HOMENAJE. Carta a la tripulación del Vuelo 11 dejado por una aeromoza: “Han sido 20 años desde que nos dejaron. No los olvido y nunca lo haré. Son honrados y recordados diariamente. Nada es lo mismo sin ustedes (...)".

A 20 años del 11S: ese vacío imposible de llenar en la Zona Cero

A 20 años del 11S: ese vacío imposible de llenar en la Zona Cero

HOMENAJE. Carta a la tripulación del Vuelo 11 dejado por una aeromoza: “Han sido 20 años desde que nos dejaron. No los olvido y nunca lo haré. Son honrados y recordados diariamente. Nada es lo mismo sin ustedes (...)".

Foto: Nathalie Sayago / OjoPúblico.

Han transcurrido dos décadas de aquella mañana soleada del 11 de setiembre del 2001, al final del verano, en la que casi 3 mil personas fallecieron en cuatro atentados terroristas en los Estados Unidos. La Zona Cero, epicentro de dos de estos ataques, sigue siendo un vacío imposible de llenar. Allí perdieron la vida 2.753 personas, cuyos nombres figuran en un monumento donde, por esto días, no faltan las cartas y flores en su memoria.

11 Septiembre, 2021

La mañana del 11 de setiembre del 2001 la historia de los neoyorquinos y de los Estados Unidos cambió para siempre. A las 8:46 a.m., el vuelo 11 de American Airlines —que viajaba de Boston a Los Ángeles— se estrelló contra la Torre Norte del World Trade Center en la ciudad de Nueva York. La trágica jornada del 11-S se había iniciado. 

Diecinueve hombres vinculados al grupo extremista islámico Al Qaeda secuestraron cuatro aviones comerciales estadounidenses. Dos de esas aeronaves se estrellaron en las Torres Gemelas, una en la sede del Pentágono, en Washington, y otra en un campo abierto de Pensilvania. Esta cadena de atentados llevó a la ocupación de Afganistán para capturar al cabecilla de Al Qaeda, Osama Bin Laden, quien murió en un operativo militar nueve años después.

El día anterior al 11-S, Gonzalo Zhincay, entonces de 33 años, obtuvo la ciudadanía americana. Estaba ansioso por contarle la buena noticia a su jefe, el propietario de la zapatería Minas, ubicada en el sótano de una de las Torres Gemelas. Había llegado a los Estados Unidos a fines de 1987, cuando tenía 19 años de edad, y tres meses después de dejar para siempre su país, Ecuador, empezó a trabajar en la zapatería del griego Minas Polychronakis. Así pasaron 14 años.

La rutina diaria del joven Gonzalo era sencilla: levantarse a las 6:30 a.m. e ir a trabajar escuchando música en un Walkman, que a sus 54 años de edad aún conserva. “Tenía que llegar a las 7:30 a.m. así que salía sin desayunar. El señor Minas me daba desayuno, había que abrir temprano porque la gente llegaba temprano a las oficinas”. Se encargaba de arreglar los tacones de las mujeres, reparaba alrededor de 100 pares diarios de zapatos. 

Cuando Gonzalo le cuenta a Minas sobre su ciudadanía, le pide, entre bromas, un aumento de sueldo. 

–Tienes que pagarme más porque ya soy americano— le dije y me respondió: “sal a comprar café”, cuenta Gonzalo y esboza una sonrisa, recordando aquella breve conversación con su jefe, minutos previos a que todo se transformara a su alrededor. 

 

Gonzalo Zhincay

AHÍNCO. Gonzalo Zhincay trabaja en su taller de reparación de zapatos en el barrio de Astoria, en Nueva York. Su ritmo de trabajo es el mismo desde que llegó a Estados Unidos.
Foto: Nathalie Sayago

 

Se estaba cambiando la ropa para empezar a trabajar cuando, de pronto, se apagó y se prendió la luz. Eran alrededor de las 8:40 a.m. No escuchó nada extraño, pero cinco minutos después comenzó a ver gente que caminaba apresurada por los pasillos del edificio. Cuando salió a ver lo que estaba ocurriendo, ya todos empezaban a correr. 

 

El miedo en cámara lenta

 

El 26 de febrero de 1993, al mediodía, un camión con 680 kilos de explosivos estalló en los estacionamientos de la Torre Norte. Murieron seis personas. El ruido fue fuerte y remeció la zapatería Minas, donde Gonzalo se encontraba trabajando, pues las Torres Gemelas se conectaban de forma subterránea. Pero aquella mañana del 11-S era distinta. Al inicio parecía una película muda.   

Gonzalo Zhincay

TESORO. Gonzalo muestra su Walkman, uno de los pocos recuerdos que le quedan después del atentado a las Torres Gemelas. Lo usaba en su ruta al trabajo.
Foto: Nathalie Sayago

 

—Ese día el cielo estaba clarito y se podían ver todos los edificios desde abajo. Cuando miré hacia arriba estaba saliendo humo, la gente decía que un avión pequeño se había estrellado en la Torre Norte y regresé al negocio para decírselo a mi patrón. 

