EN MASA. Trabajos publicados por la UCV utilizan moldes de investigación que se replican de manera constante para elaborar tesis de posgrado y entregar títulos en serie.

Fábrica de tesis: más de 1.700 trabajos de posgrado en Educación de la UCV repiten los mismos patrones

Fábrica de tesis: más de 1.700 trabajos de posgrado en Educación de la UCV repiten los mismos patrones

EN MASA. Trabajos publicados por la UCV utilizan moldes de investigación que se replican de manera constante para elaborar tesis de posgrado y entregar títulos en serie.

Ilustración: OjoPúblico / Claudia Calderón

Una investigación de OjoPúblico halló que el 11,7% de 15.077 tesis de los nueve programas de posgrado de Educación de la Universidad César Vallejo se armaron a partir de matrices de investigación en las que 16 temas se repiten de forma sistemática y solo cambia el objeto de estudio. Además, el 42,7% de los trabajos de investigación de posgrado en Educación combinó un tema preestablecido con uno nuevo. Y el 45,6% restante no usó uno de los temas más comunes, pero aún así hay entre dos y cuatro tesis con la misma estructura.

29 Mayo, 2022

La producción en masa de tesis en la Universidad César Vallejo (UCV) no garantiza que los trabajos de investigación sean originales e inéditos, tal como exige el Reglamento del Registro Nacional de Trabajos de Investigación para optar grados académicos y títulos profesionales (Renati). Un análisis realizado por OjoPúblico reveló que, de 15.077 tesis de nueve programas de posgrado de Educación de esta institución, el 11,7% (más de 1.700 tesis) se armaron a partir de 16 temas que se repiten de forma sistemática.

En paralelo, el 42,7% (6.437) combinó un tema predeterminado y otro nuevo y el 45,6% (6.870) restante no usó ningún tema de la lista preestablecida, pero emplean, en menor cantidad, otros temas de investigación en los que también cambian únicamente el objeto de estudio. En dichos casos, hay entre dos y cuatro tesis con el mismo patrón, pero —por la baja repetición del molde— quedaron subrepresentadas.

Este medio accedió al repositorio de la UCV, que cuenta con más de 86.000 tesis de pregrado y posgrado. Para la presente investigación, se desagregó la base de datos, seleccionando solo los trabajos de investigación de posgrado que corresponden a programas de Educación. Se optó por los trabajos del más alto grado educativo, pues implican mayor exigencia investigativa y un aporte nuevo al conocimiento. Además, se seleccionó la carrera docente, ya que posee la mayor producción de trabajos de investigación de posgrado. Asimismo, las bonificaciones económicas en este rubro están asociadas a una mayor formación académica. De esta manera, se trabajó con una muestra de 15.077 tesis.

A partir de ese análisis, se halló que más de 1.700 profesionales obtuvieron sus grados de maestría y doctorado vinculados a Educación con trabajos en los que mantuvieron los mismos criterios de análisis de tesis anteriores y solo cambiaron, por ejemplo, las locaciones. Hay trabajos académicos en los que se utilizaron las mismas temáticas —como “acompañamiento pedagógico” y “desempeño docente”— y solo cambiaron el objeto de estudio —en ese caso, “Instituciones Educativas del Nivel Primaria distrito de Barranca, 2014” por “los colegios del distrito de Canta, Lima, 2020”—.

Estas matrices utilizadas como base y replicadas en varias investigaciones se contraponen a los estándares mínimos establecidos por el Ministerio de Educación. Aunque cada universidad determina las exigencias académicas para realizar los trabajos de investigación, la Ley Universitaria indica que las tesis de maestría deben “aspirar a un nivel mayor que el trabajo de investigación para optar el grado de bachiller” y las de doctorado deberían contar con “la máxima rigurosidad académica y [ser] de carácter original”.

