CONTAGIOS COVID-19. Los menores de edad sí se enferman, solo que en menor proporción que los adultos y las personas mayores.

Guía para entender los contagios por Covid-19 en niñas, niños y adolescentes

Guía para entender los contagios por Covid-19 en niñas, niños y adolescentes

CONTAGIOS COVID-19. Los menores de edad sí se enferman, solo que en menor proporción que los adultos y las personas mayores.

Foto: Shutterstock

En enero las infecciones de Covid-19 en niños y adolescentes representaban el 3 % del total de los contagios en Perú. Sin embargo, con el avance de la vacunación en adultos, en agosto la cifra se incrementó al 9 %. Aunque los casos se mantienen en niveles inferiores a los reportados en adultos, esta variación y las deficiencias en el sistema de salud han agudizado la preocupación sobre los riesgos que tienen los menores de enfermar, mientras avanza la vacunación de otros grupos etarios. En este artículo, repasamos la evidencia científica junto a especialistas para resolver las principales dudas sobre el contagio del nuevo coronavirus en este sector de la población.

19 Septiembre, 2021

El avance en la vacunación contra la Covid-19 en el Perú y en otros países, la elaboración de ensayos clínicos relacionados a la aplicación de estas vacunas en menores de 12 años y la paulatina reapertura de espacios públicos ha alertado a un sector de la población sobre los posibles riesgos a los que están expuestos las niñas, niños y adolescentes de contraer el nuevo coronavirus y propagarlo. 

Con el incremento de las personas inmunizadas, las no vacunadas (en especial adultos mayores de 30) son, ahora, las más vulnerables a contagiarse y presentar síntomas a causa del Sars-Cov-2. En Perú, los centros de salud han reportado que en las salas de hospitalización y en las unidades de cuidados intensivos (UCI) predominan los adultos jóvenes sin vacunar

"A medida que más adultos reciben sus vacunas contra la Covid-19, los niños [que aún no pueden ser vacunados en la mayoría de los países, incluido Perú] están representando un mayor porcentaje de hospitalizaciones e incluso de muertes por Covid-19", dijo Carissa Etienne, directora de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), en una reciente conferencia de prensa.

Existe la posibilidad de que [esta población] desarrolle una enfermedad grave, solo que en menor proporción que en los adultos mayores”.

Frente a este panorama, surgen preguntas relacionadas a cómo afecta la Covid-19 a estos grupos etarios. ¿Por qué las cifras de menores contagiados son bajas en comparación con las de adultos?, ¿los niños se pueden enfermar gravemente?, ¿por qué aún no se prioriza su vacunación? son algunas de las interrogantes más frecuentes. Lo cierto es que este sector de la población sí se enferma y se ha enfermado desde el inicio de la pandemia, solo que en menor proporción que los adultos y las personas mayores. 

Las razones por las que las niñas, niños y adolescentes se enferman menos son diversas y han sido ampliamente analizadas a lo largo de la pandemia. Por ello, en esta guía de OjoPúblico, estudios científicos y especialistas médicos brindan información clave para entender el desarrollo de la Covid-19 en esta población y otras dudas.

 

¿Cómo han variado los contagios en menores de 18 años?


Las cifras de infectados por Covid-19 en niñas, niños y adolescentes se han mantenido inferiores en comparación a los casos en adultos. Se calcula que a nivel mundial, estos representan el 8 % del total de positivos reportados. La directora de la OPS, Carissa Etienne, informó que, en lo que va de la pandemia, se registraron más de tres millones de contagios por Sars-Cov-2 en la región latinoamericana. 

En Perú, los datos actualizados del Centro Nacional de Epidemiología, Prevención y Control de Enfermedades demuestran que los niños y adolescentes representan casi el 6 % de los casos Covid-19 detectados en lo que va de la pandemia, con 127.235 contagiados. 

