La crisis global en la cadena de suministros se convirtió en una amenaza de vida o muerte

A mediados de la pandemia se empezó a hablar en los círculos de tecnología de una escasez de chips para computadoras. Mientras muchos se preocupaban por no tener el último celular, algunos se empezaron a preocupar por la vida, porque algunos equipos médicos necesitan este producto. Durante los últimos meses el mundo ha sufrido retrasos en la producción de chips y las compañías que se encargan de producirlos priorizan sus ventas a grandes clientes sobre otros más pequeños relacionados a la producción de equipos médicos.

CHIPS. La demanda por este componente vital para todos los productos electrónicos incrementó durante la pandemia.

CHIPS. La demanda por este componente vital para todos los productos electrónicos incrementó durante la pandemia.

Foto: Dustin Chambers/The New York Times

Por: Peter S. Goodman

 

Durante buena parte de este año, el siguiente aliento de Joseph Norwood estuvo ligado a una competencia de suma cero con gente ansiosa por comprar una nueva versión de sus iPhones. Él tiene apnea del sueño, es decir que suele dejar de respirar mientras duerme.

Un dispositivo conocido como CPAP (las siglas en inglés de presión positiva continua en la vía aérea) puede bombear aire en el cuerpo por medio de una mascarilla mientras duerme, lo cual reduce en gran medida el riesgo de una muerte repentina.

Sin embargo, estas máquinas necesitan chips de computadora, un componente que sufre una escasez crítica en medio de la gran interrupción de la cadena de Suministro. Norwood esperó más de seis agonizantes meses para recibir su dispositivo. “Sentí que se tardó toda la vida”, opinó. “No he trabajado. No he hecho casi nada”.

En todo el mundo, la gran mayoría de las industrias más grandes está compitiendo por garantizar un suministro escaso de chips de computadora. Las automotrices han recortado la producción debido a la falta de chips, una amenaza para el empleo desde Japón y Alemania hasta Estados Unidos. Apple ha reducido la fabricación de sus iPad. Las tiendas minoristas se han preparado para una temporada de compras navideñas marcada por la escasez de aparatos electrónicos imprescindibles.

Las empresas que producen los chips de computadora —la mayoría de las cuales está apiñada en Asia— han aumentado la producción mientras se las arreglan para cumplir los pedidos de sus clientes más importantes. Esto ha complicado de una manera excesiva la compra de chips para las empresas más pequeñas. Uno de esos compradores especializados de chips es ResMed, la empresa con sede en San Diego que fabrica el CPAP que Norwood por fin recibió el mes pasado.

“Los dispositivos médicos están escaseando por aquí”, comentó en una entrevista el director ejecutivo de la empresa, Michael Farrell. “¿Necesitamos otro celular? ¿Otro auto eléctrico? ¿Otro refrigerador conectado a la nube? ¿O necesitamos otro respirador que le regale el tesoro de respirar a una persona?”.

Según Farrell, ResMed ha tenido dificultades para comprar suficientes chips, lo cual ha limitado su capacidad para producir una variedad de equipo vital, desde respiradores que usan pacientes con Covid-19 hasta dispositivos respiradores que mantienen con vida a bebés prematuros.

Joseph Norwood quien sufre de apnea del sueño posa para una foto en su casa.VITAL. Muchos pequeños productores de equipos médicos han tenido que reducir su producción, dejando en el aire a muchos de sus clientes, por la falta de chips.
Foto: John Francis Peters/The New York Times

 

La empresa está “produciendo menos del 75 por ciento de lo que necesitan nuestros clientes”, mencionó Farrell. Farrell se ha encontrado en un papel fuera de lo común: suplicándoles a sus proveedores que le repartan más de sus productos para que su empresa pueda ocuparse de un creciente retraso en los pedidos.

A esta campaña todavía le falta producir más chips, aunque ha brindado lecciones desgarradoras sobre las prioridades actuales mientras la economía mundial se esfuerza por regresar a la normalidad casi dos años después de iniciada la pandemia. “Estoy luchando contra todas las automotrices y empresas de comunicación celular de renombre y otras que también quieren más suministro”, señaló Farrell. “Buscamos un porcentaje tan pequeño de la producción total de chips semiconductores que a menudo no logramos llamar la atención”.

La escasez en parte es el resultado de los esfuerzos para anticipar el impacto económico de la pandemia.

Cuando surgió la Covid-19 de China a inicios de 2020, propagó temores de una recesión mundial que iba a destruir la demanda de una gran gama de productos. Esto provocó que los compradores principales de chips —en especial las automotrices— redujeran sus pedidos. En respuesta, las plantas de semiconductores redujeron su producción.

Este fue un error colosal. La pandemia cerró restaurantes, cines y hoteles, además de que se redujo la demanda de autos. Sin embargo, los confinamientos impuestos para restringir la propagación del virus aumentaron la demanda de una variedad de productos que usan chips, como los monitores de computadoras personales y las impresoras para equipar las nuevas oficinas caseras.

Para cuando la industria mundial se percató de que estaba aumentando la demanda de chips, fue demasiado tarde. Para aumentar capacidad a la fabricación de chips se requieren hasta dos años de tiempo de elaboración y miles de millones de dólares.