El vuelo comercial número 11 de American Airlines impactó a la altura de los pisos 93 y 99 de la Torre Norte. Murieron 92 personas a bordo, incluyendo los secuestradores. 

Poco tiempo después, llegó un policía hasta la zapatería y les dijo a Gonzalo y a su jefe que debían evacuar el lugar. El señor Minas prefirió quedarse. Él volvió a salir y se cruzó con empleados del edificio que llegaban para iniciar su jornada de trabajo. Aún no se enteraban qué estaba ocurriendo. 

 

11S Zona Cero

PASADO. Dos fotos de la Calle Broadway y Cortlandt diez días después del atentado y en la actualidad. En la fotografía impresa se ve un tractor y las labores de limpieza en la zona afectada. 
Foto: Nathalie Sayago

 

— Estaba cruzando la calle y observando la Torre Norte, tratando de entender qué era lo que estaba pasando y, de pronto, vi que venía otro avión. Eran las 9 de la mañana. El avión hizo un giro y se estrelló contra la Torre Sur. Hubo un ruido ensordecedor. El fuego, producto del estallido de la aeronave, traspasó el otro lado de la torre. Yo me quedé varios minutos sin poder moverme igual que el resto de la gente.

A las 9:03 a.m., el vuelo 175 de United Airlines que viajaba de Boston a Los Ángeles golpeó la Torre Sur del World Trade Center. En la Torre Sur se encontraba la zapatería donde trabajaba Gonzalo. Este segundo avión impactó entre los pisos 77 y 85, matando a las 65 personas a bordo incluidos los cinco secuestradores. Luego, se sucederían escenas que hasta el día de hoy, Gonzalo recuerda vívidamente y en cámara lenta. Los que estuvimos frente a una pantalla de televisión, siguiendo esta noticia, tampoco olvidamos. 

 

11S Zona Cero

COMPOSTURA. Herramientas de trabajo de la tienda de reparación de zapatos de Gonzalo. 
Foto: Nathalie Sayago

 

—Vi personas queriendo escapar del fuego para no morir quemadas, vi cómo se lanzaban al vacío, abrazando sus portafolios o carteras. Caían contra la vereda, pero no había sangre. 

Pasaron varios minutos desde el impacto del segundo avión contra la Torre Sur hasta que Gonzalo pudo reaccionar. Volvió a ingresar al edificio corriendo, mientras el resto de la gente ahora salía. El señor Minas todavía se encontraba dentro de la zapatería sin saber lo que había sucedido. Además, tenía una discapacidad en una de sus piernas, por lo que no podía correr. Cuando Gonzalo llegó, él estaba guardando dinero en la caja fuerte. Intentó salir con él, se agarraron de las manos, pero no pudieron avanzar mucho.

 

11S Zona Cero

HUELLAS. Fotos de la calle Liberty y Broadway días después del atentado y en la actualidad. En la fotografía del 2001 hay personas intentando ver los restos de una de las torres. 
Foto: Nathalie Sayago

 

—Mi hijito, no me dejes— me decía Minas. Yo estaba muy asustado, no sabía lo que se venía. Tuve que soltar su mano y correr porque tenía que sobrevivir.

Al salir otra vez vio a personas bañadas en sangre, gritando. Las mujeres tenían sus tacones en las manos y corrían descalzas. La gente se escondía en las puertas de los edificios para protegerse del humo blanco que empezaba a apoderarse del aire que se respiraba alrededor de las Torres Gemelas. Ese humo eran restos de todo lo que se derrumbaba o moría. A las 9:59 de la mañana, la Torre Sur del World Trade Center se derrumba en 10 segundos. 

—Cuando la Torre Sur se desplomó se vio un humo blanco que venía hacia nosotros. En ese humo venían las cenizas de ventanas, papeles, combustible y restos humanos. No pude llamar a mi casa para avisarle a mi familia que estaba bien porque no tenía celular, yo solo tenía un beeper y había demasiada gente haciendo cola en un teléfono público. Me fui caminando de ese lugar. 

 

11S Zona Cero


AMIGOS. Gonzalo Zhincay junto a las fotografías que guarda como recuerdo de su antiguo jefe, el señor Minas, con quien trabajó en la Torre Sur del World Trade Center Concourse desde 1988 al 2004.
Foto: Nathalie Sayago

 

Por más de cinco horas, Gonzalo caminó desde la zona del atentado en el Bajo Manhattan hasta Queens, donde vivía con su familia. Los puentes estaban repletos de gente desorientada, que no sabía realmente lo qué estaba pasando. Cuando tocó la puerta de su casa, lo recibieron llorando, con los brazos abiertos. Él solo atinó a sacudir la cabeza y cayó todo el polvo blanco que tenía encima. Se sentó frente a la televisión para ver qué había pasado y, mientras miraba las escenas que aún hoy estremecen al mundo, se preguntó: ¿Dónde están las torres? 

—Yo estaba en el lugar donde cayeron las torres, pero no sabía que había pasado, era como si mi mente se hubiera perdido. Recién cuando llegué a la casa empecé a llorar.

