Putin invade Ucrania y amenaza: si interfieren habrá consecuencias no vistas en la historia

“Tomé la decisión de ejecutar una operación militar especial”. Con estas palabras, el presidente de Rusia anunció la mañana del jueves en Moscú una escalada sin precedentes en el conflicto contra Ucrania. “Todos los miembros del ejército ucraniano que [dejen las armas] podrán abandonar la zona de batalla”, dijo Putin. El presidente ruso sostiene que la aspiración de Ucrania de unirse a la OTAN es una grave amenaza para Rusia.

TENSIÓN. Tras el mensaje de Putin, varias ciudades ucranianas fueron atacadas. El presidente de EE. UU., Joe Biden, condenó estas acciones.

TENSIÓN. Tras el mensaje de Putin, varias ciudades ucranianas fueron atacadas. El presidente de EE. UU., Joe Biden, condenó estas acciones.

Foto: Lynsey Addario / The New York Times.

Por Anton Troianovski, Marc Santora. y la colaboración de Michael D. Shear. 

 

El presidente ruso, Vladimir Putin, inicio una “operación militar especial” en Ucrania, prometiendo que intentará desmilitarizar pero no ocupar el país, dirigiéndose a su nación en un discurso televisado que fue transmitido justo antes de las 6:00 a.m. del jueves en Moscú.

Putin indicó que la operación se enfocará en la “desmilitarización y desnazificación de Ucrania”, refiriéndose a la afirmación del Kremlin de que el ejército de Ucrania amenaza a Rusia y que está dirigido por neonazis. Dijo que estaba actuando después de recibir una petición de ayuda de los líderes de los territorios separatistas, respaldados por Rusia, que se formaron en el este de Ucrania en 2014.

“Tomé la decisión de ejecutar una operación militar especial”, dijo Putin. “Su objetivo será defender a las personas que durante ocho años han sufrido persecuciones y genocidio por parte del régimen de Kiev. Para eso, nos enfocaremos en la desmilitarización y desnazificación de Ucrania, así como en llevar ante los tribunales a quienes cometieron diversos crímenes sangrientos contra civiles, incluidos algunos ciudadanos de la Federación Rusa. Nuestros planes no incluyen la ocupación del territorio ucraniano”.

Ucranianos esperando de pie en la ciudad

MIGRACIÓN. Los ataques rusos han obligado a miles de ciudadanos ucranianos a abandonar sus hogares para proteger sus vidas.
Foto: Emile Ducke / The New York Times

Putin pidió a los soldados ucranianos que depongan las armas de inmediato. “Todos los miembros del servicio del ejército ucraniano que sigan estas instrucciones podrán abandonar la zona de batalla”, dijo. También ofreció lo que parecía ser una advertencia a otros países, como Estados Unidos, que han apoyado a Ucrania.

“Cualquiera que intente interferir con nosotros o, más aún, crear amenazas para nuestro país y nuestro pueblo, debe saber que la respuesta de Rusia será inmediata e implicará consecuencias que nunca antes se han visto en la historia”. dijo Putin. “Estamos preparados para cualquier giro de los acontecimientos”.

Soldados ucranianos en el bosque

PATRULLAJE. Soldados ucranianos en una posición de primera línea en Zaitseve, en la región de Luhansk, en el este de Ucrania.
Foto: Tyler Hicks / The New York Times

 

Putin presentó su operación tanto como un ataque contra los “nazis” en Ucrania, y como un rechazo al orden mundial liderado por Estados Unidos. La aspiración de Ucrania de unirse a la OTAN, dijo, representaba una grave amenaza para Rusia. Evocó el bombardeo de Yugoslavia por parte de la OTAN en 1999 y la invasión estadounidense de Irak en 2003 para dejar claro que consideraba que Occidente sufría una bancarrota moral.

“Durante 30 años, de forma deliberada y paciente, tratamos de llegar a un acuerdo con los países de la OTAN sobre una seguridad equitativa e indivisible en Europa”, dijo Putin. Pero, según él, Rusia se encontró con “mentiras cínicas” y “chantajes” por parte de Occidente. “¿Dónde está la justicia y la verdad?”, preguntó Putin. “Solo hay puras mentiras e hipocresía”. Occidente, bajo el liderazgo de Estados Unidos, representa un “imperio de mentiras”, dijo.

