Desde el caos del hospital más grande de la Franja de Gaza, el médico Nedal Abed, un cirujano ortopédico, admite que no sabe cuántos más pacientes va a poder salvar. “No sé cómo vamos a gestionar el enorme número de personas heridas. Ahora mismo tenemos más de 3.000 pacientes heridos. En nuestro hospital, en un día normal, nuestra capacidad máxima es de 700 camas. Algunos pacientes gravemente heridos se encuentran en la unidad de emergencias esperando a ser operados, pero no tenemos espacio para ellos. La mayoría de los pacientes heridos son civiles, niños y mujeres”, dice el doctor desde su sede, el Hospital Al-Shifa, ubicado al norte de Gaza.
La presión de prevenir más muertes sin condiciones mínimas es agotadora y recae sobre los hombros de los médicos que han optado por quedarse a trabajar en el hospital. “El sector sanitario está a punto de colapsar”, detalla con preocupación el doctor Abed en su testimonio, compartido por Médicos Sin Fronteras (MSF) a OjoPúblico, el pasado jueves. “Es inminente”.
Con poca agua potable y una escasez de combustible, los más de 3.000 heridos graves que se han internado en este hospital, corren el riesgo de morir en los próximos días si los generadores dejan de funcionar o si se acaba el poco combustible que queda, ante una posible invasión por tierra de las fuerzas armadas de Israel, como han advertido las autoridades del gobierno de Israel.
Aunque varios camiones comenzaron a pasar el sábado a la Franja de Gaza para entregar ayuda humanitaria, a cuentagotas, los activistas humanitarios en la zona advierten que la ayuda no está entrando al paso necesario para salvar vidas.
GAZA. El médico Nedal Abed, un cirujano ortopédico, está tratando pacientes desde el Hospital al-Shifa, al norte de la Franja de Gaza, como parte de la organización humanitaria Médicos Sin Fronteras.
Foto: Médicos Sin Fronteras
“Estamos trabajando bajo mucha presión. Contamos con un equipo médico muy limitado. Incluso en MSF [Médicos Sin Fronteras] abrimos nuestros almacenes para el Ministerio de Salud en Gaza. No hay electricidad. No sabemos cuánta gasolina queda [para hacer funcionar los generadores]. Es cuestión de tiempo. No hay espacios seguros fuera. Tenemos a más de 40.000 civiles que vinieron al hospital buscando seguridad”, dice el médico, Nedal Abed.
Al-Shifa es el hospital principal de Gaza. Es uno de los pocos lugares que seguía con electricidad en estos últimos días, gracias a los generadores que lo sustentan.
Sin embargo, con cada hora que pasa y el bloqueo a toda la Franja, la reserva de combustible se agota. Desde que comenzó la guerra entre Israel y Hamás, el grupo armado palestino que atacó a Israel el 7 de octubre y desató un nuevo conflicto bélico, el sistema médico en la Franja de Gaza se acerca cada vez más al borde del abismo.
El conflicto ha ocasionado hasta ahora la muerte de al menos 1.400 personas en Israel, casi 3.800 en los territorios palestinos y miles de heridos en ambos lados, según la Autoridad Palestina de Salud y las fuerzas armadas de Israel. Hay al menos 200 rehenes israelíes en manos de militantes de Hamás.
Además, la respuesta militar de Israel contra Hamas ha convertido a miles en refugiados, que han huido de los bombardeos. Tras el bloqueo de Israel de la ayuda humanitaria que entraría por Egipto, el territorio palestino de Gaza tiene pocas opciones de acceso al resto del mundo.
Israa Ali, una traductora de Médicos Sin Fronteras que vive en Jabalia al norte de Gaza, lleva días desplazada por los bombardeos junto a su familia. En un testimonio compartido a OjoPúblico, dijo que tiene miedo:
GAZA. “El sector sanitario está a punto de colapsar. Es inminente”, detalla con preocupación el doctor Nedal Abed en su testimonio, compartido por Médicos Sin Fronteras (MSF) a OjoPúblico, el pasado jueves.
Ilustración: OjoPúblico / Eduardo Yaguas
“Me faltan palabras para describir un día en la vida de la gente de Gaza en estos momentos. La mañana empieza básicamente cuando nos despertamos. Damos vueltas en la cama e intentamos dormir un rato, pero el ruido de los bombardeos no nos deja. Estamos despiertos, escuchando las noticias en la radio. En esta era moderna, deberíamos tener electricidad y acceso a Internet, pero nuestros teléfonos están muertos. Corremos a ver si hay combustible para encender el generador, y entonces nos damos cuenta de que el generador también está muerto. Entonces, reconocemos que vivimos en una Gaza sitiada.