Marcel Velázquez, profesor principal en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM), explicó que las tesis deben contar con tres características principales: integridad académica, originalidad y relevancia. “La primera implica que la tesis se realiza con honestidad, es decir, no se cometen plagios ni fraude, la segunda consiste en que se requiere la construcción de un argumento, una hipótesis y un análisis propio del autor de la tesis, y la tercera tiene que ver con la necesidad de una contribución al campo disciplinario”, señaló.

Composición: Claudia Calderón

 

Sin embargo, la repetición de temas en las investigaciones no asegura que haya un aporte de conocimiento nuevo y, por el contrario, genera una publicación de tesis en masa con cambios mínimos. “Las universidades de mayor calidad establecen una serie de procedimientos de validación académica y, así, se evita que se puedan producir tesis como pan caliente”, dijo Velázquez a OjoPúblico.

El historial de malas prácticas educativas de la UCV ha puesto a esta institución en el centro de los cuestionamientos sobre su capacidad de producir investigación de calidad. Los altos volúmenes de producción de tesis y la capacidad de sus asesores de supervisar más de 1.700 trabajos y 15 temas distintos entre 2010 y 2022 no necesariamente reflejan un mayor desempeño educativo que otros centros de educación superior.

Desde el 2016 —cuando se publicó el Reglamento de Renati que establece los lineamientos para publicar las tesis en el repositorio nacional—, la UCV ha sido la institución con mayor cantidad de tesis registradas en la plataforma, con 84.696 trabajos de investigación. Esta cifra es casi cinco veces mayor que las tesis registradas por dos de las principales instituciones de educación superior en el Perú en los últimos seis años: la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP), con 18.594, y la UNMSM, con 17.491.

No obstante, a pesar de esa amplia diferencia, estas dos últimas casas de estudios ocupan el segundo y tercer puesto del ranking histórico de instituciones universitarias de la Sunedu, el cual evalúa la producción científica, el impacto científico, la excelencia internacional y el número de patentes vigentes de los centros de educación superior desde 1980 a 2020. Mientras que la UCV, que cuenta con más producción de tesis que las anteriores, se ubica en el puesto 42 de ese ranking.

La institución también enfrenta otros cuestionamientos respecto a su calidad educativa. Por ejemplo, la alta producción de tesis de la UCV no es congruente con la cantidad de publicaciones científicas que tiene: en 2021 registraron 17.455 tesis en Renati y solo publicaron 286 artículos en Scopus. Además, siete de sus docentes se encuentran en el top 10 de asesores con más tesis asesoradas. Todos ellos acompañaron la elaboración de más de 300 trabajos de investigación en los últimos 10 años. Cifra que resulta exorbitante, si se tiene en cuenta que asesorar una tesis de pregrado toma, en promedio, un año y una de posgrado, aproximadamente, dos años.

 

Producción en serie

OjoPúblico accedió a una base de datos con más de 86.000 tesis de pregrado y posgrado elaboradas por estudiantes de la UCV que están publicadas en el repositorio web oficial de la universidad. Al analizar la producción de los últimos 10 años, se encontró que existe un incremento importante en la cantidad de tesis desarrolladas anualmente por esta institución. El pico histórico se registró en 2021, con un total de 18.528 tesis publicadas.

Este medio analizó, además, una muestra aleatoria en la que se comparó los nombres de las tesis y construyó un algoritmo que asigna un puntaje de acuerdo a la similitud entre las variables. Luego, se filtró la base de datos a partir de dos criterios: profesiones de nivel de posgrado y vinculadas a educación, resultando en una muestra de 15.077 tesis.

 

La investigación priorizó las tesis de posgrado, pues requieren de un control y seguimiento más exhaustivo, de acuerdo a los principios establecidos por la Sunedu y especialistas consultados. “En una tesis de maestría debería haber una contribución al conocimiento, o sea, debería haber un aporte a la disciplina. Y con mayor razón en una tesis doctoral. Va en una escala. No puede ser igual una tesis de licenciatura a una tesis de maestría o una tesis doctoral”, explicó Marcel Velázquez a este medio.