Tráfico vehicular en las calles de Ucrania.

TRÁFICO. En su intento por huir del peligro, ciudadanos de Kiev y otras ciudades en Ucrania, colapsaron las principales vías de salida.
Foto: Brendan Hoffman / The New York Times

En una declaración, el presidente estadounidense, Joe Biden, buscó responsabilizar directamente a Putin. “El presidente Putin ha elegido una guerra premeditada que traerá una pérdida catastrófica de vidas y sufrimiento humano”, dijo Biden. “Solo Rusia es responsable de la muerte y destrucción que producirá este ataque, y Estados Unidos y sus aliados y socios responderán de manera unida y decisiva. El mundo hará que Rusia rinda cuentas”.

En su discurso, Putin se dirigió al pueblo ruso, argumentando que estaban en el lado correcto de la historia. “Tú y yo sabemos que nuestra fuerza radica en la justicia y la verdad, que está de nuestro lado”, dijo Putin. “Y si esto es así, entonces es difícil no estar de acuerdo en que la fuerza y ​​​​la disposición para luchar son la base de la independencia y la soberanía”.

Mientras hablaba, el Consejo de Seguridad de la ONU se reunió en Nueva York en un último intento de evitar la guerra. Varios embajadores entre los aliados de la OTAN, incluida la representante de EE. UU., Linda Thomas-Greenfield, pidieron a Rusia que desistiera y regresara a la mesa de negociaciones. “Retroceda del abismo antes de que sea demasiado tarde”, dijo Thomas-Greenfield.

 

***

 

Ucrania: ansiedad e incredulidad

 

 

Dos días antes de que Putin anunciara la invasión a Ucrania no se veían filas de personas que clamaran por boletos en la estación, ni ciudadanos con maletas repletas de objetos valiosos que sugirieran que planeaban irse para siempre. En el tren, en conversaciones durante un viaje de siete horas en una travesía de 530 kilómetros, Emile Ducke, fotógrafo y traductor, hablaba con algunos pasajeros que se trasladaban al oeste, a Leópolis, por lo general por razones complicadas, muchos luchando por comprender que lo que veían estaba sucediendo en realidad.

Anna Maklakova, de 22 años, no descartaba la idea de que la guerra fuera posible. Durante gran parte de su vida, desde que tenía 14 años, ha habido un conflicto latente contra los separatistas respaldados por Rusia en la región de Donbás, en el este de Ucrania.

Lo que le costaba comprender un poco más a Maklakova eran las alarmantes predicciones de muchos en Occidente de que una nueva guerra podría ser diferente a todo lo que el mundo ha visto desde 1945, que un bombardeo en Kiev podría matar a decenas de miles de personas y destruir lo que es, desde cualquier punto de vista, una moderna ciudad occidental de 2,8 millones de habitantes.

“A ver, ¿es en serio? Estamos en el siglo XXI”, dijo. “¿Cómo podría pasar algo así?”.

Sin embargo, algunas personas dijeron que empezaron a preocuparse más cuando escucharon las palabras de Putin el lunes en un discurso escalofriante en el que negó la existencia de Ucrania como nación soberana.

Ciudadanos ucranianos esperan el tren en la estación.

INCERTIDUMBRE. Horas antes de la invasión existía la sensación de que algo terrible estaba estar por venir. Pero en un viaje en tren, los ucranianos no estaban seguros de qué era exactamente.
Foto: Emile Ducke / The New York Times

Khrystyna Batiuk, de 47 años, estaba visitando a su hija, Marta Bursuk, en Kiev cuando escuchó hablar a Putin. Al instante, dijo, le quedó claro que el bebé de un año de su hija, llamado Oleksandr, tenía que salir de la ciudad.

“Esa persona”, dijo, refiriéndose a Putin, “es un enfermo mental del cual no se sabe qué esperar”.

