NO HAY MÁS TIEMPO. El hecho de que acuerdo no haya contemplado la necesidad de abandonar progresivamente los combustibles fósiles pone en riesgo el futuro del planeta.

Un reñido acuerdo en COP27: fondo para compensar a países pobres afectados por la crisis climática

Un reñido acuerdo en COP27: fondo para compensar a países pobres afectados por la crisis climática

NO HAY MÁS TIEMPO. El hecho de que acuerdo no haya contemplado la necesidad de abandonar progresivamente los combustibles fósiles pone en riesgo el futuro del planeta.

Foto: Naciones Unidas / Cop27

Luego de dos intensas semanas de negociaciones, la conferencia sobre cambio climático acordó la creación de un fondo económico en 2023 para compensar a los países que sufren las consecuencias de la crisis climática. No obstante, aún hay nulos avances en el abandono de los combustibles fósiles. El texto final de la COP27 evidencia que las naciones no están dispuestas a renunciar a su dependencia del petróleo ni el gas y dejan abierta la posibilidad de continuar emitiendo grandes cantidades de gases de efecto invernadero a la atmósfera. El acuerdo aleja al mundo de lograr su objetivo de mantenerse por debajo del 1,5°C.

20 Noviembre, 2022

Luego de dos intensas semanas y lentas discusiones en la COP27, las naciones en desarrollo lograron un acuerdo histórico en el texto final de la cumbre climática: la creación de un fondo económico para el 2023 que los indemnice por los daños y pérdidas ocasionados por la crisis climática en sus territorios. Este logro no es gratuito, pues fue necesaria una negociación unificada y fortalecida de los países del sur global, y la intermediación de la Unión Europea para lidiar con las resistencia inicial de Estados Unidos.

Aunque el texto final  —que incluye los puntos más importantes de la información desarrollada en cada grupo de trabajo— deja un avance importante en el tema de pérdidas y daños, no expone avances en otros dos temas fundamentales para evitar el colapso climático. El documento no fortalece la necesidad de no superar los 1,5°C de calentamiento del planeta como umbral crítico y tampoco deja clara la necesidad de abandonar todos los combustibles fósiles. 

Las promesas de tener una acuerdo que reflejen más explícitamente la justicia climática no se están cumpliendo, y el documento final tampoco refleja compromisos más sólidos. Para muchos activistas, el texto de la COP27 es mucho menos ambicioso que el Pacto de Glasgow firmado en la COP26.

“No solo hay una falta de progreso con respecto al Pacto de Glasgow del año pasado, sino que vemos un retroceso, pues se han incluido nuevos calificativos con respecto a los combustibles fósiles. Si vamos a hacer un reconocimiento de la ciencia de 1,5°C, debemos tener una referencia para acelerar la eliminación de carbón, petróleo y gas”, señaló Catherine Abreu, fundadora y directora de la organización Destination Zero.

En el inicio de la segunda semana de la Conferencia de las Partes número 27, el lunes 14 de noviembre, el embajador egipcio Sameh Shoukry se mostró optimista sobre los avances hechos en esta cumbre y aseguró que el viernes 18 de noviembre se presentaría el texto final. Eso no ocurrió y el documento final recién se conoció en la madrugada del domingo 20.

Las claras tensiones entre los países del sur global, los más vulnerables a los impactos de la crisis climática, y del norte global, los principales responsables de esta crisis, hicieron que las discusiones se tornen más tensas y se prolonguen.

La negativa de Estados Unidos a crear un fondo exclusivo para pérdidas y daños, el fortalecimiento de las naciones en desarrollo en respuesta a esa negativa y el papel de intermediario que intentó adoptar la Unión Europea extendieron la jornada hasta el domingo 20 de noviembre.

El logro de daños y pérdidas

Desde el inicio de la COP27, los países en desarrollo y menos desarrollados tenían claro que uno de los objetivos de esta cumbre climática era la creación de un fondo dedicado exclusivamente a compensar los daños ocasionados en sus territorios.

Otras naciones pertenecientes a la Unión Europea también mostraron su apoyo a este pedido. En tanto, Estados Unidos aprovechó cada oportunidad para confirmar que apoyarían el tema pero no que destinarían recursos económicos. 

Desde el inicio de la cumbre ha habido un juego de presiones que dieron como resultado que el texto final incorpore la creación de un nuevo fondo para 2023. 

Cop27 - OjoPúblico

ACUERDO TARDÍO. El documento final se conoció recién hoy en la madrugada y no garantiza que el planeta no supere el umbral crítico de calentamiento.
Foto: Naciones Unidas

 

En principio, el primer borrador del grupo de trabajo en daños y pérdidas el jueves 17 planteaba tres posibles opciones. Una primera en la que recogía la propuesta del G77 + China, grupo de países en vías de desarrollo y subdesarrollados: crear un fondo exclusivo a daños y pérdidas y basado en donaciones de los países desarrollados. La segunda opción, impulsada por la Unión Europea, proponía lo mismo pero con el plazo de cierre en la próxima COP28. 

