IMPACTO NEGATIVO. El agricultor Francisco Saloma, de la comunidad de Misminay, carga los últimos granos de tarwi de su cosecha.

La pandemia acorrala a los agricultores del Valle de los Incas

La pandemia acorrala a los agricultores del Valle de los Incas

IMPACTO NEGATIVO. El agricultor Francisco Saloma, de la comunidad de Misminay, carga los últimos granos de tarwi de su cosecha.

Foto: OjoPúblico/Álvaro Franco

Cusco es no solo uno de los sitios más visitados por los turistas, sino también uno de los lugares agrícolas más importantes de los andes peruanos. Sin embargo, las restricciones del tránsito por el coronavirus afectaron a los productores que han dejado de vender sus cultivos en los mercados de la ciudad. Esta es la historia de cómo las familias quechuas de este valle cusqueño enfrentan los impactos de la pandemia, el aislamiento y la ausencia de lluvias.

24 Junio, 2020

Antes de probar la chicha de maíz, Francisco Saloma Mayhua levanta la mirada hacia el cerro y luego arroja el primer trago a la Pachamama, la madre tierra que los ha salvado del hambre en esta pandemia. Tres meses después de iniciada la cuarentena, el hombre de 55 años, manos grandes y cuarteadas de tanto labrar el suelo, dice que gracias a su chacra han podido resistir esta catástrofe. Es casi mediodía en la comunidad de Misminay, provincia de Urubamba, en el Valle Sagrado de Los Incas, y Saloma ha regresado del campo con los últimos granos de tarwi. La cosecha ya casi acaba, las lluvias se han alejado, las provisiones escasean y el futuro es incierto para esta familia agricultora del Cusco. 

El coronavirus obligó a que las comunidades quechuas del Cusco, como Misminay, cerraran sus fronteras para evitar el ingreso de la enfermedad. Con la restricción del tránsito, además, las familias no pudieron transportar a tiempo sus productos agrícolas, como maíz, habas, tarwi y  arvejas hacia las ciudades. O se les hizo muy difícil. Algunos perdieron gran parte de sus cultivos, porque se les pudrieron. El mal clima también hizo su parte: “el viento, las heladas han malogrado mis cultivos de tarwi”, dice Saloma en su chacra. 

Pero no solo la pandemia los ha afectado. En la comunidad, Noemí Saloma Meza escoge el maíz de la última cosecha. De esta zona del valle de Urubamba es famoso el maíz por su tamaño. Le llaman el maíz gigante, pero debido a la escasa lluvia de este año el producto ha salido pequeño. “Lo que nos falta acá es agua, porque solo sembramos con la lluvia. Este año no hemos tenido una producción normal, las heladas lo han quemado todo. Hemos perdido haba, el maíz está pequeño por la falta de agua y a la papa le ha caído el gusano”, dice la mujer mientras selecciona el choclo. 

Cusco agricultura

REINICIO. Algunos agricultores del Valle de Urubamba han comenzado la segunda siembra del año, pero afectados por la pandemia. 
Foto: OjoPúblico/ Álvaro Franco

A unos kilómetros de allí, el alcalde del distrito de Maras, Miguel Abal Anchari, dice a OjoPúblico que los agricultores de la zona tienen almacenados sus productos agrícolas debido a la pandemia. “No venden sus productos, están estancados, están cosechando y guardando porque no hay transporte para llevarlos, a Urubamba, a Cusco u otro sitio. No hay comercialización y eso afecta la economía de las familias. El próximo año se perjudicará más la agricultura porque las familias no tienen capital para volver a sembrar, para el abono, las semillas, el pago al personal”, dice preocupado. 

Añade que otro de los problemas que afecta a la pequeña agricultura es la falta de agua para riego. “Tenemos un proyecto para traer agua de Yucay hacia el cerro Sacro y desde aquí distribuirla a las comunidades. Y donde no alcance (el agua) se tiene que hacer represas para almacenar el agua de la lluvia y poder usarla en época de sequía, como ahora”, dice.  

