Compañías de Tambopata, Cusco y Lima recibieron transferencias de dinero desde Ginebra hasta el 2013, a cambio de enviar toneladas de mineral. Hoy son investigadas por blanqueo de activos, defraudación tributaria y extracción aurífera ilegal en los principales campamentos mineros de la Amazonía. El Ministerio Público del Perú pidió asistencia judicial internacional al gobierno de Suiza para continuar con las investigaciones iniciadas por Aduanas de la Sunat y la Procuraduría de Lavado de Dinero.
Se llama Javier Gutiérrez, es mototaxista y nació en el Alto Huallaga hace 39 años. Gordo, de ojos achinados y sonrisa fácil, cuenta la historia de su vida en los 40 minutos que dura el trayecto en moto desde el río Malinowski, cerca de la Reserva Nacional Tambopata, hasta el kilómetro 108 de la carretera Interoceánica, que llega a Brasil y Bolivia. Salió joven de Tingo María, casi tomada por Sendero Luminoso y el narcotráfico, y acabó en la selva de las antípodas: Madre de Dios. Era otra época. La fauna exuberante, la vegetación agreste y la trocha en tiempos de lluvia prometían más de una anécdota. Hoy es distinto, mientras acelera su ruidosa Bajaj como si compitiera en la última edición del Dakar, el sol calienta los páramos que años antes eran bosque amazónico. Poco le importa el pasajero que lleva sobre la potente moto, Javier prefiere contar como llegó a la Pampa, el corazón de la minería ilegal en la Amazonía. En segundos se convierte en un narrador omnisciente.
Poseído por su monólogo, Javier parece manejar en piloto automático. Las lagartijas, últimos testigos del desastre ecológico, huyen mientras las llantas remontan laderas de vértigo, cruzan delgadas tablas de madera encima de riachuelos malolientes y se sumergen en pozas de barro con la misma pericia con la que él narra historias. Habla de todo. Cuenta que fue peón, luego motorista en el kilómetro 108 de la Interoceánica y empieza a enumerar todas las rutas para llegar a los megacampamentos en las profundidades de la Pampa; luego teoriza sobre los nexos entre el narcotráfico y la minería ilegal, la abundancia de oro en los ríos antediluvianos de la zona, la evolución del precio del mercurio, y hasta recuerda la programación de los conciertos de cumbia del fin de semana. No para de hablar. Solo duda cuando lo interrogamos sobre el destino del oro.