FUNDAMENTAL. El voto es uno de los ejercicios cruciales para una democracia, mediante este las personas pueden elegir a sus autoridades.

El peso histórico del voto: elecciones presidenciales en el año del Bicentenario

El peso histórico del voto: elecciones presidenciales en el año del Bicentenario

FUNDAMENTAL. El voto es uno de los ejercicios cruciales para una democracia, mediante este las personas pueden elegir a sus autoridades.

Ilustración: Claudia Calderón / OjoPúblico

Estos comicios se realizan en medio de una pandemia que, hasta el momento, ha dejado más de 54 mil muertes oficiales en el Perú, aunque son miles más según Sinadef. Al mismo tiempo, y paradójicamente, este es el periodo de democracia electoral más largo de nuestra historia republicana: 20 años de elecciones presidenciales ininterrumpidas, que coinciden con el Bicentenario de la Independencia Peruana. OjoPúblico conversó con distintos especialistas en ciencias sociales y política, además de ciudadanos y ciudadanas, acerca de la trayectoria histórica del voto así como de su importancia.

11 Abril, 2021

Félix Bravo tiene 102 años de vida y 76 como elector. El veterano de la guerra de 1941, barranquino y ebanista se toma algunos minutos para traer a su mente una anécdota cada vez más borrosa: “Mi primera votación recuerdo que fue en 1945, con Bustamante y Rivero, yo voté por él”, dice por teléfono. En total ha participado en 14 elecciones presidenciales y ha sido testigo de seis golpes de Estado. A pesar de las frustraciones que le ha causado la política peruana “porque nadie ha cumplido lo que prometía” ha ido a sufragar hasta 2016, cuando salió electo Pedro Pablo Kuczynski. 

Unos años más tarde que el señor Bravo, comenzó su camino electoral otro votante consumado, el arquitecto octogenario y jubilado, Ángel Vera. “Fue en el año 1956, cuando permitieron el voto de las mujeres, cómo olvidarlo. Yo tampoco he faltado nunca a mi deber cívico. Ni en las elecciones municipales, jamás. Solamente este año no podré ir a votar, por la pandemia”, dice como disculpándose.  

Al igual que Ángel Vera, la piurana Eisleen Salazar comenzó a votar hace más de medio siglo. Hasta ese entonces, a la excontadora y ama de casa de 88 años no le importaba mucho la política. Pero tras su primera participación en las elecciones se dio cuenta de que tenía en sus manos una gran oportunidad. Ninguna de las agitaciones políticas, tampoco la pandemia, le han quitado hasta hoy las ganas de elegir.

“Cuando era joven, en Chulucanas, conocí a una señora como de 100 años que iba a votar en silla de ruedas. Eso me impresionó mucho, pensé ‘yo quiero ser así’. Por eso, este domingo voy a ir con uno de mis hijos”, dice Salazar Seminario ahora desde Trujillo.

Libreta electoral Félix Bravo

RECUERDOS. Félix Bravo aún conserva una de sus primeras libretas electorales, con la que iba a votar en la década del 40 del siglo pasado.
Foto: Félix Bravo / Composición OjoPúblico

 

Eisleen, Ángel y Félix no lo dicen con estas palabras, pero lo han intuido muy bien: los procesos electorales son primordiales para toda sociedad democrática. Con las elecciones, como se lee en el libro “Historia de las Elecciones en el Perú”, “la ciudadanía elige a sus representantes, materializando, en consecuencia, principios y valores como la participación, la igualdad, legalidad, la transparencia y la legitimidad democrática”. 

Esta es una idea que, de cierta manera, los peruanos y peruanas entienden. De acuerdo al informe “Perú: Percepción Ciudadana sobre Gobernabilidad, Democracia y Confianza en las Instituciones” del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI) ”las elecciones periódicas, limpias y transparentes” son una de las características más importantes de la democracia. 