Pero los hallazgos muestran que este no es el caso de las tesis producidas por estudiantes de la UCV. Por ejemplo, en 2014 se publicó un trabajo para obtener la Maestría en Docencia Universitaria titulada Habilidades sociales y calidad de vida en estudiantes de la especialidad de matemática. Universidad Nacional de Educación Enrique Guzmán y Valle – 2013. Dos años más tarde, el mismo autor presentó una investigación similar para obtener el grado de Doctor en Educación: Habilidades sociales y calidad de vida en la indagación científica de estudiantes - UGEL Ventanilla, 2015.

El análisis de OjoPúblico se centró en los trabajos académicos elaborados dentro de la disciplina de Educación, pues agrupa nueve carreras de posgrado, con un total de aproximadamente 15.000 tesis. Asimismo, en el rubro de educación, el ascenso laboral y las bonificaciones económicas dependen de la obtención de grados académicos de maestría y doctorado, según la Ley de Reforma Magisterial N° 29944.

La lista de tesis analizadas pertenecen a nueve programas: la Maestría y Doctorado en Administración de la Educación, Maestría y Doctorado en Educación, Maestría en Docencia Universitaria, Maestría en Educación con mención en Docencia y Gestión Educativa, Maestría en Psicología Educativa, Maestría en Evaluación y Acreditación de la Calidad Educativa y Maestría en Didáctica en Idiomas Extranjeros.

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Ilustración: OjoPúblico / Alisson Torres

 

La muestra de 15.077 tesis de posgrado se comparó con una lista preestablecida de 16 temáticas —que, de acuerdo al análisis, son tópicos recurrentes en la redacción del nombre de una tesis— para detectar los trabajos de investigación que tienen más probabilidades de ser realizadas con un estándar muy deficiente. El análisis realizado por OjoPúblico reveló que los trabajos publicados por la UCV utilizan moldes de investigación que se replican de manera constante para elaborar tesis de posgrado y entregar títulos en serie.

De la muestra de 15.077 trabajos de investigación, se halló que el 11,7% (más de 1.700 tesis) utilizó un patrón para la redacción del nombre de los mismos. Es decir, los títulos de las tesis se basan en la siguiente estructura: "Inserte temática uno", "inserte temática dos" e "inserte objeto de estudio". De acuerdo con este molde, los tópicos utilizados se repiten de forma sistemática modificando únicamente el objeto de estudio.

Por ejemplo, entre 2016 y 2021 se elaboraron 57 tesis en ocho sedes de la UCV, que utilizaron los conceptos de “acompañamiento pedagógico” y “desempeño docente”, variando únicamente el objeto de estudio (instituciones educativas).

Composición: Claudia Calderón

REPETICIÓN. Ejemplo de cinco títulos de tesis con las mismas variables de análisis en las que solo cambia el objeto de investigación.
Composición: OjoPúblico / Claudia Calderón

 

Luego de una revisión detallada de esas 57 tesis, OjoPúblico pudo comprobar que 41 de estas tienen el mismo objetivo de investigación que consiste en determinar la relación entre las dos variables de análisis “acompañamiento pedagógico” y “desempeño docente”. Las 16 restantes no se incluyen, pues presentan modificaciones en una de las variables. Tal es el caso de “acompañamiento pedagógico directivo”, “acompañamiento pedagógico a través de rúbricas de observación de aula” y “grupos de interaprendizaje en el desempeño docente”.

Composición: Claudia Calderón

PATRONES. Muestra de cinco trabajos de investigación que persiguen el mismo objetivo principal. 
Composición: OjoPúblico / Claudia Calderón

 

Además, se halló que de esas 41, 31 presentaban la misma conclusión principal redactada de manera similar y en la que variaba, principalmente, el orden de las palabras. El resultado repetido de manera sistemática sostiene que “el acompañamiento pedagógico y el desempeño docente se relacionan de manera directa y significativa”. En las 10 restantes, por último, no se pudo comprobar similitudes, pues las tesis no se subieron de manera completa al repositorio.