Finalmente, la opción impulsada por Estados Unidos reconocía la importancia de hablar de pérdidas y daños, pero proponía la ampliación de la base de contribuyentes para incluir a países con mayores cantidades de emisiones actuales, como China e India. “Esa es una estrategia para debilitar o para fragmentar al sur global”, explicó Alejandro Alemán, coordinador de Climate Action Network de América Latina.

El acuerdo final se conoció la madrugada del domingo en Egipto e incorpora la creación de un fondo económico hacia el 2023.

Si se hubiera quebrado la cohesión del sur global, el tema se quedaba en el camino. "Es impresionante la resistencia que ha tenido [este bloque de países]”, afirmó Alejandro Alemán.

Las organizaciones de la sociedad civil han celebrado este avance que responde a la unión de los países más pobres del sur que, a la vez, son los más vulnerables. “El proyecto de decisión sobre la financiación de pérdidas y daños ofrece esperanza a las personas vulnerables de que recibirán ayuda para recuperarse de los desastres climáticos y reconstruir sus vidas”, dijo Harjeet Singh, jefe de Estrategia Política Global de la organización Climate Action Network International.

Nadie quiere abandonar los combustibles fósiles

La última COP26 mostró un avance importante al incluir las palabras combustibles fósiles en el texto final. El Pacto de Glasgow, como se denominó al acuerdo final producto de las negociaciones de 2021, incluía un llamado a reducir de manera progresiva el uso de carbón y de los subsidios a combustibles fósiles.

Con este acuerdo como base, se esperaba que el nuevo documento de la COP27 sea mucho más ambicioso y apunte a hablar de “abandonar de manera progresiva todos los combustibles fósiles”.

Sin embargo, esto no ha sido incorporado. El documento incluye un llamado a reducir gradualmente la energía del carbón, que es una repetición del Pacto de Glasgow, pero no menciona la necesidad de abandonar a futuro el uso de combustibles fósiles. Rusia y Arabia Saudita fueron los principales opositores a cualquier mención de acabar con los combustibles fósiles en el acuerdo final. 

“Dadas la necesidad de tener un mejor control y mitigación de las emisiones, necesitamos que los objetivos climáticos sean mucho más ambiciosos que los de Glasgow”, explicó Ana Carolina González, directora de programas del Natural Resource Governance Institute (NRGI).

El documento hace un llamado a racionalizar los subsidios ineficientes a los combustibles fósiles. Los activistas climáticos sostienen que los términos “racionalizar” e “ineficientes” lo único que hacen es limitar mucho más el campo al cual se aplicarán los recortes. “Son palabras que juegan con el texto y que hacen que el nivel de compromiso en realidad no sea ambicioso”, añadió Alemán.

Países como Noruega, Estados Unidos, la Unión Europea y Colombia presionaron para que se use la palabra “abandonar” en lugar de solo “reducir”. Sin embargo, no se logró.

“Creo que lo que está hoy [en el texto] no es lo que necesita el mundo. Si no le ponemos atención al tema de combustibles fósiles, pues no hay fondo contra pérdidas y daños que aguante si seguimos contaminando a este ritmo”, sostuvo Ana Carolina González.

No obstante, para las organizaciones civiles no es una sorpresa que no se haya querido tocar el tema de los combustibles fósiles, debido a la fuerte presencia que han tenido las empresas petroleras en esta cumbre climática.

Un reporte  de Corporate Accountability, Global Witness y Corporate Europe Observatory reveló, en la primera semana de la conferencia, que más de 600 representantes de las industrias de petróleo y gas participaron en el evento. 

“Eso evidencia que hay un desbalance de poder, porque esos 636 asistentes representan la suma de 13 delegaciones de América Latina. Esto, además, es la forma de mostrar que hay un claro problema que está dejando que llevemos 27 años participando y haciéndole frente de supuestamente al problema, pero que no tengamos respuestas frente a la crisis climática”, sostuvo Nathalie Rengifo, directora de la  Campaña de Justicia Climática en América Latina de la organización Corporate Accountability.

Contra el reloj: 1,5 grados en riesgo

El hecho de que nadie quiera abandonar los combustibles fósiles pone en riesgo una meta que, en apariencia, todos los países están aspirando: mantener la temperatura global del planeta por debajo del 1,5°C.

A inicios de la segunda semana, se alertó de intentos de algunos representantes para que se retirara del texto final el objetivo de limitar la temperatura global a 1,5°C y, en su lugar, dejar abierta la posibilidad de que el umbral crítico sea 2°C.

Luego con la publicación de los primeros borradores se confirmó que, en general, los países reconocen la evidencia científica presentada por el Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC) de no exceder ese umbral crítico. Sin embargo, algunas sugerencias cuestionan esta meta. Una de ellas transfiere gran parte de la responsabilidad al sector privado y a los países en desarrollo.

“Eso erosiona el principio de responsabilidades comunes, pero diferenciadas, que radica en que los países que más han contribuido históricamente a la generación del cambio climático son quienes deben de aportar más”, explicaron desde la organización CAN.

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