El voto, entonces, es un derecho crucial porque con este la persona no solo elige a sus representantes, sino también “quién tomará decisiones para administrar el presupuesto público”, dice la Oficina Nacional de Procesos Electorales (ONPE)

Sin embargo, en el Perú las elecciones generales y, por lo tanto, el voto tienen una historia compleja y accidentada en la que todos los peruanos y peruanas no siempre pudieron elegir. “Durante gran parte del siglo XIX las elecciones fueron indirectas: a través de colegios electorales. Además, solo podían votar los hombres mayores de 25 años. Los que tenían entre 19 y 25 años debían estar casados”, cuenta la historiadora Natalia Sobrevilla.

Las elecciones periódicas, limpias y transparentes son una de las características más importantes de la democracia". 

En 1896 el proceso electoral pasó por cambios importantes: las elecciones se volvieron directas, pero solo podían votar los hombres alfabetos, es decir, aquellos que sabían leer y escribir. Las mujeres comenzaron a votar recién a mediados del siglo XX, en 1956. Sin embargo, solo podían hacerlo aquellas que fueran mayores de 21 años, casadas y alfabetas. “Es recién a partir de 1980 que se estableció el voto universal: tiene el derecho y el deber de votar todas las personas, hombres y mujeres, mayores de 18 años”, añade la historiadora. 

La elección general que se desarrolla hoy es la número 25 de nuestra vida republicana que, además, ha resistido varios golpes de Estado. Y, si hacemos un repaso por nuestra historia, hay otro dato destacable: nos encontramos en el periodo más largo de democracia que hemos tenido, tras la caída del régimen de Alberto Fujimori, en 2001. Es decir, 20 años ininterrumpidos de elecciones generales. La nuestra es una democracia, después de todo, incipiente, como una adolescente que aún está forjando su personalidad. 

Viñeta Elecciones 2021

 

La importancia del voto 

Distintos especialistas en ciencias políticas y sociales resaltan la importancia de ejercer el voto este domingo. “Hay varias formas en las que puede prevalecer la decisión de las personas, una de ellas es el voto, acaso la central”, dice el politólogo Mauricio Zavaleta. 

Si bien para Zavaleta ir a votar en medio de uno de los momentos más críticos de la pandemia puede ser riesgoso, también es un acto que vale la pena hacer con todos los cuidados, pues “uno de los remedios para que los políticos sean más responsables y más coherentes es la mayor participación de la ciudadanía”. 

Cristóbal Aljovín, historiador y uno de los editores de “Historia de las elecciones en Perú”, califica al voto como fundamental y su obligatoriedad le parece necesaria. “El voto le da legitimidad al sistema, ejercerlo puede ser angustiante en estas épocas, pero imagina que solo votara el 20% de la población, sería terrible. La votación no es solo un derecho, sino un deber”, dice.

En la discusión sobre la contienda electoral de este año no solo han prevalecido palabras como pandemia o crisis, sino también fragmentación, desánimo y desafección. Las últimas encuestas publicadas el pasado 4 de abril, mostraban una alta volatilidad en la intención de voto y un empate técnico en los primeros lugares. En estas épocas el voto es tan determinante como extraño. 

“La gente está interesada en sobrevivir. Está tratando de cuidar su salud y al mismo tiempo no caer en la pobreza. No ha estado pensando tanto en las elecciones, recién se ha ido enganchando con el proceso”, dice el politólogo Zavaleta. 

Elecciones 2021

IMPORTANCIA. Con el voto los ciudadanos pueden incidir en la política nacional y ayudar a resolver sus problemas, considera Diana Chávez, coordinadora de Proyectos de Transparencia. 
Foto: Andina

Sin embargo, para el politólogo este hartazgo no es nuevo, se ha ido incubando irremediablemente durante los últimos años. Escándalos como el de Odebrecht (que involucra a cuatro de los últimos presidentes peruanos), la renuncia de Pedro Pablo Kuczynski, el ascenso y caída de Vizcarra, el fugaz régimen de Merino y sus violentas consecuencias o el “Vacunagate” han hecho lo suyo en el ánimo de los electores. “Inclusive sin pandemia creo que habríamos pasado por algo parecido en la intención de voto”, señala. 

Por ese motivo, la historiadora Natalia Sobrevilla considera que el sufragio es crucial en esta situación extraordinaria: puede ayudar a sobreponernos de la crisis y también a evitar otras nuevas: “No solo es importante votar por el presidente, sino también por el Congreso, pues ya nos ha quedado muy claro que los congresistas pueden tomar decisiones que repercuten en todo el país”.

