, representan la tercera parte".
Cuenca considera que, para que un servicio educativo sea de calidad, se necesita por lo menos recursos humanos calificados (directores y docentes), aplicar el currículo escolar oficial y el paquete de condiciones básicas vinculadas a infraestructura, saneamiento, mobiliario y materiales educativos. “El lucro es muy limitado [en los de bajo costo], su calidad también es limitada”.
En su estudio La calidad de empleo docente en el Perú. Primeras aproximaciones, el investigador señala que, a mayor pensión en las escuelas privadas, mayor es la calidad de los docentes. “Los niveles más bajos de calidad del trabajo docente están asociados a una pensión baja, aunque también existen colegios con pensiones muy altas que no ofrecen mejores condiciones laborales”.
Promotores de escuelas privadas de bajo costo dijeron a OjoPúblico que sus profesores laboran con recibos por honorarios y por horas. Uno de los casos señaló que les paga el sueldo mínimo (S/1.130) y que puede contratar a no titulados. “Contrato a quien rinde en la práctica. He tenido profesores titulados, pero no rinden (...). Me interesa que el profesor tenga vocación de servicio y domine su materia”, dijo Segundo Zapata, del colegio Cristiano Shalom.
Con relación al nivel secundario, hasta enero de 2025 se identificaron a 1.265 escuelas de bajo costo. Estos locales atendieron a 97.813 estudiantes el año pasado.
“En primaria el tema de la distancia pesa mucho. En secundaria pesa menos y, más bien, hay preocupación de los padres por lo académico (...). En colegios públicos, las aulas suelen ser más grandes, con más estudiantes donde los profesores pueden prestar menos atención individual. Estos factores pesan. También hay un imaginario de que lo privado es mejor. Te venden metodologías que suenan bien, ofrecen educación preuniversitaria”, añade Balarín.
Sin embargo, no todo lo privado es mejor que lo público.
Las causas y las consecuencias
Entre los centros educativos primarios con pensiones de hasta S/200 figura uno en la cuadra 18 de la avenida Túpac Amaru, en Comas: cuatro pisos, letrero de “matrícula abierta” y apariencia de casa. Otro local de Canto Grande, en San Juan de Lurigancho, ha adecuado su infraestructura a la de una escuela inicial y primaria: tiene tres pisos, paredes de colores y, ahora, ofrece el servicio para primero de secundaria. Uno más económico, ubicado en Independencia, opera en una dirección distinta a la reportada en el censo escolar 2024, según los vecinos. Su pensión es de S/100, registra Identicole.
Zapata dice que cada aula del Cristiano Shalom agrupa a 10 alumnos, muchos de ellos hijos de comerciantes informales. Los viernes, además, un pastor cristiano ofrece charlas. “[Los padres nos eligen] por los valores cristianos (...). Damos enseñanza como manda el Minedu, la enseñanza humanista, y agregamos valores”, señala. Luego añade: “La infraestructura no hace al alumno. Es el docente, el alumno y el padre de familia”.
De acuerdo al análisis de OjoPúblico, cerca de la mitad de los colegios de bajo costo en primaria (1.526) que operan en la actualidad se crearon en los últimos 20 años; es decir, desde 2004 hasta 2024.
Balarín, autora de estudios sobre colegios de bajo costo, explica que estos han crecido en donde la oferta pública no ha llegado en la misma medida que el crecimiento de la demanda. Añade que si bien puede haber padres que envíen a sus hijos a un colegio público lejano, existen criterios referidos a la seguridad, exposición de riesgos y cercanía que son determinantes, sobre todo en primaria y en un contexto de altos índices de criminalidad.
“No quieren enviar a sus hijos porque hay un costo monetario de hacerlo: el transporte, por ejemplo. Pero también porque quieren tener a sus hijos cerca, recogerlos, monitorear (...) La relación de rendición de cuentas también se vuelve más fluida [en los privados pequeños]”, sostiene.
El fenómeno de los colegios de bajo costo toma mayor relevancia debido a que existe un impacto en los aprendizajes. El estudio Tipología y caracterización de las escuelas privadas en el Perú, de la Oficina de Medición de la Calidad del Minedu advertía desde 2018 que, junto con la expansión de la escuela privada, se había observado una reducción de los niveles de aprendizaje de los estudiantes.
Este análisis —con base en la Evaluación Censal de Estudiantes (ECE) de 2016— señala que, dentro del grupo de escuelas privadas, el rendimiento en todas las áreas evaluadas está relacionado con las escalas de pensiones. En segundo grado de primaria, el puntaje alcanzado por las escuelas públicas urbanas en matemática es superior al de sus pares privados de bajo costo.
CARTEL. La pensión es una de las principales fuentes de financiamiento de los colegios privados, por lo que puede ser determinante en las condiciones de los docentes y del local.