Vecino de Maras es el distrito de Chinchero, donde también se sienten los efectos de la pandemia en el sector agrícola. Eber Huilca, gerente de Desarrollo Social del municipio distrital de Chinchero dice a OjoPúblico que la enfermedad afectó principalmente los medios de producción y comercialización de los agricultores de todo el valle de Urubamba. “Ha bajado el precio de los productos agrícolas y han aparecido muchos revendedores que especulan con los precios. Desde la comuna hemos implementado los mercados itinerantes para ayudar a los pequeños agricultores”, comenta. 

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SUBSISTENCIA. Los productores agrícolas del Valle de Los Incas venden sus cultivos en los mercados de Urubamba y Ollantaytambo, pero a precios más bajos.  
Foto: OjoPúblico/ Álvaro Franco

El campo necesita ayuda urgente

 

Según la Dirección Regional de Agricultura del Cusco, en esta región 126 mil familias se dedican a la agricultura de subsistencia. Aunque no hay una cifra oficial exacta sobre la cantidad de agricultores afectados por el coronavirus, sí se sabe que han sido impactados debido principalmente al cierre de vías. Por ejemplo, Moisés Quispe, presidente ejecutivo de la Asociación Regional de Productores Ecológicos del Cusco (ARPEC) que agrupa a 800 agricultores familiares de la región, contó a OjoPúblico que antes de la cuarentena dicha asociación vendía unos 500 kilos diarios a restaurantes, hoteles y en mercados, “pero ahora con la pandemia apenas llegamos a 50 kilos”, dijo. 

La mayoría de los socios comercializaba sus productos en el campo ferial de Huancaro, un gran mercado del Cusco que congregaba a 20 mil personas, entre agricultores y consumidores y que, por el nuevo coronavirus, tuvo que cerrar en marzo. La enfermedad golpeó con más fuerza a los agricultores de productos perecibles, como frutas y hortalizas. “Los agricultores pagan costos de producción por la compra de semillas, el riego, insumos para el control biológico, cultivo y mano de obra. Un porcentaje (de la ganancia) servía para pagar todos esos gastos. Pero ahora si no tenemos dinero no vamos a tener con qué pagar (la próxima campaña)”, dijo el dirigente. 

Aunque no hay una cifra oficial exacta sobre la cantidad de agricultores afectados por el coronavirus, sí se sabe que han sido impactados debido principalmente al cierre de vías.

De los 800 agricultores de la asociación, más de 500 no han recibido ninguna ayuda ni bono del gobierno. El señor Quispe, que siembra maíz, arveja, haba y calabaza, dijo que la cosecha de maíz de este año está guardada en su casa, ya que por falta de transporte no ha podido trasladarla a los mercados de Juliaca y Puno, donde solía venderla antes de la pandemia. También perdió 2 mil kilos de arveja verde, un producto en el que invirtió S/ 6 mil y que le daría ganancias por S/ 2 mil. Además dejó de generar empleo para unas 20 personas que le ayudaban en la siembra. Ahora están sobreviviendo con sus ahorros y gracias al consumo de sus propios productos.  

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AFECTADO. Uno de los productos agrícolas perjudicado por la escasez de lluvias y las heladas fue el maíz gigante del Cusco, reconocido en todo el mundo. 
Foto: OjoPúblico/ Álvaro Franco

La restricción del tránsito por la pandemia les ha afectado seriamente. Antes de la cuarentena, por ejemplo los agricultores de Lares, en Cusco, pagaban S/ 10 por transportar cada saco de maíz hacia Cusco; pero ahora el precio es casi el triple y hay menos vehículos. Además, el gobierno les ha exigido contar con permisos de movilización para cada viaje. “Los permisos eran para un solo viaje y mucha gente no tiene impresoras, no tienen celulares con táctil o para mostrar (los permisos)”, contó Quispe. 

