Yefri Peña ―activista trans del Perú― habla desde la Casa Trans Lima Este, en el distrito limeño de Ate Vitarte: "somos una población muy luchadora, muy aguerrida. Hemos soportado tantas cosas y una raya más al tigre, o sea la pandemia... Tenemos que salir bien libradas de esto". El lugar es un espacio de aprendizaje, de lucha y de diversión. En las camisetas y poleras que confeccionan se leen arengas populares para la comunidad LGTBQ: “Resistiré”. Hay ilustraciones de puños en alto con las uñas pintadas, alas y corazones. Así recuerdan, con rabia y ternura, que muchos han querido vencerlas, pero hasta ahora no lo consiguen. 

¿Cuál fue el impacto de la pandemia en las mujeres trans? La serie periodística “Resistencia trans en pandemia”, coordinada por OjoPúblico, intenta responder esta pregunta con un equipo de 15 periodistas, fotógrafos y editores en cinco países del continente. El especial recorre las historias de lucha de un grupo de mujeres trans desde Argentina, Perú, Colombia, México y migrantes viviendo en Miami, Estados Unidos.

Los reportajes narran los impactos de la crisis sanitaria en el empleo, la economía cotidiana y el acceso a oportunidades. Sus historias nos hablan de la resistencia contra el hambre, la solidaridad de los colectivos, pero también de la violencia de los prejuicios y lo que puede ser definido como una crisis humanitaria para cientos de mujeres transmigrantes.

La pandemia por la Covid-19 las volvió aún más vulnerables. Con el avance del virus y las medidas de aislamiento, no solo quedaron expuestas al contagio y a pasar hambre, sino también a la violencia y los asesinatos. Solo en Colombia, en lo que va del 2021, alrededor de 27 mujeres trans han sido asesinadas. Y en México, entre marzo de 2020 y julio de 2021, se han documentado 145 agresiones a mujeres trans. En ese mismo tiempo, 45 fueron asesinadas.

¿Hay espacio para la esperanza y el acceso a más derechos en medio de una emergencia global que arrebatado más de 4 millones de vidas en todo el mundo? La historia de Argentina, nos dice que sí. En julio de este año se promulgó una ley que tiene por objeto su inclusión laboral y establece que el Estado debe garantizar el 1 % de su planta laboral para las personas trans. Hoy día, muchas de estas mujeres, como Viviana González, empiezan a ocupar espacios que históricamente le fueron negados. A partir del 6 de septiembre será una de las encargadas de la atención al público en un museo de la ciudad de Buenos Aires.

Con esa medida, Argentina se convirtió en el primer país de la región en fomentar políticas de inclusión laboral para las personas trans. Sin embargo, en muchos países de América Latina se les sigue negando derechos mínimos como el de, incluso, a la identidad de género. 

En Colombia, que tiene una de las legislaciones más progresistas en derechos para las personas LGTBQ de la región, la pandemia acentuó su vulnerabilidad. No tenían lugares seguros donde pasar las cuarentenas; no tenían posibilidades de teletrabajar; no estaban afiliadas al sistema de salud pública; no tenían ahorros, ni cesantías, ni seguros contra el desempleo; no tenían familiares que las apoyaran. Estaban más solas que nunca, en especial las transmigrantes. No aparecían en las bases de datos de los ministerios y programas del gobierno nacional, de las gobernaciones y las alcaldías locales. Como no contaban, no recibieron bonos, mercados, o cualquier otra ayuda. Muchas pasaron hambre, algunas murieron por falta de atención médica.

El director de la organización Caribe Afirmativo, Wilson Castañeda, describe sin eufemismos lo que atravesaron las mujeres trans en Colombia: “Ha sido una emergencia humanitaria”. 

Aunque faltan datos oficiales sobre el impacto de la pandemia en esta población, En México, un estudio indica que, por ejemplo, el 70 % de las mujeres trans tuvieron pérdidas económicas en el primer año de confinamiento. En este país, la crisis económica precarizó aún más sus vidas. La falta de oportunidades laborales o trabajos sin prestaciones, la atención médica de mala calidad y las dificultades para contar con documentos oficiales que avalen su identidad de género se agudizaron. 

Esta situación se repite en otros países. Una investigación con datos inéditos en Perú, realizada por la Red Trans, intenta cuantificar las consecuencias de la pandemia para ellas: 85 % perdió su trabajo, entre marzo y junio de 2020. Aunque después de algunos meses el 60 % logró recuperarlo, lo hizo con peores condiciones laborales y el 20 % restante continuaba desempleada. También en este país, donde se les niega sus identidades de género en sus documentos de identidad, muchas sobrevivieron en grupo, por la solidaridad y gracias a su autoorganización.

Desde Estados Unidos, Yahima Ocon, de origen nicaragüense y directora del programa trans de la ONG Survivor’s Pathway, cuenta el impacto que ha tenido la crisis sanitaria en las mujeres trans en Miami. “De un momento a otro, tuve que ponerme a buscar donaciones de comida, ropa y equipos de seguridad para responder a las solicitudes que comenzaron a llegarnos de chicas trans que la estaban pasando mal”, comenta. Con los locales nocturnos cerrados, muchas quedaron desempleadas y sin ingresos.

Las mujeres trans también eran más vulnerables a Covid-19. Así lo evidenció el estudio “Vulnerabilidades al Covid-19 entre adultos transgénero en los Estados Unidos”, que determinó que 319.800 adultos trans en este país tienen una o más de las siguientes condiciones de salud subyacentes: asma, diabetes, enfermedades del corazón y VIH.

En toda América Latina, luego de perder sus empleos y muchas, sin posibilidad de trabajar en la calle, se quedaron sin dinero para comer, para pagar los hoteles o pensiones. No tenían nada y pedían ayuda. La solidaridad entre ellas y la autogestión salvó a muchas, aunque no a todas las que quisieran. Esta serie periodística recoge los testimonios de mujeres valientes y sobrevivientes y exponen el largo camino del acceso a derechos que falta recorrer en una región fracturada por la pandemia.