Foto: OjoPúblico / Gabriel García
NEGOCIOS. Muchas escuelas de bajo costo surgieron como proyectos familiares o de docentes luego de la liberalización de la educación privada en el país durante los noventa.
Foto: OjoPúblico / Gabriel García
En la prueba PISA 2022 (Programa para la Evaluación Internacional de Estudiantes, por sus siglas en inglés), donde participaron estudiantes de 15 años en Perú, el análisis nacional mostró el vínculo entre el nivel socioeconómico y el rendimiento: mientras más alta es la escala socioeconómica, mayor es el porcentaje de los escolares que alcanzan o superan el nivel base.
En la Evaluación Nacional de Logros de Aprendizaje de Estudiantes (ENLA) 2023 se identificó una reducción en el rendimiento en las áreas de lectura y matemática de las escuelas privadas. “Esto podría estar relacionado con el cambio en las características socioeconómicas de la población estudiantil que asiste a escuelas privadas”, reconoce el Minedu.
Se suman otros estudios que ratifican este vínculo entre los colegios de bajo costo —generalmente, de baja calidad y destinados a familias de bajos recursos— y los aprendizajes de los niños. No obstante, una pensión más alta no siempre implica mejores resultados.
Los promotores de los colegios Sarita Colonia y Cristiano Shalom cuestionaron la interpretación sobre las deficiencias en los aprendizajes y subrayaron que, a diferencia de otros casos, ellos enseñan valores. “Es una mala apreciación, creen que porque cobro poco voy a dar mala educación. Eso venden (...) quienes están con los grandes colegios”, refirió Zapata, del Cristiano Shalom.
Por su parte, Maura Jorges, directora del colegio Nuestra Patrona de las Mercedes, de Comas, refiere que han tenido buenos resultados en las pruebas del Minedu y que la atención es personalizada ya que cuentan, como máximo, con ocho o diez alumnos por aula. "[Las docentes] son jóvenes egresadas y con el deseo de trabajar", refiere.
Añade que su local no tiene la infraestructura de una vivienda, sino de una institución educativa. "Es pequeño, pero tiene infraestructura de institución", dice. Asimismo, refiere que la inseguridad y las amenazas también han llegado a estos colegios.
Las decisiones del Estado
Pese a que en los últimos quince años el Minedu ha aprobado al menos seis decretos y resoluciones que regulan la educación privada, sus disposiciones aún no se aplican en su totalidad. En el Congreso, en tanto, figuran por lo menos ocho proyectos de ley vinculados a los docentes de colegios privados y a las sanciones a estas escuelas.
El 8 de enero de 2020, el Minedu estableció un plazo de cinco años —hasta el 2025— para que los maestros de colegios privados cuenten con título profesional o pedagógico. La exigencia no era nueva, estaba contemplada en la Ley General de Educación de 2003.
Sin embargo, el último 19 de febrero la Comisión Permanente aprobó, en primera votación, el texto sustitutorio que acumuló un proyecto de ley del Poder Ejecutivo y de los legisladores Waldemar Cerrón (Perú Libre) y Alejandro Muñante (Renovación Popular) que amplía por dos años más el plazo —hasta el 2027— para que los maestros acrediten dicho requisito.
SUPERVISIÓN. Las escuelas que carezcan de autorización o de condiciones básicas, deben ser sancionadas; sin embargo, aún hay escuelas que están en proceso de adecuación.
Foto: Andina
Otra exigencia está referida a condiciones básicas como infraestructura, personal docente y directivos y previsiones económicas y financieras que deben acreditar los colegios. En 2022, el Minedu estableció un plazo de tres años —prorrogable por dos más— para que aquellos centros creados antes de estas disposiciones puedan adecuarse. El 31 de mayo de 2024, el ministro de Educación, Morgan Quero Gaime, amplió la fecha al 8 de marzo de 2027.
Asimismo, una iniciativa que acumula los proyectos de los legisladores Esdras Medina (Renovación Popular), Alejandro Muñante (Renovación Popular), Darwin Espinoza (Podemos Perú) y Katy Ugarte (Bloque Magisterial) modifica la Ley de los centros educativos privados. Este dictamen de 2024 elimina, en su artículo 18, la suspensión o la clausura como sanciones producto de procesos administrativos. Solo se mantienen las multas.
“La calidad educativa es responsabilidad del Minedu y sus órganos descentralizados [las Unidades de Gestión Educativa y las Direcciones Regionales de Educación]”, dice Ricardo Cuenca. El sector tiene facultades rectoras en lo privado, no solo en lo público. OjoPúblico solicitó una entrevista con el ministerio e Indecopi, pero hasta el cierre de este informe no hubo respuesta.