Composición: Claudia Calderón

Composición: Claudia Calderón

POCO APORTE. Prueba de la similitud en la conclusión principal en cinco de las 31 tesis detectadas.
Composición: OjoPúblico / Claudia Calderón

 

El análisis de las 15.077 tesis de posgrado determinó, además, que el 42,7% (6.437 tesis) usó la combinación de un tema preestablecido y otro nuevo. El 45,6% (6.870) restante no usó ningún tema de la lista preestablecida. Sin embargo, luego de hacer una revisión aleatoria a este grupo, se pudo confirmar que se usan, en menor cantidad, otros temas de investigación que también cambian el objeto de estudio. Es decir, existen entre dos y cuatro tesis con la misma estructura por cada combinación de temas que quedan subrepresentadas en el análisis global. Por lo que, el número de trabajos de investigación que repiten patrones es incluso superior a los 1.700, aunque con moldes reproducidos a menor escala.

Un ejemplo de ello es la tesis titulada Desarrollo psicomotor y aprendizaje del área de matemática en los niños de 5 años del módulo 08 Comas, 2016 y otra similar, denominada Desarrollo psicomotor y aprendizaje del área de matemática en estudiantes de cuatro años en la I.E.I. 206 Huaycán – Ate 2019. La primera fue para obtener el grado de Magíster en Educación con mención en Docencia y Gestión Educativa presentada en la sede de Lima Norte; y la segunda para la Maestría en Psicología Educativa en la sede de Ate, en Lima. Los temas usados para dichos textos académicos no se vuelven a repetir en otros trabajos de investigación, pero evidencian la existencia de un modelo que se replicó al menos una vez.

 

Asesores a toda máquina

El análisis de OjoPúblico reveló, además, que los profesionales que asesoraron las tesis que repiten patrones cuentan con un alto número de trabajos asesorados y cubren una amplia variedad de temas, que no siempre corresponden a su formación. En las 15.077 tesis de maestría y doctorado de Educación analizadas por este medio, los asesores más recurrentes fueron Santiago Aquiles Gallarday Morales (224), Liliana Espinoza Salazar (204), Luis Núñez Lira (192), Hidelgardo Tamariz Nunjar (181) y Estrella Esquiagola Aranda (166), entre 2010 y 2022.

Gallarday Morales y Núñez Lira también destacan por ser los asesores con más tesis en todo el repositorio nacional, con 463 y 446 trabajos de investigación supervisados desde 2012, respectivamente. Ellos junto a cinco docentes más se encuentran dentro del top 10 de asesores de Renati con 2.723 trabajos supervisados en la última década. Sus colegas aquí identificados, por su parte, se encuentran en posiciones inferiores: Espinoza Salazar en el puesto 45, con 207 tesis en total en el repositorio; Esquiagola Aranda en el puesto 46, con 206 trabajos totales, y Tamariz Nunjar, en el puesto 74, con 181 tesis totales en el repositorio nacional.

 

Estas cifras llaman la atención, puesto que la labor del asesor implica leer todo el documento, sugerir cambios, proporcionar recomendaciones de material a incorporar, y repetir este proceso durante el tiempo que dure la elaboración de la investigación.

Gisella Orjeda, expresidenta del Consejo Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación tecnológica (Concytec) y docente de la UNMSM, explicó a OjoPúblico que supervisar una tesis de pregrado requiere, en promedio, de un acompañamiento de, al menos, un año. En el caso de las de posgrados —como las tesis analizadas en este informe— el plazo es de alrededor de dos años, especialmente, para las de doctorado.