Añadió que si pronto no reciben ayuda económica se generará una crisis en el sector que impactará sobre la seguridad alimentaria en nuestro país. “Estamos solicitando un fondo de salvataje, porque si no hay ayuda inmediata para esta siguiente campaña 2020-2021 probablemente habrá una crisis alimentaria en los próximos años”, advierte el dirigente. “Lo que quisiéramos es una inversión que priorice la pequeña agricultura”, precisó. 

Por su parte, el secretario general de la Federación Agrario Revolucionaria Túpac Amaru del Cusco (FARTAC), Víctor Raúl Maita Frisancho, dijo a OjoPúblico que la mayoría de campesinos perdió sus cosechas: se malogró porque no pudieron venderlo en los mercados por falta de transporte. “Con eso no habrá semilla para la próxima campaña agrícola”, dijo.

Estamos solicitando un fondo de salvataje, porque si no hay ayuda inmediata para esta siguiente campaña 2020-2021 probablemente habrá una crisis alimentaria en los próximos años”

Eduardo Zegarra, investigador principal de GRADE, también advirtió una posible crisis alimentaria, y dijo que el problema del desabastecimiento de productos de pan llevar se prevé en un mediano plazo, “porque el impacto negativo de la crisis en la agricultura es grave y estaría afectando la producción y eso la provisión de los mercados”.  

El investigador agregó que la crisis agrícola afectará la oferta en los próximos meses, porque lo que se siembra ahora produce en seis meses. “Por el lado de la oferta puede haber un efecto negativo importante si no se toman medidas para apoyar a los agricultores que están descapitalizados y empobrecidos por la caída de los precios”, dijo.

Zegarra sostuvo que también es probable que persista la poca demanda de alimentos, dado que la crisis económica “tiene para rato”. En ese sentido, el especialista auguró un futuro poco prometedor: “posiblemente haya menor oferta y menor demanda (o demanda deprimida) de productos”, dijo. 

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BENDITO GRANO. Francisco Saloma es uno de los pequeños agricultores del valle de Urubamba que sobrevive a la pandemia gracias a sus cultivos de pan llevar. 
Foto: OjoPúblico/ Álvaro Franco

Por su parte, el biólogo Eduardo Gil Mora, docente de la Universidad Nacional San Antonio de Abad del Cusco, consideró que la pequeña agricultura necesita ser atendida con prontitud para no pasar de la emergencia sanitaria a una emergencia alimentaria. “Aunque este año han producido y producirán para la siguiente campaña, no habrá mercado. Los tres niveles de gobierno deben dar facilidades como vehículos para transporte para que el producto de la chacra llegue al consumidor y evite los intermediarios”, dijo. 


 

Un sector clave de la economía

 

La pequeña agricultura familiar produce, según el investigador Eduardo Zegarra, el 70% de los alimentos que consumimos los peruanos. Mientras que el Ministerio de Agricultura y Riego (Minagri) precisa que los agricultores representan el 97% de los productores del país. Su importancia ha quedado demostrada durante esta pandemia, pues los pequeños agricultores han surtido con alimentos a las ciudades. Además, según el Banco Central de Reserva del Perú, la agricultura fue el sector que en marzo y abril, a pesar de las dificultades, aportó a la economía peruana en recesión 0.7 y 0.6%, respectivamente.

El índice de la producción agropecuaria del INEI, publicado en junio, precisa que este sector registró un incremento de 0.68% en marzo con respecto al mismo mes del 2019, mientras que en abril el aumento fue de 0.57%. Estos datos solo evidencian la importancia social y económica de la agricultura. Pese a ello, el Estado no la ha beneficiado con las medidas de apoyo y reactivación económica aprobadas.

El impacto económico sobre la agricultura familiar ha sido evidente, como lo confirmaron dirigentes de la Asociación Regional de Productores Agropecuarios del Cusco (ARPAC), que agrupa a 5 mil socios titulares y otros 5 mil suplentes de las 13 provincias de esta región. Cada sábado entre 1.200 y 1.500 productores de esta asociación vendían en el campo ferial de Huancaro. 

