UNIÓN. En las actividades por el aniversario de la represión participaron delegaciones de distintas provincias de Puno. También familiares de las víctimas de Ayacucho, Apurímac, Cusco y Lima.

Juliaca: a dos años de una histórica masacre

Juliaca: a dos años de una histórica masacre

UNIÓN. En las actividades por el aniversario de la represión participaron delegaciones de distintas provincias de Puno. También familiares de las víctimas de Ayacucho, Apurímac, Cusco y Lima.

Foto: OjoPúblico / Rodrigo Salazar Zimmermann

El pasado 9 de enero se cumplieron dos años de la represión de Juliaca, en Puno, la última y más cruenta de las perpetradas por la Policía y el Ejército entre diciembre de 2022 y enero de 2023. Solo ese día, 18 civiles fueron asesinados o heridos de muerte. Esta semana, fueron homenajeados por las asociaciones de familiares con una misa, conversatorios y presentaciones artísticas centradas en la memoria, la búsqueda de justicia y la unidad.

12 Enero, 2025

Actualización: 13 de enero de 2025 - 8:10 p.m.

 

Tenues faroles resaltan la oscuridad de la madrugada en Juliaca. El ladrido de un perro interrumpe por un instante el silencio. En su casa, Raúl Samillán Sanga organiza el tendido de más de 160 banderas negras del Perú, las de luto, en las calles de la ciudad con el lema “2 años sin justicia”. 

Este mismo 9 de enero, dos años atrás, la Policía Nacional del Perú llevó a cabo una de las matanzas más cruentas de la historia reciente. Varias regiones se habían levantado contra el nuevo gobierno de Dina Boluarte, el Congreso y en pedido de nuevas elecciones y una asamblea constituyente. 

Puno, la última de ellas, fue víctima de la represión más dura: en un lapso de siete horas, 18 personas fueron heridas de muerte por proyectiles de arma de fuego, entre ellas tres menores de edad. En la lista fatal también está Marco Antonio Samillán Sanga, un médico que salió a las calles a socorrer a los heridos y, por el disparo de un policía, nunca más volvió. 

Su hermano, Raúl, ha fundado y preside la Asociación de Mártires y Víctimas del 9 de Enero que, a través de rifas y colaboración ciudadana, organiza una conmemoración cultural, religiosa y de protesta por los dos años de lo que organismos internacionales han denominado una masacre.

A dos años de la represión que dejó 18 fallecidos en Juliaca, los deudos organizaron una conmemoración cultural, religiosa y de protesta".

Raúl estaciona su mototaxi en el óvalo del bypass, centro neurálgico de Juliaca. En esa zona se desarrollaron parte de las protestas del 9 de enero de 2023, incluyendo una violenta toma del aeropuerto Inca Manco Cápac, ubicado a unas seis cuadras. Desde allí, partirá un grupo de familiares de las víctimas y ciudadanos juliaqueños con la misión de colgar las banderas de luto. 

Primero, se asegura de que no haya policías. La asociación tiene permiso municipal. Pero, al ser la Policía Nacional del Perú la responsable de las muertes en Juliaca y de decenas más en Apurímac, Cusco, Lima, La Libertad, Arequipa y Junín, entre fines de 2022 e inicios de 2023, Raúl piensa que podría intentar interrumpir. Finalmente, ningún oficial se asoma a los eventos. Tampoco circula ningún patrullero. Tras la matanza, a la Policía no se le quiere en Juliaca.

A medida que avanza la madrugada, el frío se cuela por la ropa y, temblando, un grupo se dispone a colgar las primeras 40 banderas negras de postes de alumbrado a lo largo de la Avenida Mártires del 9 de Enero, a la altura del bypass. Otro grupo se encarga de la Avenida Circunvalación. 

Cada tanto, pasa un camión, un taxi o una moto, que hace sonar su bocina en señal de solidaridad a quienes cuelgan las banderas. En el óvalo, se arma un escenario desde donde se oficiará una misa y se brindará un concierto de protesta.

