A finales de enero, un grupo de personas marchó por el Centro de Lima para protestar contra la decisión del Poder Ejecutivo de regresar a una cuarentena más estricta que la dispuesta, durante el año pasado, debido al aumento de decesos a raíz de la segunda ola de la Covid-19. La manifestación, realizada entre el 30 y 31 de aquel mes, recorrió las calles de la capital lanzando arengas contra el recién estrenado gobierno de Francisco Sagasti, que había asumido el cargo el 17 de noviembre del 2020. La concentración recorrió de manera pacífica diferentes puntos del centro de Lima, pero rápidamente adquirió una violencia inusitada cuando alcanzó las sedes de los canales América Televisión, Panamericana Televisión y Latina, ubicados en Miraflores y Jesús María.
En estos lugares, además de protestar contra los medios y amedrentar e insultar a los periodistas que cubrían la manifestación, hicieron pintas en los exteriores de dichos canales usando frases como: “prensa prostituta”, “prensa corrupta” o “prensa basura”, invocando una supuesta relación de apoyo de dichos medios a los gobiernos que desde el año pasado dirigen las acciones sanitarias contra la pandemia. En otro momento de aquella jornada de violencia, un grupo de personas no identificadas acabó destruyendo el memorial levantado en la avenida Abancay en memoria de los jóvenes Inti Sotelo y Brian Pintado, fallecidos durante las movilizaciones de noviembre del 2020 contra el breve régimen de Manuel Merino de Acción Popular.
Aquel homenaje público en la avenida Abancay –elaborado con carteles de solidaridad, fotos de los fallecidos y arreglos florales– había sido vandalizado en noviembre del año pasado, luego de los hechos de violencia policial ocurridos en los alrededores de aquella calle, y en enero de este año, en ataques similiares a los realizados en los últimos años contra el monumento El Ojo que Llora, en el Campo de Marte de Jesús María, en memoria de las víctimas del terrorismo. En aquella ocasión, el destrozo del sitio para recordar a Inti y a Brian, y los episodios de violencia en la marcha contra la cuarentena, ocuparon poco espacio en el flujo de noticias del día. Quien no pasó desapercibido, sin embargo, fue uno de los promotores más notorios de la agresiva concentración.