Cusco agricultura

APOYO URGENTE. Los agricultores del Cusco han solicitado a las autoridades que los ayuden para poder sembrar en la segunda mitad del año.
Foto: OjoPúblico/ Álvaro Franco

Ana María Farfán, ex presidenta de esta organización hizo énfasis en la labor de las mujeres agricultoras. “Más que todo las mujeres hemos sido afectadas, el 90% de expendedoras somos mujeres en el campo ferial de Huancaro, en la feria sabatina (...) vendiendo nuestros productos y animalitos nosotros educamos, alimentamos y vestimos a nuestros hijos”, contó a OjoPúblico

La dirigente agregó que antes de la cuarentena la asociación vendía por casi S/ 1 millón mensual entre todos los socios. Sin embargo, ahora no tienen una cuenta de las pocas ventas que realizan. “Esta pandemia ha empezado en el mes de marzo, justo cuando estábamos comenzando la cosecha de maíz, de papa, de trigo y otros productos. Inmediatamente después de cosechar lo llevábamos al mercado y ahora estamos amontonando todo (...) Estamos sumamente preocupados”, dijo. 

 Ambos dirigentes del Cusco, Ana María Farfán y Moisés Quispe, están preocupados y esperan que los créditos y subvenciones del gobierno para el sector agrario lleguen a los pequeños agricultores. “Tampoco sé adónde irán a parar esos fondos, o a quién, ojalá que a la pequeña agricultura prioricen, porque a veces estos fondos de crédito lo miran los grandes, los cafetaleros o grandes empresarios agrarios”, dijo Quispe. “No queremos estirar la mano, pero sí queremos trabajar de manera articulada con las instituciones vinculadas a este sector”, agregó Farfán. 

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VULNERABLES. En la comunidad de Misminay, en Urubamba, Noemí Saloma escoge el maíz que le servirá para seguir afrontando la emergencia sanitaria por el coronavirus. 
Foto: OjoPúblico/ Álvaro Franco

Sin embargo, para el director regional de Agricultura del Cusco, Daniel Dancourt, no han existido pérdidas de cultivos ni afectación en el sector. “Se han tenido limitaciones, sí, en el tema de transporte debido al cierre de fronteras pero estas políticas han generado también que se propicie el consumo interno. Entonces no hay data o cifra que refiera específicamente que ha habido pérdidas a nivel de este sector (...) Entonces pérdidas yo no le referiría, que sí han habido algunas limitaciones con respecto al transporte, al cierre de fronteras como parte de las estrategias que han asumido los gobiernos locales”, dijo a OjoPúblico

 

Medidas urgente para el agro

 

El investigador Eduardo Zegarra dijo que es urgente que el gobierno implemente dos medidas centrales para proteger a los productores agrícolas. La primera consiste en crear un programa específico “Reactiva agricultura” que oriente S/ 5.000 millones para financiar el trabajo en aproximadamente 1 millón de hectáreas en todo el país. “El gobierno ya aprobó Reactiva Perú por S/ 60.000 millones, lo que está pidiendo la agricultura es una fracción mínima de esa cantidad”, dijo. 

La segunda medida considera un programa de compras públicas masivas de alimentos de la pequeña agricultura. Eso implicaría movilizar a los gobiernos regionales y locales y a las agencias del gobierno central para establecer un proceso de compra directa a los pequeños productores organizados o individuales y así alimentar a sectores de la población urbana. “Allí hay un reto más grande, porque el Estado está muy debilitado, tuvo muchas dificultades antes”, observó Zegarra.

El investigador Eduardo Zegarra dijo que es urgente que el gobierno implemente dos medidas centrales para proteger a los productores agrícolas.