En Norteamérica, Europa y otras partes, los fabricantes de dispositivos médicos se rigen por estrictas normas de seguridad para sus productos, las cuales limitan su flexibilidad para adaptarse cuando hay problemas. Una vez que una empresa como ResMed obtiene la autorización regulatoria para utilizar un proveedor, no puede simplemente buscar uno nuevo que pueda tener existencias listas de chips sin primero pasar por un proceso de aprobación que consume mucho tiempo.

Esto quiere decir que ResMed tuvo que arreglárselas para obtener más chips de la cadena de suministro de la que dependía.

¿Necesitamos otro celular? ¿O necesitamos otro respirador artificial?”.

Lejos de ser componentes sencillos, hay una enorme variedad de chips de computadora y cada uno está hecho de muchas partes que suelen fabricarse en varios países. Frente a la posibilidad de quedar excluido, Farrell examinó su cadena de suministro, a fin de identificar los proveedores de sus proveedores, con la esperanza de persuadirlos para priorizar las fábricas de ResMed.

Pronto, Farrell se dio cuenta de que una de las razones principales de que su proveedor de chips no pudiera satisfacer su demanda era que —cinco niveles arriba en la cadena— un fabricante taiwanés de discos de silicio había agotado su inventario.

Debido a que la planta no podía entregar más productos, el siguiente eslabón de la cadena —una empresa que combina discos y sistemas de circuitos— no podía producir más de sus componentes. Esto implicaba que otra empresa que compra esos componentes y los empaca en racimos no podía hacer más.

Y eso implicaba que el proveedor de tarjetas de circuitos de ResMed no podía comprar suficientes de esos racimos, por lo tanto las fábricas de ResMed en Singapur, Sídney y Atlanta no tenían suficientes tarjetas de circuitos.

Farrell se echó la responsabilidad al hombro de hacer el intento por no deshacer su cadena de suministro. Tras echar mano de sus contactos en Australia, donde nació y creció, concertó una conversación con un miembro del consejo de la empresa de discos.

En octubre, durante una escapada con su esposa a Columbia Británica para celebrar su aniversario, Farrell le dedicó tiempo a una llamada por Zoom. El miembro del consejo le presentó a Farrell a otro miembro del consejo en Londres, quien luego se puso en contacto con el director de ventas de la empresa en San Francisco. Farrell conectó al director de ventas de la empresa de discos con el presidente de operaciones de ResMed en Singapur.

Los pedidos de ResMed aumentaron apenas un uno por ciento la producción de la empresa de discos. Una simple fracción de un uno por ciento de discos adicionales bastó para satisfacer las necesidades de ResMed. En un inicio, el fabricante de discos aceptó el incremento, pero luego dio marcha atrás a esa decisión. “De hecho, redujeron nuestra cuota”, comentó Farrell.

Almacén de Resmed compañía que sufre ante la escases el desabastecimiento de chips a nivel mundialCADENA. Mientras las pequeñas empresas de tecnología buscan cómo saciar su necesidad de chips, los productores buscan los distintos componentes.
Foto: Dustin Chambers/The New York Times

 

Todo esto explica por qué Norwood estaba atascado mientras esperaba su CPAP. Norwood, quien nació hace 44 años en Minnesota, ha pasado su vida adulta en busca de un refugio de la mella del invierno. Vivió en Maui durante siete años y luego se mudó a San Diego en el otoño de 2019, para trabajar de mesero en el restaurante de un hotel en la costa.

A inicios de este año, Norwood pasó una noche en un laboratorio del sueño en el campus de San Diego de la Universidad de California. Los doctores observaron que su respiración se había detenido 62 veces por hora, mientras que su nivel de oxígeno en la sangre había disminuido a niveles alarmantes.

Cuando los doctores le pusieron un CPAC, la respiración de Norwood regresó a la normalidad. Se encargaron de que recibiera uno en casa. Norwood estaba ansioso por reanudar una vida normal. Sin embargo, semanas más tarde, el dispositivo todavía no llegaba. Cuando Norwood llamó a su aseguradora para hacer las averiguaciones, le dijeron que estaba en una lista de espera, sin ninguna claridad de cuánto debía esperar. “Me dijeron: ‘No tenemos ni idea. Nadie nos dice nada’”, recordó Norwood.

En el internet, se enteró sobre la escasez de chips de computadora. Leyó un artículo sobre el piloto de una aerolínea que tenía apnea del sueño y no podía volar porque todavía no recibía su propio CPAP. “Soy un simple mesero que le lleva la comida y las bebidas a la gente y no puedo tener un CPAP”, comentó Norwood. “Si el piloto de un avión no tiene uno, podría pasar un buen tiempo antes de que tenga el mío”.

Cuando por fin recibió el dispositivo en noviembre, cambió su actitud. “Anoche fue la mejor noche que haya pasado en años”, comentó el día posterior a recoger el dispositivo y agregó que esperaba regresar al trabajo. Sin embargo, la experiencia dejó sacudido a Norwood, por las realidades de quién obtiene qué producto en una época de escasez desconcertante. “Es muy desafortunado cómo el dinero controla todo”, opinó. “Nuestras prioridades están muy distorsionadas”.

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