Así que aquí estaban —madre, hija y bebé en un tren— , una familia entre millones intentando comprender por qué un hombre en Moscú estaba perturbando sus vidas.

En varias conversaciones en diferentes partes del tren de cuatro vagones, las personas comentaron que amigos y familiares estaban tratando de encontrar lugares para ellos en el oeste de Ucrania, más cerca de las fuerzas de la OTAN.

Muchacha ucraniana viendo por la ventana de un tren.

ESPERANZA. La joven ucraniana Anna Maklakova a bordo de un tren destino a Lviv desde Kiev.
Foto: Emile Ducke / The New York Times

Sin embargo, Maklakova se negó a creer que su vida estaba a punto de cambiar para siempre. Esta salida de Kiev sería solo un viaje corto, dijo. Hablamos sobre el sufrimiento de la nación durante el siglo XX.

Fue hace casi 100 años cuando Iósif Stalin dirigió su impulso asesino hacia los ucranianos, dejando 4 millones de muertos en una hambruna orquestada. Muchos de los pueblos y aldeas por los que pasamos a lo largo de la ruta de 530 kilómetros desde Kiev a Leópolis fueron luego devastados durante la Segunda Guerra Mundial.

Esa trágica historia ha sido invocada repetidas veces por las autoridades ucranianas en los últimos meses mientras las tropas rusas se congregaban en la frontera, elevando el miedo ante la posibilidad de otro conflicto sangriento en su territorio. Pero Maklakova seguía convencida de que no se volvería al pasado.

La única vez que mencionó la posibilidad de guerra de forma espontánea durante las horas que conversamos fue cuando me mostró un tatuaje: una imagen abstracta en su brazo que, según ella, representaba a la familia. Su madre tiene el mismo tatuaje.

“Ella quiere que vaya a estar con ella”, dijo Maklakova. “En tiempos difíciles, es natural sentir eso”.

Soldado ucraniano caminando junto a un cráter

SECUELAS. Un soldado ucraniano junto a cráter causado por un mortero en una posición del frente cerca de Troitske, Ucrania.
Foto: Tyler Hicks / The New York Times

Maklakova, quien estudió Relaciones Económicas Internacionales en la universidad, trabaja para una farmacéutica francesa y no tenía duda alguna de que regresaría a su oficina en Kiev en unos días. Citó al presidente ucraniano Volodímir Zelenski cuando dijo que había desayunado en Kiev, almorzado en Kiev y que cenaría en Kiev.

Maklakova dijo que se sentía igual y expresó su amor por la ciudad. La ciudad capturó su corazón desde el momento en que llegó por primera vez en 2017, dijo. Tenía una energía que la cautivó.

El bullicio en los cafés, la belleza de los parques, la sensación de que tenía el control de su destino, eso es lo que Kiev significa para ella, dijo. “Me encanta la vida nocturna en Kiev”, dijo. “A todos mis amigos les encanta cantar y bailar”.

El sol comenzó a ocultarse y arrojó un resplandor dorado sobre los bosques de abedules blancos por los que pasábamos con rapidez. Cuando el tren se detuvo en la estación de Leópolis, un enorme edificio construido en 1904, una época en la que Europa estaba dividida entre imperios, el olor a humo y combustible llenó el aire.

Vista a una casa en Ucrania a través de una ventana de tren

DESOLADO. En el trayecto en tren desde Kiev a Lviv se aprecian las calles desoladas a causa de los ataques rusos.
 Foto: Emile Ducke / The New York Times

Percibí una agitación que no había cuando salí de Kiev. La gente parecía exhalar al bajarse del tren. Leópolis es la ciudad del fervor patriótico, donde las banderas azules y doradas adornan los edificios y ondean desde los postes de la calle. Es un reducto para las fuerzas ucranianas y probablemente el último lugar que atacará Rusia debido a su proximidad con las fuerzas de la OTAN.

En el andén, el martes 22 de febrero por la noche, un grupo de soldados ucranianos se preparaba para abordar un tren con rumbo al este. Un hombre se les acercó, un extraño, con la mano extendida. Les deseó suerte y la victoria.

 

@2022 The New York Times Company

@2022 The New York Times Company

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