La Convención Nacional del Agro Peruano (Conveagro) ha planteado la necesidad de declarar en emergencia el sector agropecuario. Al respecto, el consultor Eduardo Gil Mora dijo que es una medida necesaria. “Hay que tener en cuenta que el agro otorga trabajo a un 60 o 65% de la PEA nacional, sobre todo, en la zona rural, por eso debe ser impulsada, promovida y protegida. Entonces, debe ser declarado en emergencia para que sea fortalecido y tenga un resguardo del gobierno nacional”, comentó. 

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PRIVILEGIADAS. Las comunidades del Valle Sagrado de los Incas se dedican desde hace mucho tiempo a la siembra de granos, papas y otros productos de pan llevar. 
Foto: OjoPúblico/ Álvaro Franco

Desde el gobierno, una de las medidas del Ministerio de Agricultura y Riego (Minagri) ha sido el fondo Agro perú del Agrobanco. El Consejo Directivo de este fondo aprobó el primer programa de financiamiento directo por S/ 250 millones para pequeños productores agrícolas organizados a una tasa preferencial anual de 3.5 %.

El director de Financiamiento y Seguro Agrícola del Minagri, Jorge Ordóñez, explicó a OjoPúblico que el programa busca aportar a la reactivación de la producción agrícola para la campaña grande de agosto próximo. Para ello, resulta importante la participación de las organizaciones formales de pequeños productores agrarios (juntas de usuarios de riego, cooperativas, asociaciones, comunidades campesinas, comunidades nativas, entre otras).

Las organizaciones deben remitir al Agrobanco la lista de sus miembros interesados en acceder al financiamiento. No obstante, solo aquellos pequeños productores agrícolas que trabajen hasta 5 hectáreas y los que estén al día en sus pagos, entre otros aspectos, podrán acceder a los créditos. En Cusco, la mayoría de agricultores tiene menos de una hectárea de terreno, con lo cual sí podrán acceder a los préstamos.

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PROPUESTAS. Los especialistas dijeron que es urgente que el Estado peruano atienda los pedidos de los pequeños agricultores, para evitar un desabastecimiento de alimentos en el mediano plazo.
Foto: OjoPúblico/ Álvaro Franco

Una vez precalificados, los productores podrán armar su expediente de financiamiento, que consiste en la copia de DNI del solicitante y cónyuge o conviviente, solicitud de financiamiento, título de propiedad o constancia de posesión y constancia de estar organizado.

El financiamiento directo puede cubrir hasta el 70 % el costo de la producción del cultivo del campesino. En esta campaña, cada productor podrá acceder al financiamiento hasta por dos hectáreas;  y cuando cumpla con pagar podrá acceder a un nuevo financiamiento para la segunda campaña de hasta tres hectáreas. Y la tercera campaña, y siempre que el productor haya cumplido con el pago del préstamo, la superficie a financiar puede llegar hasta las cinco hectáreas. Ordóñez precisó que cada crédito puede llegar hasta los S/ 30.000 con un periodo de plazo de 12 meses como máximo.

Mientras que en la próxima campaña agrícola 2020-2021 se tiene previsto que el Seguro Agrícola Catastrófico (SAC) cubra a más pequeños productores ante los fenómenos naturales que afectan sus cultivos. Se cuenta con un presupuesto de S/ 68.2 millones para la campaña agrícola que se inicia en agosto próximo.

Hace unos días, el ministro de Agricultura y Riego, Jorge Montenegro, dijo en Arequipa que se destinarán mayores recursos para financiar la campaña agrícola de agosto y que por lo pronto como parte del Arranca Perú el Ejecutivo ha destinado al Minagri S/ 373 millones para generar empleos en el agro, y un adicional de S/ 100 millones, para crear jornales diarios a través del mantenimiento de canales, drenes, bocatomas y otros. “Estamos trabajando para generar 150 mil puestos diarios en el campo, con actividades de mano de obra en canales, drenes y otros, como paso previo a la campaña agrícola”, explicó.

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