La voz de mi hijo me llega imprecisa y sus palabras poco a poco se van aclarando: ‘Mamá, tengo hambre, quiero desayunar’. Mientras preparo el desayuno con las mínimas provisiones, empiezo a culparme por haber tenido hijos y haberlos traído a un mundo con condiciones tan terribles y guerras frecuentes, especialmente esta miserable guerra.
Cuando se tienen hijos, se hace todo lo posible por protegerlos y proporcionarles de todo. No prestas atención a las numerosas veces que escuchas el sonido de las bombas cayendo durante el día. Es un momento en el que se supone que debes ser una madre o padre fuerte, para mantener la calma por tus hijos. Pero lo cierto es que necesitas a alguien que te tranquilice.
Tememos el anochecer. Los drones israelíes, los aviones de guerra, los buques de guerra, los cohetes pesados y las bombas se extienden como un reguero de pólvora. Después de intentar calmarme y calmar a mis hijos, que se despiertan muchas veces llorando, pienso en mi padre, mi madre y mi familia, que se refugian lejos, pero en las mismas circunstancias. Intentas pensar en positivo, en que están lejos de los objetivos de las bombas, pero es en vano. Estaré preocupada hasta que escuche sus voces”.
Cada vez es más difícil salvar a los heridos
En medio de los ataques cada vez es más difícil salvar a los heridos. Guillemette Thomas, coordinadora médica de Médicos Sin Fronteras para los Territorios Palestinos, radicada en Jerusalén, aseguró en un testimonio el pasado jueves que las vidas de las personas heridas, con enfermedades crónicas y las miles de mujeres embarazadas en el territorio palestino estaban en peligro. “Me temo que estas personas corren grave peligro de morir en las próximas horas porque se está haciendo imposible recibir atención médica”, dijo.
GAZA. Los principales hospitales de la Franja de Gaza han sufrido múltiples ataques durante este conflicto, incluyendo la explosión del Hospital Al-Ahli del pasado martes que mató a cientos de personas.
Ilustración: OjoPúblico / Eduardo Yaguas
“Ya estamos asistiendo al colapso de la atención al paciente. El personal médico ya no puede tratar a la gente ni admitir a nuevos pacientes como es debido. Todo se hace en condiciones paupérrimas, con escasez de personal, medicamentos y equipos médicos. Hay un flujo constante de pacientes y heridos graves, con heridas traumáticas complejas, quemaduras, fracturas y miembros aplastados.
El hospital Al-Shifa, el principal de Gaza, acoge ahora a miles de personas que acudieron allí buscando protegerse de los constantes bombardeos. Mientras Gaza está a oscuras, Al-Shifa es uno de los pocos lugares que aún tiene electricidad, aunque el combustible sólo durará otras 24 horas como máximo.
En resumen, sin electricidad, muchos pacientes morirán, sobre todo los que están en cuidados intensivos, neonatología y con máquinas de respiración asistida. Los pacientes con enfermedades crónicas, como diabetes y cáncer, y las mujeres embarazadas también corren peligro debido a la escasez general de medicamentos”.
DESDE GAZA. Testimonio en audio del médico Nedal Abed.
De los 32 hospitales de Gaza, una vez considerados espacios fuera de límites en los conflictos, los principales han sufrido una de las peores suertes durante esta guerra. La Organización Mundial de Salud dijo que 20 de los hospitales en el norte de la Franja estaban bajo la orden de desalojo generalizada de los israelíes en los últimos días. Guillemette Thomas explica lo que ha pasado estos días:
“Desde la orden de evacuación emitida por las autoridades israelíes, que obligó a más de un millón de habitantes a desplazarse al sur de la Franja de Gaza, la población se ha visto obligada a tomar decisiones extremadamente difíciles entre quedarse o marcharse. Para el personal sanitario, esto significaba elegir entre abandonar a sus pacientes a una muerte casi segura o quedarse y arriesgar sus propias vidas.
Algunos se quedaron y siguieron trabajando a pesar de los riesgos. Estamos en contacto con algunos de nuestros colegas que prestan apoyo a los equipos del Ministerio de Salud, sobre todo en el hospital Al-Shifa de la ciudad de Gaza, donde MSF llevaba años atendiendo a víctimas de quemaduras. Hoy, el personal médico sufre la misma suerte que el resto de los gazatíes: son bombardeados constantemente desde hace 10 días. Nuestros colegas nos cuentan que muchos médicos y otros trabajadores sanitarios han muerto desde el inicio de la ofensiva israelí.