A lo largo de la emergencia sanitaria, la cantidad de casos en menores de 18 años ha variado de manera similar al de otras etapas de vida, es decir, si los contagios aumentaban en los adultos y personas mayores, estos también aumentaban en la población pediátrica (de 0 a 18 años). “Los casos positivos según grupos de edad han permanecido un poco estables”, dijo Manuel Loayza, consultor nacional en Emergencias en Salud de la OPS, a OjoPúblico.

Con el incremento de la vacunación en adultos, las infecciones por coronavirus entre los niños y adolescentes peruanos pasó de representar el 3% (en enero de 2021, antes de la campaña nacional de inmunización) al 9% en agosto último. Las cifras de los adultos mayores también ha cambiado, solo que con una reducción notable, pues pasó del 18% al 9%.

Estos incrementos de contagio en las poblaciones más jóvenes aún sin vacunar también se han identificado en otros países. En Estados Unidos, por ejemplo, las infecciones por coronavirus entre los niños pasó de representar el 15,5 % del total de casos acumulados a lo largo de la pandemia a equivaler al 28,9 % de los contagios notificados al 9 de setiembre pasado. 

“Después de disminuir a principios del verano, los casos infantiles han aumentado exponencialmente, con casi 500.000 casos en las últimas dos semanas. Un subconjunto más pequeño de estados informó sobre hospitalizaciones y mortalidad por edad; los datos disponibles indican que la hospitalización y la muerte asociadas a Covid-19 son poco frecuentes en los niños”, señaló un reporte de la American Academy of Pediatrics (APP).

 

¿Qué riesgo tienen de enfermarse de forma grave?


Si bien no se cuenta con una estimación exacta sobre el riesgo de desarrollar una enfermedad severa en menores de edad, los especialistas coinciden en que el peligro es bajo, puesto que la cantidad de contagios es reducida, en comparación con la de la población adulta. 

En el ámbito internacional se han desarrollado distintas investigaciones para comprender por qué las niñas, niños y adolescentes tienen menos probabilidades de enfermarse gravemente. Entender esto, sostenían los investigadores en publicaciones científicas del primer semestre de este año, podría ayudar a enfrentar mejor al virus. Sin embargo, una revisión de los estudios publicados hasta el momento demuestra que no existe una única razón que lo explique. 

Un reciente artículo, publicado en “Nature”, sugiere que uno de los motivos reside en que los menores cuentan con una mayor expresión de determinados receptores (MDA5 y RIG-I) en las células de las vías respiratorias superiores, es decir, en nariz y boca. Esto genera una respuesta inmune innata más fuerte a la infección por Sars-Cov-2 que en los adultos. 

“Nuestro estudio proporciona evidencia de que las células inmunes de las vías respiratorias de los niños están preparadas para la detección de virus, lo que resulta en una respuesta antiviral innata temprana más fuerte a la infección por Sars-Cov-2 que en los adultos”, afirmaron.

Para entender este hallazgo, es necesario conocer qué es una respuesta inmune innata y en qué se diferencia de otro tipo de respuesta (específicamente, de la adaptativa). El virólogo y especialista en inmunología comparada, Juan More Bayona, indicó a OjoPúblico que las dos grandes ramas de la respuesta inmune son la respuesta innata y la respuesta adaptativa, también denominada adquirida. 

More Bayona explicó que la respuesta adaptativa es una reacción a largo plazo, es decir, con anticuerpos que duran meses, años o, incluso, toda la vida. Además, mencionó que este tipo de respuesta tiene una “memoria inmunológica”, pues ataca a determinados agentes patógenos. En otras palabras, desarrolla respuestas específicas para cada tipo de virus, germen o bacteria. 

En cuanto a la respuesta innata, el especialista señaló que esta no tiene memoria —aunque el concepto ha ido variando en las últimas décadas, pues se ha demostrado que también tiene la capacidad de mejorar la respuesta contra una reinfección con el mismo patógeno (conocida como inmunidad entrenada)—, y reacciona de manera inespecífica sin importar cuál es el agente que ingresó al cuerpo.

