ojo Engañoso

Por Carla Díaz Gonzales

Verificación de mensaje que circula en redes sociales

“El matrimonio puede reducir el crimen”

Fecha de la publicación original: 27 de febrero del 2021
ojo Engañoso

Por Carla Díaz Gonzales

Una publicación que circula en redes sociales, perteneciente a la “Asociación La Familia Importa”, de Guatemala, le asigna al matrimonio una serie de beneficios que impactan directamente en la sociedad, como por ejemplo, la disminución de la delincuencia. De manera explícita, la imagen difundida afirma lo siguiente: “El matrimonio puede reducir el crimen”. Luego de revisar estudios al respecto y consultar con especialistas, OjoPúblico concluye que esto es engañoso. 

 

 

La publicación en cuestión indica que el matrimonio puede reducir el crimen debido a que las personas casadas experimentan mayores ingresos económicos, lo cual supuestamente redundaría en una disminución de la criminalidad. El postulado relaciona de forma directa el estado civil con los niveles de pobreza monetaria y la incidencia del crimen. 

El documento de la  “Asociación La Familia Importa” incluye como fuente el informe titulado: “El dividendo demográfico sostenible: ¿Qué tienen que ver el matrimonio y la fecundidad con la economía?”. Este documento fue publicado en 2011 por Social Trends Institute, una organización vinculada al Opus Dei que ha desarrollado contenidos para sus eventos y encuentros religiosos, como señala la misma organización religiosa en su página web.

OjoPúblico analizó a detalle dicho informe que tiene como tesis principal que el matrimonio es determinante para el crecimiento económico, la viabilidad de los servicios estatales, y la productividad de los principales sectores económicos. No obstante, esta publicación no ofrece evidencia sobre ello, sino que realiza predicciones económicas con base al aumento de los divorcios y el descenso en el promedio del número de hijos. 


Ahora bien, respecto a la afirmación precisa de que el matrimonio reduce el crimen, el informe del Social Trends Institute hace una única mención hacia la delincuencia en el siguiente párrafo: 

“Sabemos, por ejemplo, que en Estados Unidos, aquellos niños que son criados fuera de una familia basada en el matrimonio son de dos a tres veces más propensos a sufrir problemas sociales y psicológicos como la delincuencia, la depresión y el abandono de los estudios. También son notablemente menos propensos a asistir a la universidad y ser empleados estables cuando sean adultos”. 

Como sustento, este último documento citó distintas fuentes. La primera es un informe denominado “El impacto del cambio en la formación familiar sobre lo cognitivo, social y emocional. Bienestar de la próxima generación”, publicado en el 2005 por Paul R. Amato, profesor en el Departamento de Sociología y Criminología de la Universidad de Pensilvania de los Estados Unidos (EE.UU.). 

Aunque el autor recoge evidencia del vínculo entre los índices de hogares monoparentales y la incidencia de ciertos comportamientos delictivos ―como la incidencia de robo en hijos de hogares con un solo padre, según data de los años noventa―, el documento señala: “Los comportamientos están determinados por numerosos factores sociales, culturales, individuales y biológicos. Ninguna variable, como la estructura familiar, tiene un efecto monolítico en el desarrollo y comportamiento”, se lee en el estudio. 

Por ejemplo, al analizar diversas variables correspondientes a los primeros años del nuevo siglo, Paul R. Amato destacó que había más niños en hogares con padres continuamente casados, pero no se registró una disminución significativa en las tasas de niños con problemas delictivos. Por ello, según Amato, no podía concluir que la estructura familiar determine la incidencia delictiva. 

De hecho, al analizar posibles soluciones, el autor señala: “[...] las intervenciones [de políticas públicas] que aumentan la proporción de niños que crecen con ambos padres mejorarían el bienestar general de los niños estadounidenses solo modestamente, porque los problemas sociales o emocionales de los niños tienen muchas causas, de las cuales la estructura familiar es solo una”.

Un segundo estudio citado por Social Trends fue "Desigualdad racial y asistencia a la universidad: el papel mediador de las inversiones de los padres"—publicado en 2007 por Ross L. Matsueda y Karen Heimer, de la Universidad de Wisconsin-Madison— cuyo foco era el acceso de los niños afroamericanos a la educación universitaria. El análisis no ahondó en temas como la criminalidad o delincuencia, sino, sobre todo, en variables como el nacimiento de los padres, nivel de ingresos, ocupación, si se trata de padres solteros, número de hermanos, entre otras. 

Las conclusiones de este estudio sugieren principalmente que la fuente de las diferencias en la asistencia a la universidad de personas negras y blancas radica en las desventajas económicas concretas basadas en la familia. No se menciona una supuesta relación entre el matrimonio y la criminalidad.

Finalmente, el documento de Social Trends ―que sirve de sustento a la “Asociación La Familia Importa”, de Guatemala― también cita como fuente el reporte tituldo “Por qué el matrimonio importa”, publicado en 2011 por el Institute for American Values, un think tank que aboga por el matrimonio, el rol del padre y los hogares biparentales para fortalecer la sociedad estadounidense. Este documento sugiere principalmente que la permanencia de dos padres biológicos casados pueden reducir la probabilidad de que los niños o adolescentes “representen una amenaza para el orden social”.

Así, en la sección ‘Crimen y violencia doméstica’ de esta publicación, se vuelve a afirmar que los niños criados en familias en las que el padre está ausente tienen más probabilidades de participar en hechos delictivos. Como evidencia se cita el estudio "La ausencia del padre y el encarcelamiento de los jóvenes" ―publicado en 2004 por Cynthia C. Harper (Universidad de San Francisco) y Sara S. McLanahan (Universidad de Princeton)― donde se concluyó que los niños criados en hogares monoparentales tenían el doble de probabilidades de haber cometido un delito que llevó al encarcelamiento.