Informan de que entre 800 y 1.000 personas resultan heridas cada día en la Franja de Gaza, pero esta cifra sólo incluye a quienes consiguen llegar a un hospital. Dado que el acceso a los centros sanitarios es extremadamente peligroso y complicado por la escasez de gasolina, sólo los pacientes más graves buscan atención hospitalaria. Desde el comienzo del conflicto, más de 9.700 personas han resultado heridas. Me temo que estas personas corren grave peligro de morir en las próximas horas porque se está haciendo imposible recibir atención médica”.
GAZA. Los predios de los hospitales de la Franja de Gaza son también un refugio para miles de personas desplazadas.
Ilustración: OjoPúblico / Eduardo Yaguas
En Gaza y Cisjordania, se han documentado al menos 136 ataques a entidades médicas, incluyendo al menos 16 médicos que murieron en la explosión del hospital al-Ahli mientras laboraban, informó la Organización Mundial de la Salud, durante una conferencia de prensa el jueves 19. En Israel, la agencia de las Naciones Unidas ha reportado ocho ataques a centros de salud, que han provocado la muerte de siete personas.
La semana pasada, la organización humanitaria palestina, el Palestine Red Crescent Society, dijo que entre los hospitales de Gaza obligados a desalojar por las fuerzas israelíes estaba el Hospital al-Quds. Sin embargo, la organización dijo que eso era imposible por la grave condición de muchos de los heridos. El médico, Nedal Abed, había dicho a medios la semana pasada que había escuchado bombardeos muy cerca de los predios del Hospital al-Quds.
Entre los incidentes más graves contra los centros de salud está la explosión en el Hospital Bautista Al-Ahli en Gaza el pasado martes 17, que dejó cientos de muertos y heridos. El ministerio de Sanidad de Gaza mencionó la cifra de hasta 471 víctimas mortales, pero no hay confirmación independiente de ese número. El gobierno en Gaza está controlado por Hamas desde el 2007, cuando este grupo derrocó al partido Fatah.
Otros cientos de personas se refugiaban en sus alrededores. Las autoridades de Estados Unidos estiman que entre 100 y 300 personas murieron en la explosión. Aunque aún no se ha identificado al verdadero responsable del ataque, Hamás inicialmente se lo atribuyó a las fuerzas armadas israelíes. Israel negó esa versión de los eventos y responsabilizó a la Jihad Islámica (grupo situado en Gaza).
Mientras tanto, en el Hospital al-Aqsa, al sur de Gaza, algunos médicos están operando con luces de sus móviles, según imágenes compartidas por la cadena de noticias Al-Jazeera.
La historia de un largo conflicto
El conflicto israelí y palestino lleva una historia de más de 75 años. Aunque Hamás tomó control de la Franja de Gaza en el 2007, Israel y Egipto controlan el paso de la gente y sus insumos desde las fronteras del territorio, algo que el gobierno israelí justifica atribuyéndolo a razones de seguridad. Ese bloqueo ha destruido la economía de Gaza y los palestinos acusan a Israel de imponer medidas de castigo, además de las inequidades sociales que existen entre palestinos e israelíes. Israel suple los servicios básicos de la Franja de Gaza como la electricidad y el agua potable.
En esta última guerra, Israel cortó el acceso al combustible, la comida y la electricidad. Por la falta de agua potable, Guillemette Thomas comenta que hay un riesgo de que empeoren las condiciones de salud y de higiene para los que sí se han quedado en la Franja de Gaza, donde dice que MSF ha estado atendiendo pacientes hace muchos años:
GAZA. En esta última guerra, Israel cortó el acceso al combustible, la comida y la electricidad de los palestinos en la Franja de Gaza.
Ilustración: OjoPúblico / Eduardo Yaguas
“Hemos llegado a un punto en el que el agua es nuestra principal prioridad. En la actualidad, se calcula que el 60% de los habitantes de Gaza, más de un millón de personas, viven a la intemperie, sin acceso a agua ni atención sanitaria. No hay asistencia sanitaria básica porque las clínicas están cerradas, y las condiciones higiénicas son muy deficientes.
Además de los heridos graves, corremos el riesgo de asistir a una oleada de enfermedades relacionadas con las malas condiciones de vida: enfermedades como la diarrea, las infecciones respiratorias y cutáneas y la deshidratación pueden desarrollarse rápidamente y poner en grave peligro a los más vulnerables, entre ellos mujeres y niños. La mitad de la población de Gaza tiene menos de 18 años. Sin embargo, no queda ningún sistema sanitario para atenderlos”.
“En mi opinión, es vital que los hospitales vuelvan a funcionar”, añadió Guillemette Thomas. “Para ello, hay que garantizar un alto el fuego regular que permita la llegada masiva de medicamentos y combustible. Si nos quedamos sin medicamentos para anestesias, los cirujanos se verán obligados a interrumpir las operaciones”.