 

 

“A diferencia de la respuesta adaptativa en la que, por ejemplo, en el caso de la vacuna contra el Sars-Cov-2, los anticuerpos que se producen no tienen ninguna función contra otro patógeno; la respuesta innata es una respuesta mucho más rápida, precisamente porque es la primera barrera de defensa”, señaló. En ese sentido, lo que quiere decir el estudio, publicado en agosto de este año, es que las personas jóvenes tienen una respuesta innata más rápida que los adultos y, por eso, atacan al virus más rápido. 

Este hallazgo fue confirmado por otro estudio, publicado en “Science”. El mismo descubrió que la sangre de niños y jóvenes menores de 24 años contenía niveles más altos de proteínas como el interferón gamma, IFN-γ, que permiten destruir al coronavirus antes de que cause daño en el cuerpo. More Bayona, investigador asociado en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, explicó que el interferón es una de las moléculas antivirales más importantes, producida en una de las células de la respuesta innata.  

“Lo que sí se ha visto es que los individuos jóvenes producen interferón en grandes cantidades e incluso mucho más rápido que los adultos y adultos mayores”, dijo. Por ello, los autores de la investigación afirmaron que sus resultados pueden contribuir a explicar “las diferencias relacionadas con la edad en la resolución de la enfermedad o la patología mejorada en pacientes con Covid-19”.

No obstante, un estudio, publicado en “British Medical Journal”, resaltó que la diferencia en las respuestas inmunes entre los diferentes grupos de edad no solo reside en que los niños acaban más rápido con el virus en las vías aéreas superiores, sino que la respuesta tardía y fuerte del sistema inmunológico del adulto, en ocasiones, puede complicar la enfermedad.  “La evidencia actual sugiere que los adultos con Covid-19 muestran variabilidad en las respuestas inmunes innatas y adaptativas, que dan lugar a una producción incontrolada de citoquinas proinflamatorias en algunos pacientes, lo que conduce a una enfermedad grave y a la mortalidad”, concluyó la investigación.

Sobre este artículo, More Bayona detalló que el organismo de las personas mayores, al tener una producción inicial baja de interferón, no puede controlar el virus en las vías respiratorias superiores —como nariz y boca—, y este llega a los pulmones. Una vez que el virus se encuentra allí, el sistema innato empieza a producir otras moléculas en grandes cantidades para “intentar compensar el retraso en la respuesta y, ahí, genera esa tormenta de citoquinas que, eventualmente, desencadena en la gravedad de la enfermedad”.

Esto no significa que los menores de 18 años no puedan infectarse o desarrollar la enfermedad. “Sí existe la posibilidad de que [esta población] desarrolle una enfermedad grave, solo que en menor proporción que en los adultos mayores”, afirmó el especialista. 

 

¿Por qué algunos se enferman gravemente?


A pesar de que los datos sobre contagios y el sistema de defensa de los niños son diferentes a los de los adultos, se han registrado casos de menores que han enfermado de gravedad e, incluso, de fallecidos. 

El reporte Radar Covid-19, elaborado por la Adjuntía de la Niñez y de la Adolescencia de la Defensoría del Pueblo del Perú y ONG Terre des Hommes Suisse, informó que, al 8 de setiembre, los niños, niñas y adolescentes peruanos fallecidos por Covid-19 eran 1.107. De todos ellos, el 46 % eran menores de cinco años. “Si bien los que más se contagian son los adolescentes, los que más fallecen son los niños de cinco años a menos”, indicaron. 

Los especialistas coinciden en que uno de los principales factores asociados a estos desenlaces mortales son otras enfermedades que padecen los niños, que los hacen vulnerables a enfermarse gravemente por la Covid-19. El epidemiólogo Manuel Loayza dijo a OjoPúblico que las muertes en menores están asociadas, mayormente, a comorbilidades de fondo como el asma bronquial, problemas cardíacos, obesidad mórbida o diabetes. 