También es importante votar por el Congreso, pues los congresistas toman decisiones que repercuten en todo el país".

Coincide con Sobrevilla la coordinadora de Proyectos de Transparencia, Diana Chávez: “El respaldo de cada persona hacia su candidato o candidata es decisivo, y en el caso del Congreso es igual, cada voto cuenta. La competencia por la cantidad de votos presenciales va a determinar quienes van a entrar o no”, dice la abogada especializada en desarrollo humano. 

Según Chávez, en anteriores monitoreos electorales, Transparencia ha hallado que algunos candidatos alcanzan un escaño por una diferencia de menos de 10 votos. “Yo diría que es el peor momento para desanimarse a votar, cada voto será decisivo”, añade. 

“Existe esta tentación de pensar que hay que resolver los problemas urgentes y la política pasa a un segundo lugar -dice Diana Chávez-. En realidad es al revés: hay que usar nuestro poder como ciudadanos sobre la política, para ayudar a resolver los problemas urgentes y ver a más largo plazo”.

 

La capacidad de resistencia

 

En el largo historial de reveses antidemocráticos también es necesario destacar las oportunidades en que efectivamente la democracia permitió  sancionar las violaciones a los derechos humanos e iniciaron procesos de reparación y construcción de memoria colectiva. Luego de las enormes pérdidas durante la violencia terrorista, por ejemplo, la Comisión de la Verdad y la Reconciliación y su informe final significaron un intento de resarcir a las más de 69 mil víctimas del conflicto armado interno y sus familias. 

El que cinco de los últimos presidentes (Alberto Fujimori, Alejandro Toledo, Alan Garcia, Ollanta Humana y Pedro Pablo Kuczynski) hayan sido procesados o condenados por la justicia es otra muestra de esa intención de luchar contra la impunidad dentro del marco democrático. “En otros lugares de América Latina puede que nos vean hasta con admiración, aunque para los peruanos resulte difícil de creer. No podemos dejar de reconocer que nuestro sistema judicial con todos sus problemas, que son muchísimos, ha logrado realizar procesos en contra de presidentes corruptos”, dice la historiadora Natalia Sobrevilla-.

Es necesario destacar las oportunidades en que se sancionaron las violaciones a los DD.HH. y se iniciaron procesos de reparación y construcción de memoria".

Para el historiador Cristóbal Aljovín, el resurgimiento después de la tragedia es un fenómeno que también se ha visto en otros lugares del mundo. “En Europa la primera mitad del siglo XX fue un desastre con el nazismo, el fascismo. Algo mágico pasó en la segunda mitad de ese siglo, que hizo que las cosas cambien”, señala.

En otras palabras, todo proceso caótico se puede revertir. “No creo que lo que ahora nos está pasando no se pueda transformar, sino fijémonos cómo se movió la gente el año pasado, cuando no estuvo de acuerdo con las decisiones del Congreso”, sostiene el historiador. 

 

Los votantes postergados

Para Kiara Flores nunca ha sido fácil ir a votar. Cuando apenas era una jovencita, allá en su natal Morropón, en Piura, le iba entrando una inquietud desesperante a medida que se acercaba la fecha de las elecciones. Era como esperar, a sabiendas, un castigo inmerecido. Cuando el día al fin llegaba, Kiara se vestía de modo que pudiera pasar desapercibida: gorro en la cabeza, pantalones y polos anchos. No quería que nadie en su local de votación se burlara de ella por ser una mujer trans. 

“Tantas cosas feas me han pasado a mí y a mis amigas en las elecciones”, dice Flores desde una casona del Centro de Lima donde vive junto a otras mujeres trans que se dedican al estilismo y al trabajo sexual.

Para Kiara Flores, mujer trans de 36 años, nunca ha sido fácil votar por la discriminación que sufre".

El voto es igual para todos. “Ningún voto vale más que otro. No interesa nuestra condición social, económica o creencia religiosa. Cada voto vale igual”, dice la ONPE. Lo cierto es que no todas y todos los votantes son tratados de la misma forma. El estudio sobre Perfil Electoral de la Población LGTBIQ en el Perú de la organización Más Igualdad encontró que el 44,7% de personas trans y de género diverso encuestadas había sufrido algún tipo de discriminación al momento de votar. 