Sin embargo, el mismo estudio resaltó que los índices de encarcelamiento se debían también a otros factores más allá del matrimonio en sí, como la maternidad adolescente, la baja educación de los padres y las desigualdades raciales y la pobreza.

“Con frecuencia, el matrimonio se considera un estado preferido para los niños en hogares sin padre, y las políticas para promover el matrimonio se consideran actualmente como una solución. Este estudio mostró, sin embargo, que aunque los niños en hogares sin padre deberían ser un foco importante de política [pública], el matrimonio no es necesariamente la respuesta para prevenir el encarcelamiento a menos que sea entre los dos padres del niño”, indicaba el informe. 

Además existen otras investigaciones que contradicen las asociaciones sugeridas tanto por el documento de la “Asociación La Familia Importa” como por las fuentes en que se basa. 

Por ejemplo, el estudio "La influencia de la estructura familiar en la conducta delictiva" ―publicado en agosto del 2017 por Cashen M. Boccio y Kevin M. Beaver, del Colegio de Criminología y Justicia Criminal de la Universidad de Florida (EE.UU.)―, realizó una revisión de todos los estudios generados hasta la fecha sobre los impactos negativos de la disolución del matrimonio en la salud mental, el mal rendimiento académico y una mayor incidencia de casos de delincuencia juvenil. 

Entre los hallazgos se destacó que los estudios previos no habían podido demostrar diferencias representativas en la experiencia de niños que crecen en hogares con dos padres de quienes crecen en hogares monoparetales. Además, Boccio y Beaver indican que si bien la experiencia de hijos de padres divorciados puede ser problemática, no se vicula con cambios de conducta permanentes.

“Si bien experimentar el divorcio de los padres durante la adolescencia puede estar asociado con un aumento de la conducta delictiva en la adolescencia, la influencia del divorcio de los padres probablemente sea pequeña y no persista hasta la edad adulta”, concluyen.  

En el estudio titulado "El impacto de la estructura familiar y el cambio familiar en los resultados del niño: una lectura personal de la literatura de investigación", publicado en el 2005 por el Ministerio de Desarrollo de Nueva Zelanda, también se realizó una revisión histórica para evaluar los efectos de la disolución de los matrimonios en los niños. Esta investigación recoge evidencias de que el matrimonio en sí, incluso si representa mayores ingresos para una familia, no es el elemento clave del bienestar de los hijos o evita problemas en su comportamiento. La mejor evidencia está en los padres que se casan por segunda vez.

“El volver a casarse generalmente no mejora los resultados para los niños, a pesar de los beneficios potenciales tanto de la mejora de las circunstancias económicas como de la presencia de un adulto adicional para ayudar con las tareas de crianza. De hecho, algunos estudios han demostrado que los niños empeoran después del nuevo matrimonio de los padres”.

El estudio indica que, según los antecedentes revisados y citados puntualmente, los hijos de familias cuyos padres se han vuelto a casar no presentan resultados de comportamiento mejores que los de familias que han permanecido a cargo de uno solo de los padres.

Por otro lado, es importante precisar que las hipótesis que vinculan la pobreza al delito han sido cuestionadas por diversos estudios sociológicos en el ámbito internacional. 

Una muestra es el estudio “El Dilema Eterno: ¿Pobreza o desigualdad en la explicación del homicidio? Hallazgos inesperados y propuestas para superar el dilema”, publicado en el 2017 en México por el sociólogo Mario P. Díaz, indicó que “la pobreza no tiene relación significativa con la tasa de homicidios”. El autor señala que la incidencia de la criminalidad debería analizarse incorporando otro tipo de indicadores sobre desigualdad.

Consultado para esta verificación, el economista Marcel Ramírez, docente de la Universidad del Pacífico, dijo que no podía realizarse una conclusión tan subjetiva sobre el impacto del matrimonio en la economía. "No podemos simplemente afirmar que dos personas juntas, porque están juntas, todo va a ser positivo. Hay otros elementos que pueden potenciar o sacar el máximo provecho de un emprendimiento familiar", comentó.

Ramírez añadió que los beneficios económicos que genere el matrimonio deben analizarse en cada contexto y realidad local. “De un estudio hecho en EE.UU. no puedo extrapolar sus conclusiones a otras realidades social, cultural e históricamente distintas. Tendría que hacerse un estudio a ese nivel en cada uno de estos espacios distintos, tomando a varios países, para poder afirmar [ello]”.

En resumen, la publicación de la “Asociación La Familia Importa”, de Guatemala, está basada en reportes o documentos que exploran la relación entre el divorcio y posibles experiencias problemáticas e incluso delictivas de los hijos, pero no dan evidencias específicas sobre el presunto impacto benéfico del matrimonio respecto a los índices de criminalidad. Por otro lado, otros reportes contienen información de que el matrimonio en sí, como estado civil, no es determinante para el bienestar de los niños, como lo evidencian los casos de familias con padres que se vuelven a casar y tienen mayores problemas que en hogares con padres solos. 

Y en tercer lugar, todos los estudios que plantean algún vínculo entre la situación de los hogares monoparentales y problemas como experiencias de delincuencia juvenil de los hijos señalan de manera expresa que el análisis debe considerar una amplia gama de factores, de los cuales el matrimonio es solo uno más.

En función a lo expuesto, OjoPúblico concluye que la afirmación de la “Asociación La Familia Importa”, de Guatemala, acerca de que el matrimonio puede reducir el crimen, es engañosa.

 

 

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