“Ahora, estoy asesorando proyectos de investigación de cuatro tesistas de pregrado y uno de maestría. Estoy hasta acá, ya no tengo tiempo, porque ellos avanzan y tengo que revisar lo que escriben”, indicó. Por su parte, Marcel Velázquez destacó que, en sus casi 18 años de docencia, ha asesorado 22 tesis. “Es imposible hacer más, porque puede tomarte más de un año asesorar una tesis”, subrayó.

La pregunta es si el docente va a poder ser experto en 40 temas distintos y darse el tiempo suficiente para revisar cada uno de los trabajos”, dijo Percy Mayta-Tristán.

Por eso, el tiempo con el que deberían contar estos asesores también ha sido cuestionado. En una conferencia de prensa de representantes de la UCV, indicaron que trabajan con un modelo de investigación formativa en el que el estudiante sale con el trabajo de investigación listo porque, en sus cursos de investigación, un docente los acompaña.

Sin embargo, Percy Mayta-Tristán, investigador y director de Investigación de la Universidad Científica del Sur (Ucsur), estimó que —siguiendo ese modelo y suponiendo que hayan 40 alumnos en un curso que dicta ocho horas a la semana— el profesor trabajaría con cinco estudiantes por hora, es decir, 12 minutos para asesorar a cada uno.“La pregunta es si el docente va a poder ser experto en 40 temas distintos y darse el tiempo suficiente para revisar cada uno de los trabajos. Eso no se ve humanamente posible”, enfatizó.

A este reducido tiempo de asesoría se suma el hecho de que estos profesionales acompañan investigaciones en las cuales no cuentan con la formación necesaria. Ese es el caso de Santiago Gallarday, quien se ha formado en Educación y ha brindado asesorías, además de en esa área, a programas de Gestión Pública e, incluso, Derecho.

Composición: Claudia Calderón

ASESOR: Santiago Gallarday ha brindado asesorías en áreas donde no cuenta con la formación necesaria.
Composición: OjoPúblico / Claudia Calderón

 

“Tiene que haber una coherencia entre la temática y la especialidad del profesor y las tesis que asesora, o sea, yo [con formación en Genética] no puedo asesorar una tesis de Matemáticas ni una de Economía. Yo tengo que asesorar una tesis en las cosas que hago”, precisó Gisella Orjeda.

OjoPúblico contactó a los asesores Hidelgardo Tamariz Nunjar, Liliana Espinoza Salazar, Santiago Gallarday Morales, Luis Núñez Lira y Estrella Esquiagola Aranda para consultarles sobre su labor de asesoría y los patrones que se repiten de manera sistemática en las tesis mencionadas. Sin embargo, hasta el cierre de este reportaje, no contestaron.

Los resultados sobre la experiencia de los asesores a nivel nacional tampoco son alentadores. De acuerdo al Modelo de Renovación de Licencia Institucional de Sunedu, solo el 15,6% de docentes que acompañan tesis doctorales cuentan con experiencia en investigación acreditada, pues estos tienen publicaciones científicas en los repositorios Web of Science y Scopus.

“Ello lleva a la reflexión de las capacidades para asesorar de una forma personalizada. A partir de lo señalado, se identifica la necesidad de que las universidades determinen si disponen del personal necesario y suficiente para cubrir con la demanda que un programa de doctorado exige, principalmente en términos de asesores”, se concluye en el documento de la Sunedu.

 

Bajos estándares

La producción científica (medida por la cantidad de artículos publicados) no es un dato menos importante, puesto que constituye uno de los criterios para calificar a las universidad y elaborar los rankings a nivel nacional e internacional. “A las universidades en los diferentes tipos de ránking no nos miden por cantidad de tesis en el repositorio, nos miden por producción científica, y esta se mide con artículos publicados en revistas científicas indizadas a dos bases de datos: Scopus y Web of Science”, contó Percy Mayta-Tristán.

