La mañana del viernes 20 de enero, Nilma Satalaya Fasabi salió angustiada y a paso lento de la farmacia del Hospital Arzobispo Loayza, debido a un extraño dolor en todo el cuerpo que la obliga a hacerse varios exámenes. Solo uno de los tres medicamentos de la receta que le había entregado el médico del Servicio de Reumatología estaba disponible. Lo único que la menuda mujer de 50 años tenía en sus manos eran unas tabletas de omeprazol, indicadas para controlar la acidez estomacal. La receta en sí, un relajante muscular y un antinflamatorio, debía correr por su cuenta, en la calle. “No me han dicho cuándo estarán disponibles aquí y no tengo cómo comprarlos ahora”, se lamentó. Varios de los pacientes que hicieron la misma cola, todos afiliados al seguro de salud del Estado, reportaron similares quejas. No había reservas de antinflamatorios esenciales como orfenadrina y celecoxib, tampoco del medicamento oncológico dasatinib y de las tabletas de amiodarona para el control del ritmo cardíaco anormal. Nada para tratar sus dolencias.
HOSPITAL LOAYZA. Pacientes en la cola de la farmacia se quejan de la falta de medicamentos. /Fabiola Torres
El panorama era tan o más crítico ese mismo día en el hospital Dos de Mayo, otro de los más grandes nosocomios públicos de Lima, donde las cirugías fueron suspendidas el cinco de enero pasado debido a la falta de ropa quirúrgica estéril e insumos intrahospitalarios. Un mensaje pegado en una pared de dicho servicio daba cuenta del problema que los voceros del hospital negaron cuando se les solicitó explicaciones públicas. “Tampoco hay analgésicos. En la farmacia me dijeron que el metamizol que necesito debo comprarlo en la calle”, contó una joven que, después de haber hecho una larga cola, solo consiguió una respuesta negativa.
Lo que ocurre en ambos hospitales no son situaciones extraordinarias ni casos aislados, sino reflejos del fracaso de la declaratoria de emergencia sanitaria aprobada por el Ministerio de Salud para agilizar las compras de medicinas e insumos médicos destinados a 22 hospitales de la capital. Esa medida de excepción, que venció el 26 de diciembre de 2016, facultaba por 90 días al Minsa para adquirir directamente, sin pasar por licitación, una lista de 1.786 productos. Sin embargo, y pese a la urgencia de medicinas para el tratamiento del cáncer, la hipertensión y otras enfermedades, el ministerio solo adquirió 488 de esos productos, según los reportes del Sistema de Administración Financiera del Estado (SIAF) revisados por Ojo-publico.com. Es decir, el Minsa no compró el 73 por ciento de medicamentos e insumos médicos requeridos por los hospitales de Lima.
DAÑOS. En octubre de 2016, el almacén de fármacos e insumos médicos del Ministerio de Salud se incendió en circunstancias todavía no esclarecidas. /Minsa
El problema ya había sido advertido por la Defensoría del Pueblo entre octubre y noviembre de 2016 – parte del período de vigencia de la declaración de emergencia sanitaria – debido a diversas quejas de pacientes que no pudieron empezar o interrumpieron sus terapias por la escasez de medicinas. Ahora, la situación empeoró al punto que el 2017 empezó con almacenes vacíos y sin que se concretara la mayoría de las compras de provisiones anuales de medicinas e insumos esenciales que por estas fechas ya deberían haberse distribuido en las farmacias hospitalarias. “La declaración de emergencia sanitaria no ha solucionado nada. Estamos en una etapa crítica”, señala el decano del Colegio Médico del Perú, Miguel Palacios Celi, consultado por Ojo-publico.com.