Raul Samillán_Rodrigo Salazar Zimermann

LUTO. Raúl Samillán, presidente de la Organización Nacional de Familiares de los Asesinados y Víctimas de las Masacres 2022-2023, organizó el tendido de más de 160 banderas negras del Perú.
Foto: OjoPúblico / Rodrigo Salazar Zimmermann

 

A partir de las 9 a.m., van llegando delegaciones de diversas provincias de Puno. Las hay de Sandia, Azángaro, Huancané, El Collao, Lampa. Con banderas y carteles de reclamo, llegan también de Ayacucho, Apurímac, Cusco y Lima y se paran, silenciosas, frente al escenario. 

No hay movimientos o partidos políticos. Una periodista juliaqueña dice que, con la crisis que sufre el país, la mayoría están desprestigiados. Esta es una manifestación ciudadana.

Cuando las nubes anuncian una posible lluvia, tres curas suben al escenario.

 

Actos culturales en Juliaca

Un día antes de la conmemoración por los dos años de la matanza, se organiza un evento cultural en la sede de la Asociación de Mártires y Víctimas del 9 de Enero. 

Previo al inicio, un grupo de asistentes cuelga fotos de la represión —los helicópteros amenazantes sobre ciudadanos desarmados—, una caricatura de Dina Boluarte sobre una ruma de cadáveres, decenas de retratos de ciudadanos ayacuchanos y puneños asesinados durante las protestas de 2022 y 2023 y banderas sucias del Perú, agujereadas por las balas que zumbaron por Juliaca el fatídico 9 de enero.

Están allí, en blanco y negro, cuatro menores de edad: Cristofer Ramos Aime (15), Brayan Apaza Jumpiri (15), Elmer Leonardo (16) y Jhamileth Aroquipa Hancco (17). Aunque sus muertes no ocurrieron en Puno ni en Ayacucho, los participantes tampoco olvidan a David Atequipa Quispe (15), Robert Medina Llanterhuay (16) y Jhonathan Tello Claudio (16), cuyas historias fueron investigadas por OjoPúblico en la serie Adolescentes en la mira.

Quien predomina la escena, sin embargo, es Marco Antonio Samillán Sanga, el médico puneño asesinado por un policía mientras cumplía su deber. A dos años de su muerte, un halo de heroísmo se va consolidando sobre su memoria.

Mientras el público llega a la inauguración de los eventos, un día antes de la conmemoración central en el bypass, se sirve un desayuno que los asistentes comen entre susurros respetuosos. 

 

Misa por los asesinados

“Ciudad de Juliaca, sufrida y masacrada”, comienza la misa del padre Luis Zambrano —sacerdote en Puno desde hace más de 40 años—, el 9 de enero. Delante suyo, al centro, destaca una pintura retrato de Marco Antonio Samillán. 

“Por segundo año, [Juliaca es] golpeada por el Ejecutivo, por la Fiscalía, por el Congreso, que justificó los asesinatos con su indiferencia”, exclama. Pide, en un acto de perdón al que invita a asistentes del público, que las “autoridades asesinas” den un paso al costado, y llama a que jueces y fiscales lleven el proceso de justicia con empeño y no claudiquen en su tarea. 

En un semicírculo, con retratos en sus manos, están las madres de los asesinados en Juliaca. Entre ellas, Dominga Hancco, madre de Jhamileth Aroquipa, de 17 años, quien recibió el disparo mortal de un policía cuando iba a comprar carne a un mercado. Detrás de ella y la muchedumbre, un cartel se levanta: “¡Exigimos justicia! Jhamileth Nataly Aroquipa Hancco, estudiante de psicología”. Más atrás, del bypass, se ha colgado una gigantografía en blanco y negro de Dominga y su esposo, Demetrio, abrazados y consternados. 

También está la madre de Elmer Zolano Leonardo, Faustina Huanca, con un duro gesto de tristeza. Su hijo había ido a ver la protesta del 9 de enero. En mayo del año pasado, el padre de Elmer falleció. “Solito me he quedado”, dice Faustina. 