Theresa Ochoa, directora del Instituto de Medicina Tropical Alexander Von Humboldt de la Universidad Peruana Cayetano Heredia, agregó que otras de las enfermedades preexistentes más detectadas fueron las anomalías congénitas complejas, los problemas neurológicos de fondo y cardiopatías. Por ello, Loayza resaltó la importancia de que este sector de la población siga manteniendo las mismas medidas de prevención que los adultos. 

 

Se debe fortalecer y aumentar la capacidad hospitalaria pediátrica porque los niños necesitan ventiladores mecánicos específicos”.

 

Carmen Barrantes, representante de la ONG Terre des Hommes Suisse, añadió que los casos de fallecidos con pruebas positivas a Covid-19 por cada mes a lo largo de la pandemia hasta el 14 de setiembre dan un total de 1.110 niñas, niños y adolescentes y evidencian que no hay camas UCI suficientes en los meses en los que se alcanza un pico de casos graves.

“Las hipótesis sobre por qué Perú exhibe mayor número de menores fallecidos de cero a cinco [años] que otros países son diversas: desde la creencia de que los niños y niñas no desarrollan formas graves de Covid y que, por ello, sus padres no busquen atención o la busquen tardíamente, hasta la falta de priorización de sus casos en el sistema de salud, por la misma razón; pasando por otros factores como que no hayan camas UCI suficientes, equipos necesarios, o que el personal de servicios no esté entrenado para atender a este grupo de edad”, dijo a OjoPúblico.

Entre estos problemas, Barrantes destacó las deficiencias en el sistema de salud peruano, que no tiene la capacidad de atender a todos los menores graves. Al respecto, Theresa Ochoa señaló que, como país, no estamos preparados ante una tercera ola. La especialista en pediatría indicó que, ante la eventualidad de una nueva ola de contagios, la población que todavía no está vacunada (que incluye un gran porcentaje de gente joven, adolescentes y niños) va a ser la más afectada y, lamentablemente, el país no cuenta con la capacidad necesaria de camas hospitalarias ni de cuidados intensivos pediátricos. 

“Ese sí es un llamado al Ministerio de Salud. Se debe fortalecer y aumentar la capacidad hospitalaria pediátrica porque los niños, dependiendo del peso, necesitan ciertos ventiladores mecánicos específicos, no se pueden usar los adultos. Y también necesitan enfermeras y médicos intensivistas pediátricos porque el manejo es diferente, y no se puede trabajar con médicos de adultos”, subrayó.

 

¿Los menores de 18 años transmiten más el virus? 


Como los menores se enferman con menor frecuencia que los adultos y, si lo hacen, la mayoría presenta síntomas leves o son asintomáticos, se ha extendido la idea de que estos podrían ser vectores importantes de propagación del virus. Sin embargo, hasta el momento, la evidencia apunta a que no necesariamente transmiten más el Sars-Cov-2 que los otros grupos etarios, aunque no todas las infecciones en infantes son detectadas. 

Un estudio, elaborado en Alemania con más de 11.000 niños durante el 2020, reveló, en este sentido, que el 25 % de los contagios infantiles no se detectan por limitar las pruebas de virus a niños con síntomas o contacto con un caso positivo.

En paralelo, los hallazgos disponibles hasta ahora demuestran que los menores tienen similares probabilidades que los adultos de contagiar el virus. “Hay información un poco controversial [al respecto], pero lo que sí hay es evidencia de que los niños pequeños pueden tener mayor carga viral en la nasofaringe, entonces, potencialmente, con mayor carga viral podrían transmitir más. Sin embargo, hay otros estudios que se han hecho en los que no necesariamente sucede eso”, afirmó la infectóloga pediatra Theresa Ochoa.

La investigación a la que hace referencia la especialista, fue publicada en “JAMA” a mediados de 2020. Este análisis, realizado con menos de 200 personas, evidenció que los menores de cinco años portan mayor cantidad de material genético que los voluntarios de otras edades, por lo que, suponen, podrían transmitir más el virus. Sin embargo, los autores advirtieron que la información “sobre los niños como fuente de la propagación del Sars-Cov-2 es escasa”.

