El temor de Putin ante el sistema de escudo antimisiles en Europa del Este

Para Vladimir Putin la base militar de Polonia, y otra ubicada en Rumania, ambos miembros de la OTAN, son parte de su justificación para cercar a Ucrania. EE.UU. dice que los dos sitios son de defensa y que no tienen ninguna relación con Rusia, pero en el Kremlin creen que podrían usarse para derribar cohetes rusos o para disparar hacia Moscú misiles de crucero.

DISUASIÓN. Aviones de combate desmantelados pertenecientes a la era soviética, afuera de la base estadounidense en Redzikowo (Polonia).

DISUASIÓN. Aviones de combate desmantelados pertenecientes a la era soviética, afuera de la base estadounidense en Redzikowo (Polonia).

Foto: Maciek Nabrdalik/The New York Times.

Por Andrew Higgins

 

REDZIKOWO, Polonia.- Todas las mañanas, Tomasz Czescik, un arqueólogo y periodista de televisión polaco, pasea a su perro por un bosque que está cerca de su casa en este flanco oriental de la OTAN y pasea a un lado del borde de una valla metálica verde que tiene alambre de púas en la parte superior.

A Czescik le gusta el aire fresco y la tranquilidad matutina, eso es hasta que los altavoces, de donde cuelgan letreros que dicen “No traspasar” en polaco, inglés, alemán y ruso, que están al otro lado de la valla comienzan a retumbar con el himno nacional de Estados Unidos a todo volumen.

“No conozco a nadie que haya estado alguna vez dentro de ese lugar”, comentó Czescik, señalando en la distancia hacia un conjunto de edificios envueltos en neblina al otro lado de la valla.

Este cercado, custodiado por policías polacos, es el perímetro exterior de unas instalaciones militares muy secretas de Estados Unidos que, al parecer, entrarán en operación este año y, según Washington, ayudarán a defender a Estados Unidos y a Europa de los misiles balísticos disparados por países terroristas, como Irán.

No obstante, para el presidente de Rusia, Vladimir Putin, la base militar de Polonia y otra que se encuentra en Rumania son prueba de lo que él ve como la amenaza que plantea la expansión de la OTAN hacia el este, y como parte de su justificación para cercar a Ucrania. El Pentágono dice que los dos sitios son de defensa y que no tienen ninguna relación con Rusia, pero en el Kremlin creen que podrían usarse para derribar cohetes rusos o para disparar hacia Moscú misiles de crucero con propósitos ofensivos.

El miércoles, Rusia anunció la retirada de más soldados y Ucrania dio señales de estar dispuesta a renunciar a sus aspiraciones de unirse a la OTAN, un tema fundamental en el actual conflicto con Moscú. Pero más tarde ese día, las tensiones aumentaron cuando un funcionario de Estados Unidos dijo que eran “falsas” las afirmaciones de Rusia acerca de una reducción de soldados y que había más pruebas de que Moscú se estaba “movilizando para la guerra”.

Al mismo tiempo que amenaza a Ucrania, Putin le ha exigido a la OTAN que disminuya su presencia militar en Europa Central y Oriental, a lo cual se han rehusado rotundamente tanto Washington como los dirigentes europeos. Putin ha estado furioso por la existencia de misiles estadounidenses cerca de la frontera con Rusia desde que la base de Rumania entró en operaciones en 2016, pero las instalaciones de Polonia, ubicadas cerca del pueblo de Redzikowo, está a solo unos 170 kilómetros del territorio ruso y a unos escasos 1300 kilómetros del mismo Moscú.

“¿Nosotros desplegamos misiles cerca de la frontera de Estados Unidos? Claro que no. Ellos son los que han venido a nuestra casa con sus misiles y ya están justo frente a la puerta”, advirtió Putin en diciembre durante su conferencia de prensa anual.

La base de Polonia, cuya parte medular es un sistema conocido como Aegis Ashore, cuenta con sofisticados radares capaces de rastrear misiles hostiles y guiar cohetes de intercepción para derribarlos en el cielo. También está equipada con lanzamisiles conocidos como MK 41, los cuales generan preocupación en Rusia ya que podrían readaptarse con facilidad para disparar misiles ofensivos, como el Tomahawk.

En cuanto a los habitantes de Redzikowo, a algunos de ellos ya los ha puesto nerviosos la idea de estar viviendo en la primera línea de las reiteradas preocupaciones de Putin por la seguridad.

Ryszard Kwiatkowski, un ingeniero civil que trabaja en la industria de la construcción, mencionó que, hace poco, una clienta que apartó un apartamento en un nuevo edificio que está construyendo su empresa, llamó para cancelar la compra que tenía prevista porque le preocupaba que Rusia pudiera atacar las instalaciones de defensa antimisiles de Redzikowo y en consecuencia se desplomara el valor del inmueble.