Años después, cuando Kiara ya era más grande y segura de sí misma fue a sufragar con blusas y faldas. Los policías se burlaron de ella y los miembros de mesa gritaron en voz alta su nombre legal. “Me mandaron al final de la cola y la gente se rió de mí, me sentí muy mal”, cuenta. 

Por ese y otros episodios, Kiara Flores no ha participado en varias elecciones. Hoy, con 36 años, ha decidido que el domingo tampoco dará su voto. “Todas esas cosas me desaniman ¿para qué voy a ir? ¿para que me maltraten? ¿para pasar vergüenzas? Mejor me quedo en mi casa”, dice.

“Si durante tu votación pasas por un maltrato, luego intentarás que no vuelva a suceder. Las personas trans corren el riesgo de, tarde o temprano, dejar de ir a votar y lamentablemente no se escuchan sus voces”, dice Gabriela Zavaleta, presidenta de Más Igualdad. Por eso mismo, Zavaleta saluda la iniciativa de la ONPE, que este año aprobó el “Protocolo para garantizar el derecho al voto de las personas trans en la jornada electoral”. “Esta es una forma en la que es Estado puede tomar acciones para resolver las desigualdades”, indica.

Este año la ONPE aprobó el “Protocolo para garantizar el derecho al voto de las personas trans en la jornada electoral”.

Quienes también pasan por inconvenientes y exclusiones durante el proceso electoral son las poblaciones indígenas. En las elecciones regionales y municipales de 2018, advierte la Defensoría del Pueblo, “las comunidades indígenas más alejadas estuvieron limitadas de ejercer su derecho al voto, debido a las condiciones geográficas, la lejanía, los altos costos de viaje y la escasez de medios de transporte”. 

Desde Satipo, en la región amazónica de Junín, Yanet Velasco, fiscal de la Central Asháninka del Río Ene (CARE), cuenta que algunos habitantes de las comunidades más alejadas les toma más de un día de viaje llegar a sus locales de votación. “Algunos bajan en bote, otros por caminos, otros por carreteras. Hay quienes deben salir de sus casas a las cuatro o cinco de la mañana”, cuenta. 

Por eso, y sobre todo teniendo en cuenta la actual emergencia sanitaria, la Defensoría recomendó una adecuada distribución de las mesas de sufragio y también campañas de difusión electoral (cronogramas, lugares de votación, medidas sanitarias) en las lenguas indígenas predominantes en las comunidades. 

Voto indígena

VOTO INDÍGENA. Las comunidades indígenas más alejadas pueden tener problemas de ejercer su voto debido a las condiciones geográficas, la lejanía, la escasez y el alto precio del transporte.
Foto: Andina

“Pero no recibimos información sobre las elecciones en nuestras lenguas -reniega la lideresa asháninka-. Nosotros necesitamos un enfoque intercultural. El otro día vino la ONPE a dejarnos unas cartillas en español, pero no sabemos nada más”.

Durante las últimas semanas Velasco ha recibido decenas de llamadas telefónicas de sus “hermanos asháninkas”. Los comuneros querían saber cómo y dónde ir a votar. Muchos solo conocían el día de las elecciones generales porque algunos habitantes de sus comunidades tienen teléfonos celulares o televisores.

Así como con la comunidad LGTBIQ o los pueblos indígenas, también continúan relegadas las poblaciones afroperuanas. Para Sharún Gonzáles, magíster en Ciencia Política y en Estudios Latinoamericanos, y especialista en temas de género y la diáspora africana, todavía hay un largo camino por consolidar en la política nacional sobre la integración de los intereses y necesidades de la población afroperuana. 

“Con las poblaciones afroperuanas la invisibilidad es absoluta en los debates o las propuestas de las y los candidatos. Tampoco se habla del racismo como un sistema ideológico que está detrás y decide quién queda dentro o fuera de un plan de gobierno -dice Gonzáles-. Simplemente es inexistente y lo que es inexistente no se puede solucionar”. 

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