Dominga Hancco_Rodrigo Salazar Zimmermann

MEMORIA. Dominga Hancco, madre de Jhamileth Aroquipa (17), asesinada por la policía el 9 de enero de 2023 en Juliaca.
Foto: OjoPúblico / Rodrigo Salazar Zimmermann

Misa segundo aniversario represión en Juliaca_Rodrigo Salazar Zimmermann

DÍA CENTRAL. El padre Luis Zambrano ofició una misa en la vía pública de Juliaca por las víctimas de las protestas de fines de 2022 e inicios de 2023.
Foto: OjoPúblico / Rodrigo Salazar Zimmermann

 

Cientos de personas en el óvalo, y otras decenas en lo alto del bypass, asisten a la misa. Aunque la concurrencia es menor a la del año anterior, las calles de la zona han sido cerradas al tránsito y, a lo largo del día, retumban consignas de protesta, como el ya popular “Esta democracia ya no es democracia / Dina asesina, el pueblo te repudia”.

Cuando el padre Luis Zambrano se retira, tras pedirle al pueblo de Juliaca que se dé la paz, llegan los tambores y las zampoñas de la banda Sikuris. Más de 50 músicos recorren la zona, entre el público, rindiendo honores a quien fuera su integrante: Marco Antonio Samillán. 

En medio del público, y acompañado por una guitarra, el sacerdote argentino Luis Humberto Béjar salpica agua bendita de un balde. Béjar fue sancionado a inicios de 2023 por el obispo de Puno, Jorge Carrión, por apoyar las protestas del 9 de enero. En su mensaje previo, recuerda a Eva Duarte de Perón, quien fuera esposa del exmandatario argentino Juan Domingo Perón que, en los años 40 del siglo pasado, formó parte de un gobierno de facto.

 

Música, protesta y dolor

“Quiero mandarle un mensaje a Dina Boluarte: ¡Puno sí es el Perú!”, exclama Raúl Samillán Sanga, presidente también de la Organización Nacional de Familiares de los Asesinados y Víctimas de las Masacres de 2022-2023, en la sede de su asociación, durante los eventos culturales previos al día de la conmemoración. Se refiere a la ya famosa frase de Dina Boluarte tras los hechos de Juliaca: “Puno no es el Perú”. 

El ahora activista inaugura así el programa artístico por los dos años de la masacre, y recalca las represiones del Estado: “Cuando se apaga una vida, siempre es la del más vulnerable”. 

La cantante limeña Urpi Portuguez toma el micrófono y comienza a cantar a las madres que perdieron a sus hijos Mama chola, mama india, una canción de Martina Portocarrero:

“Montaña se hizo tu vida

Para alcanzar las estrellas”.

 

Riesgo en la búsqueda de justicia

En una conferencia de prensa, brindada el 8 de enero —día previo al evento central en el bypass de Juliaca—, el abogado de las víctimas César Quispe adelanta un riesgo. “Estamos ante el inminente peligro de que nos cambien de fiscal”, dice en relación a los responsables del Equipo Especial de Fiscales para Casos con Víctimas durante las Protestas Sociales (Eficavip).

Quispe reconoce los avances del Eficavip: estima que la acusación contra los responsables se dé este año. Si es así, los juicios orales podrían iniciar el próximo, calcula. 

El mes pasado, OjoPúblico dio a conocer que ya se han formalizado investigaciones preparatorias —en otras palabras, hay evidencia contundente de homicidios por parte de la Policía y el Ejército—, que involucra a 48 policías y militares, 19 de ellos por su presunta responsabilidad en Juliaca. 

A pesar de eso, el abogado está inquieto por el reciente cambio en la coordinación del Eficavip, que pasó de Luis Enrique Valdivia, a quien los familiares de las víctimas le tenían confianza, a Raquel Cárdenas Manrique. 

Cárdenas no es una fiscal especializada en derechos humanos. Tiene, sin embargo, cerca de dos años en el Subsistema Especializado en Derechos Humanos e Interculturalidad del Ministerio Público. Esto, creen algunos familiares, puede entorpecer o alargar el proceso.