En realidad, nadie cree que eso sea probable porque pondría a Rusia en una posición de conflicto directo con la OTAN, a la cual ha pertenecido Polonia desde 1999. Pero las pretensiones de una Europa unificada y pacífica que prevalecieron con el fin de la Guerra Fría se están viniendo abajo conforme se congregan los soldados rusos en la frontera de Ucrania y Estados Unidos envía miles de soldados más a Polonia.

Kwiatkowski, quien participó en las manifestaciones contra las instalaciones de Estados Unidos en Redzikowo cuando estas fueron anunciadas en 2016, mencionó que Rusia había avivado el desasosiego con sus exageraciones sobre la amenaza planteada por la OTAN, pero que ambas partes han creado “una máquina de temor autopropulsada” alimentada por una incertidumbre que pone los nervios de punta por lo que pueda estar planeando el otro bando.

Thomas Graham, quien fuera un alto director para los asuntos relacionados con Rusia en el Consejo de Seguridad Nacional del presidente George W. Bush, señaló que Moscú nunca había creído en las garantías de Washington de que su sistema de defensa antimisiles estaba pensado para Irán y no para Rusia. Añadió que, para el Kremlin, el asunto se había convertido en un poderoso símbolo de un orden posterior a la Guerra Fría que considera peligrosamente unilateral y que ahora está intentando modificar mediante amenazas militares.

“La crisis actual tiene, en realidad, mucho mayor alcance que Ucrania”, comentó Graham. “Ucrania es un punto de influencia, pero tiene más que ver con Polonia, Rumania y los países bálticos. Los rusos creen que es momento de replantear a su favor los acuerdos posteriores a la Guerra Fría en Europa”.

El lunes, en una reunión con Putin, el ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov, subrayó que Rusia quería ver “cambios radicales en el ámbito de la seguridad europea”, cambios de gran envergadura que no solo abarquen a Ucrania e incluyan una reducción del número de soldados de la OTAN en Europa Oriental en este momento, límites sobre el despliegue de armamento ofensivo y restricciones a los misiles de alcance intermedio.

“Este es un asunto de gran envergadura para Rusia” así lo señaló Tomasz Smura, director de investigación en la Fundación Casimir Pulaski, un grupo de investigación en Varsovia.

Pero, añadió, cerrar la base de Redzikowo, como desea Moscú, es una “línea roja” que no cruzarán ni Estados Unidos ni Polonia, aunque hace poco la OTAN, en respuesta a una lista de demandas hechas en diciembre por Moscú, ofreció debatir sobre un “mecanismo de transparencia” no especificado con la esperanza de apaciguar la preocupación de Rusia por las bases de Polonia y Rumania.

El sitio del Aegis Ashore en Rumania ha estado operando durante cinco años sin ningún incidente, pero Rusia considera que las instalaciones de defensa antimisiles en Polonia, que estuvieron estancadas por problemas de construcción y de otro tipo, son una amenaza de mayor importancia.

El contraalmirante Tom Druggan, director del programa, aseveró en noviembre que el sistema de armamento fue instalado en la base el verano pasado y que está programado para empezar a funcionar en este año. “No está enfocado específicamente a las amenazas de Rusia, aunque ellos digan que es así”, aseguró.

Sin embargo, las garantías de Estados Unidos de que solo Irán debería preocuparse fueron desvirtuadas durante el gobierno de Trump, cuando este señaló que los sistemas de defensa antimisiles “detectarían y destruirían cualquier misil lanzado desde y en cualquier lugar, y en cualquier momento contra Estados Unidos”.

Washington también ha tenido problemas para convencer a Putin de que sus dos bases de defensa antimisiles en Europa Oriental no cuentan también con una capacidad ofensiva que se pueda dirigir con facilidad a objetivos rusos.

Hasta ahora, solo el personal militar estadounidense ha tenido autorización para estar cerca de los lanzamisiles o de sus unidades de control. La Armada de Estados Unidos, misma que opera la base del Aegis Ashore en Polonia, no respondió a la solicitud de The New York Times para realizar una visita.

Beata Jurys, la directora designada para Redzikowo, señaló que nunca había estado dentro de esta base, instalada en los terrenos de la antigua fuerza aérea de Polonia y de un aeropuerto civil cerrado, y no se adhiere a argumentos técnicos sobre qué misiles pueden ser disparados desde detrás de la valla cercana a su casa.

Pero sin importar quién esté diciendo la verdad, las acusaciones de Moscú y Washington han convertido a este pueblo en un objetivo potencial en el caso de una guerra.

“Por desgracia, si algo sucede, seremos los primeros en saberlo”, afirmó.

 

@2022 The New York Times Company

 
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