 

Estrés postraumático

 

Al día siguiente del ataque, supo de su jefe. “Mi hijito llamaba para saber si estabas bien. Tú no te preocupes por el trabajo que yo te voy a llamar otra vez”, le dijo. Aunque perdió su local de las Torres Gemelas, Minas se recuperó, pues tenía dos tiendas de reparación de calzado y lustrado de zapatos en Wall Street y Exchange Street, cerca de la hoy llamada Zona Cero.

 

11S Zona Cero

PAZ. Vista del monumento en memoria de las víctimas del 11-S. La fuente norte y la sur están construidas en el mismo lugar donde antes se erigían las Torres Gemelas.
Foto: Nathalie Sayago
 

Diez días después de los atentados, Gonzalo regresó al lugar. “Aún salía humo, hice unas fotos cuando todavía estaban buscando sobrevivientes, recuerdo que solo pensé que reconstruir todo les iba a tomar tiempo”. Lo cierto es que la zona nunca volvió a ser la misma. En total, 2.753 personas murieron como resultado de los ataques en el World Trade Center. El 40 % de estas víctimas sigue sin ser identificada. Aquel 11-S, contando los atentados producidos por los otros dos aviones en Washington y Pensilvania, fallecieron 2.977 personas.

Luego del 11-S, Gonzalo no pudo sacar de su cabeza las imágenes que vio ese día, el ruido del impacto del avión en la Torre Sur, ni los gritos de la gente. Tuvo problemas para dormir durante más de un mes. No podía escuchar ruidos porque se alteraba. No perdió a ningún familiar y sus compañeros de trabajo sobrevivieron, pero los recuerdos de todo lo que vio lo persiguen hasta el día de hoy.

 

11S Zona Cero

RESPETO. Vista interna del Oculus, World Trade Center Station o Paloma Blanca. En setiembre se honra a las víctimas del atentado colocando la bandera de Estados Unidos.
Foto: Nathalie Sayago

 

Uno de cada cinco adultos de la Ciudad de Nueva York informaron sufrir de síntomas de estrés postraumático cinco a seis años después del 11 de setiembre, según informó Thomas A. Farley, comisionado del Departamento de Salud y Salud Mental de la Ciudad de Nueva York, 10 años después del atentado.  
 
Tras una década de aquellos sucesos se inauguraron diferentes espacios públicos en el corazón del World Trade Center: el Memorial Park y el museo del Memorial, una torre de oficinas con alta tecnología y construcción sostenible, una nueva estación de transporte y un centro de artes escénicas. Las Torres Gemelas fueron reemplazadas por el Memorial Park, una inmensa fuente en cuyas paredes están inscritos los nombres de las 2.753 víctimas de Nueva York.

 

11S Zona Cero

ATENCIÓN. Una turista visita el Memorial Park y se detiene a leer un homenaje dejado en la placa del 9/11 Memorial.
Foto: Nathalie Sayago


 
— Fui una sola vez a ver lo nuevo que hicieron. Fui antes de la inauguración y desde ese día, ni mi familia ni yo volvimos. Cada 11 de setiembre reaparecen los recuerdos, porque hay latinos que también murieron. Me han dicho que en el museo ponen el bullicio de la gente cuando todo pasó, yo no podría escuchar eso, es mucho para mí. 
 

La vida continúa 

 

Gonzalo trabajó con el señor Minas hasta julio del 2004. Aprendió a hablar griego gracias a él, lo que le ayudó con los residentes de origen griego del barrio en Astoria, donde tiene su propio taller de reparación de calzado. Minas falleció en el 2018, pero al día de hoy es recordado por la prensa local como un emprendedor resiliente. Su hija Menia Polychronakis continúa su legado en el local de Wall Street.

Gonzalo Zhincay

TALLER. Retrato de Gonzalo en su tienda ubicada en Astoria, New York, donde trabaja desde el 2004.
Foto: Nathalie Sayago

 

—He sobrevivido a dos atentados terroristas y a la pandemia. Tuve que cerrar mi negocio desde marzo a mayo del 2020, pero ya no pude estar sin trabajar. En Nueva York uno no se puede dar el lujo de perder el tiempo. El que más descansa, más gasta.

A diferencia del año pasado, cuando el acceso era restringido por la pandemia de la Covid-19, la Zona Cero es visitada constantemente por decenas de turistas, familiares de las víctimas y sobrevivientes para rendir tributo a los fallecidos. Pero Gonzalo no piensa volver. Hay heridas que nunca cierran. 

 

11S Zona Cero

HOMENAJE. Cada 11 de setiembre se realiza el encendido de dos luces que atraviesan los edificios del Bajo Manhattan y pueden ser vistas desde diferentes puntos de la ciudad de Nueva York. 
Foto: Nathalie Sayago

 

A los pocos meses de ocurrido el 11-S, Estados Unidos ocupó Afganistán para derrocar al régimen talibán. A fines del mes de agosto de este año, las tropas estadounidenses salieron de este país después de dos décadas y los talibanes volvieron al poder. 
 

 

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