Ochoa mencionó que la transmisión del virus depende de muchos factores como la carga viral que tenga el niño y las condiciones del entorno para propagarlo. La epidemióloga Zoe Hyde agregó, en un artículo de “The Conversation”, que los infantes tienen menos probabilidades de presentar síntomas y, además, poseen una capacidad pulmonar más pequeña, por lo que, es posible que expulsen menos virus. Al respecto, la médica Theresa Ochoa señaló que, en efecto, los niños tienen menos fuerza de expulsión del contenido pulmonar y respiratorio. Por eso, aunque este sector de la población tenga mayor cantidad de partículas virales en la nasofaringe, es menos probable que las expulsen en grandes cantidades, afirmó.

 

 

¿Por qué no se recomienda vacunar a los menores de 12 años?


Una interrogante más reciente está relacionada a la vacunación en menores de 12 años. En este sentido, autoridades sanitarias como la Administración de Medicamentos y Alimentos (FDA) y la Agencia Europea de Medicamentos (EMA) le han solicitado a los laboratorios realizar ensayos clínicos con esta población específica. 

“Es importante que el público reconozca que, debido a que los niños pequeños aún están creciendo y desarrollándose, es fundamental que se completen ensayos clínicos exhaustivos y sólidos de tamaño adecuado para evaluar la seguridad y la respuesta inmune a una vacuna contra la Covid-19 en esta población”, comunicó la FDA

Erika Castillo, especialista en Ciencias Médicas, explicó a OjoPúblico que la necesidad de realizar nuevos estudios sobre las vacunas se justifica sobre el hecho de que los niños no reaccionan de la misma manera que los adultos, y que tienen sistemas inmunológicos diferentes. Por eso, las farmacéuticas deben evaluar, por ejemplo, si es necesario realizar cambios en las dosis a aplicar a esta población. “No es que tengan que hacer un cambio muy drástico en la composición de la vacuna, pero, probablemente, sí en las dosis”, subrayó.

La especialista indicó que es necesario llevar a cabo estos ensayos para contar con reportes sobre posibles efectos secundarios y asegurarse de que las vacunas produzcan la respuesta inmunitaria que se necesita. “Mientras no se obtenga esto, no se puede dar la autorización”, dijo. A su vez, Juan More Bayona aclaró que, desde el punto de vista conceptual, sí se entiende que la vacuna es segura y eficaz y debería serlo también para los menores. Pero que, desde el punto de vista práctico, es necesario avanzar en esas investigaciones para identificar los posibles eventos adversos no identificados en ese grupo etario.

 

Debido a que los niños pequeños aún están creciendo y desarrollándose, es fundamental que se completen ensayos clínicos exhaustivos y sólidos”.

 

A pesar de ello, algunos países han decidido iniciar la vacunación con grupos de infantes por debajo de los 12 años. El Salvador anunció, el 13 de setiembre pasado, la vacunación de mayores de 6 años. Aún no han especificado qué vacunas utilizarán (las que se aplican actualmente en este país son Sinovac, Pfizer-BioNTech, Moderna y Oxford-AstraZeneca), puesto que elaborarán el esquema de vacunación de este grupo, a partir de la cita que agenden los padres de familia, según anunciaron. 

El cuestionado presidente Nayib Bukele sostuvo, en un tuit, que “la evidencia científica ha sido la base para todas las decisiones”. Su declaración ocurrió en un contexto en el que su Gobierno cuenta con una alta desaprobación popular reflejada en una marcha masiva llevada a cabo el 15 de setiembre último. Además, en el campo de la ciencia, recién se están dando a conocer los resultados de los primeros ensayos clínicos en menores de 12 años.

Chile también inició la vacunación de mayores de 6 años con comorbilidades específicas. Entre las condiciones de salud preexistentes consideradas se encuentran la enfermedad pulmonar crónica, enfermedad neurológica, cardiopatías, enfermedad autoinmune, cáncer, inmunodeficiencias y obesidad severa. 