Entre los 1.298 medicamentos e insumos médicos que el Ministerio de Salud no ha comprado hasta la fecha están desde antibióticos como ciprofloxacino o cloranfenicol, y pastillas de cetirizina usadas para el tratamiento de alergias, hasta medicamentos contra el cáncer como bortezomib y lapatinib. El 22 de enero, el colectivo denominado Grupo Impulsor de Vigilancia de Antirretrovirales (GIVAR) reportó la escasez de tres medicinas (tenofovir, efavirenz y abacavir) para el tratamiento del virus del sida en los hospitales de Lima debido a que las reservas se quemaron en el incendio del 18 de octubre del 2016 y no fueron repuestas a tiempo con nuevas adquisiciones.
Entre los 1.298 medicamentos e insumos médicos que el Ministerio de Salud no ha comprado hasta la fecha están desde antibióticos hasta medicamentos contra el cáncer.
En la relación de compras pendientes figuran también diversos instrumentos médicos y hasta pañales para niños y adultos. [Ver la lista completa en un archivo adjunto publicado con este informe]. El problema es que el organismo de compras del Ministerio de Salud ya no está facultado para hacer adquisiciones directas y tiene que pasar por los procesos regulares. Esta demora administrativa, no explicada hasta la fecha, ha postergado las terapias de muchos pacientes de enfermedades críticas que no tienen recursos para comprar sus medicinas si el Estado no se las proporciona. La situación puede agravarse en perjuicio de los más de 16 millones de pacientes del Seguro Integral de Salud (SIS) que reciben atención médica en los hospitales del Estado: si bien la declaratoria de emergencia solo fue para los servicios de mayor complejidad en Lima Metropolitana, el desabastecimiento de medicinas es constante en los hospitales públicos regionales.
REMEDIO PEOR QUE LA ENFERMEDAD
La ministra de Salud, Patricia García, sustentó la declaración de emergencia sanitaria con el decreto supremo 038-2016-SA, publicado el 26 de setiembre de 2016, en el que expuso estas razones: “el desabastecimiento de medicamentos y dispositivos médicos se ha profundizado en los últimos dos años, entre otras causas, debido a la imposibilidad de concretar los procesos de contratación o ante la declaración de desierto de algunos bienes. Esto se suma a una ineficiente gestión administrativa, logística y financiera”. Se suponía que con la medida de excepción planteada, las cosas serían diferentes.
Las compras eran responsabilidad del Centro Nacional de Abastecimiento de Recursos Estratégicos en Salud (CENARES), que debía administrar un presupuesto de S/.103 millones para cubrir todas las necesidades de la lista de emergencia. Sin embargo, apenas ejecutó S/.25 millones entre setiembre y diciembre de 2016.
INFORME. El informe de una acción de control del OSCE advirtió las deficiencias administrativas del Ministerio de Salud en las compras.
En ese mismo lapso, el organismo pasó por continuos cambios: entre junio y octubre del 2016 estuvo a cargo de la obstetriz Marita de los Ríos Guevara, quien renunció precisamente tras serios cuestionamientos al manejo de las adquisiciones y la cadena de control de las medicinas por el incendio de uno de sus almacenes en El Agustino, aún no esclarecido. El puesto fue encargado a José Antonio Gonzales Clemente, hasta entonces director ejecutivo de la Oficina de Abastecimiento del CENARES, pero tampoco se agilizaron los procesos de compras y menos se resolvieron los problemas logísticos del almacén incendiado. Este inmueble sigue en escombros. Aun así, en noviembre pasado, la ministra Patricia García designó formalmente a Gonzales como nuevo director de dicho organismo.
¿Por qué no se compraron todas las medicinas e insumos necesarios para los hospitales de Lima Metropolitana en el período de emergencia sanitaria? ¿Qué falló? Un informe de una acción de control del Organismo Superior de las Contrataciones del Estado (OSCE) sobre cuatro compras directas de fármacos y dispositivos médicos por más de dos millones de soles, en el período de la emergencia sanitaria, ya advertía anomalías en los criterios utilizados por el Ministerio de Salud para justificar sus adquisiciones. En ese documento, emitido en noviembre de 2016 y revisado por este medio, la subdirectora de identificación de riesgos en contrataciones directas y supuestos excluidos del OSCE, Laura Gutiérrez Gonzales, señaló que no podían justificarse compras sin concurso público por la ineficiencia administrativa de los funcionarios responsables de las mismas.
