Transgénicos: las tareas pendientes con el agro y la ciencia tras la ampliación de moratoria

La exministra del Ambiente, Lucía Ruíz; el presidente de la Confederación Nacional Agraria (CNA), Antolín Huáscar; y los biólogos Bryan Lucero y Mónica Santa argumentaron sus posturas a favor y en contra respecto a la reciente aprobación del Congreso de ampliar la moratoria para el ingreso y producción de organismos genéticamente modificadas en Perú hasta el 2035.

En los próximos días, el Poder Ejecutivo decidirá si promulga u observa la ley aprobada en el Congreso que amplía la moratoria para el ingreso de transgénicos al Perú hasta el 2035. ¿Qué implicancias tiene la norma y qué está detrás? Para analizar este escenario, en la última edición de OjoPúblico-Pregunta nuestros invitados argumentaron las razones a favor y en contra del ingreso de estos organismos y los impactos a nuestra biodiversidad.

Los invitados coincidieron en que el Estado tenía un trabajo pendiente con los agricultores y el desarrollo biotecnológico del país. En esta oportunidad nos acompañaron la exministra del Ambiente, Lucía Ruíz; el presidente de la Confederación Nacional Agraria (CNA); Antolín Huáscar, y los biólogos Bryan Lucero y Mónica Santa-María. 
 

A favor y en contra
 

La exministra del Ambiente, Lucía Ruíz, se mostró a favor de la medida y agregó que se requería brindarle “seguridad, conocimiento e información a nuestros agricultores, pero sobre todo más apoyo para mantener esa agrobiodiversidad en todo el país”.

De entrar en vigencia este nuevo período de moratoria, Ruíz también señaló la necesidad de atender otros temas vinculados al sector agrícola.“Tenemos que ver que las preocupaciones de los pequeños agricultores y productores orgánicos sean atendidas para que no piensen que van a perder el poco valor que están obteniendo”, dijo. 

Ruíz también recordó que a la fecha la ley que estableció la primera moratoria se encontraba con un avance del 74,1%, según las cifras reportadas por el Minam en su séptimo informe anual sobre el avance de la primera moratoria hasta finales del 2019.

“Además de la implementación de la ley había que hacer líneas de base para nuestros recursos genéticos nativos y naturalizados, de tal manera que pudiéramos ver qué podía ser potencialmente afectado con una liberación al ambiente [de transgénicos]”, explicó. 

Antolín Huáscar sostuvo que estaba de acuerdo en este nuevo período aprobado por el Congreso  y que durante este plazo se debería impulsar la agricultura orgánica, campesina e indígena con el objetivo de “conservar nuestras semillas y garantizar los alimentos”. 

Respecto a la ampliación de la moratoria aprobada por el Congreso, Mónica Santa-María tuvo una opinión contraria a la de Ruíz y Huáscar. “Yo pienso que más bien con la moratoria no vamos a poder avanzar nunca en el desarrollo de tecnologías. El Estado se encuentra en ‘stand by’. Todos los esfuerzos [tecnológicos] no tienen la velocidad que deberían”. 

La investigadora también sostiene que el buen uso de los transgénicos puede otorgar beneficios como combatir próximas plagas que van a ser cada vez más recurrentes por el cambio climático. “Algunas de las aplicaciones de la tecnología genética es lograr semillas que tengan más productividad por hectárea precisamente para apuntar a eso, para que no se tenga que sembrar más tierras para cumplir las metas de producción de alimentos”, señaló. 

A su turno, Bryan Lucero dijo que una posible aprobación o archivamiento de la moratoria no representaba un impacto extremo. “Decirle no a la moratoria no significa que en unos años vamos a llamarle causa a la palta rellena, así como tampoco decirle sí, significa que estemos dejando sin herramientas tecnológicas a nuestra agricultura nacional. Eso no es así”. 

Para Lucero “la discusión también debe basarse en ejes como cambio climático, política industrial, distribución, desarrollo tecnológico y ordenamiento territorial. Yo digo que no se debió extender la moratoria justamente para hablar de esas políticas, para discutirlas y para construir constantemente nuevas políticas específicas a cada uno de esos temas”, explicó.

Pese al debate y posturas a favor de la ampliación de la moratoria, para Bryan Lucero existían coincidencias respecto a los objetivos que se tenían para el sector como el desarrollo y mejoras de políticas públicas vinculadas a la ciencia y tecnología en la agricultura. El investigador también recomendó que se debía tener una mejor comunicación entre los agricultores y la comunidad científica. 

Por su parte, Mónica Santa-María sostuvo que en un posible levantamiento de la moratoria no se podía aceptar que ingresen todas las semillas transgénicas, sino que se requería un uso responsable de estas a la vez que se debía realizar un análisis de riesgos en los ecosistemas para su uso en el ambiente. 

Lucero coincidió en este punto con Santa-María y dijo que una postura contra la moratoria no significaba un ingreso libre a los transgénicos. “Se debe trabajar mucho más para mejorar capacidades”, señaló. 
 

Futuro de la agricultura
 

En otro momento de la charla, los investigadores analizaron el panorama de la ciencia y tecnología en el país alrededor de las semillas transgénicas. Sobre este punto, Mónica Santa-María consideró que era momento de apostar por las capacidades nacionales para tener desarrollos propios y producir desarrollo tecnológico personalizado a la crisis del país. “La dependencia tecnológica es algo que está en agricultura y en muchas áreas de sistemas productivos peruanos. Y ahí hay que invertir en ciencia y tecnología justamente para reducir esa dependencia”, señaló.

Para Antolín Huáscar, la investigación tecnológica y científica había olvidado la parte cultural, ancentral y humana de los agricultores y, en ese sentido, planteó que se les considere en las discusiones. 

“En 10 años [de la primera moratoria] no nos han mostrado alguna investigación sobre el tema. Sería bueno conversar con los agricultores, sería bueno enganchar ese trabajo [científico] con el pequeño agricultor. Somos más de dos millones de agricultores”, explicó y añadió que durante la primera moratoria no había existido un papel activo del Estado para brindar a los agricultores información sobre los transgénicos. 

A su turno, Lucía Ruíz recordó que también era importante considerar en el debate las sabidurías y el orgullo cultural de los agricultores. “A nadie se le ocurre pensar que en el valle del Cusco con su maíz gigante vaya a entrar un transgénico, ¿verdad? Porque son los primeros que van a hacer ahí causa común y van a mantener la riqueza cultural que tiene el maíz gigante”, explicó. 

Para los próximos años, la también extitular del Ministerio de Ambiente planteó un trabajo en el sector agrícola donde se puedan cerrar brechas sociales y se enfoque en zonas relegadas del país. “Se necesita una mirada territorial y una revalorización [de los agricultores]. Espero que en estos años tengamos una mirada un poco más estructural”, señaló.

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