Faustina Huanca_Rodrigo Salazar Zimmermann

DOLOR. Faustina Huanca, madre de Elmer Zolano (16), asesinado en Juliaca durante la represión policial del 9 de enero de 2023.
Foto: OjoPúblico / Rodrigo Salazar Zimmermann

 

La voz de una niña por justicia

Una niña de unos 12 años se presenta frente a la audiencia. Se llama Sami Sisary y viene de Ayacucho. 

Recuerda aquel día, cuando el Ejército del Perú asesinó a balazos a 10 ciudadanos, entre ellos Cristofer Ramos Aime, de 15 años. Sami dice haber estado allí, sobresaltándose con las balas. 

Entona una guitarra y la niña canta El hombre, una canción de Ranulfo Fuentes, con voz y gestos de cantante curtida:

“Yo no quiero ser el hombre

Que se ahoga en su llanto

De rodillas

Hecho llagas

Que se postra al tirano.

No quiero ser el verdugo 

Que de sangre mancha al mundo

Ni arrancar corazones que buscaron la justicia

Ni arrancar corazones que amaron la libertad.”

 

“Pido una unidad sincera”

A Juliaca han llegado familiares de víctimas que, en su lucha por justicia, se han convertido en líderes. Está, por ejemplo, Killa Sotelo Camargo, hermana de Inti Sotelo, asesinado por la Policía el 14 de noviembre de 2020, durante las protestas contra el breve régimen de Manuel Merino. A diferencia de los casos de las protestas de 2022 y 2023, el de Inti Sotelo está entrampado.

También está Giovana Mendoza, hermana de Jhon Jenrry Mendoza Huarancca, asesinado por un militar en 2022, en Huamanga, Ayacucho. “Pensábamos que habíamos sanado las heridas del terrorismo, hasta que llegó el 15 de diciembre. Si bien las heridas de un golpe sanan, las heridas del corazón y la mente no”, dice. 

Pese a la rabia y el dolor, hay espacio para el encuentro entre los diversos perúes que componen al país. Ana Isabel Aguilar Marín, presidenta de las rondas campesinas de Lampa, dice: “Pido una unidad sincera, con valores y principios”. 

 

Sollozos en las entrañas

El 8 de enero por la tarde, durante los actos culturales que conmemoran los dos años de la matanza de Juliaca, se realizan representaciones artísticas en el teatro municipal de la ciudad. En una de las piezas, un policía, con el verde característico del uniforme, alza un fusil de largo alcance contra un médico que ayuda a un herido. El médico es Marco Antonio Samillán. 

Sigue otra obra teatral, Sollozos en las entrañas, cruenta, oscura y rabiosa, que exclama por los muertos de Ayacucho, Puno y Apurímac, y se detiene en David Atequipa Quispe, de 15 años, asesinado en la pampa del aeropuerto de Apurímac por una bala de la policía. La pieza continúa entre velas, flores de cementerio y los tules negros de la muerte. 

Pese a la rabia y el dolor, hay espacio para el encuentro entre los diversos perúes que componen al país".

La rabia y el dolor de estas conmemoraciones están enmarcados dentro de la sed de justicia que trae la muerte en una bala repentina, la búsqueda por una democracia legítima, y la preservación del honor y la dignidad. 

Más allá de la ya reconocida rebeldía puneña y algunas interrupciones con consignas como “¿Qué queremos? ¡Justicia! ¿Cuándo, carajo? ¡Ahora, carajo!”, familiares de las víctimas, artistas y religiosos insisten en que, en la otra cara de la moneda de la justicia, están la paz, la unión y la solidaridad del país. 

El guitarrista ayacuchano Julio Humala sube al escenario por última vez y canta la popular Flor de retama, de Ricardo Dolorier, recordándole al público, que acompaña con palmas, que la letra de la canción fue inspirada en la realidad de las matanzas que plagan la historia del Perú: “cuando la sangre del pueblo, ay, se derrama…”

 

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