Las compras eran responsabilidad del Centro Nacional de Abastecimiento de Recursos Estratégicos en Salud, que debía administrar S/.103 millones para cubrir la lista de emergencia.
“En vista de que las razones que habrían llevado a una situación de emergencia en los hospitales recaería en la actuación de los funcionarios públicos a cargo de la gestión de las compras públicas (…), este organismo supervisor hará de conocimiento del Sistema Nacional de Control los hechos descritos. Esto podría evidenciar responsabilidades funcionales”, se lee en una de las conclusiones del informe entregado a la directora de gestión de riesgo del OSCE, Patricia Alarcón Alvizuri.
LOS PROVEEDORES BENEFICIADOS
En el período de la emergencia sanitaria 78 empresas fueron beneficiadas con 558 contratos directos por 488 tipos de medicamentos e insumos médicos en diversas cantidades. La suma total del gasto fue de 25 millones de soles, según los reportes del SIAF. Entre los diez proveedores beneficiados con las compras de mayor valor están Química Suiza, que vendió 17 tipos de medicinas por S/. 2.2 millones en 19 contratos; Laboratorios Barton, que recibió S/.1.9 millones en 18 adquisiciones de gasa estéril; y OQ Pharma, que ganó S/ 1.3 millones por la venta de trece fármacos, como ampicilina sódica, clorpromazina y olanzapina. (Ver el ranking de las 10 empresas con los contratos más grandes).
Las compras no han estado libres de denuncias de irregularidades. La empresa AC Farma, una de las postoras que no fue considerada para una adquisición, cuestionó al Ministerio de Salud haber adquirido 18.069 dosis de etilefrina, un fármaco indicado para la hipotensión (tensión excesivamente baja de la sangre). a una compañía que presentó un registro sanitario que no le pertenece y que carece de certificado de buenas prácticas de manufactura. La empresa beneficiada es Pereda Distribuidores yobtuvo un contrato por más de 98 mil soles. Ojo-Publico.com identificó que también consiguió otros diez contratos de medicinas por compras directas que sumaron en total 319 mil soles. Sobre estos hechos, el Ministerio de Salud guarda silencio y Pereda Distribuidores no respondió a la solicitud de entrevista que le solicitamos hasta el cierre de este informe.
Hace dos semanas, la ministra Patricia García dijo en una entrevista en un programa de televisión que ya se ha dado solución al desabastecimiento de medicamentos en los hospitales de Lima, pero la realidad que enfrentan a diario miles de usuarios es distinta. Los procesos administrativos de un ministerio en crisis no caminan al ritmo de la urgencia de atención que requieren pacientes como Nilda Satalaya. Para cubrir las medicinas de su terapia, ella ha tenido que pedir dinero prestado a sus familiares porque en la farmacia del hospital Loayza todo parece aún incierto.
DENUNCIA. El laboratorio AC Farma denunció que uno de los proveedores que ganó contratos no tiene certificado de buenas prácticas de manufactura.
“La declaración de emergencia sanitaria se dio de manera extemporánea y fue solo para Lima cuando los problemas de abastecimiento de medicamentos son agudos en provincias. A comienzos del 2016 se recortó en 100 millones de soles el presupuesto para medicinas y se proyectaba una situación de desabastecimiento que el nuevo gobierno conoció desde el comienzo, pero actuó muy tarde”, sostuvo Oscar Ugarte, ex ministro de Salud en entrevista con Ojo-publico.com.
El último síntoma de la crítica situación en el Ministerio de Salud ocurrió el viernes pasado con la salida de Oscar Alberto Aguirre Almeyda, jefe de la Oficina de Abastecimiento de la Oficina General de Administración, encargada de elaborar el plan de contrataciones y de todos los procesos logísticos del sector. Las razones de su salida no fueron expuestas en la resolución publicada en el boletín de normas legales del Estado y tampoco se designó a su reemplazante.