El investigador realizó una comparación entre los artículos publicados por la UCV y las tesis subidas al repositorio de Renati. “Este ratio es una forma de ver qué tanto se corresponde el volumen de tesis con el volumen de producción científica original”, explicó. Los resultados de este análisis arrojaron que la alta producción de tesis de la UCV no está reflejada en un alto volumen de artículos científicos.

Tan solo en 2021, dicha institución publicó 17.455 tesis en Renati y solo alcanzó 286 publicaciones en Scopus. Esto da un ratio de 0,02. La cifra es notablemente inferior, por ejemplo, al ratio de la UNMSM: 0,76. Esta casa de estudios registró 1.196 tesis en Renati y publicó 907 artículos científicos en la plataforma, de acuerdo a la comparación realizada por Percy Mayta-Tristán.

De igual modo, si se mira una proyección de los últimos ocho años, se evidencia que el ratio de publicaciones Renati/Scopus en la UCV es de 0,07 y el de la UNMSM de 2,82 entre 2013 y 2021. Estos hallazgos evidencian que no existe una correlación entre el número de tesis que la UCV aprueba y sube al repositorio nacional, y los artículos que la propia casa de estudio publica en la base de datos científica.

 

El Reglamento del Renati indica que tanto las tesis de licenciatura como las de maestría y doctorado pueden adquirir la forma de artículo científico. En el primer caso, puede ser publicable en una revista de prestigio; en el segundo, en una revista indexada de la disciplina y, en el tercero, puede publicarse a modo de tres artículos en revistas indexadas en WOS, Scopus o Scielo.

Los especialistas consultados por OjoPúblico coinciden en que la ruta natural de un trabajo de investigación, sobre todo, para los programas de doctorado implica publicar en revistas indizadas. “En muchos doctorados en el extranjero, la tesis es la suma de tres o cinco artículos publicados”, resaltó Mayta-Tristán.

Por eso, Marcel Velázquez enfatizó en que dado el volumen de trabajos de investigación de la UCV se esperaría una gran cantidad de artículos publicados. “Con ese número de tesis, esta universidad debería ser la locomotora de la investigación y de la creación de nuevo conocimiento del Perú. Y, evidentemente, no solo no ocurre eso, sino que está a la cola de todo ello. Entonces, ahí hay algo que está funcionando muy mal. Podría ser una farsa masiva, más interesada en el cartón que en el conocimiento”, afirmó. Para Gisella Orjeda, el hecho de que existan más tesis que artículos científicos puede indicar que “no sirven de nada esas tesis”.

 

Responsabilidades compartidas

Los patrones en las tesis identificados en este informe, los bajos niveles de publicación en revistas científicas y las acusaciones de presunto plagio (en el caso del presidente Pedro Castillo y la primera de Lilia Paredes, y también en el de la congresista Tania Ramirez) apuntan a la existencia de un sistema que no asegura una producción investigativa de alta calidad. En estos casos, la responsabilidad no solo recae en el investigador —que es un estudiante de pregrado o posgrado—, sino también en todos los actores que participan en el proceso de otorgamiento de un título —desde el asesor y el jurado, hasta la institución que finalmente decide publicar el documento en su repositorio y en el Renati—.

La elaboración y aprobación de una tesis debe pasar por una serie de filtros que aseguren su calidad y su contribución al conocimiento. El Reglamento del Renati establece que cada universidad determina los pasos para elaborar una tesis. Por ello, el proceso puede variar ligeramente entre las instituciones.

“Universidades, instituciones y escuelas de educación superior, en general, son responsables de implementar, en sus procedimientos y normativa interna, las medidas conducentes a proteger los derechos de autor y la propiedad intelectual, pudiendo hacer uso de los soportes tecnológicos que correspondan, a efectos de evitar el plagio de los trabajos de investigación”, se describe en el reglamento.