Cuba, por su parte, ha dispuesto la vacunación de niños mayores de dos años —la edad más baja de aplicación de vacunas Covid-19 en el mundo—. La inmunización con su propia vacuna, Soberana 02, empezó el 3 de setiembre. Esta decisión fue respaldada por un ensayo clínico hecho por el Instituto Finlay de Vacunas, que desarrolló el fármaco, en el que se analizaron 350 participantes de entre 3 y 18 años.

En este escenario, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) ha hecho un llamado a esperar la aprobación de las vacunas por parte de la OPS en esa población pediátrica. “Aunque algunos países como Chile y Cuba ya están vacunando a niños, la agencia de la ONU para la salud para el continente americano todavía no ha aprobado el uso de las vacunas contra el coronavirus en menores de 12 años”, detallaron

 

¿Cuáles son los hallazgos hasta el momento sobre las vacunas?


Hasta el momento, los ensayos clínicos más avanzados sobre la vacunación en niños y adolescentes han sido realizados por los laboratorios productores de las vacunas con tecnología ARN-mensajero: Pfizer y Moderna. Erika Castillo, divulgadora científica sobre salud pública, explicó que estos avances pueden responder a diferentes factores, como la capacidad económica para llevar a cabo las investigaciones. Además, precisó que los reajustes en las vacunas de ARN-m son menos costosos que en las vacunas de virus inactivado, debido a que son mucho más rápidas de producir. 

Sobre los ensayos clínicos con la vacuna Pfizer, el laboratorio ha anunciado tener los resultados listos y aprobados para iniciar la inmunización en octubre de este año. Los hallazgos que se han dado a conocer, por ahora, han alertado sobre un reducido número de casos de miocarditis, como un posible evento adverso en la población de entre 16 y 19 años. 

La información recopilada en Israel reveló un pequeño riesgo para este trastorno. De cinco millones de personas jóvenes que recibieron la vacuna, se detectaron 148 casos, entre los cuales 71 tenían otras afecciones preexistentes. “La miocarditis suele ser una enfermedad leve, caracterizada por síntomas como dolores en el pecho, dificultad para respirar o palpitaciones cardíacas rápidas. Esta enfermedad suele aparecer entre hombres más jóvenes, de 16 a 30 años”, informó el Gobierno israelí.

Un estudio, realizado en Estados Unidos y aún no revisado por pares, encontró un resultado similar. “La tasa de eventos adversos cardíacos (CAE) posterior a la vacunación fue más alta en niños de 12 a 15 años después de las dos dosis. Para los niños de 12 a 17 años sin comorbilidades médicas, la probabilidad de una dosis dos de CAE después de la vacunación es de 162,2 y 94,0 / millón, respectivamente”.

Sin embargo, Erika Castillo, divulgadora científica sobre asuntos de salud pública, aclaró que el porcentaje de personas que han presentado este trastorno sin necesitar hospitalización es bajo en relación a las incidencias de miocarditis en general y las relacionadas a la infección por el nuevo coronavirus. “Tienes mucho más riesgo de desarrollar miocarditis si te da Covid-19 a que si te vacunas”, enfatizó.

Respecto a las vacunas de virus inactivados, un reciente estudio sobre la aplicación de dosis de Sinopharm en menores de 3 a 17 años, realizado con 288 participantes en la fase 1 y 720 en la fase 2, determinó que esta es segura y bien tolerada por ese grupo etario. “Las reacciones adversas más frecuentes fueron dolor y fiebre, que fueron transitorias o se resolvieron en pocos días”, indicaron. 

Además, señalaron que las respuestas del sistema inmunológico surgieron después de cada dosis, como ocurre también en los adultos. Por ello, los investigadores respaldan la evaluación de esta vacuna en un ensayo de fase 3 con una población más grande. Sobre estas inmunizaciones, Erika Castillo recordó que los productos biológicos de virus inactivados corresponden a una tecnología que se utiliza, desde hace años, en vacunas pediátricas, como las de la difteria, la hepatitis y la del neumococo.

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