En la Ucsur —explicó Mayta-Tristán — primero, se presenta un protocolo de investigación que debe ser aprobado por el asesor, la Dirección de Investigación (quienes lo pasan por Turnitin, un software que detecta contenido no original y previene de posible plagio en Internet, e interpretan el resultado), la Dirección de la carrera (que lo aprueba metodológicamente) y el Comité de Ética (que revisa las implicaciones éticas). Luego de la aprobación de ese protocolo, se inicia el desarrollo de la tesis (con el acompañamiento del asesor) y, al tenerla lista, se presenta. Esta es revisada por el programa académico y por los jurados. Después de que obtiene el visto bueno, recién se da paso a la sustentación y, finalmente, va al repositorio.

[El hecho de que existan más tesis que artículos científicos puede indicar que] no sirven de nada esas tesis”, afirmó Gisella Orjeda.

“Para sustentar también firma el asesor porque el asesor es corresponsable con el estudiante de la integridad y la calidad del documento. [Ser asesor] es bastante complicado porque tienes que dedicarle tiempo. Si se falsifica información y se firma, también se está afectando mi récord de integridad y honestidad”, explicó Mayta-Tristán.

En el caso de la UNMSM, detalló Orjeda, el proceso es similar. Primero, el asesor revisa la idea de investigación. Luego, el alumno investigador escribe el proyecto de tesis que consiste en antecedentes o marco teórico, su propuesta de hipótesis y qué metodologías va a utilizar. Después de eso, el asesor revisa el documento y se envía a la escuela, en el caso de pregrado, o a la unidad, en los casos de posgrado. Allí, evalúan si el proyecto es viable o no. Y, si lo es, se empieza con la tesis en sí. Al terminar con la investigación, el estudiante envía el documento nuevamente para su evaluación, y el director de la carrera asigna a tres profesores que serán el jurado de tesis que tienen que leerla, corregirla y dar su opinión. “Tienes que invertir tu tiempo como jurado de tesis porque estás evaluando su capacidad de pensar”, precisó Orjeda.

Por ello, Marcel Velázquez, asesor de tesis en UNMSM y PUCP, enfatizó en que la universidad debe garantizar estándares mínimos y contar con un procedimiento en el que se valide los instrumentos y participe un jurado. La sola dependencia de un programa como Turnitin —que detecta las similitudes entre textos disponibles en Internet— no garantiza una correcta evaluación del trabajo de investigación. “El problema es que, como la gente se enfoca solo en eso [Turnitin], se están creando formas de eludir el software”, indicó Velázquez.

Paráfrasis, cambiar letras por números, tomar capturas y ponerlo a modo de imagen (porque el programa no lee imágenes) y traducir información de otros idiomas al español, son algunas de las formas descritas por los especialistas para burlar al software. Por esa razón, Percy Mayta-Tristán subrayó que la evaluación de una tesis requiere de expertos que se dediquen de manera exclusiva a ello. “Son personas especializadas que tienen que hacer eso, por tanto son horas hombres y son puestos laborales”, resaltó.

OjoPúblico solicitó información a la UCV sobre los procedimientos que utilizan para aprobar las tesis de pregrado y posgrado. Además, solicitó sus comentarios respecto a la información aquí presentada. Sin embargo, hasta el cierre de este informe, no se obtuvo respuesta.

Los especialistas consultados por este medio coinciden en que a una mayor cantidad de filtros existen menos probabilidades de que se cometan casos de plagio o fraude. “En las universidades más calificadas en Perú, varias personas que acaban los estudios de maestría, no acaban la tesis, justamente porque les es muy difícil afrontar ese reto académico. Igual con el caso doctoral. Lo que ocurre en la Vallejo es al revés: prácticamente todos sus alumnos salen con el grado, porque hacen tesis muy elementales. Ni siquiera califican de investigación básica, porque muchas de ellas son análisis de casos con aplicación de encuestas. Algo que, en una universidad seria, sería un trabajo monográfico de pregrado”, sostuvo Marcel Velázquez.

 

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